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The Project Gutenberg eBook of Diario de la expedicion de 1822 a los campos del sud de Buenos Aires, by Pedro Andres Garcia

The Project Gutenberg EBook of Diario de la expedicion de 1822 a los
campos del sud de Buenos Aires, by Pedro Andres Garcia

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Title: Diario de la expedicion de 1822 a los campos del sud de Buenos Aires
       Desde Moron hasta la Sierra de la Ventana

Authors: Pedro Andres Garcia
         Jose Maria de los Reyes

Release Date: January 6, 2013 [EBook #41789]

Language: Spanish

Character set encoding: UTF-8

*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK DIARIO DE LA EXPEDICION DE ***




Produced by Adrian Mastronardi, Mariano Cecowski and the
Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net
(This file was produced from images generously made
available by the Bibliothèque nationale de France
(BnF/Gallica) at http://gallica.bnf.fr)






DIARIO
DE LA
EXPEDICION DE 1822 A LOS CAMPOS DEL SUD
DE
BUENOS-AIRES,
DESDE
MORON HASTA LA SIERRA DE LA VENTANA
AL MANDO DEL CORONEL
D. PEDRO ANDRES GARCIA.
CON
LAS OBSERVACIONES, DESCRIPCIONES Y DEMAS TRABAJOS CIENTIFICOS, EGECUTADOS POR EL OFICIAL DE INGENIEROS

D. JOSE MARIA DE LOS REYES.

Primera Edicion.
BUENOS-AIRES.
IMPRENTA DEL ESTADO.
1836. {I}


DISCURSO PRELIMINAR
AL DIARIO DE LA
EXPEDICION A LA SIERRA DE LA VENTANA.


Hemos sido generosos en franquear nuestras páginas á los trabajos inéditos del finado Coronel D. Pedro Andres Garcia, porque en todos ellos resalta un talento de observacion, fortificado por la experiencia, y una perseverancia, sostenida por el deseo de ser ùtil al pais que habia adoptado. Cuanto mas se agolpaban las dificultades, tanto mayor era su ahinco, y mas acerado el temple de su patriotismo. Penetrado de la necesidad de ensanchar los límites de esta provincia, se ofreciò á entrar en relaciones amistosas con los indios, para estudiar su índole, ponderar sus recursos y adquirir un conocimiento práctico de los parages que ocupaban.

Buenos-Aires, cabeza entonces del vasto vireinato de este nombre, yacia en un rincon de las pampas, rodeada de unos pocos fuertes, que formaban como una línea de circunvalacion à menos de treinta leguas de sus arrabales; y Chascomus, Lujan y Salto marcaban los límites territoriales de una ciudad, cuya jurisdiccion se extendia hasta el Desaguadero.

Tal era el estado de nuestra frontera en 1768, cuando dejò el mando Bucareli, hombre activo, pero ocupado exclusivamente en dar {II} cumplimiento á la cédula de expulsion de los Jesuitas. En los últimos dias de su administracion, D. Manuel Pinazo, gefe del cuerpo de blandenguez, notò la inseguridad de la campaña, y aconsejò que se ocupase Camarones, los Manantiales de Casco y la Laguna del Carpincho: pero los pilotos Pavon, Eguia y Ruiz, contestando al Virey Ceballos que les habia encargado de elegir puntos á propósito para fuertes y poblaciones, opinaron que debia avanzarse hasta las Lagunas de los Huesos, del Trigo y del Bragado Grande.

Estos proyectos, que tendian à alejar los salvages de las inmediaciones del Salado, fueron desechados por Vertiz, que se contentó con añadir á los fuertes existentes los de la Guardia del Monte y de Rojas, interpolando entre ellos los fortines de Ranchos, Lobos, Navarro y Areco. La ineficacia de estos arbitrios se manifestò en la invasion de 1780, en que los indios penetraron por Lujan, sin hacer caso de los elementos de defensa tan penosamente amontonados al rededor de nuestros establecimientos.

Entretanto se celebraban parlamentos con los caciques, para inducirlos à que dejasen pasar las expediciones que costeaba el Cabildo para cargar sal en la Laguna de Salinas. El Maestre de Campo Pinazo,[1] el mismo de quien acabamos de hacer mencion, dirigió tres de estas expediciones en el espacio de pocos años[2];--la última de ellas muy remarcable por haber proporcionado à D. Pablo Zizur la oportunidad de determinar astronomicamente varios puntos ignorados. Al mismo tiempo otros facultativos recorrian la costa patagónica para reconocer sus puertos, y el Gobierno tomaba medidas eficaces para establecer un camino militar entre Buenos Aires y el Fuerte del Carmen en el Rio Negro.

Estos trabajos, que anunciaban el deseo de ensanchar el ámbito de la provincia, no alteraron el estado de sus fronteras, que en 1796 halló Azara reducidas à los estrechos limites que les fueron trazados por sus fundadores. Ni se hubiera ganado mucho con llevar á efecto el plan de este Oficial, cuya linea de fuertes y poblaciones costeaba timidamente el Salado, desplegándose por ambos lados del desague del Arroyo de las Flores; al norte, por las lagunas del Espejo, Palantelen, Tigre Tuerto y Carpincho, y al sud, por los Manantiales de Lopez, de Porongos, y los Altos de Troncoso, acabando en la Isla Postrera[3] por el Paso de los Camarones. Pinazo, que en su edad avanzada tomó parte en la expedicion, hizo notar la poca amplitud de esta linea: pero se desatendieron sus consejos, y las cosas quedaron en los términos indicados.

Entretanto eran perentórias las òrdenes que se recibian de la metrópoli para abrir comunicaciones interiores con el reino de Chile. La guerra marítima, en que se hallaba empeñada España por efecto de su alianza con la Francia, le hacia recelar una interrupcion con las colónias establecidas del otro lado del Cabo de Hornos; y hombres celosos é intrépidos se ofrecieron á explorar los puntos mas retirados de la Gran Cordillera, que abrió sus flancos à Molina, à Cruz, y al mas diligente de todos, Sourryère de Souillac.

Estas tentativas, que pertenecen á la última época del gobierno colonial, multiplicaron los puntos de contacto con los indígenas, cuya amistad se solicitaba con una templanza que rayaba en humillacion. Los gefes de estas expediciones científicas, con un corto séquito y un copioso surtido de chucherias, entraban en conferencias con los caciques para atraerlos con los presentes, y captarlos con sus palabras. Esta actitud pacifica, si producia momentaneamente el efecto de amansarlos, los hacia tambien mas exigentes é intratables, porque estos agasajos les parecian una prueba de debilidad del poder que los amagaba. Los acontecimientos del año 10 cambiaron el aspecto de los negocios, y uno de los primeros cuidados de la Junta que se organizò entonces, fué poner la campaña al abrigo de las incursiones de los bárbaros: con cuyo objeto hizo salir una expedicion para Salinas, al mando del Coronel Garcia, con el encargo de proyectar un plan de defensa, fundado en los datos que le ministraria la inspeccion ocular del terreno, y la actitud de las tribus que lo ocupaban.

En una memoria, con que este oficial acompañó al Gobierno el diario de su viage[4], insistiò en la necesidad de ocupar las lineas del Colorado y del Negro, y de establecer un cuartel general en Salinas, para poblar sucesivamente las sierras de Guamini, de la Ventana y del Volcan; y de trasladar mas al sud las fronteras de Còrdoba y Cuyo para ampliar la jurisdiccion de estas provincias.

Este modo de resolver el problema era el mas lato, y los sucesos posteriores han probado que era tambien el mas prudente: pero las circunstancias del momento no se prestaban á la realizacion de este plan. Su autor, que abrigaba el convencimiento de ser el ùnico que podia librarnos de la rapacidad de los bàrbaros, volvió à proponerlo en 1814; y habia logrado que se le autorizase para llevarlo á efecto, cuando la caida del gobierno lo envolvió en sus ruinas, y de la residencia de Moron fué arrastrado à los calabozos de la capital.

