Y sucedió que al día siguiente por la tarde vimos ante nosotros,
hacia el Norte, a poca distancia, una especie de espesas nubes que nos hicieron
concebir la esperanza de encontrar tierra; sabíamos que aquella parte
del mar del Sur era totalmente desconocida, y que podría haber en ella
islas o continentes que todavía no se hubieran descubierto. Por
consiguiente, viramos hacia el lugar donde veíamos señales de
tierra, y navegamos en aquella dirección durante toda la noche; al
amanecer del día siguiente pudimos comprobar con claridad que era
tierra, en efecto, llana y cubierta de bosque; y esto la hacía aparecer
más obscura. Después de hora y media de navegación
penetramos en un buen fondeadero, que era el puerto de una bella ciudad; no era
grande, ciertamente, pero estaba bien edificada y ofrecía una agradable
perspectiva desde el mar. Y figurándose los largos los minutos hasta
que estuviéramos en tierra firme, llegamos junto a la costa. Pero
inmediatamente vimos a muchas personas, con una especie de duelas en las manos,
que parecían prohibirnos desembarcar; no obstante, sin exclamaciones ni
signos de fiereza, sino sólo como avisándonos mediante signos de
que nos alejáramos. Entonces, bastante desconcertados, nos consultamos
unos a otros acerca de lo que deberíamos hacer.
Durante este tiempo nos enviaron un pequeño bote con unas ocho personas
a bordo, de las cuales una llevaba en la mano un bastón de caña,
amarillo, pintado de azul en ambos extremos; subió el hombre a nuestro
barco sin la menor muestra de desconfianza, Y cuando vio que uno de nosotros se
hallaba ligeramente destacado de los demás, sacó un
pequeño rollo de pergamino (un poco más amarillo que el nuestro,
y brillante como las hojas de las tablillas de escribir, pero suave y
flexible), y se lo entregó a nuestro capitán. En este rollo
estaban escritas en hebreo y griego antiguos, en buen latín
escolástico y en español las siguientes frases: "No desembarque
ninguno de ustedes y procuren marcharse de esta costa dentro de un plazo de
dieciséis días, excepto si se les concede más tiempo.
Mientras tanto, si desean agua fresca, provisiones o asistencia para sus
enfermos, o bien alguna reparación en su barco, anoten sus deseos y
tendrán lo que es humano darles." El texto se hallaba firmado con un
sello que representaba las alas de un querubín, no extendidas sino
colgando y junto a ellas una cruz. Después de entregarlo, el
funcionario se marchó dejando sólo a un criado con nosotros para
hacerse cargo de nuestra respuesta.
Consultando esto entre nosotros nos encontrábamos muy perplejos. La
negativa a desembarcar, y el rápido aviso de que nos alejáramos,
nos molestó mucho; por otra parte, el saber que aquellas personas
dominaban algunos idiomas, y poseían tanta humanidad, nos confortaba no
poco. Y, sobre todo, el signo de la cruz en aquel documento nos causaba una
gran alegría, como si constituyera un presagio cierto de buena fortuna.
Dimos nuestra respuesta en espaííol: "Que nuestro barco estaba
bien, ya que nos habíamos encontrado mucho más con vientos suaves
y contrarios que con tempestad alguna. Que respecto a nuestros enfermos,
había muchos, y en muy mal estado; de modo que si no se les
permitía desembarcar, sus vidas corrían peligro." Expresamos en
particular nuestras otras necesidades añadiendo. "que teníamos
un pequeño cargamento de mercancías, de modo que si
querían comerciar con nosotros podríamos así remediar
nuestras necesidades sin constituir una carga para ellos." Ofrecimos como
recompensa algunos doblones al criado y una pieza de terciopelo carmesí
para que se la llevara al funcionario; pero el criado no las aceptó;
apenas las miró; así, pues, nos dejó, regresando en otro
pequeño bote que había acudido por él.
Unas tres horas después de haber enviado nuestra contestación
vino hacia nosotros una persona que, al parecer, poseía autoridad.
Vestía una toga de amplias mangas, hecha de una especie de piel de
cabra, de un magnífico color azul celeste y mucho más llamativa
que las nuestras; la ropa qué llevaba deba o era verde, lo mismo que el
sombrero; tenía éste la forma de un turbante, estaba muy bien
hecho, y no era tan grande como los turbantes turcos; los rizos de su pelo
sobresalían por los bordes. Era un hombre de aspecto venerable.
Venía en un bote, dorado en algunas partes, acompañado
sólo de cuatro personas; lo seguía otro bote con unas veinte.
Cuando estuvo a un tiro de flecha de nuestro barco, nos hicieron indicaciones
de que enviáramos a algunos de los nuestros a su encuentro en el agua,
cosa que hicimos mandando al segundo de abordo y acoinpañándolo
cuatro de nosotros.
Cuando estuvimos a seis yardas de su bote, nos ordenaron detenernos, y
así lo hicimos. Y entonces el hombre a quien he descrito antes se
levantó y en alta voz preguntó en español: "¿Son
ustedes cristianos?". Respondimos afirmativamente, sin miedo a que pudiera
sernos perjudicial, a causa de la cruz que habíamos visto en el
manuscrito. Al oir esta respuesta, la mencionada persona levantó su
mano derecha hacia el cielo, la bajó suavemente hasta su boca (que es la
señal que ellos hacen cuando dan cracias a Dios), y después dijo:
"Si todos ustedes juran, por los méritos del Salvador, que no son
piratas ni han derramado sangre, legal o ilegalmente, en los cuarenta
últimos días, tendrán permiso para desembarcar".
Contestamos que estábamos dispuestos a prestar juramento. Entonces uno
de sus acompañantes que, según parecía, era notario
legalizó el hecho mediante acta. Realizado esto, otro de los
acompañantes del personaje, que se encontraba con él en el mismo
bote, y después de escuchar las palabras que su señor le
murmuró, dijo en voz alta: "Mi señor quiere hacerles saber que no
se debe a orgullo o dignidad el hecho de que no haya súbido al barco;
sino porque en su respuesta ustedes declararon que tenían muchos
enfermos, por cuyo motivo el Director de Sanidad de la ciudad le
advirtió que mantuviera cierta distancia". Le hicimos una reverencia,
respondiendo que nos consideráramos sus humildes servidores, y que
estimáramos como un gran honor y una singular muestra de humanitarismo
lo que ya había hecho por nosotros; no obstante, esperábamos que
no fuera infecciosa la enfermedad que padecían nuestros hombres. Se
volvió él y poco después subió a bordo de nuestro
barco el notario, llevando en la mano un fruto del país, parecido a una
naranja, pero de un color entre morado y escarlata, y que desprendía un
perfume excelente. Lo empleaba, según parecía, para preservarse
de una posible infección. Nos tomó juramento "en nombre y por
los méritos de Jesús", diciéndonos a continuación
que hacia las seis de la mañana del día siguiente se nos
llevaría a la Casa de los Extranjeros (así la llamó
él) , donde se nos acomodaría a todos, a los sanos y a los
enfermos. Cuando se iba a marchar le ofrecimos algunos doblones, pero
sonriendo dijo que no se le debía pagar dos veces por un solo trabajo;
quería decir con esto (según me pareció cornprender) que
le bastaba con lo que el Estado le pagaba por sus servicios, según supe
más adelante, al funcionario que acepta gratificaciones le llaman
"Pagado dos veces".
A la mañana siguiente, muy temprano, llegó el mismo funcionario
del bastón que ya conocíamos y nos dijo que venía a
conducirnos a la Casa de los Extranjeros y que había anticipado la hora
"para que pudiéramos tener libre todo el día con objeto de
dedicarnos a nuestras ocupaciones. Pues -añadió- si siguen mi
consejo, deben venir primero sólo unos cuantos de ustedes, examinar el
lugar y ver qué es lo que les conviene; y después pueden enviar
por sus enfermos y los hombres restantes para que desembarquen." Se lo
agradecimos diciéndole que Dios le premiaría la molestia que se
tomaba con los desolados extrangeros que éramos nosotros. Así,
pues, desembarcamos con él seis de nosotros; cuando estuvimos en tierra,
él, que marchaba delante, se volvió y nos dijo que no era sino
nuestro servidor y guía. Nos condujo a través de tres bellas
calles, y a todo lo largo del camino que seguimos había reunidas
personas, a ambos lados de la calle, colocadas en fila; pero se
mantenían tan corteses que parecía que no estaban allí
para maravillarse de nosotros sino para darnos la bienvenida; muchas de ellas,
a medida que pasábamos, extendían ligeramente los brazos, cosa
que hacen cuando dan la bienvenida.
La Casa de los Extranjeros es un edificio bello y espacioso, construido de
ladrillo, de un color algo más azul que el nuestro; tiene elegantes
ventanales, unos de cristal y otros de una especie de batista impermeabilizada.
Nos llevó primero a un saloncito del primer piso y nos preguntó
entonces cuántos éramos y cuántos enfermos había.
Le respondimos que en total unas cincuenta personas, de las cuales diecisiete
estaban enfermas. Nos recomendó que tuviéramos un poco de
paciencia y que esperáramos hasta que volviera, lo que, en efecto, hizo
una hora más tarde; nos condujo entonces a ver las habitaciones que
habían preparado, y que eran diecinueve en total. Al parecer
habían sido dispuestas para que cuatro de ellas que eran mejores que las
restantes, albergaran a los cuatro hombres principales de entre nosotros,
individualmente; las otras quince para los demás, dos por cada
habitación. Eran los cuartos elegantes, alegres y muy bien amueblados.
Nos condujo luego a una larga galería, parecida al dormitorio de un
convento, donde nos mostró a todo lo largo de un lado (pues el otro
estaba constituido por la pared y las ventanas) diecisiete celdas, muy limpias,
separadas unas de otras por madera de cedro. Como en total había
cuarenta celdas (muchas más de las que necesitábamos) se
destinaron a enfermería para las personas enfermas. Nos dijo,
además, que cuando alguno de nuestros enfermos se sintiera bien se le
trasladaría de su celda a una habitación; con este objeto
habían preparado diez habitaciones disponibles, además del
número de que hablamos antes. Realizado esto, nos llevó de nuevo
al saloncito, y levantando un poco su bastón (como suelen hacer cuando
dan una orden o un encargo), nos dijo: "Deben ustedes saber que nuestras
costumbres disponen que pasado el día de hoy y de mañana
(días que les dejamos para que todas las personas desciendan del barco)
, permanezcan sin salir de esta casa durante tres días. Pero no se
molesten ni crean que se trata de una restricción de su libertad, sino
para que se acomoden y descansen. No carecerán de nada, y hay seis
personas que tienen la misión de atenderlos respecto a cualquier asunto
que necesiten resolver en la calle." Le dimos las gracias con el mayor afecto y
respeto, y dijimos: "Dios, con seguridad, está presente en esta tierra."
Le ofrecimos también, veinte doblones, pero sonrió y dijo
únicamente:
"¿Cómo? ¡Pagado dos veces!". Y se marchó.
Poco después nos sirvieron la comida, que fué muy buena, tanto el
pan como la carne; mejor que en cualquier colegio universitario que yo haya
conocido en Europa. Nos dieron también tres clases de bebidas, todas
ellas sanas y buenas; vino, una bebida hecha de grano, como nuestra cerveza,
pero más clara, y una especie de sidra elaborada con frutas del
país; bebida ésta maravillosamente agradable y refrescante. Nos
trajeron, además, gran cantidad de las naranjas escarlata, a las que ya
me he referido, para nuestros enfermos; nos dijeron que constituían un
eficaz remedio para las enfermedades adquiridas en el mar. Nos dieron
también una caja de pequeñas pildoras grises o blanquecinas, pues
querían que nuestros enfermos tomaran una cada noche antes de dormirse;
aseguraron que les ayudaría a curarse rápidamente.
Al día siguiente, después que cesaron las molestias ocasionadas
por el transporte de nuestros hombres y equipajes desde el barco, y que
estuvimos instalados y algo más tranquilos, consideré razonable
reunir a todos los hombres, y cuando lo estuvieron les dije: "Queridos amigos:
vamos a examinar nuestra situación y a nosotros mismos. Cuando nos
considerábamos encerrados en las profundidades marinas, he aquí
que nos encontramos arrojados en tierra, como Jonás del vientre de la
ballena; y ahora que estamos en tierra nos hallamos, sin embargo, entre la vida
y la muerte, pues nos encontramos más allá del viejo y del Nuevo
Mundo; si hemos de volver a contemplar de nuevo a Europa, sólo Dios lo
sabe. Una especie de milagro nos ha traído aquí, y algo
así tendría que suceder para sacarnos. Por lo tanto, en
agradecimiento por nuestra pasada liberación y por nuestro peligro
presente y los futuros, veneremos a Dios, y que cada uno de nosotros haga un
acto de contrición. Además, nos encontramos entre un pueblo
cristiano, piadoso y humano: presentémonos ante ellos con la mayor
dignidad posible. Pero aún hay más; puesto que nos han encerrado
entre estas paredes (aunque muy cortésmente) durante tres días,
¿no es acaso con objeto de observar nuestra educación y
comportamiento? Y si lo encuentran malo, alejarnos; si bueno, concedernos
más tiempo. Estos hombres que nos atienden tal vez nos vigilan.
¡Por amor de Dios, puesto que amamos el bienestar de nuestras almas y
cuerpos comportémonos como Dios manda y hallaremos gracia ante los ojos
de este pueblos!.
Todos, unánimemente, me agradecieron la advertencia, prometiendo vivir
sobria y pacíficamente, sin dar la menor ocasión de ofensa.
Así pues, pasamos nuestros tres días alegremente, despreocupados,
esperando saber qué harían con nosotros cuando expiraran.
Durante aquel tiempo tuvimos la satisfacción constante de ver mejorar a
nuestros enfermos, quienes se creían sumergidos -en alguna fuente
milagrosa, ya que mejoraban con tanta naturalidad y rapidez.