Restablecido poco despues en su rango y prerogativas, olvida el agravio recibido, los perjuicios que se le habian irrogado, y se ofrece à acometer la empresa, que formaba el objeto de sus anhelos, y que, segun se expresa, le costaba cuarenta años de meditacion.

Pero estos deseos fracasaban siempre en la instabilidad de los gobiernos, y la escasez de recursos que se empezaba ya à sentir en el erario. Talvez se hubieran olvidado en los trastornos del año 20, sin la grande invasion de los indios que se verificò poco despues. La mala direccion que se diò à la campaña que se abrió bajo el mando inmediato del Gobernador de la provincia, armó á los Pampas, que el Señor Rosas habia logrado separar de la alianza de los Ranqueles, y que no hubieran engrosado las filas de nuestros enemigos, si, contra el consejo de este Gefe, no hubiesen sido sorprendidos y acuchillado, en Chapaleufú. Este error del General Rodriguez costò à la provincia pérdidas considerables, y trajo los indios hasta 15 leguas de la capital.

El año siguiente se ordenó al Coronel Garcia que emprendiese el viage, cuyo diario publicamos por primera vez. Su objeto debia ser, no solo el ajustar paces con los indios, sino predisponerlos á favor de las nuevas poblaciones que se pensaba fomentar en el sud.

La exiguidad de los recursos que franqueó el Gobierno para una empresa tan árdua, comprometió su buen éxito, y puso en peligro la vida misma de los comisionados. El Coronel Garcia salió con una escolta de catorce hombres y sesenta caballos, para ir à tratar con los caciques de tres naciones belicosas,[5] de las cuales, las dos primeras, en el parlamento celebrado el dia 28 de Abril, le presentaron una fuerza de 2,520 hombres de pelea, subdivididos en nueve divisiones; bien armados, bien montados, y formando una hermosa y regular línea de parada.[6]

La opinion del Coronel Garcia variò notablemente en este viage. Su primer plan habia sido reforzar el punto de Kakel, construir un fortin en Nahuel-Rucá, y avanzar las demas guardias en el órden siguiente: 1º. La de Chascomus à la Laguna del Sermon.--2. La de Ranchos à la de los Huesos.--3. La de San Miguel del Monte á la del Toro.--4. La de Lobos á la Laguna Blanca, ó à las Polvaderas.--5. El Fortin de Navarro à la Laguna del Trigo, ó à la de Gomez.--6. La Guardia de Lujan à la Cañada de las Saladas; desde donde se inclinaría la línea hácia la Laguna de los Leones, para juntarse al Fortin de Areco, Salto, Rojas y Mercedes, que quedaban inmoviles, por no tener poblaciones que cubrir en su frente.

Pero no tardò en conocer que la obliquidad y las inflexiones de esta traza, tan prominente por un lado, y tan retirada por otro, hacian tanto mas difícil su custodia, cuanto que el Salado, que la cortaba en el medio, en vez de ser una defensa presentaba un estorbo.

Redujo pues el problema á un postulado: á saber, que "la mejor lìnea de defensa es la que, siendo mas corta, abrace y guarde la mayor extension de terreno posible"; y se decidiò por la ocupacion de las Sierras, aguardando una época mas favorable para avanzar hasta el Colorado y el Negro.

Al reasumir sus ideas, preguntaba à sì mismo el Coronel Garcia ¿cuales no serán los resultados de una combinacion tan acertada, y cual la gloria del que la lleve á efecto?--sin preveer que esta gloria estaba reservada al génio emprendedor y perseverante del Sr. General Rosas. ¡Cual no hubiera sido el júbilo de este respetable anciano al ver coronados tantos esfuerzos, y realizadas tantas esperanzas!.... Pero la Parca inexorable truncó el hilo de su existencia, cuando se preparaba à celebrar los triunfos del que desplegò primero el estandarte de la Pátria en los desiertos del sud, y que en una sola campaña anonadò para siempre el poder salvage de los bárbaros.

El Coronel D. Pedro Andres Garcia falleció en Buenos Aires el dia 21 de Abril de 1833, en su avanzada edad de 75 años. Naciò en Santillana, cerca de Santander, donde se educó en un colegio de esculápios, y pasó á América en la edad de las ilusiones y esperanzas. Adquiriò gran renombre en las invasiones de los Ingleses, en que con valor heróico peleó al frente de los Montañeses, y cuando el curso de los acontecimientos lo colocó en una situacion mas azarosa, teniendo que pronunciarse entre una patria que idolatraba, y los nuevos destinos que se preparaban en las Colónias, se identificò con los de sus hijos, y obró, no con la hesitacion de un trásfuga, sino con la firmeza que inspira el recuerdo de un acto magnánimo. Desde entonces fueron muy pocos los momentos que pasò en el des{VII}canso, acreditando sumo celo é inteligencia en todos los trabajos que le fueron encomendados.

A los que hemos mencionado, deben agregarse:--1.º Un plan de contribuciones, que elevò al Gobierno en 1811, para la manutencion de un ejército de 6,000 hombres. 2.º Una razon estadística de los partidos de campaña, con sus respectivos planos, indicando los terrenos baldios y los poblados. 3.º Un reconocimiento científico del caudal de aguas del Rio de las Conchas, de la fuerza de su corriente, de la elevacion de sus barrancas, y de todo cuanto era necesario para establecer una fábrica de armas en sus inmediaciones. 4.º Un padron general de los habitantes de los partidos de campaña. 5.º Un mapa topogràfico, desde la provincia del Tucuman hasta el Desaguadero. 6.º Otro de todas las provincias del antiguo vireinato de Buenos Aires, hasta el puente de Apurimac, en que se comprendia el reino de Chile, señalando los rios navegables, etc.

Estos apuntes los hemos sacado de un cuaderno autógrafo, que nos ha sido franqueado por el Señor Dr. D. Tomas Manuel de Anchorena, à quien los que se interesan en el buen nombre del Coronel Garcia deben agradecer la conservacion de estos títulos con que lo presentamos à la estimacion pública.

Buenos Aires, Marzo de 1837.
PEDRO DE ANGELIS.

 

Footnotes

[1]: Este valiente oficial fué el alma de todas las empresas de esta clase que se proyectaron en su tiempo.]

[2]: En 1770, 1778 y 1786.

[3]: Le hemos conservado el nombre que le dá el Departamento Topografico en sus mapas, á pesar de que se lea Potrera en el borrador original del de Azara, que forma parte de nuestra coleccion.]

[4]: Forma parte del III tomo de la presente Coleccion.

[5]: Los Pampas, Huilliches y Ranqueles.

[6]: Son palabras del Diario, pág. 81.


EXPEDICION
A LA
SIERRA DE LA VENTANA.


OFICIO DEL GOBIERNO.

Siendo uno de los objetos mas interesantes de este gobierno, la seguridad y adelanto de las poblaciones y fronteras de la provincia, teniendo presente la dedicacion de V. S. á este importante ramo, tiene por conveniente comisionarle al efecto, y espera que á la mayor brevedad se le presentarà un plan correspondiente en que á su juicio crea el mas oportuno por ahora á precaver las incursiones del enemigo infiel; sin perjuicio de ulteriores medidas, y pacificacion y avenimientos, que sucesivamente prevendrá á V. S. el gobierno para su cumplimiento.--Buenos Aires, Noviembre 15 de 1821.

(Firma del Ministro.)

Al Coronel D. Pedro Andres Garcia.


INFORME.

EXMO. SEÑOR:--

La Comision, despues de haber reconocido varias piezas que en diversas épocas se tiraron, con objeto al adelanto de nuestras fronteras y seguridad de las campañas de la Provincia contra las frecuentes invasiones con que la han mortificado y afligido los indios Pampas; despues tambien de haber dedicado la mas diligente y madura meditacion al desempeño de esta honrosa confianza, tiene el honor de presentar sus tareas á la atencion de la superioridad de V. E.

Convertida á tan dificil exámen, ella hubo de proceder en él con gran circunspeccion, para no aventurar el descubrimiento de la verdad en una materia en que los errores son de tan general y perniciosa influencia. Su exposicion aparecerá con el caracter de sencillez y unidad que distingue la verdad de las opiniones, apoyada en el principio que presentan las leyes primitivas de la naturaleza y de la sociedad, tan general y fecundo, que envuelve en sí todas las consecuencias aplicables á su grande objeto.

Los extravios de la razon y el celo, admitidos ó tolerados sobre este particular, acaso han deslumbrado á los gobiernos precedentes, principalmente desde el año de 1740. Ellos no han podido provenir sino de supuestos falsos que hicieron lugar á falsas inducciones, ó de hechos ciertos y constantes á la verdad, pero juzgados siniestra y equivocadamente. De unos y otros pudieran citarse muchos egemplos, si la Comision no estuviese tan distante de censurarlos, como de seguirlos, y si dejase de creer que no son desconocidos á la penetracion de V. E.

La Comision, Señor Exmo., mas convencida que nadie de lo mucho que falta á nuestra poblacion, agricultura y ganaderia, para llegar al grado de prosperidad á que puede ser elevada, que es el {6} distinguido anelo de V. E., lo está tambien de la decantada decadencia, que á ser cierta, supondria la caida de nuestro cultivo, desde un estado próspero y floreciente á otro de atraso y desaliento. Pero, despues de haber hecho muchas observaciones sobre la história de la Provincia, desde su origen de civilidad, y buscado en ella el estado progresivo de nuestra poblacion y agricultura en sus diferentes épocas, puede asegurarse que en ninguna se ha encontrado tan estendida ni tan animada como en la presente.

La política errada de los Españoles en querer sugetar los indios á la bayoneta, mantuvo al país en guerra abierta mas de doscientos años: los males que con este motivo sobrevinieron à la provincia, haciéndola teatro de continuas y sagrientas batallas, bastan para probar que hasta la paz del año de 1790 ella no pudo gozar el cultivo, la estabilidad, ni gran fomento, á cuyo tiempo parece debe referirse la primera época de su felicidad. Es cierto que desde aquel punto la agricultura, protegida algun tanto por las leyes, y mas perfeccionada por el progreso de las luces del siglo que ya empezaban á desplegarse, cuenta por primero, y acaso el único de sus mejores periodos, aquel tiempo.

Pero, al paso que la necesidad estrechaba á dar ensanches á la poblacion ganadera y labradora, se cruzaban los obstáculos que paralizaban las mas interesantes ideas: á la vez se sucedian las mezquinas con las extremadamente confiadas:--aquellas por lo comun hijas de la pusilanimidad ó cobardia, y estas de una avanzada intolerante necedad: unas y otras nacidas de la ignorancia de la posicion geográfica de los terrenos, número de habitantes indígenas, poder fisico y moral que podian presentar en caso de atacarlos, como muchas veces se meditó.

Mientras que los gobiernos fluctuaban, sin poderse decidir en tal contraste de opiniones, por la medida que deberian adoptar, eran bien rápidas las irrupciones vándalas que cometian en las poblaciones de nuestras campañas, cubriéndolas muchas veces de cadáveres, y menguando considerablemente sus familias: asesinando unas y cautivando otras.

Estas escenas, con lastimosas lamentaciones del pueblo, alarmaban por algunos dias á las autoridades que indicaban querer prepararse á vindicarlas. Pero, ó fuese que los recursos no podian proporcionarse con la premura que exigia el remedio; ó, lo que parece mas cierto, que la obscuridad é ineptitud de la medida presentaban {7} justas desconfianzas del favorable éxito, quedando sin efecto, el mal multiplicaba las desgracias.

La Comision cree un deber de su desempeño presentar á V. E. con respetable libertad su opinion, apoyada en mas de cuarenta años de observaciones en este particular: y así es, que cuando asienta que se propone no aventurar el descubrimiento de la verdad, en una materia en que los errores tienen tan perniciosa influencia, tiende sus miras á indicar los que á su juicio han retardado demasiadamente las ventajas que le han arrancado de las manos la apatia é indolencia de aquellas personas, á cuyo cargo se hallaba la direccion y seguridad de la Provincia y sus habitantes.

No hay cosa que mas impida los progresos de una república, que insistir en yerros antiguos, en especies mal averiguadas, ó vulgaridades indignas de adoptarse.

La crítica, y el discernimiento que resulta del exàmen de las cosas sin preocupacion, es el único norte que nos puede libertar de tales inconvenientes: parece, pues, que en nada ha de ponerse mayor ahinco que en no dejarse llevar como los rebaños, desatendiendo el camino que debe tomarse, por atender ciegamente al que suele seguirse.

La Comision deja asentado que tiene mas de cuarenta años de observaciones sobre esta Provincia, y puede añadir que ha reconocido sus costas, atravesado y cruzado por tierra la parte de los Pampas, objeto de este informe: ha podido distinguir muy de cerca los muchos indígenas que la habitan, sus génios, usos y costumbres, y no puede lisongearse que tenga los conocimientos necesarios para calcular, ni por aproximacion, las medidas de una fuerza imponente para atacarlos con suceso feliz, aun cuando se considere justo hacerlo. Porque, viviendo en pequeñas tribus diseminadas en un mundo desierto, no es facilmente averiguable su número: pero sí, no cabe duda, que en tratándose de defensa comun, se reunen, por la amovilidad que tienen, con la velocidad del rayo, al punto donde les llama su defensa, con tal entusiasmo y ferocidad, que cargan sobre el cañon en el mas activo fuego, hasta morir al pié de él: y acaso V. E. mismo ha presenciado alguna vez este atrevido hecho, con otros no menos respetables, en el manejo de sus armas y formacion de batalla, bastante á mandar idea de su disposicion guerrera para defender sus propiedades, de que son tan idólatras como vengativos; pues nunca per{8}donan el agravio, cuya venganza reencargan á sus hijos, cuando ellos no han podido tomarla.

La agricultura y ganaderia en una nacion puede ser considerada bajo dos grandes respectos, á saber:--con relacion á la prosperidad pública y á la felicidad individual. En el primer caso, es innegable que los grandes estados y señaladamente los que gozan de un fértil y estendido territorio, deben mirarlo como la primera fuente de su prosperidad, puesto que la poblacion y la riqueza, primeros apoyos del poder nacional, penden mas inmediatamente de ella, que de cualquiera de las demas profesiones lucrativas, y aun mas que de todas juntas. En el segundo, tampoco se podrá negar que la agricultura sea el medio mas fácil, mas seguro y entendido de aumentar el número de los individuos del Estado y la felicidad particular de cada uno: no solo por la inmensa suma de trabajo que puede emplear en sus varios ramos y objetos, sino tambien por los que puede proporcionar á las demas profesiones que se emplean en el beneficio de sus productos.

Proteger la industria y el comercio, talvez con daño y desaliento de la agricultura y ganaderia, es tomar el camino al reves, ó buscar la senda mas larga, mas torcida y mas llena de riesgos y embarazos para llegar al fin. Si el comercio, la industria y la navegacion son dependientes de la agricultura y ganaderia, y estas la cuna de los pueblos, la fuerza y la riqueza de ellos, ¿como puede mirarse con indiferencia su postergacion, ó casi abandono de las bases primeras del Estado? Todos los ramos á la vez sufragan, son necesarios y forman el todo de su respetabilidad que se les tributa á las naciones que las poseen.