Cuando hubieron transcurrido los tres días, a la mañana
siguiente, se presentó un hombre, al que no habíamos visto antes,
vestido de azul como el primero, excepto su turbante que era blanco con una
pequeña cruz roja en lo alto. Llevaba también una esclavina de
lino fino. A su llegada se inclinó ligeramente ante nosotros y
extendió sus brazos. Por nuestra parte lo saludamos humilde y
sumisamente, pareciendo que recibiríamos de él una sentencia de
vida o muerte. Deseaba hablar con algunos de nosotros. Sólo
permanecimos seis y el resto abandonó el aposento. Dijo: "Por mi
profesión soy Gobernador de esta Casa de los Extranjeros, y por
vocación sacerdote cristiano; y por esto, dada vuestra condición
de extranjeros, y principalmente de cristianos, es por lo que vengo a
ofrecerles mis servicios. Puedo decirles algunas cosas, que creo
escucharán de buena gana. El Estado les concede permiso para que
permanezcan aquí durante seis semanas; y no se preocupen si sus
necesidades exigen un plazo más amplio, pues la ley no es muy precisa
acerca de este punto; y no dudo de que yo mismo podré conseguirles el
tiempo que sea conveniente. Sabrán ustedes que la Casa de los
Extranjeros es rica ahora, ya que conserva ahorradas las rentas de estos
últimos treinta y siete años, y en este tiempo no ha llegado
aquí ningún extranjero; no se preoctipen, el Estado
costeará todo durante su estancia entre nosotros. Por esto, no tengan
prisa. Respecto a las mercancías que han traído se
emplearán, y cuando regresen tendrán.el equivalente en
mercancías, o en oro y plata; pues para nosotros es lo mismo. Si tienen
que hacer alguna petición, no la oculten, pues observarán que,
sea cualquiera la respuesta que reciban, no dejarán de hallarse
protegidos. Sólo debo advertirles que no deben retirarse más de
un karan (milla y media entre ellos) de las murallas de la ciudad sin un
permiso especial."
Respondimos, tras de mirarnos los unos a los otros durante corto tiempo,
admirando este trato gracioso y paternal, que no sabíamos lo que decir,
ya que no teníamos palabras bastantes para expresarle nuestro
agradecimiento; y que sus nobles y desinteresados ofrecimientos hacían
innecesario preguntar nada. Nos parecía que teníamos ante
nosotros un cuadro celestial de nuestra salvación; habiéndonos
hallado muy poco tiempo antes en las fauces de la muerte, nos veíamos
ahora en un lugar dond.e sólo encontrábamos consuelos. Respecto
a la orden que se nos había dado no dejaríamos de obedecerla,
aunque era imposible, a menos de que nuestros corazones se inflamaran, que
intentáramos ir más allá del límite en esta tierra
sagrada y feliz. Agregamos que primero nos quedaríamos mudos que
olvidar en nuestras plegarias su reverenda persona o a todo su pueblo. Le
rogamos también humildemente que nos considerara sus verdaderos
servidores, con el mismo derecho con que estuviera obligado cualquier hombre
sobre la tierra; y que poníamos a sus pies, tanto nuestras personas como
cuanto poseíamos. Contestó que él era un sacerdote y que
sóla buscaba la recompensa propia de un sacerdote: nuestro fraternal
cariño y el bien de nuestras almas y cuerpos. Se separó de
nosotros con lágrimas de ternura en sus ojos, dejándonos
confundidos con una mezcla de alegría y afecto, diciéndonos entre
nosotros que habíamos llegado a una tierra de ángeles, que se nos
aparecían a diario, y nos anticipaban unas comodidades que no
pensábamos, ni, mucho menos, esperábamos.
Al día siguiente, a las diez, el Gobernador vino otra vez y
después de saludarnos nos dijo familiarmente que venía a
visitarnos; pidió una silla y se sentó, y nosotros, que
éramos unos diez (los demás eran subalternos, y otros
habían salido), nos sentamos con él; cuando estuvimos todos
acomodados empezó así: "Los habitantes de esta isla de Bensalem
(así la llaman en su lengua) nos encontramos en la situación
siguiente: debido a nuestra soledad y a la ley del secreto que mantenemos para
nuestros viajeros, y a causa de la poco frecuente admisión de
extranjeros, conocemos bien el mundo habitado y a nosotros no se nos conoce.
Por esto, como lo corriente es que interrogue el que sabe menos, me parece
más razonable que, para distraernos, que ustedes me pregunten en lugar
de preguntarles yo a ustedes."
Respondimos que le agradecíamos humildemente que nos diera permiso para
hacerlo así, y que pensábamos, a juzgar por lo que ya
sabíamos, que en todo el universo no había cosa más
merecedora de conocerse que el estado de esta tierra feliz. Pero sobre todo
-dijimos- puesto que nos habíamos encontrado procedentes de tan
diferentes confines del mundo, y con seguridad esperábamos que
volveríamos a encontrarnos un día en el reino de los cielos (ya
que todos éramos cristianos)., deseábamos saber (teniendo en
cuenta que esta tierra está tan remota y separada por vastos y
desconocidos océanos de la tierra donde vivió nuestro Salvador)
quién fué el apóstol de esta nación, y cómo
se convirtió a la fe. Nuestra pregunta hizo brillar la
satisfacción en su rostro. Respondió: "Al hacerme esta pregunta
en primer lugar, mi corazón se siente más ligado al vuestro, ya
que muestra que buscáis ante todo el reino de los cielos; con gusto, y
brevemente, contestaré a vuestra demanda.
"Unos veinte años después de la ascensión de nuestro
Salvador, los habitantes de Renfusa (ciudad de la costa oriental de nuestra
isla) vieron a la distancia de unas millas ( la noche era nubosa y tranquila)
un gran pilar de luz en el mar; tenía la forma de una columna o cilindro
y ascendía del mar hacia el cielo; en lo alto se veía una gran
cruz luminosa, más brillante y resplandeciente que el fuste del pilar.
Ante tan extraño espectáculo las gentes de la ciudad se
concentraron rápidamente en la playa para admirarlo; luego se embarcaron
en cierto número de pequeños botes con objeto de aproximarse
más a aquella maravillosa vista. Pero cuando estaban a unas sesenta
yardas del pilar se encontraron con que no podían avanzar, aunque
podían moverse en otras direcciones; las personas permanecieron en los
botes en una actitud contemplativa, corno en un teatro, mirando aquella luz,
que era como un signo celestial. Sucedió que en uno de los botes se
hallaba uno de nuestros hombres más sabios, de la Sociedad "La Casa de
Salomón", casa o colegio, mis queridos hermanos, que constituye el alma
de este reino; habiendo mirado y contemplado atenta y devotamente durante un
rato el pilar y la cruz, este sabio cayó sobre su rostro, y luego,
irguiéndose y elevando sus manos al cielo, oró de esta
manera:,
"Señor, Dios del cielo y de la tierra, por tu gracia nos has permitido
conocer la creación, tu obra, y sus secretos; y discernir (en cuanto le
es posible al hombre) entre los milagros divinos, las obras de la naturaleza,
las artísticas, y las impostoras e ilusiones de todas clases. Doy fe
ante este pueblo que en lo que estamos contemplando en estos momentos se halla
tu dedo, y es un verdadero milagro. Y como, según hemos aprendido en
nuestros libros, realizas milagros con vistas a un fin excelente y divino (pues
las leyes de la naturaleza son tus propias leyes, y tú no las
varías a no ser por un gran motivo), te suplicamos humildemente que nos
sea posible interpretar este gran signo; lo cual parece que lo prometes, al
enviárnoslo".
"Cuando acabó su oración notó que el bote podía
moverse sin impedimento, mientras que los demás permanecían
quietos; y considerando que ello significaba permiso para aproximarse, hizo
que, remando silenciosamente, el bote se acercara al pilar. Pero cuando
llegó cerca de él, el pilar y la cruz luminosa -se esfumaron,
rompiéndose, por así decirlo, en un firmamento de estrellas, que
también se desvaneció poco después; y nada más se
vio a no ser un pequeño cofre o caja de cedro, seco, y no húmedo
aunque flotaba en el agua. En su parte anterior, la que estaba más
cerca de él, crecía una pequeña rama verde de palma;
cuando el sabio tomó el cofre en sus manos, con toda reverencia lo
abrió y se encontraron dentro un libro y una carta, escritos ambos en
fino pergamino y enrollados en trozos de tela. El libro contenía todos
los libros canónicos del Viejo y del Nuevo Testamento, tal como los
tienen ustedes (pues sabemos que su Iglesia los recibió), y el
Apocalipsis; también había otros libros del Nuevo Testamento,
aunque en aquel tiempo aún no habían sido escritos. La carta
contenía estas palabras:
"Yo, Bartolomé, siervo del Altísimo y apóstol de
jesucristo, fui avisado por un ángel que se me apareció en una
gloriosa visión para que depositara este cofre sobre las olas del mar.
Por consiguiente, declaro y doy fe de que el pueblo al que llegue este cofre,
por voluntad de Dos, el día mismo de su llegada obtendrá la
salvación, la paz y la bienaventuranza tanto del Padre como de Nuestro
Señor jesucristo."
"Con estos escritos, tanto con el libro como con la carta, ocurrió un
gran milagro parecido al de los apóstoles: el del primitivo don de
lenguas. Viviendo ei aquel tiempo, en esta tierra, hebreos, persas e indios,
además de los nativos del país, todos ellos pudieron leer el
libro y la carta como si estuvieran escritos en su propia lengua. De este
modo, y por el arca o cofre, se salvó esta tierra de la infidelidad
(como parte del mundo antiguo se salvó del diluvio) mediante la
milagrosa y apostólica evangelización de San
Bartolomé."
Hizo una pausa, llegó en este instante un mensajero y se marchó.
Esto fué cuanto sucedió durante la reunión.
Al día siguiente vino otra vez el mismo Gobernador, inmediatamente
después de comer, y se excusó diciendo que el día anterior
se separó de nosotros con cierta brusquedad, pero que ahora
quería recompensarnos y pasar algún tiempo con nosotros si su
compañía y conversación nos agradaba. Le respondimos que
nos gustaba y agradaba tanto que dábamos por bien empleados los peligros
pasados y futuros sólo por haberle oído hablar; y que
creíamos que una hora pasada con él valía más que
años enteros de nuestra antigua vida. Se inclinó ligeramente, y
tras habernos sentado exclamó: "Bien, ahora les corresponde a ustedes
preguntar."
Después de una corta pausa, uno de nosotros dijo que había algo
que teníamos tanto deseo de saber como miedo de preguntar, por temor a
ser indiscretos. Pero que animados por su singular amabilidad hacia nosotros
(de tal modo que siendo sus fieles y sinceros servidores apenas si nos
considerábamos extranjeros) nos atrevíamos a proponerle la
cuestión; le rogábamos humildemente que si creía que la
pregunta no era pertinente nos perdonara, aunque la rechazara. Le dijimos que
habíamos tenido muy en cuenta las palabras que pronunció
anteriormente acerca de que esta isla en la que nos encontrábamos era
conocida de muy pocos, y que, sin embargo, ellos conocían a la
mayoría de las naciones del mundo; que sabíamos que esto era
cierto, puesto que conocían los idiomas de Europa y estaban bastante
enterados de su organización y asuntos; y que, no obstante, nosotros en
Europa (a pesar de todos los descubrimientos de tierras remotas y de todas las
navegaciones realizadas en los últimos tiempos) nunca tuvimos el menor
indicio de la existencia de esta isla. Hallábamos esto asombrosamente
extraño ya que todas las naciones se conocían entre sí,
por viajes realizados a los diversos países; y aunque el viajero que
visita un país extraño aprende mucho más mediante la vista
que el que permanece en la patria y escucha el relato de aquél, sin
embargo, ambos métodos son suficientes para alcanzar un conocimiento
mutuo, en cierto grado, por ambas partes. Pero respecto a esta isla,
jamás se nos dijo que ningún barco procedente de ella hubiera
sido visto arribar a las costas de Europa; tampoco a las costas de las Indias
orientales u occidentales, ni que ningún barco de cualquier parte del
mundo hubiera vuelto de esta isla. Y sin embargo, lo maravilloso no es esto,
ya que la situación de la isla (como dijo su señoría) en
la secreta inmensidad de tan vasto océano debe ser la causa de ello.
Pero el hecho de que conocieran los idiomas, libros y asuntos de países
tan distantes, nos hacía no saber qué pensar, ya que nos
parecía condición y propiedad de potestades divinas y de seres
que permanecen escondidos e invisibles para los demás y a quienes, sin
embargo, todas las cosas se les revelan abiertamente.
Al oir este discurso el Gobernador sonrió con benevolencia y dijo que
hacíamos bien en pedir perdón, por nuestra prégunta,
debido a lo que ella implicaba, ya que parecía como si pensáramos
que ésta tierra era una tierra de encantadores, que enviaba
espíritus por todas partes para que regresaran con noticias e
información de otros países. Con la mayor humildad posible, pero
con expresión de que comprendíamos, contestamos que
sabíamos que él hablaba en broma; que pensábamos que
existía algo sobrenatural en esta isla, pero algo más bien
angélico que mágico. Con objeto de que su señoría
supiera realmente qué era lo que nos hacía temerosos y dudosos en
hacer esta pregunta, teníamos que decir que no se trataba de tal
fantasía, sino porque recordábamos que en las primeras palabras
que le oímos aludió a que esta tierra tenía leyes secretas
respecto a los extranjeros.
A esto respondió:
"Su recuerdo es acertado, por esto en lo que voy a decirles, he de reservarme
algunos detalles, que no es legal que revele, pero con lo que les diga
tendrán ustedes bastante para su satisfacción.
"Sabrán ustedes (y quizá les parecerá increíble)
que hace unos tres mil años, o algo más, la navegación
mundial (especialmente respecto a los viajes laigos) era mucho mayor que en la
actualidad. No piensen ustedes que yo ignoro el aumento que ha experimentado
dentro de los últimos ciento veinte años; lo sé bien, y
sin embargo afirmo que era mayor entonces que ahora; puede ser que el ejemplo
del arca, que salvó a los pocos hombres que quedaban del Diluvio
Universal, diera confianza a los hombres para aventurarse sobre las aguas; el
caso es que ésta es la verdad. Los fenicios, y en especial los tirios,
poseyeron grandes flotas; los cartagineses fundaron una colonia más
hacia Occidente. Hacia el Este, la navegación por las aguas de Egipto y
Palestina era, igualmente, intensa. También China y la Gran
Atlántida (que ustedes llaman América), que ahora sólo
cuentan con juncos y canoas, abundaba en grandes embarcaciones. Esta isla
(según consta en documentos fidedignos de aquellos tiempos) contaba
entonces con mil quinientos grandes barcos de gran tonelaje. Ustedes apenas si
conservan recuerdo de esto, pero nosotros sabemos bastante.