Cuando la defensa del Estado es una pension natural de todos sus miembros, no puede, es verdad, desconocer la agricultura y ganaderia esta primitiva y sagrada obligacion, ni en manera alguna libertarse de ella los cultivadores: entonces corran en hora buena á las armas y cambien el arado y la azada por el fusil, tratándose de socorrer á la Patria y defender su causa: pero nunca será justo que, en el mayor conflicto de sus afanosas tareas, abandonen sus hogares, haciendas y cultivos para surtir los talleres, los cuarteles y otros semejantes destinos, y acaso los asilos de la ociosidad, á que por esta causa se entregan. Parece sumamente necesario que, aclarando cuanto sea dable la legislacion y la política en este particular, se alejen los sistemas parciales, los proyectos quiméricos, las opiniones absurdas y las màximas rateras, que tantas veces han convertido la au{9}toridad pública, destinada á proteger y edificar, en instrumento de opresion y de ruina.

La Comision parece en parte haberse extraviado de su principal objeto, cuando ha discurrido sobre la importancia de esta porcion del Estado mas interesante, y cuando ha intentado demostrar que ella ha sido abatida y aun oprimida, hasta el estado de emigar de sus hogares, y acogerse al último y miserable recurso de la mendicidad para alargar su vida.

Es verdad que el horroroso azote de la guerra civil de estos últimos tiempos ha cooperado á la devastacion de nuestra campaña; la desmoralizacion que ella causa, la ha aumentado, y á su vez los indios, conducidos de su inclinacion y seducidos de los invasores, han aumentado grados de ambicion y ferocidad á la que poseian: ellos han traspasado los limites de sus antiguas correrias, y sobreponiéndose á nuestras tropas, las han atacado de frente, de una manera desusada por ellos en sus incursiones, y harto imponente á nuestros labradores y hacendados.

La atencion repartida del Gobierno à los diferentes puntos de la Provincia, que imperiosamente llamaban sus cuidados y auxilios por mar y tierra, no le permitian una contraccion tan asidua y eficaz como deseaba, y era necesario al reparo de la campaña, hasta que mas desembarazado, asistió personalmente á ella.

Este conocimiento, que le presentó la marcha hasta la Sierra, y que le proporcionó observar la animosidad de los indios, sus depravados intentos, la fertilidad de sus campos, las posiciones ventajosas para mantener una guerra devastadora sobre nuestras poblaciones, lo indefenso de estas, y la absoluta necesidad de repararlas, ha sido precisamente el primer paso de felicidad, que preságia que la suerte futura de nuestras fronteras và necesariamente á tomar una marcha la mas lisongera y ventajosa á la Provincia en el aumento de su poblacion y primeras riquezas, con la seguridad de personas y propiedades: lo que no podia suceder jamás sin que el Gobierno, rompiendo enérgicamente aquellas ataduras que siempre tuvieron ligados á sus antecesores, no hubiese tocado tan de cerca y practicamente el error que desgraciadamente los tuvo envueltos por tantos años, cuando en estas materias vivian á merced de un informante tímido, ó acaso cobarde, y de otro neciamente atrevido, sin todos los conocimientos de la geografia del país, y demas que se ha expuesto. {10}

Así es que, teniéndose por un triunfo el avanzo de terrenos hechos por los años de 1778 y siguientes, por el cordon de fronteras que se estableció con las guarniciones del cuerpo de blandengues, compuesto de 700 hombres, se miró en seguridad la Provincia, respecto à su anterior estado. Y aunque este cuerpo tuvo necesidad de batirse muchas veces parcialmente en la línea, para contener las irrupciones que repetian los bárbaros, sin embargo, el aumento de poblacion que recibian las guardias y sus inmediaciones, ya le imponian y hacian menos osados, pero no destemidos para impedir sus invasiones: y en una de estas fué que, por la primera vez en el año de 1790, se trató de establecer paz y permitir á los caciques venir á la capital, y sus indios á las guardias.

El trato docilizó á algunos y acomodó á todos, hasta establecer sus artículos de comercio con peleteria, plumas y otras pequeñeces de su rústica industria; tomando en cambio diferentes útiles, algunas ropas, tabaco y yerba, y especialmente bebidas; formando de algunos de estos artículos una absoluta necesidad, especialmente el tabaco y la yerba del Paraguay.

Esta recíproca comunicacion determinó á algunos hacendados á establecer sus estancias al sud del Salado, á su riesgo, y á merced ó tolerancia de los mismos indios, sufriendo unas veces sus rudas impertinencias, y otras sus robos y raterias, dejando nuestra línea de fronteras á retaguardia mas de sesenta leguas. Sin embargo, algunos indios con este motivo se mantenian en las labores de campaña de peones en toda clase de trabajo, y otros en la ciudad y suburbios, prefiriendo la civilidad á la vida errante y salvaje. Mucho contribuyó el Gobierno mismo, halagando con gratificaciones efímeras á los que se presentaban con el título de caciques, que se creian serlo sobre su palabra: porque esto era mas fácil que averiguarlo, y todo contribuia á mantener una paz aparente, de la que siempre se reportaba mejor partido.

El avanzo de nuestras poblaciones á tanta distancia, sin poder ser observadas de la fuerza militar ni de la jurisdiccion civil, produjo muchos excesos, dificiles hoy de reparar, y de que la Comision tratará mas abajo, en órden à su minoracion ó exterminio.

Por lo expuesto en el artículo antecedente, resultaban casi en toda la línea de fronteras, inútiles las guardias, por cuanto las poblaciones ya guardaban las fronteras, subrogándose aquellas à estas, bien que sin armas ni defensores. {11}

La atencion sobre la frontera de Portugal puso en la necesidad á este Gobierno de mandar las tropas de caballeria, casi únicas de la Provincia, que eran los blandengues, á cubrir aquellas líneas, donde permanecieron muchos tiempos, y casi acabaron su número en aquel servicio y en la pérdida de Montevideo: resultando otra mayor, de la horfandad de sus familias, antes avecindadas en las guardias á que pertenecian, y sostenidas de los soldados que ordinariamente era cada uno un padre de familia, de que resultaba la seguridad del soldado en el servicio y el aumento de la poblacion.

En el año 10 terminó de todo punto el resto de esta fuerza y armamento con que cubria sus fuertes, porque pasó integramente á la Banda Oriental, como necesaria allí. He aquí el último período de vida militar de las que fueron guardias, y que con dispendiosos gastos fueron establecidas en los años de 1778 y siguientes.

Aunque en el desconcierto general del sistema del antiguo gobierno y subrogacion del nuevo, por virtud de la revolucion para obtener la independencia, se hicieron indispensables muchos trastornos, y tocar necesidades extremas en toda línea y órden de cosas; sin embargo, la de fronteras se miró siempre con el cuidado que demandaba su peligrosa situacion: pues en el año 10, entre los apuros y escaseses de tropas y auxilios, se formó una expedicion, que marchó hasta la laguna de Salinas, mas afianzada en la maña y política, que en las fuerzas y auxilios que la componian. El éxito, en efecto, correspondió á las esperanzas, y los indios mismos lo auxiliaron con sus personas y cabalgaduras en su regreso, hasta la fortaleza de esta plaza.

Esta primera relacion de amistad estuvo afianzada hasta el año de 15, y elevada á tal grado de harmonia, que presentándose ante el Gobierno doce caciques al adelanto de nuestras fronteras, se acordó precederia un parlamento general de los de su clase con el Comisionado del Gobierno, y encargado de este negocio que estableciese, no solo los puntos en que deberian construirse las guardias, sino tambien otros asuntos relativos á intereses particulares de los mismos caciques, á manera de los que disfrutan en Chile los Araucanos.

Aprestáronse los útiles que se creyeron mas necesarios, y muchos fueron transportados al otro lado del Salado, y estando en marcha el Comisionado, ocurrió una de las muchas oscilaciones que ha presentado el curso de nuestra revolucion, y aunque en distancia de los mismos revolucionarios, se le comprende y aprende, hacién{12}dole volver á la capital, para sepultarle en un calabozo bien asegurado de grillos, hasta que se le confina á una guardia, y al año se le repone de oficio á su empleo, pero no á su comision.

Los indios estrañaron la falta de cumplimiento al término señalado: ocurrieron á averiguar el motivo, y se les dió por respuesta razones que no creyeron y que los preparó á la mayor desconfianza: las que manifestaron osadamente al Gobierno, cuando pudieron entender, que se trataba de formar á su frente nuevos establecimientos, á que abiertamente se opusieron; ya por la desconfianza en que se les habia puesto, y ya tambien por las funestas ideas que les inspiraban nuestros transfugos desertores que se habian refugiado á sus toldos, á quienes conservaban aun con armas, por la direccion que les daba para cometer robos y asesinatos sobre nuestras estancias.

Ultimamente, ellos fueron seducidos por Carreras y Ramirez, y perpetraron horrorosos excesos, que hoy llora nuestra campaña, ya por sí, ya sirviendo de auxilio à aquellos malvados invasores. Estas ocurrencias les han dado causa á creer, que pueden hacernos frente, y à considerarse vencedores de los desarmados, como si lo hubiesen estado, á estender sus miras mucho mas allá donde alcanza su vista, y finalmente, á creer que tienen un derecho á devastarnos.

Las ocurrencias en suma hasta aquí detalladas, referentes á nuestra poblacion de campaña y fronteras, presentan la nulidad absoluta en que se hallan, la de no poderlas defender ni mantener, y que es de la mayor urgencia é interes poner nuestras poblaciones á cubierto del enemigo que las acecha, vigilante para extinguirlas.

Los puntos que hayan de formar esta línea, las fuerzas para mantenerla, los fondos de que subsistan sus guarniciones, son fecunda materia de opiniones, y divididas segun el modo de ver de cada uno, no parecen fácilmente combinables: pero el tiempo las insta, y es necesario que el Gobierno se decida con la posible brevedad, por el riesgo que ofrece la demora.

La que cree que contendria al enemigo un ataque, que lo alejase y pusiese al menos al otro lado de la Sierra, sin duda que no respeta su número y localidad y que el desaire de verse batidos, si lo fuesen en sus terrenos natalicios, los empeña á sostener la guerra hasta verse esterminados: tampoco cuenta con la suerte de la guerra y sus funestas variedades, que á no corresponder una suerte favorable, era inevitable la ruina de la Provincia. {13}

La que discurre sobre formar en la Sierra del Tandil una poblacion de villa, otra en la Laguna Blanca, y la última en la Cabeza del Buey, toca aun mas inconvenientes en los ataques, formacion del pueblo y su conservacion: dejando en flanco los costados al este y oeste de la primera y última. Y aunque es verdad que las dos opiniones á la vez tendrán su lugar, este lo ha de graduar el tiempo, y ahora seria empezar por donde debe acabarse.

La que propone una línea ò camino militar hasta Patagones, se halla en el propio caso, aunque mas útil y afianzada sobre la costa del mar: pero á juicio de la Comision, tampoco debe emprenderse, y solo cree preciso y absolutamente necesario el establecimiento de una línea sobre las estancias avanzadas al sud del Salado, cuya línea de longitud este-oeste, en que corren sus poblaciones hasta aquí toleradas por los indios, no puede llamarles la atencion de un modo que traten de resistirlo.

La guardia de Kakelhuincul debe ser uno de los fuertes mas equipados, ampliando sus líneas, y el depósito en que provisionalmente se acopien los útiles de este y sus contiguos, hasta el punto de abrir los trabajos.

Esta guardia y poblacion, con las que sigan al sud, deben ser auxiliadas de las poblaciones de Bruscas, el Tordillo y Montes Grandes, de que podria encargarse el comandante del mismo fortin, ampliando antes sus líneas, para que con seguridad pueda recibir mas guarnicion, y en que con este motivo puedan apoyarse y defenderse en caso necesario la milicia, vecindario y tropas de línea, en cualquiera accidente de guerra, invasion ó sorpresa que cometan los indios.

Al costado izquierdo de esta guardia, y en la laguna Naquelrucà, debe formarse un fortin, que cubra el flanco que media á la Sierra del Volcan, distante de este punto diez leguas al sud-este: por manera que Kakelhuincul distará de este fortin detallado trece leguas, que unidas á las anteriores de la laguna Rucà, resulta el Volcan veinte y tres leguas:--puntos los tres los mas avanzados al sud y á la frontera enemiga, y los mas interesantes para las primeras y mas cuantiosas haciendas de aquellos destinos.

No pudiendo guardar rectitud ni proporcion de distancia la línea de fuertes que al costado derecho de Kakel debe seguirse, sin aventurar un choque con los indios, pues se acercarian demasiado á los arroyos en que tienen situados sus toldos y ganados, se forma {14} oblíqua, consultando las aguadas permanentes como de absoluta necesidad.

Debe seguir al frente de la guardia de Chascomus, y subrogarse esta en la laguna del Sermon, ocho leguas de Kakel, y diez y ocho al sud de Chascomus. Al frente de la guardia de Ranchos debe formarse otra en la laguna de los Huesos, distante nueve leguas de la del Sermon.

Por el mismo órden debe salir á su frente la guardia antigua del Monte, y situarse sobre la laguna del Toro, distante de aquella diez y ocho leguas, y de los Huesos diez leguas.

La de Lobos debe avanzar á la Laguna Blanca, ó si se quiere á las Polvaderas, distante de la antigua guardia diez y ocho leguas, y nueve de la del Toro.

El fortin de Navarro sale á la laguna del Trigo, ó laguna de Gomez, distantes diez leguas de la Blanca, y ocho de las Polvaderas.

La de Lujan, à la cañada de las Saladas, doce leguas distante de las del Trigo y Gomez.

Esta línea, que promedia obliqua la frontera, corre desde el Volcan hasta el punto de los Leones, ochenta leguas, y el resto hasta Rojas desde el fortin de Areco, incluso Salto y Pergamino que se encuentran hoy en frontera efectiva, por cuanto á su frente no hay hacienda alguna, por haber sido devastadas por los anarquistos y los indios, deben reponerse á su antigua fuerza en fuertes y guarniciones: así para que los vecinos que andan errantes vuelvan á sus hogares y puedan vivir seguros en sus personas y bienes, como para que los hacendados y pueblos interiores afiancen igualmente su propiedad, y se dediquen con tranquilidad á sus labranzas y talleres, libres de las zozobras que hasta aquí han experimentado; pues llegará bien pronto el tiempo en que, avanzada la guardia del Salto á la laguna de Palantelen, distante igualmente del Salto que de la guardia de Lujan, veinte y cinco leguas, cubra con una respetable guarnicion aquellos dos puntos y terrenos feraces de invernadas, en que ordinariamente eran ocupados: formando otra mas al oeste, sobre la laguna del Tigre tuerto, que deje á cubierto el Pergamino y Rojas, por ahora término de nuestra frontera al norte; hasta que formada una línea de demarcacion que señale la division con Santa Fé, ma{15}nifieste si el fortin de Mercedes deba ó no salir á su frente al sud á la laguna del Milagro, para que deja en total seguridad la carrera del Perú y Chile.

La Comision cree, por los conocimientos que tiene de esta línea, por la que ocupan los indios mas inmediatos, á lo largo, sobre los arroyos que descienden de la Sierra y su distancia, por el bañado inmenso, de dificiles pasos que nos divide, como depósito de todas las aguas de la misma Sierra, cuyo terreno es tan nivelado por la naturaleza que no se le percibe declive alguno, inutil para todo genero de cultivo y haciendas; por todo esto, repite la Comision, que cree y le parece, que esta especie de vallado fija unos límites inequívocos, que dejándolos sin alteracion á la banda austral de él, no podrán los indios reclamar nuestras disposiciones como detentadoras de sus posesiones: pues tienen hasta ahora nuestros hacendados la ocupacion que ellos han tolerado sin reclamacion; haya sido ó nó con la doble mira de robarles, como lo han hecho, con repeticion, perfidia y atrozmente.