"En aquel tiempo esta tierra era conocida y frecuentada por los barcos y
navíos de todas las naciones que he citado anteriormente. Y, como suele
ocurrir, venían a veces con ellos hombres de otros países que no
eran marinos; persas, caldeos, árabes, hombres de casi todas las
naciones potentes y famosas se reunían aquí; actualmente existen
entre nosotros pequeños grupos y familias que descienden de ellos. Y
respecto a nuestros barcos, hicieron varios viajes tanto al estrecho que
ustedes llaman las Columnas de Hércules, como a otras partes del
Océano Atlántico y del mar Mediterráneo; fueron a
Pekín (ciudad a la que nosotros llamamos Cambaline) y a Quinzy, en los
mares de Oriente, y llegaron hasta los confines de la Tartaria oriental.
"Al mismo tiempo, y después de algo más de una generación,
prosperaron los habitantes de la Gran Atlántida. Pues aunque la
narración y descripción que hizo uno de vuestros grandes hombres
(Platon en el Critias) acerca de que en ella se establecieron los descendientes
de Neptuno, de la magnificencia del templo, del palacio, la ciudad y la colina;
de los múltiples y grandes ríos navegables (que como cadenas
rodeaban al lugar y al templo); las diversas escalinatas por las que los
hombres ascendían a él, como si fuera una Scala coeli; aunque
todo esto sea poético y fabuloso, sin embargo, gran parte es cierto ya
que el susodicho país, la Atlántida, así como el
Perú, que entonces se llamaba Coya, y Méjico, llamado entonces
Tyrambel, fueron poderosos y soberbios reinos por sus armas, barcos y riquezas:
tan poderosos que una vez (o por lo menos en el espacio de diez años)
realizaron dos grandes expediciones los hombres de Tyrambel al mar
Mediterráneo a través del Atlántico; y los de Coya a
nuestra isla por el Mar del Sur; de la expedición que fue a Europa,
según parece, ese mismo autor tuvo alguna noticia por un sacerdote
egipcio, a quien cita. Pues con seguridad esto fue un hecho. No puedo decir
si la gloria de resistir y rechazar a aquellas fuerzas correspondió a
los primitivos atenienses, pero lo cierto es que de aquel viaje no
regresó ningún hombre ni ningún barco. Tampoco hubiera
tenido mejor fortuna el viaje que los hombres de Coya realizaron contra
nosotros de no haber tropezado con enemigos de mayor clemencia. El rey de esta
isla, llamado Altabin, hombre sabio y gran guerrero, conociendo bien su propia
fuerza y la de sus enemigos maniobró de forma que, con fuerzas
inferiores, separó a las tropas de desembarco de sus navíos,
apoderándose de éstos y del campamento y obligándoles a
rendirse sin necesidad de combatir; cuando estuvieron a su merced se
contentó con su juramento de que no volverían a empuñar
las armas contra él y los puso en libertad.
"Poco después de estas arrogantes expediciones cayó sobre ellos
la venganza divina. En menos de un siglo la Gran Atlántida quedó
destruida; no por un gran terremoto, como dice vuestro escritor (puesto que la
región era poco propensa a terremotos), sino por un diluvio
extraordinario con inundación, ya que en aquellos tiempos esos
países tenían las aguas procedentes de ríos mucho
más grandes y montañas mucho más elevadas, que cualquier
parte del Viejo Mundo. Lo cierto es que la inundación no fué
profunda, pues no llegó a más de cuarenta pies de altura sobre la
tierra, de forma que aunque destruyó en general a los hombres y a los
animales, sin embargo algunos hombres salvajes de los bosques consiguieron
escapar. También se salvaron los pájaros volando a las ramas
altas de los árboles. Respecto a los hombres, aunque en muchos sitios
tenían viviendas más elevadas que la altura del agua, sin
embargo, la inundación, aunque superficial, se prolongó mucho
tiempo por cuyo motivo los habitantes de los valles que no habían muerto
ahogados perecieron por falta de alimentos y de otras cosas necesarias.
"Así pues, no se maravillen de la escasa población de
América, ni de la rudeza e ignorancia de sus habitantes, pues hay que
considerarlos como a un pueblo joven, mil años menor que el resto del
mundo, pues tanto tiempo transcurrió entre el Diluvio Universal y esta
extraordinaria inundación. Los pobres supervivientes del género
humano que quedaron en las montañas repoblaron de nuevo el país
lentamente, poco a poco, y como eran personas sencillas y salvajes (distintas a
Noé y sus hijos, que constituían la familia principal de la
Tierra) fueron incapaces de dejar a su posteridad alfabeto, arte o
civilización; y estando habituados, igualmente, a vestirse en sus
montañas ( a causa del riguroso frío de aquellas regiones) con
pieles de tigres, osos y cabras de largo pelo que tenían en aquellas
tierras, cuando descendieron a los valles y se encontraron con el intolerable
calor que allí reinaba, y no sabiendo cómo hacerse vestidos
más ligeros, forzosamente se acostumbraron a ir desnudos, y así
continúan hoy. Unicamente eran aficionados a las plumas de las aves,
hábito heredado de sus antepasados de las montañas, quienes se
sintieron seducidos por ellas debido al vuelo de las infinitas aves que
ascendían a las tierras altas mientras las aguas iban ocupando los
terrenos bajos. Como ven, a, causa de este gran accidente, perdimos nuestra
relación con los americanos, con quienes teníamos más que
con otros, un comercio más intenso debido a nuestra mayor proximidad.
"En las demás partes del mundo es evidente que en los tiempos que
siguieron (bien fuera debido a las guerras, o por la evolución natural
del tiempo) la navegación decayó grandemente en todos los sitios:
especialmente los viajes largos (en parte, a causa del empleo de galeras y
barcos que apenas podían resistir la furia del mar) dejaron de
realizarse. De este modo, la comunicación que podían tener con
nosotros otras naciones cesó desde hace largo tiempo, a no ser que
ocurriera algún accidente extraño como el de ustedes. Respecto a
la comunicación que podíamos nosotros tener con los otros
países, debo decirles la causa de que no haya ocurrido así.
Puedo confesar, hablando con franqueza, que nuestras embarcaciones, potencia,
marinería y pilotos, así como todo cuanto pertenece al arte de
navegar, son tan grandes como lo fueron siempre; por lo tanto, voy a contarles
por qué hemos permanecido en nuestro país, con lo que, para su
satisfacción personal, se hallarán más cerca de su
pregunta principal.
"Hace aproximadamente mil novecientos años reinaba en esta isla un
soberano cuya memoria, entre todos los reyes, adoramos en mayor grado; no lo
hacemos de un modo supersticioso sino considerándolo como un instrumento
divino, aunque era un hombre mortal; se llamaba Salomona, y lo
reputábamos como el legislador de nuestra nación. Este rey
tenía un gran corazón, un inextinguible amor al bien y una
inclinación fervorosa por hacer felices a su reino y a su pueblo.
Considerando él que esta tierra era lo suficientemente autárquico
para mantenerse sin ayuda extranjera, pues tenía 5,600 millas de
diámetro y era de una rara fertilidad en su mayor parte; y hallando
también que podría activarse mucho la navegación mediante
la pesca y la navegación de cabotaje, e igualmente por el transporte
hacia aIgunas islas pequeñas que no se hallan lejos de nosotros, y que
se encuentran bajo la corona y leyes de este Estado; teniendo en cuenta el
feliz y floreciente estado en que la isla se hallaba entonces, y que en todo
caso podría empeorar pero diñcilmente mejorar, aunque
personalmente nada deseaba, dadas sus nobles y heroicas intenciones, quiso
perpetuar la situación que tan firmemente había establecido en su
tiempo. Por consiguiente, entre otras leyes fundamentales que promulgó
se hallan las que prohiben la entrada de extranjeros, entrada que en aquellos
tiempos (aunque fue después de la calamidad de América) era
frecuente; lo hizo por temor a las novedades y a la mezcolanza de costumbres.
Es cierto que una ley parecida contra la admisión de extranjeros sin
autorización es una ley antigua en el reino de China, que -aún
continúa en vigor. Pero allí es algo lamentable, ya que ha
convertido a China en una curiosa nación, ignorante, temerosa y necia.
Nuestro legislador dio otro carácter a su ley. Ante todo, tuvo buen
cuidado de que se mostrara el mayor humanitarismo hacia los extranjeros
afligidos por la desgracia, como ustedes han podido comprobar."
Al escuchar estas palabras todos nos levantamos, como era lógico,
inclinándonos. Continuó él:
"Queriendo también aquel rey unir la humanidad y la prudencia, y
pensando que era una falta de lesa humanidad detener aquí contra su
propia voluntad a los extranjeros, y de prudencia el que volvieran y revelaran
su descubrimiento de este Estado, adoptó las medidas siguientes:
ordenó que todos aquellos extranjeros a los que se les hubiera permitido
desembarcar podían partir cuando quisieran; y que los que desearan
permanecer tuvieran buenas condiciones de vida y se les dotara de medios para
vivir a costa del Estado. Previó en tan gran medida el futuro, que en
tantos años como han transcurrido desde la prohibición no
recordamos que retornara ningún barco, excepto trece personas, en
épocas diferentes, que prefirieron volver. Ignoro qué es lo que
contarían los que volvieron. Hay que creer que lo que relataran en
cualquier parte que llegaran fuera considerado un mero sueño. Respecto
a los viajes que nosotros pudiéramos realizar desde aquí al
extranjero, nuestro legislador creyó conveniente limitarlos. No ocurre
así en China, ya que los chinos navegan adonde quieren o adonde pueden;
esto demuestra que su ley prohibiendo entrar a los extranjeros es producto de
la pusilanimidad y del miedo. Esta restricción nuestra tiene
sólo una excepción, la cual es admirable: aprovechar el bien que
resulta de la comunicación con los extranjeros y evitar el daño.
Y ahora se lo mostraré a ustedes; pero aquí voy a hacer una
pequeña digresión que pronto encontrarán pertinente.
"Sabrán, queridos amigos, que entre todos los excelentes actos de aquel
rey uno de ellos tuvo la preeminencia. Fué la fundación e
institución de una orden o sociedad, a la que llamamos Casa de
Salomón; fué la fundación más noble que
jamás se hizo sobre la Tierra, y el faro de este reino. Está
dedicada al estudio de las obras y de las criaturas de Dios. Creen algunos que
lleva el nombre, algo corrompido, de su fundador, como si debiera ser Casa de
Salomona. Pero los documentos lo citan tal como se pronuncia hoy. Lleva el
nombre del rey de los hebreos, que es bastante famoso entre ustedes;
conservamos parte de sus obras, que ustedes no poseen; a saber, la Historia
Natural, en la que habla de todas las plantas, desde los cedros del
Líbano hasta el musgo que crece en las paredes; y lo mismo de todo
cuanto tiene vida y movimiento. Esto me hace pensar que nuestro rey
hallándose de acuerdo en muchas cosas con aquel rey de los hebreos (que
vivió muchos años antes que él lo honró con el
nombre de esta fundación. Y me induce bastante a ser de esta
opinión el hecho de que en los documentos antiguos esta orden o sociedad
es llamada unas veces Casa de Salomón, y otras Colegio de la Obra de los
Seis Días; por lo que deduzco que nuestro excelente rey aprendió
de los hebreos que Dios creó el mundo y todo cuanto encierra en seis
días, y que, por lo tanto, al fundar esta casa para la
investigación de la verdadera naturaleza de todas las cosas (por lo cual
Dios tendría la mayor gloria, como hacedor de ellas, y los hombres mayor
fruto en su uso) le dió también este segundo nombre.
"Pero volvamos a nuestro asunto. Cuando el rey prohibió a su pueblo que
navegara fuera de sus aguas jurisdiccíonales, hizo, no obstante, esta
salvedad: que cada doce años salieran del reino dos barcos con objeto de
realizar varios viajes, y que en ellos fuera una comisión compuesta de
tres miembros o hermanos de la Casa de Salomón para que pudieran dar a
conocer el estado de los asuntos de los países que visitaban;
especialmente las ciencias, artes, manufacturas e invenciones de todo el mundo;
además, traernos libros, instrumentos y modelos de toda clase de cosas;
dispuso que los barcos volvieran después de haber desembarcado a los
hermanos, y que éstos permanecieran en el extranjero hasta la llegada de
la nueva misión. Estos barcos se hallaban cargados de avituallamientos
y llevaban también bastante oro para que la comisión pudiera
comprar cosas necesarias y recompensar a las personas que, a su juicio, lo
merecieran. Ahora bien, no puedo decirles a ustedes cómo evitamos que
se descubra el desembarco de los marineros, de qué modo residen en
tierra durante cierto tiempo bajo el disfraz de otra nacionalidad, qué
lugares fueron los elegidos para realizar estos viajes, y en qué
países se proyectan las citas de las nuevas misiones, y las
circunstancias que rodean a todo esto; no puedo decirlo, por mucho que lo
deseen. Como ustedes pueden observar mantenemos comercio, no de oro, plata o
joyas, ni tampoco de sedas, especias o mercancías parecidas, sino de la
primera creación de Dios, que fué la luz: deseamos tener luz, por
así decirlo, de los descubrimientos realizados en todos los lugares del
mundo."
Cuando acabó permaneció silencioso, y así estuvimos todos;
nos hallábamos asombrados de haber escuchado tan sorprendentes nuevas.