La Comision se vé necesitada de circunscribirse, á pesar de sus deseos, á la propuesta línea de fortificacion, siguiendo la máxima política de obrar segun el estado y circunstancias de la Provincia en el momento. Desea ciertamente que ella no esté reducida á tan escasos términos; pero toca como de bulto las dificultades que han de inutilizar otras medidas, que deben quedar pendientes para su ejecucion, en seguida de esta.

El transporte solo de la antigua línea á la que nuevamente se detalla, ofrece en su egecucion no pocos tropiezos, no obstante á deber hacerse casi en el centro de nuestros recursos. ¿Cuanto mas dificil seria establecerse fuera de ellos con las armas en las manos? Los terrenos por su aridez, falta de montes, y las mas veces de aguadas, son trabajosos aun á los escoteros, que miden las jornadas para auxiliarse. ¿Como se presentaria para vencerlos, un ejército que deberia ir provisto, no para ocho ni quince dias, sino para meses enteros? Era necesario arrastrar centenares de carruages y miles de caballos, para atacar á un enemigo, que siempre está en campo volante, y con mas amovilidad y destreza que los Arabes: ellos burlarian los mejores planes, y pondrian en ridículo á sus autores, y despues de haber llevado por los desiertos que los amparan, á un ejército sin vara de virtud que hiriese á las piedras para que brotasen agua, sin maná para su alimento, y sin nubes que interpusiesen sus sombras, para que les libertase de los rigores del sol, tendrian que sucumbir á {16} la sed y al hambre, y finalmente á manos de sus enemigos. Sr. Exmo., la Comision se persuade que no debe confundirse un golpe de mano que suele darse para escarmentar á un enemigo, con las medidas de una ocupacion ó conquista: aquel es una aventura ó albur que se dá á la suerte; y estas, el resultado de una profunda meditacion, calculada sobre las fuerzas fisicas y localidades del país, con otras muchas reflexiones y razones que van á la par para su logro.

Si solo esta medida, que podrá acaso ser tenida por mezquina de algunos génios exaltados y celosos del aumento de la Provincia, se pusiese en toda su evidencia, guarnecida la frontera de las fuerzas que demanda para su seguridad, y llegando á perfeccionarla, no solo habriamos alejado para siempre el recelo de otras invasiones, sino que habriamos dado el paso mas preciso y necesario para la total ocupacion á que aspiramos, sin pérdida de un hombre, ni menoscabo de hacienda.

La Comision se atreve á decir que, perfeccionada hasta el punto que debe, ella solo vá á ser la riqueza y seguridad de la Provincia, y capaz del mayor aumento de poblacion que necesita, abriendo la mano á recibir y proteger á cuantos quieran venir á establecerse en ella, bajo la proteccion del Gobierno.

Entre la antigua y nueva línea demarcada, se miden mas de 1,400 leguas cuadradas, terreno no solo feraz, productivo y útil, sino que proporciona, una vez asegurado, el descubrimiento de otras riquezas efectivas y abandonadas, que la escasez de poblacion no ha podido dar á luz ni reconocer con exactitud. Pero antes de esplanar cuales sean, cree la Comision hacer otras observaciones, para que el Gobierno ajuste sus resoluciones del modo que estime por conveniente á la salud pública de la Provincia y sus intereses.

Atendiendo al orgullo con que se presentan los indios, podran mirar de mal ojo nuestra nueva línea, y aun tratarla de enervar á viva fuerza, para cuyo caso es necesario estar prevenidos y alarmados á su repulsa. Ellos no deben desconocer que la fuerza de nuestras poblaciones los vá á acercar á la pèrdida de las faldas de la Sierra que ocupan, y este temor impulsarlos á tomar la medida de incursiones y ataques parciales de que ordinariamente usan: por lo tanto, dispuestos y armados los partidos, cuando hayan de dar principio á las obras, parece de necesidad que las obras se combinen y arreglen de modo, que sean escarmentados en su primera tentativa. {17}

Es de absoluta necesidad que nuestras poblaciones se estiendan, y que esta estension sea correspondiente al objeto á que por ahora principalmente se dirigen, que es el de la labranza y ganaderia. Para conservar la que tenemos, y mas á la que aspiramos, debemos buscarla, si fuera preciso, con las armas en la mano, y mucho mas pronto, si la solicitud de paces que ellos tienen interpuesta con el gobierno, se descubre ser llamada falsa, de que usan con frecuencia mientras algun interes particular no les mueve á ello; bien sea por temor de ser atacados de otros indios, ó por carecer de comunicaciones que les faciliten los artículos, de que ya han formado necesidades que no pueden sobrellevar. Pero es preciso estar ciertos que jamas les anima un principio de buena fé ni desinteresado. Alguna vez se someten á una fuerza imponente, y se resignan al castigo si se les aprende en el delito: y aunque se les perdone, su carácter innoble y desconfiado les precipita de nuevo á cometer excesos y bajezas horrorosas, sin que se excepcionen entre sí aun sus propios deudos. Como la vida salvaje los tiene siempre cubiertos de miserias, estan á toda hora asechando el momento de robarse mutuamente; y por lo mismo no puede detener sus pasiones sino un motivo muy poderoso, como el de mirar su existencia en peligro.

La incertidumbre en que por el momento debe estar el gobierno acerca de la conducta ulterior de los indios, respecto á su propuesta de paces, ciertamente no puede decidirle á tomar medidas de oposicion: pero si en efecto continua su propósito de conservar la paz, entre otras cosas, parece que el comisionado del gobierno, despues de asentar la seguridad de la línea, seria muy conveniente que tratase de exigirles el acomodamiento de fortificar uno ó dos puntos del camino militar sobre el frente del Volcan al otro lado de la Sierra, porque con ellos, y los que puedan formarse sobre el Rio Colorado y á las márgenes de la Bahia Blanca, quedarian enteramente dominados, y en precision de abandonar las sierras y retirarse al oeste, ó repasar el Colorado. Esto es indispensable que suceda; pero será de un modo que los comisionados, ó gefes de los destinos, lo presenten en mas ó menos tiempo, segun los grados de su actividad en promoverlo.

No desconoce la Comision la necesidad que hay de sugetar á nuestras milicias á sus precisos deberes en los fuertes de fronteras, y de que han tenido orígen muchas desgracias, sobrevenidas por el mal trato dado á los indios, cuando en ellas se han presentado con sus miserables artículos de comercio, procurando robarselos descaradamente y aun darles de golpes, herirlos, y matar algunos. Estos hechos, que la Comision ha visto repetir, y aun castigado, han incendiado los ánimos de un modo terrible, provocándolos á la venganza: muchos y lastímosos hechos pudiera referir que {18} mas de una vez han comprometido la mejor armonia con el gobierno; y este desórden puede facilmente remediarse, conviniendo con los indios en que sus arribos á las guardias sean á determinados puntos de la misma frontera, reservando solo á los caciques el paso franco al gobierno, escoltados para su seguridad.

Nuestra campaña, harto desmoralizada por muchas causas que la han conducido á tal desgracia, principalmente las escaseses á que la han reducido las incursiones anárquicas, la multitud de desertores y otros delincuentes que abriga, presenta un motivo de atencion muy particular sobre esta clase de hombres que la infestan, á mas de una gran porcion de familias indigentes que sirven de pesada carga al honrado labrador y útil hacendado, á quienes se les haria un bien en trasladarlos á aquellas nuevas poblaciones, dándoles propiedades que cultivasen, y útiles correspondientes: conduciéndoles, si fuese necesario, por fuerza á su fortuna, evitando su perdicion y la de sus hijos; y á aquellos persiguièndolos eficazmente, hasta ponerlos en seguridad, ó esterminio, segun sus delitos.