Observando él que deseábamos decir algo, pero que aún no
sabíamos qué, cambió de conversación
cortésmente y nos hizo diversas preguntas acerca de nuestro viaje y
destino, concluyendo finalmente por aconsejarnos que deberíamos pensar
en nosotros mismos, cuánto tiempo de estancia pensábamos
solicitar del Estado, y que no nos limitáramos en nuestra solicitud, ya
que él procuraría que se nos concediera tanto tiempo como
deseáramos. A continuación nos levantamos todos, y nosotros
intentamos besar los bordes de su capa, pero él lo impidió y se
marchó. Mas cuando nuestros hombres supieron que el Estado acostumbraba
ofrecer condiciones a los extranjeros que decidieran permanecer en la isla,
tuvimos bastante trabajo en conseguir que algunos de ellos cuidaran del barco,
e impedirles presentarse inmediatamente al Gobernador para solicitar las
condiciones; lo evitamos con mucho trabajo, hasta que pudiéramos estar
de acuerdo acerca de qué partido adoptar.
Nos consideramos libres viendo que no había peligro de perdición
extrema, y desde entonces vivimos con más alegría, saliendo a la
calle y viendo todo cuanto era digno de visitarse en la ciudad y lugares
cercanos, dentro de los límites que nos estaban permitidos; nos
relacionamos con muchas personas importantes, y encontramos en ellas tanta
afabilidad que parecía que formaba parte de su condición recibir
a extranjeros. Y esto fue bastante para hacernos olvidar cuanto nos era
más querido en nuestros propios países. Continuamente
hallábamos cosas que valía la pena observar o relacionarse un
ellas. Sin duda alguna, si existiera un espejo en el mundo merecedor de que el
hombre se fijara en él, éste sería aquel país.
Un día, dos de los nuestros fueron invitados a una Fiesta de la Familia,
según ellos la llaman; es una costumbre muy sencilla, piadosa y sagrada,
que muestra que aquella nación se compone de todos los bienes. Consiste
en lo siguiente. A cualquier hombre que alcance a ver vivos a treinta de sus
descendientes, mayores de tres años, se le concede celebrar una fiesta a
costa del Estado. El padre de la familia, a quien llaman el Tirsán, dos
días antes de la fiesta lleva con él a tres amigos que guste
elegir, siendo acompañado también por el Gobernador de la ciudad
o lugar donde la fiesta se celebre; se citan también para que concurran
a todas las personas de la familia de ambos sexos. Dos días antes el
Tirsán celebra consulta sobre el buen estado de la familia. En ella se
resuelven las discordias o litigios que hayan podido surgir entre los miembros.
Si alguno de la familia se halla en mala situación, se procura ayudarle
o ponerle remedio. Se censura y reprueba al que ha adoptado una mala vida. Se
dan normas respecto a los matrimonios y al porvenir de los familiares, junto
con otros avisos y órdenes. Asiste al final el Gobernador para
ejecutar, mediante su autoridad pública, los decretos y órdenes
del Tirsán, por si fueran desobedecidos; aunque, como reverencian y
obedecen tanto las leyes de la naturaleza, raras veces se necesita esta medida.
El Tirsán elige uno de sus hijos para que viva con.él en la casa;
se le conoce desde entonces con el nombre de Hijo de la Vid. La razón
de ello aparecerá luego.
El día de la fiesta, el padre o Tirsán, después del
servicio divino, penetra en el gran cuarto donde se celebra; esta
habitación tiene una plataforma en el extremo. junto a la pared, en
medio de la plataforma, hay un sillón para él, con una alfombra y
una mesa delante. Encima del sillón se encuentra un dosel redondo u
ovalado hecho de hiedra, hiedra algo más blanca que la nuestra, como las
hojas de los álamos blancos pero más brillante; se conserva verde
durante todo el invierno. El dosel está curiosamente adornado con plata
y seda de diversos colores, colgadas y mezcladas en la hiedra; es una obra
realizada por alguna de las hijas de la familia; se halla cubierta en la parte
superior por una bella red de seda y plata. No obstante, el armazón
está hecho de auténtica hiedra; una vez que se desmonta, los
amigos de la familia desean conservar una ramita o una hoja.
Aparece el Tirsán con toda su generación o linaje, los varones
precediéndole, y las hembras siguiéndole; si vive la madre de la
que descienden todos, entonces, a la derecha del sillón, en un piso
superior, hay un apartamiento con una puerta privada y una ventana de cristal
tallado, emplomada en oro y azul, donde se sienta, oculta a todas las miradas.
Cuando el Tirsán entra se sienta en el sillón; todos sus
descendientes se colocan junto a la pared, tanto a su espalda como a los lados
de la plataforma, y permanecen de pie, por orden de edades, sea cualquiera el
sexo que tengan. Una vez que se ha sentado, con la habitación llena de
personas pero sin desorden alguno, luego de una pausa penetra por el otro
extremo del aposento un Taratán (que es tanto como decir un heraldo) con
un muchacho a cada lado, uno de los cuales lleva un rollo de pergamino amarillo
brillante y el otro un racimo con el tallo y las uvas de oro. El heraldo y los
niños visten mantos de satén verde agua; el del heraldo tiene
franjas doradas y lleva cola.
Luego el heraldo, haciendo tres reverencias o inclinadones, se acerca a la
plataforma y allí, en primer lugar, toma en sus manos el rollo. Este
rollo es la carta de privilegio real que contiene donaciones de renta y muchos
privilegios, franquicias y títulos honoríficos concedidos al
padre de la familia. Siempre va dedicada y dirigida: "A fulano de tal, nuestro
amado amigo y acreedor", título adecuado sólo para este caso,
pues dicen que el rey no es deudor nunca de ningún hombre a no ser por
la propagación de sus súbditos. El sello impreso en la carta
real representa la imagen del rey, en relieve o moldeado en oro; aunque tales
cartas se conceden como un derecho, sin embargo se varían a
discreción según el número y dignidad de la familia. El
heraldo lee en voz alta la carta, y mientras la lee, el padre o Tirsán
permanece de pie. apoyado en dos de sus hijos elegidos.previamente por
él. Sube el heraldo a la plataforma y le.entrega la carta, todos los
que se hallan presentes prorrumpen entonces en una aclamación en su
lengua, que viene a clecir: "Felices las personas de Bensalem."
A continuación el heraldo toma en sus manos, del otro muchacho, el
racimo de uvas de oro. Se encuentran éstas bellamente esmaltadas; si se
hallasen mayoría el número de varones de la familia, las uvas
están esmaltadas de púrpura, con un pequeno sol engastado en la
parte superior; si la mayoría la constituyen las hembras, entonces
están esmaltadas de un amarillo verdoso, con una media luna en lo alto.
Hay tantas uvas como descendientes de la familia. El heraldo entrega
también al Tirsán este racimo dorado, quien lo da a su vez al
hijo que ha elegi para que lo acompañe en la casa; éste lo
sostiene ante su padre cuando aparece' en público poco después;
de aquí que se le llame el Hijo de la Vid.
Una vez acabada la ceremonia se retira el padre o Tirsán, y poco
después regresa para comer, sentándose solo bajo el dosel, lo
mismo que antes; ninguno de sus descendientes se sienta con él, sea
cualquiera su dignidad o grado, excepto si es miembro de la Casa de
Salomén. Es servido por sus propios hijos vanones, que se arrodillan
ante él, en tanto que las mujeres se hallan de pie a su lado, recostadas
en la pared. A los lados del dosel hay mesas para los invitados, a quienes se
sirve con gran gentileza; después de comer (en las fiestas más
importantes la comida nunca dura más de hora y media) se canta un himno,
que se diferencia de los demás según la inventiva del que lo
compuso (pues tienen excelentes poetas); el tema del himno es siempre un elogio
de Adán, Noé y Abraham; se debe esto a que los dos primeros
poblaron al mundo y el tercero fué el padre de la fidelidad misma; al
final, siempre se dan gracias por la natividad de nuestro Salvador, con cuyo
nacimiento se sántificaron los nacimientos de todos los hombres.
Levantados los manteles, el Tirsán se retira de nuevo; y
habiéndole hecho a un lugar donde reza unas oraciones privadas, vuelve
por tercera vez para dar la bendición a todos sus descendientes que lo
rodean como al principio. Después los va llamando uno a uno, por su
nombre y según le parece, invirtiendo a veces el orden de edad. La
persona llamada (la mesa se ha quitado de en medio) se arrodilla delante del
sillón, el padre apoya su mano sobre la cabeza de él o de ella, y
le da su bendición con estas palabras: "Hijo de Bensalem (o hija de
Bensalem), tu padre te dice que el hombre por el que tú vives y respiras
habla la palabra de la salvación; la bendición del Padre Eterno,
del Príncipe de la Paz, del Espíritu Santo, descienda sobre ti, y
haga que sean muchos y felices los días de tu peregrinación en la
Tierra." Tal es lo que les dice a cada uno de ellos; y acabado esto, si algunos
de sus hijos tienen especial mérito y virtud (no suelen ser más
de dos) los llama otra vez, y poniendo su mano sobre sus espaldas, mientras
ellos permanecen de pie, les dice: "Hijos míos, dad gracias a Dios
porque habéis nacido, y perseverad en el bien hasta el fin." Y entrega,
además, a ambos una joya que representa una espiga de trigo, que en
adelante ellos llevan en la parte delantera de su turbante o sombrero. Acabada
esta ceremonia, durante el resto del día hay música, baile y
otras diversiones típicas. Tal es el orden completo de la fiesta.
Transcurridos unos seis o siete días, entablé estrecha amistad
con un comerciante de la ciudad, llamado Joabin. Era judío y
circunciso, pues existen allí algunas familias judías a quienes
dejan conservar su religión propia. Y hacen bien porque estos
judíos son muy distintos de los que viven en otros países. En
tanto que éstos odian el nombre de jesucristo y poseen un rencor innato
contra las personas entre quienes viven, aquéllos, por el contrario,
conceden a nuestro Salvador muchos y elevados atributos, y aman en gran medida
a Bensalem. Ciertamente este hombre de quien hablo reconocía que Cristo
nació de una Virgen y que fué más que un hombre; que Dios
le hizo reinar sobre los serafines, que guardan su trono; estos judíos
llaman también a jesucristo la Vía Láctea, el Elías
del Mesías, y otros muchos y elevados nombres, que aunque sean
inferiores a su majestad divina, sin embargo están muy lejos de
constituir el lenguaje de otros judíos.
Respecto al país de Bensalem, este hombre no acababa de elogiarlo;
constituía una tradición entre los judíos la creencia de
que las gentes del país descendían de Abraham, a través de
otro hijo, al que llaman Nachoran; y que Moisés ordenó las leyes
de Bensalem mediante una doctrina secreta, leyes que rigen actualmente; creen
también que cuando venga el Mesías y se siente en su trono en
jerusalem, el rey de Bensalem se sentará a sus pies, mientras que los
otros reyes mantendrán una gran distancia. Pero prescindiendo de estos
sueños judíos, el comerciante era un hombre docto y sabio, de una
gran cortesía y muy conocedor de las leyes y costumbres de aquella
nación.
Un día que conversábamos le dije que me hallaba muy impresionado
por el relato que me había hecho uno de mis compañeros de la
fiesta de la familia, pues, según me parecía, jamás
había sabido de una solemnidad semejante en donde la naturaleza
presidiera en tan alto grado. Y a causa de que la propagación de la
especie procede de la cópula nupcial, deseaba que me dijera qué
leyes y costumbres tenían sobre el matrimonio, si se mantenían
fieles a él y estaban ligados a una sola esposa. Y le preguntaba esto
porque en los países donde se desea vivamente el aumento de natalidad,
por lo general hay permiso para tener varias mujeres.
A esto me respondió: "Tiene usted razón en elogiar esa excelente
institución de la fiesta de la familia; sin duda alguna tenemos la
experiencia de que aquellas familias que participan de las bendiciones de esta
fiesta medran y prosperan continuamente de un modo extraordinario. Pero
escúcheme ahora, y le diré lo que sé. Comprenderá
que no existe bajo los cielos una nación tan casta como la de Bensalem,
ni tan libre de toda corrupción o torpeza. Es la nación virgen
del mundo. Recuerdo haber leído en uno de vuestros libros europeos la
historia de un santo ermitaño que deseaba ver al Espíritu de
Fornicación, y se le apareció un impuro y feo enano
etíope. Pero si hubiera querido ver al Espíritu de Castidad de
Bensalem, se le habría aparecido un bellísimo querubín.
No existe nada entre los mortales más bello y admirable que el casto
espíritu de este pueblo. Sepa usted que entre ellos no existen burdeles
ni cortesanas ni nada que se le parezca. Se maravillan, detestando el hecho,
de que se permitan tales cosas en Europa. Dicen que ustedes han destrozado el
matrimonio, ya que éste está ordenado como remedio contra la
concupiscencia ilícita, y la concupiscencia natural parece un incentivo
para el matrimonio; pero cuando los hombres tienen a su alcance un remedio
más agradable para su corrompida voluntad, el matrimonio casi
desaparece. Por esto existen infinitos hombres que no se casan, y que
prefieren una vida de soltero, impura y libertina, al yugo del matrimonio; y
muchos que se casan, lo hacen tarde, cuando ya ha pasado el vigor y la fuerza
de los años. Y cuando se casan, el matrimonio es para ellos un mero
negocio mediante el que se busca un enlace ventajoso, dinero o
reputación, yéndose a él con un vago deseo de
reproducción y no con la recta intención de una unión
entre marido y mujer, que es para lo ve fue instituido. También es
posible que quienes han derrochado tan bajamente su vigor estimarán muy
poco a sus hijos, a diferencia de los hombres castos. ¿Se enmienda mucho
más la situación durante el matrimonio, como debería ser,
si estas cosas se toleran sólo por necesidad? No, sino que
continúan siendo aún una afrenta para el matrimonio. El hecho de
frecuentar estos lugares disolutos no se castiga más en los casados que
en los solteros. Y la depravada costumbre de cambiar, y los placeres de las
aventuras con meretrices (en las que el pecado se convierte en arte) hacen que
el matrimonio sea algo triste, parecido a una especie de contribución o
de impuesto. Les oyen a ustedes defender, con el pretexto de evitar mayores
males, cosas tales como los adulterios, estupros, deseos contra naturaleza, y
así sucesivamente. Ellos dicen que ésta es una sabiduría
absurda, y la llaman La oferta de Lot, quien para evitar los abusos de sus
invitados, les ofreció sus hijas; no, aseguran que con esto se gana
POCO, ya que permanecen y aumentan los mismos vicios y apetitos; el deseo
ilícito se parece a un horno, en el cual si se detienen por completo las
llamas, se apaga, pero si se dejan, crecen más. La pederastia no existe
entre ellos, y naturalmente eso no obsta para que sean los mejores amigos del
mundo; hablando en términos generales, como dije anteriormente, creo que
no hay ningún pueblo tan casto como éste. Es un dicho usual
entre ellos que "quien no es casto no puede respetarse a sí mismo";
dicen también que "después de la religión, el respeto a
sí mismo es el freno principal de todos los vicios."
Cuando acabó de pronunciar estas palabras el buen judío hizo una
pausa; entonces, aunque tenía más interés en oírlo
que en hablar yo mismo, pensando que sería correcto, después de
su interrupción, decir algo, le advertí que nos recordaba
nuestros pecados, como la viuda de Sarepta se los recordó a
Elías; y que reconocía que la rectitud de conducta de Bensalem
era mayor que la de Europa. Al escuchar mis palabras inclinó la cabeza
y continuó del modo siguiente:
"Poseen también muchas y excelentes leyes respecto al matrimonio. No
permiten la poligamia. No pueden casarse o celebrar el contrato matrimonial
previo hasta que ha transcurrido un mes después de su primera
entrevista. No invalidan el matrimonio celebrado sin consentimiento paterno,
pero lo castigan con una multa a los herederos; los hijos de estos matrimonios
no pueden heredar más de una tercera parte de los bienes de sus
padres."
Continuábamos nuestra charla cuando entró una especie de
mensajero, vestido con una rica capa y habló con el judío;
entonces, éste se volvió a mí exclamando:
"Perdóneme, pero tengo orden de salir con urgencia."
A la mañana siguiente vino hacia mí, alegre al parecer, y dijo:
"El Gobernador de la ciudad ha sabido que uno de los padres de la Casa de
Salomón va a llegar hoy; no hemos visto a ninguno de ellos desde hace
doce años. Su llegada se celebrará con gran pompa, pero la causa
de su venida es secreta. Les facilitaré a usted y a sus amigos un buen
sitio para presenciar su entrada." Le di las gracias, diciéndole que me
alegraban mucho las noticias.
Hizo su entrada al día siguiente. Era un hombre de edad y estatura
media, de aspecto gentil, y parecía como si compadeciera a los hombres.
Vestía ropas de buen paño negro, con amplias mangas y.una
esclavina; la ropa de debajo era de excelente hilo blanco, le llegaba hasta los
pies y estaba ceñida por un cinturón; una estola le rodeaba el
cuello. Calzaba unos bellos guantes con piedras preciosas engarzadas en ellos
y zapatos de terciopelo color melocotón. El cuello lo tenía
desnudo hasta el comienzo de los hombros. Su sombrero parecía un casco,
o una montera española; sus bucles le caían por detrás con
naturalidad. La barba, un poco más clara que su pelo obscuro, la
tenía recortada en forma redonda. Venía en una rica carroza, sin
ruedas, a modo de litera, con dos caballos a cada lado ricamente enjaezados con
terciopelo recamado de azul, y dos palafreneros a cada lado vestidos del mismo
modo. La carroza era toda de cedro, dorada, y adornada de cristal, excepto en
la parte delantera donde tenía paneles de zafiros, engastados en los
bordes de oro, y en la parte posterior lo mismo pero en esmeraldas de color
Perú. En lo alto, en la mitad, había un sol radiante dorado;
también en lo alto, en primer término, se veía un
pequeño querubín de oro con las alas desplegadas. La carroza
estaba cubierta con un paño dorado bordado en azul. Ante él iban
cincuenta servidores, todos jóvenes, vestidos con casacas, hasta la
rodilla, de satén blanco; medias de seda blancas, zapatos de terciopelo
azul, y sombreros de terciopelo azul con bellas plumas de diversos colores
colocadas alrededor en forma de bandas. Delante de la carroza iban dos
hombres, descubierta la cabeza, con túnicas hasta los pies,
ceñidas, y zapatos de terciopelo azul; uno de ellos llevaba un
báculo, el otro un cavado de pastor; no eran de metal sino el
báculo de madera de bálsamo, y el cayado de pastor, de cedro. No
se veía ningún hombre a caballo, ni delante ni detrás de
la carroza; al parecer era para evitar cualquier tumulto o molestia.
Detrás de la carroza marchaban todos los funcionarios y jefes. de las
corporaciones de la ciudad. El recién llegado estaba sentado solo,
sobre almohadones de una excelente felpa azul; sus pies descansaban en curiosas
alfombras de diversos colores, mucho más bellas que las persas. Llevaba
levantada una mano como si bendijera al pueblo, pero permanecía en
silencio. La calle estaba maravillosamente organizada, tanto que el orden que
mantenían las personas era superior al orden de batalla en que pudiera
estar cualquier ejército. La gente no se amontonaba tampoco en las
ventanas, sino que cada persona se hallaba en ellas como si hubiera sido
colocada de antemano.
Cuando hubo acabado el desfile, el judío me dijo: "Lamento no poder
atenderlo como quisiera, pero la ciudad me ha encargado que prepare los
agasajos en honor de este personaje."
Tres días después el judío me buscó de nuevo y me
anunció: "Tienen ustedes suerte; al saber el padre de la Casa de
Salomón que se hallan aquí, me envía para que les diga que
los recibirá a todos y que mantendrá una entrevista privada con
una persona elegida por ustedes; los cita para pasado mañana. Y como
tiene intención de bendecirlos, lo hará por la mañana."
Fuimos el día y a la hora indicados, y fuí yo el elegido para la
entrevista privada. Lo encontramos en un bello aposento, ricamente tapizado y
alfombrado hasta la plataforma misma. Estaba sentado en un trono bajo, muy
bien adornado y le cubría la cabeza una rica tela bordada en
satén azul. Unicamente le acompañaban dos pajes de honor, uno a
cada lado, bellamente vestidos de blanco. La ropa de debajo era la misma que
llevaba cuando lo vimos en la carroza, pero en lugar de la toga llevaba un
manto con una esclavina, del mismo bello color negro, ceñida alrededor.
Al entrar, según se nos había indicado, nos inclinamos, y cuando
estuvimos más cerca de su sillón se levantó y
extendió su mano desnuda bendiciéndonos; volvimos a inclinarnos
todos y besamos el borde de su vestido. Hecho esto los demás se fueron
y yo permanecí con él. Despidió a los pajes, me
invitó a sentarme a su lado y habló en español en los
siguientes términos:
"Dios te bendiga, hijo mío; voy a hacerte partícipe de la joya
más preciosa que poseo, pues por amor a Dios y a los hombres te
haré una relación del verdadero estado de la Casa de
Salomón. Hijo mío, con objeto de que la conozcas bien
guardaré el orden siguiente. En primer lugar, te haré saber la
finalidad de nuestra fundación. En segundo lugar, las posibilidades e
instrumentos con que contamos para nuestros trabajos. En tercer lugar, los
diversos empleos y funciones asignados a los colaboradores. Y por
último, las ordenanzas y ritos que observamos.
"El fin de nuestra fundación es el conocimiento de las causas y
movimientos secretos de las cosas, así como la ampliación de los
límites del imperio humano para hacer posibles todas las cosas.
"Los dispositivos e instrumentos con que contamos son éstos. Tenemos
grandes y profundas cuevas (le diversa extensión; las más
profundas tienen seiscientas brazas, y algunas se hallan excavadas bajo grandes
colinas y montañas; si se mide la profundidad de la colina y la de la
cueva, algunas de ellas pasan de las tres millas. Creemos que es lo mismo la
profundidad de una colina y de una cueva a partir de la parte llana; y ambas
están igualmente lejos del sol, de las radiaciones celestes y del aire
libre. Llamamos a estas cuevas la región inferior, y las empleamos para
realizar coagulaciones, endurecimientos, refrigeraciones y conservación
de cuerpos. Del mismo modo, las usamos como imitación de minas
naturales, y para producir también nuevos metales artificiales, mediante
composiciones y materiales que empleamos, y que permanecen allí durante
muchos años. Utilizamos las cuevas también (por extraño
que pueda parecer) para curar enfermedades y para prolongar la vida de algunos
ermitaños que eligieron vivir allí, provistos de todo lo
necesario, e indudablemente viven largo tiempo; a través de ellos
aprendemos también muchas cosas.
"Contamos con terrenos donde enterramos varias especies de cementos, como
aquellos con que hacen sus porcelanas los chinos. Pero los tenemos en una
variedad más extensa, y algunos de ellos son más bellos. Tenemos
también una extensa variedad de tierras y abonos para hacer más
fértil la tierra.
"Poseemos altas torres, la más elevada de media milla de altura, y
algunas de ellas se asientan en elevadas montañas, de modo que la colina
más elevada, con la torre en la cima, tiene por lo menos tres millas de
altura. Y a estos lugares los llamamos la región superior, considerando
el aire que existe entre los lugares altos y los bajos como la región
media. Empleamos estas torres, según sus situaciones y alturas, para
aislamiento, refrigeración y conservación de productos así
como para la observación de fenómenos atmosféricos
diversos: vientos, lluvia, nieve, granizo, etc. En ellas, en algunos puntos,
existen viviendas de ermitaños, a quienes visitamos, a veces, y nos
instruyen en lo que observan.
"Disponemos de grandes lagos, salados y frescos, en los que pescamos peces y
cazamos aves. Los usamos también para enterrar determinados cuerpos
naturales, pues encontramos que existe gran diferencia entre enterrar las cosas
en la tierra, o en el aire de debajo de la tierra, y enterrarlas en el agua.
Tenemos también lagunas de las que algunas personas extraen agua
potable, dulce, y otras, mediante artificios convierten el agua dulce en
salada. Tenemos también rocas en medio del mar, y en algunas
bahías de la costa, para efectuar trabajos en los que se necesita aire y
vapor de agua del mar. Poseemos, igualmente, violentas corrientes y cataratas,
que nos sirven para producir muchos movimientos; también máquinas
que aprovechando la fuerza del viento producen movimientos diversos.
"Tenemos también cierto número de pozos y fuentes artificiales, a
imitación de manantiales y baños naturales, y que contienen en
disolución vitriolo, sulfuro, acero, plomo, salitre y otros minerales; y
además, poseemos pequeños pozos donde mezclamos muchas cosas, con
lo que las aguas adquieren la virtud más de prisa y mejor que en vasijas
o en estanques. Entre éstas tenemos un agua que llamamos Agua del
Paraíso, remedio soberano. para conservar la salud y prolongar la
vida.
"Tenemos también grandes y espaciosas casas, donde imitamos y hacemos
demostraciones de fenómenos atmosféricos,.como nieve, granizo,
lluvia, caídas artificiales de cuerpos que no son agua, truenos, y
relámpagos; igualmente, engendramos cuerpos en el aire, como ranas,
moscas y otros diversos.
"Tenemos también ciertas cámaras, a las que denomitiamos
cámaras de salud, donde preparamos el aire para que sea adecuado y bueno
para la curación de diversas enfermedades, y para la conservación
de la salud.
"Tenemos también grandes y magníficos baños, con mezclas
diversas, para curar enfermedades y restablecer al cuerpo humano del exceso de
sequedad; y otros para aumentar la fuerza de los nervios, de las partes
vitales, y de la substancia y jugo corporales.
"Contamos igualmente con varios huertos y jardines, en los cuales más
que a su belleza atendemos a la variedad del terreno y del suelo, adecuados
para distintas clases de árboles y hierbas; algunos de ellos son muy
espaciosos, plantándose árboles, fresas, moras etc., con las que
hacemos diferentes clases de bebidas, además del vino. Realizamos toda
clase de injertos, así como hacemos experimentos para convertir los
árboles silvestres en frutales; todo esto da lugar a la
producción de muchos efectos. En los mismos huertos y jardines
conseguimos por medios artificiales que los árboles y las flores
florezcan antes o después de su estación correspondiente, y que
den fruto con más rapidez que lo harían siguiendo su
evolución normal. Logramos también que adquieran un
tamaño mayor que el natural, y que su fruto sea mayor y más
dulce, y de un gusto, olor, color y forma distintos a los que poseen por
naturaleza. Muchos de ellos pueden emplearse corno medicinales.
"Conocemos medios Para obtener diversas plantas y desarrollar su crecimiento
mediante mezclas de tierras, sin semillas, e igualmente para producir plantas
nuevas distintas a las corrientes, y para lograr que un árbol o planta
se convierta en otro.
"Tenemos también parques y recintos con toda clase de animales, a los
cuales empleamos no sólo como espectáculo por su rareza sino para
disecciones y experimentos; de este modo podemos averiguar por analogía
muchos males del cuerpo humano. Hemos hallado muchos efectos extraños,
como por ejemplo que la vida continúa en ellos aunque partes que se
consideran vitales perezcan o se amputen; resucitar a algunos que en apariencia
estaban muertos, y casos parecidos. Probamos también en ellos toda
clase de venenos y medicamentos, para bien de la medicina y de la
cirugía. Los hacemos artificialmente más grandes o más
altos de lo que es su especie, y al contrario, los empequeñecemos y
detenemos su crecimiento; los hacemos más fecundos y fructíferos
de lo que es su especie y, al contrario, estériles e incapaces de
fecundar. De muchas formas, cambiamos su color, tamaño y actividad.
Hemos encontrado medios para realizar cruces de diversos géneros, que
han dado como resultando muchas especies nuevas, que no son estériles
como supone la opinión general. Hacemos cierto número de
especies de serpientes, gusanos, moscas, peces, de materia en
putrefacción, y a partir de su especie algunas se convierten, en efecto,
en seres más perfectos, como bestias o pájaros, que poseen su
propio sexo y se multiplican. Todo esto no lo realizamos al azar, ya que
sabemos de antemano qué seres surgirán a partir de un cruce y
materia determinados.
"Tenemos también estanques para hacer experimentos con peces, como
dijimos antes respecto a los pájaros y demás animales.
"Contamos igualmente con lugares para la alimentación y
generación de las especies de gusanos y moscas que tienen una utilidad
especial, como los gusanos de seda y las abejas de ustedes.