Este exámen puede hacerse prolijo y exacto, formando una razon estadística de cada partido, cometida al vecino mas proporcionado, y vicario de él, con responsabilidad en su inexactitud. Como en dicha razon debe constar todo vecino y habitante, su ejercicio, propiedades y proporciones de que se mantiene, el número de hijos, criados y peones, sus sexos y edades, no podria escapar ninguno á su vigilancia, y el gobierno podria muy en breve tener en su mano, y á un golpe de vista, la nota de cuantos fueren disponibles, en servicio y aumento de las nuevas poblaciones.

La policia de los partidos deberia igualmente ser encargada á vecinos de las localidades, bajo los reglamentos que el gobierno les prescribiere: porque tratándose de la seguridad pública é individual, ninguno debe conocer y celar mejor á los vagos y malos vecinos, que sus propios convecinos.

Conducido el vecindario por los principios de liberalidad y en favor de sus intereses, no puede desconocer las bondades del gobierno y de la ley que lo protege.

La Comision es militar, y ha asentado que con respetable libertad dará su opinion, apoyada en la justicia y en sus conocimientos. Estos le han suministrado muchos motivos de observacion para entender y persuadirse que, mientras no esten perfectamente deslindadas las atribuciones de las res{19}pectivas jurisdicciones, política y militar, no podrá hacerse el servicio, como corresponde á la tranquilidad y adelantamiento de los pueblos.

Señor, unas tenebrosas habitudes de despotismo militar han aniquilado el ánimo del vecindario de campaña, vièndose despejados violentamente de sus propiedades, ultrajadas sus personas de palabras y obras, y acaso arrastrados á una cárcel con pérdida total de sus bienes. Estas impresiones estan aun muy vivas, y se resiente demasiado la provincia de estos tristes acontecimientos: porque sí algunos elevaron sus quejas, no merecieron mas que el desprecio, y los demas ahogaron sus sentimientos para no multiplicar los padecimientos, llorando sus desgracias en el seno de sus familias.

Los gobiernos turbulentos que nos han precedido, no podian fijar, es verdad, un mètodo que nivelase la justicia y conducta de los encargados que sabian eludir las quejas, y poner en peor condicion al reclamante. La Comision fué encargada por una vez de inspeccionar las fronteras, y tuvo la desgracia de no encontrar en toda la línea mas que uno solo que llenase las intenciones del gobierno: todos los demas eran ciertamente criminales, pero á ninguno se removió. Esta degradacion de aquellos militares, propiamente de revolucion, no puede mancillar el honor del cuerpo en general, á quien se debe, por sus heróicos sacrificios, la libertad é independencia del país.

La sabiduria y política del gobierno se persuadirá, que este rasgo solo tiene por objeto presentarle la necesidad que hay de inspirarle confianza y seguridad, sin embargo de la promulgacion de las leyes que las afianzen.

Tanto mas juzga precisa esta medida, cuanto que vá á gravitar sobre el vecindario de la campaña todo el peso de esta obra. Cree la Comision que, sin esta política diestramente manejada, no se dará un paso de felicidad en la obra gefe de la provincia: porque, como decia un sábio de nuestro tiempo á un Soberano, con referencia á asunto mas elevado: justo es Señor, que el dueño de la casa mande en ella. Y aunque es verdad que el gobierno, vigilante en su administracion, no perdona fatiga, ni se permite descanso, sin embargo, debe partir sus fatigas y franquear confianzas, para dar vado á las penosas tareas de su administracion: y ciertamente que ningunos estan mas bien indicados que los mismos interesados en su felicidad y seguridad, consultando al mismo tiempo la pública.

Los puntos que principalmente deben ser reforzados, como cardi{20}nales, son tres, á saber: Laguña de la Naquelrucá, Kakelhuincul, y el Volcan. Los demas, como fortines auxiliares, deben por lo mismo ser sus dimensiones proporcionadas, á este respecto, con una doble fuerza y amplitud, y todas equipadas de armamento, artilleria, municiones respectivamente bien conservadas, y sus precisos repuestos, de que deben responder los gefes encargados, y sufrir con frecuencia la inspeccion que delegue la Superioridad sobre el reconocimiento de todo, y de la tropa misma.

El adormecimiento y apatia en que ordinariamente quedan sumergidos los hombres con la pax, aun en las fronteras mas expuestas á rompimientos, hace y causa el abandono de la disciplina, el de armas y municiones; y una triste experiencia ha demostrado y hecho tocar funestos resultados, provenientes acaso de que los gefes militares, mas atentos á sus negocios particulares que á los deberes de su profesion y carrera, posponiendo aquellos por esta, no calculan los daños que infieren: punto que merece estar muy observado del gobierno en precaucion de semejantes males.

La fuerza efectiva de cada frontera principal, considera la Comision debe ser de 100 hombres de caballeria veterana, y algunos auxiliares de milicias, y los fortines de 50 hombres, por mitad de veteranos y milicias, y mas, segun las circunstancias lo exijan.

Si restablecida la caballeria de blandengues, tuviese cada guardia su dotacion, seria utilísimo que fuesen casados y arraigados en ella, dándoles el gobierno en propiedad un solar para establecer su casa, porque entonces creceria la poblacion proporcionalmente, y el soldado defenderia mas ahincadamente su hogar, muger é hijos, y jamas ó rara vez se notaria desercion: y á la primera generacion ya la reproduccion del soldado, por si sola, habria formado un pueblo agricultor y ganadero. Pero como en la seguridad de los hacendados y labradores de la comarca respectiva, el traficante que acude, llevando artículos de consumos en cambio de frutos y numerario, viese un compensatívo de su trabajo, procuraria tambien avecindarse, y lo mismo los artesanos, é insensiblemente se verian crecer y prosperar estas guardias con una rapidez increible, hasta formarse en cada una de ellas poblaciones de la mayor consideracion.

El labrador y hacendado sufren, y se han constituido hace muchos años, al pago del ramo de guerra, con destino á estos importantes establecimientos: y jamas han resistido otros gravámenes que con miras de auxiliarlos se han creido necesarios, aun cuando se hayan frustrado los objetos mismos de su invencion. Ellos, siempre prontos con sus personas y haberes, han dejado en abandono estos y sus familias, para cor{21}rer á las armas en defensa de la patria, hasta sacrificarse en la guerra; y hoy el gobierno necesita de sus brazos, de sus bienes, y de toda su concurrencia, para dar á la Provincia toda la estension y grandeza de que es susceptible: pues si esencialmente ha de gravarse esta privilegiada porcion de ella, la justicia reclama imperiosamente que se desvien, cuanto estè al alcance del gobierno, aquellos calamitosos tiempos, haciendo un lugar distinguido á sus méritos y servicios, los que es preciso que ahora presten á la importante atencion de las nuevas poblaciones y á su seguridad.

La Comision está penetrada del sumo é importante interes que se promueve en esta medida á favor de la campaña, y que, conducida sabiamente por el gobierno á sus mayores ventajas y engrandecimiento, vá á presentar el campo del Lácio, para dar á la provincia, como este dió á Roma, toda la grandeza y poder que la hizo respetar del orbe conocido entonces, y proporcionalmente lo será aquella en América.

Entre los muchos y extraordinarios privilegios con que agració la naturaleza à esta provincia es su localidad, por desgracia poco conocida de sus naturales. Por el norte la baña el magestuoso Rio de la Plata, que se interna á mas de setecientas leguas navegables, por diferentes provincias que atraviesa en su tránsito; mientras que por el sud la circuye el mar Oceano, por donde puede extraer todos los cuantiosos frutos que la produzca su cultivo: y á mas le brinda con inmensas riquezas de la pesca y peleteria de anfibios, que hoy hacen la fortuna de las naciones cultas que á nuestra vista se las llevan.