"No lo entretendré mucho con la descripción de nuestras
cervecerías, panaderías y cocinas, donde se fabrican, diversas
bebidas, panes y carnes, raras y de especiales efectos. Tenemos vinos de uva y
bebidas de otros jugos de frutos, de granos, de raíces, y mezcladas con
miel, azúcar, maná, y frutos secos y condensados; igualmente del
jugo destilado por las incisiones practicadas en los árboles y de la
pulpa de las cañas. Estas bebidas tienen edades diversas, algunas hasta
de cuarenta años. Poseemos también bebidas combinadas con
diversas hierbas, raíces y especias; también con carnes variadas,
de modo que estas bebidas tienen el alimento de la carne y de la bebida a la
vez; así pues, especialmente las personas de edad avanzada pueden vivir
a base de ellas, sin necesidad de tomar carne o pan. Nos esforzamos, sobre
todo, en obtener bebidas muy sutiles, que se introduzcan en el cuerpo sin hacer
daño, de tal modo que algunas de ellas si se ponen sobre el dorso de la
mano, después de unos momentos, pasan a la palma, y no obstante son
suaves al paladar. Tenemos también aguas preparadas para que tengan
propiedades alimenticias, de forma que, sin duda algtina, son excelentes
bebidas, y muchas personas no beben ninguna otra. Tenemos pan de diversas
clases de granos, raíces y simientes, y algunos de pescado y carne
secos; como están hechos con diversas clases de fermentos y condiiaentos
excitan mucho el apetito, de tal forma que quienes viven a base de él,
sin comer ninguna otra carne, viven largo tiempo. Respecto a la carne la
prepáramos tan bien, logramos que sea tan tierna, sin que se corrompa,
que un débil esfuerzo del estómago la convierte en un buen quilo,
así como un esfuerzo demasiado fuerte lo haría con carne
preparada de otro modo. Tenemos también clases de carne, pan y bebidas
que capacitan a los hombres para vivir largo tiempo; otras que logran que el
cuerpo del hombre sea sensiblemente más fuerte y resistente, y que su
fuerza sea mucho mayor que lo sería de otro modo.
"Tenemos dispensarios o tiendas de medicinas, en las que puede verse que
contamos con más variedad de plantas y de seres vivos que ustedes tienen
en Europa (pues sabemos las que tienen); las hierbas medicinales, drogas e
ingredientes para medicinas se encuentran, igualmente, en gran variedad. Las
tenemos de diversas épocas y de largas fermentaciones. Respecto a sus
preparaciones, no sólo tenemos. aparatos para llevar a cabo toda clase
de delicadas destilaciones y separaciones, sino también formas exactas
de composición, por las cuales incorporan todos los productos de modo
tal que parecen ser elementos naturales.
"Tenemos también artes mecánicas de las que ustedes carecen;
materiales fabricados por ellas, como papel, lino, seda, tisú, delicados
trabajos en piel de un brillo maravilloso, excelentes tintes, y otras muchas
cosas; hay asi mismo tiendas, tanto corrientes como de lujo. Debe usted saber
que muchos de los artículos que he enumerado circulan y se usan en todo
el país pero, como son producto de nuestra inventiva conservamos
ejemplares y modelos de ellos.
"Tenemos hornos muy variados y con diversa intensidad de calor: ígneo y
vivo; fuerte y constante; templado y suave; mantenido, lento, seco,
húmedo, etc. Pero, sobre todo, tenemos clases de calor a
imitación del calor del sol y de los cuerpos celestes que pasan por
diversos grados de intensidad, y, por decirlo así, sujetos a
órbitas, adelantos y atrasos, y que producen admirables efectos.
Además, tenemos calores de estiércoles, de entrañas y
vísceras de seres vivos y de sus sangres y cuerpos, de heno y hierbas
húmedas, de cal viva, etc. Poseemos también instrumentos que
generan calor mediante el movimiento y lugares destinados a fuertes
insolaciones. Más aún, lugares para aislar por - completo a los
cuerpos, y sitios subterráneos que de un modo natural o artificial
producen calor. Empleamos estos diversos calores para la operación que
intentamos realizar.
"Tenernos laboratorios donde hacemos toda clase de ensayos sobre la luz, las
radiaciones y los colores; partiendo de objetos incoloros y transparentes
podemos representar todos los diversos colores, no los del espectro (como
ocurre en las gemas y en los prismas) sino cada uno en particular.
Representamos también multiplicidades de luces, que podemos llevar a
gran distancia y hacerlas tan potentes como para distinguir pequeños
puntos y líneas. También todas las colocaciones de la luz; todas
las ilusiones y engaños de la vista, en tamaños, magnitudes,
movimientos, colores; todas las demostraciones de sombras. Hemos hallado
igualmente diversos procedimientos, que ustedes desconocen, para producir luz a
partir de diversos cuerpos. Tenemos medios para ver los objetos muy lejanos,
en el firmamento y en los lugares remotos; también para contemplar las
cosas cercanas como si estuvieran muy distantes, y las cosas muy distantes
como. si estuvieran cercanas, de modo que las distancias quedan fingidas. Para
ver tenemos auxiliares mejores que las gafas y lentes corrientes. Tenemos
también lentes y artificios para ver perfecta y distintamente cuerpos
muy diminutos: las formas y colores de moscas y gusanos pequeños,
defectos e imperfecciones en las gemas que no se pueden ver de otro modo, hacer
observaciones en la orina y en la sangre que de otra forma no se podrían
hacer. Hacemos arcos iris artificiales, aureolas y círculos luminosos.
Representamos toda clase de reflexiones, refracciones, y multiplicamos los
rayos visuales de los objetos.
"Tenemos también piedras preciosas de todas clases, muchas de ellas de
gran belleza, y que ustedes desconocen; del mismo modo, cristales, y lentes de
diversos géneros; entre éstos, metales cristalizados, y otros
materiales, además -de aquellos con los que se hace cristal.
Igualmente, minerales imperfectos y fósiles que ustedes no tienen.
También, imanes de prodigiosa virtud y otras piedras raras, tanto
artificiales como naturales.
"Tenemos también laboratorios de acústica, en los que practicamos
y hacemos demostraciones con todos los sonidos y cómo se producen.
Tenemos armonías que ustedes no tienen, de cuartas e intervalos menores,
Diversos instrumentos musicales, que ustedes desconocen, algunos mucho
más dulces que los que puedan ustedes poseer, junto con campanas y
timbres delicados y armoniosos. Los sonidos bajos los convertimos en altos y
profundos, del mismo modo, a los altos los hacemos bajos y agudos; a sonidos
que originalmente son continuos los convertimos en susurrantes y gorjeantes.
Representamos e imitamos todas las letras y sonidos articulados, y los gritos y
notas de pájaros y bestias. Poseemos ciertos aparatos que aplicados al
oído logran que se pueda escuchar mejor y más alto. Tenemos
también diversos, extraños y artificiales ecos que reflejan la
voz muchas veces, como si la rebotaran; otros que devuelven la voz más
alta que fué enviada, otros más, aguda, y otros más
profunda; algunos devuelven la voz, que difiere en las retraso sonidos de la
que recibieron. Contamos también con medios para conducir los sonidos
pon tubos y conductos, a través de extrañas líneas, a
grandes distancias.
"Tenemos también laboratorios de perfumería, donde practicamos
diversos ensayos. Multiplicamos los olores, lo cual puede parecer
extraño; imitamos olores, haciendo que tengan un perfume diferente del
de las substancias que lo forman. Igualmente, realizamos diversas imitaciones
del sabor, de tal forma que pueden engañar al paladar de cualquier
hombre. En este laboratorio tenemos también un departamento de
confitería donde fabricamos toda clase de dulces, sólidos y
líquidos, y diversas clases de agradables vinos, leches, caldos y
ensaladas en mucha mayor variedad que puedan ustedes tener.
"Contamos también con salas de máquinas, en las que preparamos
máquinas e instrumentos para realizar toda clase de movimientos. En
ellas practicamos e imitamos movimientos más rápidos que los que
ustedes producen, bien con sus mosquetes o con cualquier otro instrumento que
posean; y esto con objeto de hacerlos y multiplicarlos con más facilidad
y mediante una fuerza menor, por medio de ruedas y de otras formas, y
así hacerlos más potentes y más violentos que los de
ustedes, para que sobrepasen a vuestros más grandes cañones.
Experimentamos con artillería, instrumentos de guerra y máquinas
de todas clases; igualmente, hacemos nuevas mezclas y combinaciones de
pólvora, fuego griego inextinguible, y también cohetes de todo
género, por placer y para emplearlos. Imitamos también el vuelo
de las aves; hemos logrado éxitos al conseguir volar en el aire. Tenemos
barcos y barcas para navegar bajo las aguas del mar, cinturones para nadar y
salvavidas. Poseemos diversos relojes curiosos, aparatos con movimientos de
vuelta y algunos con movimiento perpetuo. Imitamos también los
movimientos de seres vivos, como hombres, bestias, aves, peces y serpientes;
conocemos.también un gran número de otros movimientos, raros por
su igualdad, finura y sutileza.
"Poseemos también un departamento de matemáticas, donde
están representados todos los instrumentos, tanto de geometría
como de astronomía, exquisitamente fabricados.
"Tenemos también casas de ilusiones de los sentidos, donde hacemos
juegos de prestidigitación, falsas apariciones, impostoras, ilusiones y
falacias. Usted creerá fácilmente, con seguridad, que nosotros,
que poseemos tantas cosas naturales que inducen a admiración,
podríamos engañar a los sentidos si mantuviéramos ocultas
estas cosas, y arreglárnoslas para hacerlas aparecer como milagrosas.
Pero odiamos tanto las impostoras y mentiras que hemos prohibido severamente a
nuestros ciudadanos, bajo pena de ignominia y multa, que muestren cualquier
obra natural adornada o exagerada, debiendo mostrarla en su pureza original,
desprovista de toda afectación.
"Tales son, hijo mío, las riquezas de la Casa de Salomón.
"Para atender a las necesidades suscitadas por los empleos y oficios de
nuestros ciudadanos, doce de ellos navegan hacia países extranjeros bajo
la bandera de otras naciones (pues nosotros ocultamos la nuestra),
trayéndonos libros, resúmenes y modelos de experimentos
realizados en todas partes. A estos hombres los llamamos los Mercaderes de la
Luz,
"Tres de ellos reúnen los experimentos que se encuentran en todos los
libros. A éstos los llamamos los Depredadores.
"Tres reúnen los experimentos llevados a cabo en las artes
mecánicas, en las ciencias liberales, y aquellas prácticas que no
se incluyen en las artes. A éstos los llamamos. los Hombres del
Misterio.
"Tres ensayan nuevos experimentos, según lo juzgan conveniente. Los
llamamos Pioneros o Mineros,
"Tres catalogan los experimentos de los cuatro grupos anteriormente enumerados
en títulos y tablas, para iluminar mejor la deducción de las
observaciones y axiomas extraídos de ellos. Los llamamos
Compiladores.
"Tres examinan los experimentos de sus compañeros, concentrándose
en el intento de deducir de ellos cosas útiles y prácticas para
la vida y el conocimiento del hombre; e igualmente para sus obras, para la
demostración paténte de las causas, medios de adivinación
natural, y el rápido y claro descubrimiento de las virtudes y partes de
los cuerpos. Los llamamos Donadores o Benefactores.
"Luego, después de diversas reuniones y consultas de todos los miembros
para considerar las investigaciones y síntesis realizadas en primer
lugar, contamos con tres de ellos que se preocupan de supervisar y dirigir los
nuevos experimentos, desde un punto de vista más elevado, y penetrando
más -en la naturaleza que los anteriores. A éstos los, llamamos
Lámparas.
"Otros tres ejecutan los experimentos así dirigidos, y dan cuenta a
aquéllos. Los conocemos con el nombre de Inoculadores.
"Por último, tenemos tres que sintetizan los descubrimientos logrados
mediante los experimentos en observaciones, axiomas y aforismos de más,
amplitud. Los llamamos Intérpretes de la Naturaleza.
"Como puede comprender, contamos también con principiantes y aprendices,
para que no se hustre la sucesión de los primeros hombres empleados;
tenemos, además, un gran número de criados y sirvientes, hombres
y mujeres. Hacemos también lo siguiente: celebramos consultas para
acordar cuáles son las invenciones y experiencias descubiertas que se
han de dar a conocer, y cuáles no; se toma a todos juramento de guardar
secreto respecto a las que consideramos que así conviene que se haga, y
a veces unas las revelamos al Estado y otras no.
"Para nuestras ceremonias y ritos, tenemos dos larguísimas y bellas
galerías; en una de ellas colocamos modelos y ejemplares de todas clases
de los inventos más raros y mejores; en la otra, las estatuas de los
principales inventores. Tenemos allí la estatua de vuestro
Colón, que descubrió las Indias occidentales; al inventor del
barco; al monje vuestro que inventó la artillería y la
pólvora: al inventor de la música; al inventor de las cartas; al
inventor de la imprenta, al inventor de la astronomía; al inventor de
los trabajos en metal; al inventor del cristal; al descubridor de la seda de
los gusanos; al inventor del vino; al inventor del pan de maíz y de
trigo; al inventor del azúcar, y a todos aquellos que por
tradición sabemos que lo fueron. Contamos luego con diversos inventores
propios de obras magníficas que, puesto que usted no las ha visto, me
llevaría demasiado tiempo describírselas; además,
podría equivocarlo con facilidad al intentar que comprendiera rectamente
estas obras a través de mis descripciones. Al inventor de una obra
valiosa le erigimos una estatua y le damos una recompensa digna y generosa.
Las estatuas son de bronce, de mármol y jaspe, de cedro y de otras
maderas doradas y adornadas; otras son de hierro, de plata o de oro.
"Tenemos ciertos himnos y servicios religiosos de alabanza y agradecimiento a
Dios por sus maravillosas obras, que los decimos diariamente. También
oraciones para implorar su ayuda, y bendición en nuestros trabajos, y
para que les dé aplicaciones buenas y santas.
"Por último, realizamos determinados circuitos o visitas a las
principales ciudades del reino, en lasque damos a conocer, según
juzgamos conveniente, las más nuevas y provechosas invenciones.
Anunciamos también las predicciones verosímiles de enfermedades,
plagas, invasiones de animales dañinos, años de escasez;
tempestades, terremotos, grandes inundaciones, cometas, las temperaturas del
año, y otros fenómenos diversos; por consiguiente, les
aconsejamos acerca de lo que deben hacer para evitar los males y
remediarlos."
Cuando acabó de decir esto se levantó; según me
habían enseñado yo me arrodillé ante él; puso su
mano derecha sobre mi cabeza, y dijo: "Dios te bendiga, hijo mío, y que
bendiga igualmente mi relato. Te autorizo para qué lo publiques en bien
de todas las otras naciones, pues la nuestra permanece aquí, en el seno
de Dios, como una tierra desconocida." Y me dejó, después de
haberme concedido una asignación de dos mil ducados, para mí y
mis compañeros.
En las ocasiones que se presentaron, todos ellos se mostraron muy generosos.
[el resto del manuscrito estaba incompleto]
BACON
Static Wikipedia 2008 (no images)
Liber Liber 2023 -
Authors
abati
- abba
- abbate
- accademia_degli_intronati
- accati
- accetto
- acerbi
- adami
- agabiti
- agamennone
- aganoor
- agaraff
- agostini
- agraives
- agresti
- agrippa
- alamanni
- albergati_capacelli
- albert
- albertazzi
- albertelli
- alberti
- alberti_leandro
- alberti_tommaso
- albini
- albinoni
- albori_della_vita_italiana
- alcott
- aleardi
- alfa
- alfieri
- algarotti
- ali
- alighieri
- alighieri_jacopo
- allen
- aloysius
- amabile
- amalteo
- amari
- amati
- ambrogini
- amidei
- amodeo
- andersen
- anderson
- andrea_da_barberino
- andreis
- angiolieri
- angiolini
- anile
- anonimo
- antiquarie_prospettiche_romane
- antoccia
- antona_traversi
- antonelli
- appelius
- apuleius
- aragona
- arbib
- archinti
- arenskij
- aretino
- ariosto
- aristoteles
- armaroli
- aroldi
- arouet
- arrhenius
- arrieta
- arrighi
- arrigoni
- arsinov
- artom
- artusi
- atlante
- auber
- audran
- auto_da_fe_in_bologna
- avancini
- azeglio
- bacci
- baccini
- bacci_peleo
- bach
- bachi
- bachi_riccardo
- bachofen
- bach_carl_philipp_emanuel
- bach_johann_bernhard
- bach_johann_ludwig
- bach_wilhelm_friedemann
- bacigalupo
- badia_y_leblich
- baffo
- bakunin
- balakirev
- balbo
- balbo_italo
- baldacci
- balsamo
- balzac
- balzani
- banchieri
- bandello
- bandi
- baratono
- baratono_adelchi
- barbagallo
- barbaranelli
- barbarani
- barbarich
- barberini
- barbiera
- barbieri
- barbieri_francisco
- barbusse
- barella
- bargiacchi
- baricelli
- barla
- barni
- barrie
- barrili
- bartok
- bartoli
- bartoli_daniello
- barzini
- basile
- bassano
- bassano_anthony
- bastianelli
- baudelaire
- baunard
- bazzero
- bazzoni
- becattini
- beccari
- beccaria
- beccaria_antonella
- beckford
- beethoven
- belgioioso
- belgiojoso
- bellacchi
- bellani
- belli
- bellini
- belloc_lowndes
- bellone
- belo
- beltrame
- beltramelli
- bembo
- benaglio
- benamozegh
- benco
- benco_delia
- benedetti
- benelli
- beolco
- berchet
- berchet_guglielmo
- berg
- berlioz
- bernard
- bernardino_da_siena
- berneri
- berneri_camillo
- berneri_maria_luisa
- berni
- bersezio
- bertacchi
- bertacchi_cosimo
- bertelli
- berti
- bertinetti
- bertini
- bertola
- bertoni
- bertoni_brenno
- bertoni_luigi
- berwald
- besana
- bestiario_moralizzato
- betteloni
- betti
- bettinelli
- bettoni
- bevilacqua
- beyle
- bhagavad_gita
- biagi
- bianchi
- bianchi_giovini
- bianco
- bianconi
- bianconi_giovanni_lodovico
- bibbia
- bibbiena
- biber
- biffoli
- binazzi
- bini
- biografie_e_ritratti_d_illustri_siciliani
- bisciola
- bisi
- bizet
- bizzarri
- bizzozero
- blackwood
- blake
- blanch
- blanchard
- blaserna
- boccaccio
- boccalini
- boccardi
- boccardo
- boccherini
- bocchi
- bodrero
- boerio
- boghen_conegliani
- boiardo
- boieldieu
- boine
- boito
- boito_a
- bolza
- bon
- bonacini
- bonaparte
- bonarelli
- bonatelli
- bonaventura
- bonaventura_enzo
- bond
- bonfadini
- bonghi
- bonizzi
- bonola
- bonomo
- bonvesin_de_la_riva
- bordenave
- borgese
- borgese_giuseppe
- borghi
- borghi_armando
- borodin
- borri
- bortolotti
- boschetti_alberti
- boscovich
- bosio
- bossi
- botta
- bottazzi
- bottero
- bouchardy
- bourcet
- bourdet
- bouvier
- bovio
- bovio_libero
- bozzano
- bozzini
- bracco
- brahms
- brancaccio
- brera
- bresadola
- breton
- brocchi
- brofferio
- broglio
- bronte
- bronzino
- bruch
- bruckner
- bruna
- brunelli
- brunetti
- bruni
- bruni_giuseppe
- bruno
- brusoni
- bufardeci
- buia
- buonaiuti
- buonarroti
- buonarroti_il_giovane
- buoninsegni
- buozzi
- burchiello
- burckhardt
- burke
- burnaby
- burroughs
- burzio
- buschi
- busetto
- busoni
- butti
- buxtehude
- buzzanca
- byrne
- byron
- caccianiga
- cacciatore
- caccini
- cafiero
- cagna
- cagni
- cajkovskij
- calandra
- calcagno
- caldarella
- calestani
- calvo
- calza
- camillo
- camis
- cammarano
- camoes
- campana
- campanella
- campolonghi
- campra
- canestrini
- canestrini_alessandro
- canina
- cannabich
- cannizzaro
- cantalupo
- cantoni
- cantoni_giovanni
- canto_gregoriano
- cantu
- capasso
- capefigue
- capella
- capocci
- capparoni
- capponi
- capranica
- caprile
- capuana
- carabellese
- caracciolo
- caracciolo_enrichetta
- carafa_capecelatro
- carcano
- cardano
- cardile
- carducci
- carlyle
- carmina_burana
- carnevali
- carocci
- carpenter
- carrera
- carroll
- carubia
- casadei
- casanova
- casas
- cassini
- castelli
- castelli_david
- castelnuovo
- castelvetro
- casti
- castiglione
- castiglioni
- catalani
- caterina_da_siena
- cather
- cattaneo
- cava
- cavalcanti
- cavallotti
- cavara
- caversazzi
- caviglia
- cefali
- celesia
- cellini
- celoria
- cena
- cenni
- cennini
- cerlone
- cernysevskij
- cerro
- cervantes
- cervesato
- cesarotti
- cesi
- chabrier
- chanson_de_roland
- chapi
- charpentier
- chaucer
- chausson
- chelli
- cherubini
- cherubini_eugenio
- chesterton
- cheyney
- chiabrera
- chiara
- chiarelli
- chiaretti
- chiarini
- chiesa
- chigi
- chiocchetti
- chiosso
- chiurlo
- chopin
- christiansen
- chueca
- ciaceri
- ciamician
- ciampoli
- cian
- ciano
- cicero
- cicogna
- cielo
- cifra
- cimarosa
- cinelli
- cipriani
- cittadella
- claps
- clarke
- clementi
- club_alpino_italiano
- cocchi
- codemo
- coffa_caruso
- coglitore
- colagrossi
- colajanni
- coleridge
- collenuccio
- colletta
- collins
- collodi
- colombe
- colombo_fernando
- colombo_michele
- colonna
- colonna_vittoria
- colorni
- columba
- cominelli
- compagni
- compagnia_del_mantellaccio
- comparetti
- confucius
- contessa_lara
- conti
- coperario
- coppi
- corano
- corbino
- cordelia
- corelli
- coresio
- corio
- cornaro
- cornelius
- cornoldi
- corradini
- cortesi
- cosmi
- cossa
- costa
- costa_andrea
- coster
- couperin
- crawford
- crawford_morris
- cremonese
- crispi
- croce
- crocella
- croce_benedetto
- croce_enrico
- cronica_vita_di_cola_di_rienzo
- cucca
- cummins
- cuneo
- cuoco
- cuomo
- curiel
- curti
- curti_pier_ambrogio
- cusani
- cyrano_de_bergerac
- dadone
- dall_ongaro
- dalmasso
- dandrieu
- danti
- darwin
- darwin_erasmus
- daudet
- dauli
- da_ponte
- da_porto
- da_verona
- debay
- debenedetti
- debussy
- deledda
- delibes
- delius
- della_casa
- della_chiesa
- della_porta
- della_seta
- della_valle
- della_valle_pietro
- delpino
- del_lungo
- del_lungo_carlo
- dering
- desanctis
- descalzo
- descartes
- descuret
- despres
- devienne
- dewey
- de_amicis
- de_angelis
- de_astis
- de_blasio
- de_boni
- de_bosis
- de_cesare
- de_cleyre
- de_filippi
- de_foe
- de_franchi
- de_gamerra
- de_giovanni
- de_gubernatis
- de_marchi
- de_maria
- de_orestis
- de_paoli
- de_pellegrini
- de_pretto
- de_quincey
- de_roberto
- de_rubris
- de_ruggiero
- de_sanctis
- de_vries
- diabelli
- diamante
- dickens
- diderot
- difensore_degli_ebrei
- dini
- dito
- dittersdorf
- di_blasi
- di_genio
- di_giacomo
- di_giovanni
- di_giovanni_alessio
- di_grazia
- di_monaco
- di_san_giusto
- dolce
- domenichi
- donati
- donaver
- doni
- donizetti
- dorso
- dossi
- dostoevskij
- douhet
- doyle
- draeseke
- driesch
- drigo
- drosso
- ducati
- dukas
- dumas
- dunant
- duparc
- durante
- du_mage
- dvorak
- d_albert
- d_ambra
- d_ancona
- d_andrea
- d_annunzio
- d_arzo
- d_emilio
- d_india
- eco
- economisti_del_cinque_e_seicento
- eisner
- electronic_frontier_foundation
- elgar
- elia
- emanuelli
- emerson
- emiliani_giudici
- emma
- emmanuel
- engels
- enriques
- epictetus
- epicurus
- erasmus_roterodamus
- eredia
- ermacora
- errante
- errera
- euclides
- fabbri
- fabiani
- fabula_de_etc
- faldella
- fanciullacci
- fanciulli
- fanfani
- fantazzini
- fantoni
- farga
- fargion
- farina
- farinelli
- farnaby
- faure
- favaro
- fazello
- federici
- fernandez_caballero
- fernandez_guardia
- ferrabosco_il_giovane
- ferrari
- ferrari_carlotta
- ferrari_giuseppe
- ferrari_giuseppe_1720
- ferrari_paolo
- ferrari_pietro
- ferrari_pio_vittorio
- ferrari_severino
- ferrer
- ferrero
- ferretti
- ferri
- ferrieri
- ferri_dina
- ferri_giustino
- ferroni
- ferruggia
- feuerbach
- fiacchi
- fibich
- figner
- figuier
- filicaia
- filippi
- fillak
- filopanti
- finella
- fioravanti
- fioretti_di_san_francesco
- fiore_di_leggende_cantari_antichi_etc
- fiorini
- firenzuola
- flammarion
- flaubert
- fletcher
- flies
- florenzi
- florio
- flotow
- fogazzaro
- folengo
- folgore
- fontana
- fontanarosa
- fontane
- fontefrancesco
- fontenelle
- formichi
- fornaciari
- forteguerri
- fortis
- foscolo
- fraccacreta
- fracchia
- france
- francesco_d_assisi
- franchetti
- franck
- franco
- frari
- freud
- frezzi
- frugoni
- fucini
- fugassa
- funck_brentano
- gabetti
- gabrieli
- gabrieli_giovanni
- galassi
- galiani
- galilei
- gallaccini
- galleani
- galleria_palatina
- gallina
- gallo
- galuppi
- gamberi
- gandhi
- ganot
- gargiulo
- garibaldi
- garrone
- gatti
- gautier
- geminiani
- gentile
- gentile_iginio
- gerard
- geremicca
- gerli
- german
- gershwin
- gervasoni
- gherardi
- ghersi
- ghislanzoni
- ghisleri
- giaccani
- giacometti
- giacosa
- giamboni
- gianelli
- giannone
- gibbon
- gibellini
- gide
- gigli
- giglioli
- gille
- gilles
- ginzburg
- gioberti
- giolitti
- giordana
- giordano
- giornale_per_i_bambini
- giostra_delle_virtu_e_dei_vizi
- giovannetti
- giovannitti
- giovio
- giraud
- giraudoux
- giretti
- giribaldi
- giuseppe_da_forio
- giusta_idea
- giusti
- glazunov
- glinka
- gluck
- gobetti
- goethe
- gogol
- goldoni
- goldsmith
- golgi
- goll
- gomes
- gonin
- gori
- gori_pietro_1854_1930
- gorkij
- gossec
- gothein
- gounod
- gozzano
- gozzi
- gozzi_gasparo
- graf
- gramsci
- granados
- grande
- grandi
- grassi
- grasso
- grave
- gray
- graziani
- gregorovius
- gretry
- grieg
- grimaldi
- grimm_jakob
- grippa
- grossi
- grossi_vincenzo
- groto
- guadagnoli
- gualandris
- gualdo
- guardione
- guareschi
- guarini
- guelfi
- guerrazzi
- guerrini
- guglielminetti
- guglielmotti
- guicciardini
- guidetti
- guidi
- guidiccioni
- guidi_michelangelo
- guiducci
- gulli
- guy
- haeckel
- haendel
- hamsun
- harding
- hasse
- hauptmann
- hawthorne
- haydn
- heron
- herschel
- hewlett
- heywood
- hichens
- historia_di_papa
- holborne
- holst
- homerus
- hubay
- huch
- hugo
- hummel
- humperdinck
- huxley
- iacopone_da_todi
- iacopo_da_sanseverino
- iberti
- ibn_gubayr
- ibn_miskawayh
- ibsen
- imbriani
- indy
- ingrassia
- innocentius_papa_12
- intorcetta
- invernizio
- ippolita_comunita_di_scriventi
- ippolitov_ivanov
- issel
- istoria_critica
- italia
- jacobsen
- james
- janacek
- jarro
- jatta
- jeans
- jefferson
- jenna
- jennings
- jerome
- johansson
- johnson
- joinville
- jolanda
- joplin
- jovine
- joyce
- juvalta
- kaffka
- kahn
- kalevala
- kalidasa
- kant
- karr
- keynes
- kipling
- kleist
- kollo
- komzak
- kovalevskaja
- kropotkin
- labriola
- ladenarda
- lady_gregory
- lafargue
- lagerlof
- lalande
- lalli
- lalo
- lancillotti
- lando
- landriani
- lanzalone
- lao_tzu
- lasca
- laser
- lasso
- latini
- lattes
- lattes_dante
- lavater
- lawrence
- lazzarelli
- lazzaretti
- lazzeri
- la_boetie
- la_fontaine
- la_lumia
- leetherland
- leggenda_di_tristano
- legouve
- lehar
- leibniz
- leitgeb
- lemery
- lemonnier
- lenti_boero
- leonardo
- leoncavallo
- leoni
- leopardi
- leroux
- lesca
- lessig
- lessona
- lettera_a_diogneto
- levati
- levi
- levi_adolfo
- levi_giulio_augusto
- lewis
- libri_piu_letti
- libro_della_cucina
- liebig
- liesegang
- liguria
- linati
- lipparini
- lippi
- liszt
- littre
- lizio_bruno
- ljadov
- lleo
- locatelli
- lockyer
- lodi
- lomazzo
- lombardini
- lombroso
- lombroso_gina
- london
- longo
- longus_sophista
- lopez
- lorentz
- lorenzo
- lorenzoni
- lori
- loria
- lortzing
- lo_valvo
- lucatelli
- lucchesini
- lucianus
- lucini
- lucretius
- luigini_federico
- luini
- lully
- luna
- lupo
- lusitania
- luther_blissett
- luzio
- macaulay
- maccrie
- machiavelli
- mackay
- maes
- maeterlinck
- maffei
- magalotti
- maggi
- mahler
- maineri
- maistre
- malamani
- malatesta
- malinverni
- malon
- malpassuti
- mameli
- mamiani
- mannarino
- manni
- manno
- mannu
- mantegazza
- manucci
- manzoni
- marais
- marcelli
- marcello
- marchand
- marchesani
- marchesa_colombi
- marchetti
- marchi
- marconi
- maresca
- mariani
- marinelli
- marinetti
- marino
- mario
- marrama
- marselli
- marsili
- martello
- martineau
- martinelli
- martinelli_vincenzo
- martinetti
- martini
- martini_ferdinando
- martoglio
- martucci
- marugi
- marx
- mascagni
- masci
- masi
- massarani
- massenet
- massimi
- mastriani
- mastro_titta
- mattei
- matteucci
- mattirolo
- maupassant
- mazzarino
- mazzini
- medici
- medici_ferdinando_i
- medici_lorenzino
- mehul
- meli
- melville
- mendelssohn
- menghini
- mengozzi
- merlini
- merlino
- messa_di_requiem
- messina
- metastasio
- meyer
- meyerbeer
- meyrink
- micanzio
- michaelis
- michel
- michelstaedter
- mieli
- milani
- mill
- mille_e_una_notte
- milton
- mioni
- mirbeau
- misasi
- misefari
- moderata_fonte
- modigliani
- molinari
- molnar
- mommsen
- monchablon
- mondaini
- moneta
- mongai
- mongitore
- monicelli
- monnier
- montanelli
- montesquieu
- montessori
- monteverde
- monteverdi
- monti
- monti_achille
- montpensier
- moore
- morandi
- morandi_carlo
- morando
- morasso
- more
- moresco
- moretti
- morra
- morris
- morselli
- morselli_ercole
- mosca
- moscardelli
- mosso
- mozart
- mozzoni
- mudge
- mulazzi
- mule
- mule_bertolo
- munthe
- mura
- muratori
- muratori_lodovico
- murger
- murri
- musorgskij
- mussolini
- musumeci
- muzzi
- nagy
- nardini
- narrazione_critico_storica_etc
- natale
- navigazione_di_san_brandano
- nazioni_unite
- neera
- negri
- negri_ada
- negri_francesco
- negri_gaetano
- nencioni
- nerucci
- nettlau
- nibby
- nibelunghi
- niccolini
- nicolai
- nicolaus_cusanus
- nielsen
- nieri
- nietzsche
- nievo
- nivers
- nobili
- nordau
- nordhoff
- norsa
- nota
- notari
- notturno_napoletano
- novacek
- novaro
- novaro_mario
- novatore
- novella_del_grasso_legnajuolo
- novelle_cinesi
- novelle_indo_americane
- novelle_italiane_dalle_origini_al_cinquecento
- novellino
- nucera_abenavoli
- nuovi_misteri_del_chiostro_napoletano_etc
- offenbach
- ojetti
- olper_monis
- omodeo
- onesto
- oppenheim
- orestano
- oriani
- orsi
- orsini
- ortolani
- pachelbel
- pacini
- pacioli
- padoa
- padula
- pagani
- paganini
- pagliaro
- pailleron
- paisiello
- palazzi
- paleologue
- palladio
- pallavicini
- pallavicino
- palli_bartolommei
- palma
- palmeri
- palomba
- pananti
- pani
- pannocchieschi
- panzacchi
- panzini
- paolieri
- pareto
- parini
- paris
- parlatore
- parmeggiani
- pascal
- pascal_carlo
- pascarella
- pascoli
- pasinetti
- pasolini
- paterno
- pausanias
- pavese
- peano
- pellico
- pellizzari
- penzig
- pepoli
- percoto
- pergolesi
- perlman
- perodi
- perrault
- petrarca
- petrocchi
- petruccelli_della_gattina
- piave
- piazza
- piazza_antonio
- piazzi
- pico_della_mirandola
- pierantoni_mancini
- pieri
- pierne
- pigafetta
- pignata
- pinamonti
- pinchetti
- pindemonte
- pino
- pintor
- pinza
- pioda
- piola
- pirandello
- pisacane
- piscel
- pissilenko
- pitre
- piva
- pizzagalli
- pizzigoni
- pizzigoni_giuseppina
- pizzirani
- planche
- plato
- plinius_caecilius_saecundus
- podesta
- podrecca
- poe
- poli
- polidori
- polidori_francesco
- polimanti
- poliziano
- polo
- polybius
- pompilj
- ponchielli
- popper
- porati
- porta
- pov_ray_team
- pozzi
- pozzi_antonia
- praetorius
- praga
- praga_marco
- prati
- previati
- prevost
- prose_e_poesie_giapponesi
- proudhon
- proust
- prunas
- puccini
- puini
- pulci
- purcell
- purgotti
- puskin
- puviani
- quadrio
- quel_libro_nel_cammino_della_mia_vita
- quevedo
- rabelais
- rabizzani
- raccolta_di_lettere_ecc
- racconti_popolari_dell_ottocento_ligure
- rachmaninov
- racquet
- radcliffe
- raffaello_sanzio
- raga
- ragazzoni
- rajberti
- rajna
- ramazzini
- rameau
- ramusio
- randi
- ranieri
- rapisardi
- rastrelli
- ravagli
- ravel
- razzaguta
- reclus
- redi
- regaldi
- regalia
- reger
- reghini
- regina_di_luanto
- regnani
- regno_d_italia_1805_1814
- reinecke
- relazione_dell_atto_della_fede_etc
- renan
- renier_michiel
- rensi
- repubblica_romana_1849
- respighi
- retif_de_la_bretonne
- reuze
- reyer
- rezzonico
- ricchi
- ricchieri
- ricci
- ricci_paterno_castello
- ricci_umberto
- riccoboni
- righetti
- righi
- rignano
- rilke
- rimatori_siculo_toscani_del_dugento
- rime_dei_memoriali_bolognesi
- rimini
- rimskij_korsakov
- rinaldini
- ringhieri
- ripa
- ripamonti
- rizzatti
- roberti
- robida
- rocca
- roccatagliata_ceccardi
- rocca_enrico
- rocco
- roggero
- rohlfs
- rolando
- romagnoli
- romagnoli_augusto
- romani
- roma_e_la_opinione_etc
- romberg
- romussi
- roncaglia_gino
- rosa
- rosadi
- rosa_daniele
- rose
- rosetti
- rosi
- rosmini
- rosselli_carlo
- rosselli_nello
- rossi
- rossini
- rossi_emanuele
- rossi_giovanni
- rostand
- rousseau
- roussel
- rovani
- rovetta
- rubinstejn
- ruffini
- ruffini_francesco
- russo
- russolo
- ruzzante
- ryner
- sabatini
- sabatini_rafael
- sabbadini
- sacchetti
- sacchetti_roberto
- sacchi
- sacheli
- sacher_masoch
- saffi
- saffi_antonio
- saint_evremond
- saint_saens
- salanitro
- salfi
- salgari
- salimbene_da_parma
- sallustius
- salucci
- saluzzo_roero
- sangiorgio
- sannazaro
- santucci
- sanudo
- sanvittore
- sarasate
- sardegna_regno
- saredo
- sarno
- sarpi
- satta
- savarese
- savasta
- savinio
- savio
- savioli
- savi_lopez
- savonarola
- scarfoglio
- scarlatti
- scarpetta
- scarpetta_maria
- scartabellati
- schein
- schiaparelli
- schiavini
- schicchi
- schiller
- schioppa
- schmid
- schmidt
- schopenhauer
- schubert
- schumann
- schutz
- schwarz
- scilla
- scina
- scott
- scrofani
- scuto
- sebastian
- secchi
- sella
- seneca
- serafini
- serafino_aquilano
- serao
- sercambi
- serena
- serge
- sergi
- serra
- servi
- settembrini
- sfinge
- sforza
- shakespeare
- shaw
- shelley
- sicilia
- siciliani
- sidrac
- sienkiewicz
- sigonio
- siliprandi
- silva
- simpson
- sinding
- sismondi
- skrjabin
- slataper
- smetana
- sobrero
- sobrero_mario
- socci
- soler
- solera
- solmi
- solovev
- sommerfeld
- sonzogno
- sophocles
- sorbelli
- spampanato
- spaventa
- spaventa_filippi
- sperani
- speroni
- spinazzola
- spinelli
- spinoso
- spinoza
- spohr
- spontini
- stacpoole
- stael
- stampa
- statius
- stefanoni
- stein
- steiner
- stendhal
- stenhammar
- steno
- stephens
- sterne
- stevenson
- stewart
- stirner
- stoker
- storia_dei_paladini_di_francia
- storia_di_fra_michele_minorita
- stowe
- straparola
- strauss
- strauss_josef
- strauss_jr
- strauss_richard
- strenna_di_ascolti_per_il_natale
- stromboli
- suk
- sullivan
- supino
- suppe
- supplica_degli_stampatori_e_etc
- suzzara_verdi
- svendsen
- svevo
- swift
- sylos_labini
- synge
- szanto
- szymanowski
- tagore
- tanini
- tanini_alighiero
- tarabotti
- tarchetti
- targioni_tozzetti
- tartaglia
- tartini
- tartufari
- tassini
- tasso
- tassoni
- telemann
- teloni
- tempio
- tenca
- terentius
- tesoro_di_scienze_etc
- tessa
- testoni
- tettoni
- theuriet
- tholozan
- thomas
- thoreau
- thorpe
- thouar
- thovez
- thucydides
- tigri
- tilgher
- timmermans
- timpanaro
- tiraboschi
- titelouze
- tocco
- tolstoj
- tomei
- tommaseo
- torelli
- torelli_luigi
- torricelli
- tosco
- tosti
- tozzi
- traina
- trebbi
- treitschke
- trentin
- tresca
- trilussa
- trimmer
- troya
- tucci
- tumiati
- turco
- turgenev
- ubaldini
- uccellini
- uda
- ughetti
- ultimi_fatti_di_milano
- unesco
- unione_europea
- untersteiner
- urgnani
- vailati
- valera
- valery
- vallardi
- valles
- valletta
- valli
- valvason
- vannicola
- vanzetti
- varthema
- varvaro
- vasari
- vassallo
- vaticano
- venerandi
- venexiana
- veneziani
- venier
- veniero
- venosta
- venturi
- venturini
- venturi_adolfo
- verdi
- verdinois
- verdi_de_suzzara
- veresaev
- verga
- vergilius
- verne
- veronese
- verri_alessandro
- verri_pietro
- vertua
- vettori
- viaggi_di_gio_da_mandavilla
- viani
- vico
- vieuxtemps
- vigoni
- villa
- villabianca
- villani
- villani_matteo
- villari
- villiers_de_l_isle_adam
- vinci
- violante
- viotti
- viriglio
- viscnu_sarma
- vismara
- vitali
- vita_delitti
- vita_italiana_nel_cinquecento
- vita_italiana_nel_rinascimento
- vita_italiana_nel_risorgimento
- vita_italiana_nel_seicento
- vita_italiana_nel_settecento
- vita_italiana_nel_trecento
- vitruvius
- vivaldi
- vivante
- vivanti
- vives
- viviani
- viviani_raffaele
- vogue_melchior_de
- volin
- volpi
- volta
- voltaire
- volterra
- wagenaar
- wagner
- waldteufel
- wallace
- wallace_edgar
- wallace_lewis
- walpole
- wassermann
- weber
- wells
- wessely
- white_mario
- widmann
- wieniawski
- wilde
- wolf
- wolf_ferrari
- woolf
- world_wide_web_consortium
- wundt
- wu_ming
- wu_ming_1
- wu_ming_2
- wu_ming_5
- yambo
- yeats
- yriarte
- zagarrio
- zanazzo
- zandonai
- zanella
- zanghi
- zanotelli
- zavattero
- zena
- zhuang_zi
- zola
- zuccoli
-