Son pocos conocidos, y nada frecuentados por nosotros, los puertos que se encuentran á la vuelta del cabo de San Antonio: como son, el de Tuyú en el Cabo de Corrientes, la Bahía de San Andres, la Bahía Blanca, la de San Bias, el Rio Colorado y el Negro.

Los terrenos bajos que presenta la costa del mar no han permtido, sin riesgo, hacer el reconocimiento de otros puertos y calas que necesariamente hay en la confluencia de los rios Sauce Chico y Grande, y otros de menos caudal de aguas que descienden de las sierras: ademas de los que naturalmente tenga en su seno el mar, y descubrirán los frecuentes reconocimientos desde tierra, cuando estén pobladas y registradas por la caza y pesca de anfibios, que la curiosidad y especulacion de los pobladores emprenderán tras de un interes á que los conducirá su codicia.

Muchos de estos terrenos estan hoy infestados de gentes bandidas, abrigadas en los montes, que llaman de las Islas del Tordillo y Monte {22} Grande, desde cuyo asilo hacen sus incursiones á las vecindades, cometiendo grandes excesos, que deben quedar extinguidos, luego que las tres mas avanzadas fronteras al sud se hallen establecidas, y con las fuerzas de sus dotaciones, para atacarlos con suceso feliz. La rigorosa policía que se establezca en todos los puntos de la campaña, hará que desaparezcan de ella, hombres y aun familias tan inmorales y vagas, ponièndolas en sus deberes, ó en las seguridades convenientes.

Parece necesario fijar el órden de la empresa, y debiendo empezarse por las mas necesarias, es sin duda de la mayor importancia graduar esta necesidad, la cual, aunque parezca indicada por la misma naturaleza de los estorbos, que se oponen á darle vado, no puede dejar de someterse á otras consideraciones, y principalmente á la mayor ó menor estension de su provecho: es decir, que entre dos caminos igualmente necesarios, aquel será digno de preferente atencion, que ofrezca mayor utilidad y socorra á mayor número de individuos.

Entre las ventajas de situacion que gozan las naciones, sin duda, ninguna es comparable con la cercania del mar, unidas por su medio á los mas remotos continentes del mundo conocido. Al mismo tiempo que su industria es llamada á proveer una suma inmensa de necesidades, se estiende la esfera de sus esperanzas á la participacion de todas las producciones de la tierra: y si se atiende al prodigioso adelantamiento en que está el arte de la navegacion, parece que solo la ignorancia ó la pereza pueden privar á los pueblos de tantos y tan preciosos bienes.

Es verdad que semejante ventaja suele andar compensada con grandes dificultades; porque si de una parte la furia de aquel elemento amenaza á todas horas las poblaciones que se le acercan, por otra los altos precipicios y las playas inclementes que le rodean, y que parecen destinados por la naturaleza para refrenarle, ó para señalar sus riesgos, dificultan su comunicacion ó la hacen intratable. ¿Pero quien no vé que en esta misma dificultad halla un nuevo estímulo el deseo del hombre, que llamado á proveer á su seguridad, ó á estender la esfera de su interes, está como forzado continuamente á triunfar de tan poderosos obstáculos? Ello es, que el engrandecimiento de las naciones, sino siempre, ha tenido muchas veces su orígen en esta ventaja; y que ninguna que sepa aprovecharla, dejará de hallar en ella un principio de opulencia y prosperidad.

Esta provincia ha sido particularmente favorecida por la naturaleza, pues á mas de las ventajas de su clima y suelo, tiene la de estar bañada por el mar y el gran Rio de la Plata la mayor parte de su territorio, colocado, por decirlo así, sobre el mejor punto del Océano: ella pa{23}rece, que por sus puertos está llamada á comunicarse con toda la tierra; y si á esto se agrega la posesion de sus vastas y fértiles campañas, no podremos desconocer que una particular Providencia la destinó para un grande y glorioso objeto. ¿Como es, que en tan feliz situacion podamos abandonar los medios mas necesarios para llegar á aquel fin, ni desatender á sus puertos, sin los cuales es de todo vana é inutil aquella gran ventaja, cuya falta será siempre uno de los principales estorbos que mas poderosamente retarden la prosperidad de nuestra agricultura?

La Comision no necesita recordar que este objeto tan recomendable con respecto á la industria, navegacion y comercio, lo es mucho mas respecto al cultivo. La industria sigue naturalmente á los consumidores y se situa á par de ellos, mientras el cultivo no puede buscar sus ventajas, sino esperarlas inmobil. Por otra parte, si todas las provincias pueden ser industriosas, no todas pueden ser cultivadoras, y es preciso que en unas abunden los frutos que escasean en las otras: es preciso que el sobrante de la primera acuda á socorrer las segundas; y solo de este modo el sobrante de todas podrá alimentar aquel comercio activo que es el objeto de la ambicion de los gobiernos y el fruto de sus meditaciones económicas y políticas.

Es últimamente necesario, si aspiramos á obtener todas aquellas ventajas, dar el último impulso á la agricultura y ganaderia: pues cuando la circulacion interior produzca la abundancia general, cuando haya abundado y abaratado las subsistencias, y por consiguiente la poblacion multiplicados los productos de la tierra y del trabajo, alimentado y avivado el comercio interior, entonces la misma superabundancia de frutos y manufacturas, que forzosamente resultará, nos llamará á hacer un gran comercio esterior, que clamará por este auxilio, sin el cual no puede ser conseguido.

Este punto podia dar á la Comision materia para hacer muy estendidas reflexiones: mas ella solo se contentará con presentar una á la sábia ilustracion del Gobierno, que le parece sumamente importante, y de la mayor influencia sobre la mejor poblacion, aumento de la agricultura, ganaderia y labranza previniendo ya la navegacion, comercio é industria á un mismo tiempo, que oportunamente iria adelantando, poniéndose en activa accion el resto de la provincia á su ejemplo.

La Comision está persuadida de que alguna vez los buenos ejemplos suelen ser perniciosos. Esto se prueba observando que los Romanos emprendieron todos los caminos de su vasto imperio, llevándolos desde la plaza de Antonino en Roma hasta lo interior de Inglaterra, de una {24} parte, y de la otra hasta la Palestina; tan firmes y magníficos, que sus grandes restos hasta hoy llenan de admiracion al viagero observader: y las naciones modernas, queriendo imitarlos sin tener los mismos medios para ello, afligieron á los pueblos sin poderles comunicar tan grande beneficio. Sin embargo, esta regla admite excepcion en favor de la provincia, y no puede haber inconveniente en la empresa, con tal que no se piense en grandes é inadoptables comunicaciones exteriores, hasta que hayan sido establecidas las poblaciones, su labranza, y pastoreo, de un modo suficiente á promover la industria, navegacion y comercio que ha de formar la marcha unida de sus ventajas y especulaciones, para llegar al término de su engrandecimiento.

Afortunadamente el Gobierno empeña sus desvelos en remover los estorbos, proponiendo leyes, simplificando las administraciones, arreglando la policía y mala jurisprudencia mercantil; en fin, todo cuanto retarda el aumento y seguridad de nuestra comun felicidad, destruida y aniquilada por falta de estos principales elementos; buscando directamente los medios de arruinar nuestro cultivo y poblacion, ó por mejor decir, removiendo hasta los estorbos que la naturaleza opone á su prosperidad: bajo cuyos principios es de esperarse que la opinion misma cederà á la buena y útil enseñanza, como las tinieblas á la luz; bien que, para luchar con la naturaleza son necesarios grandes y poderosos esfuerzos, con extensos recursos, que no siempre estan á la mano.

Cuando se considera de una parte los crecidos fondos que exigen las empresas, y de otra, que á las veces una sola es muy superior á la porcion de rentas públicas que suelen destinarse à ella, parece mas disculpable el desaliento con que se miran por los gobiernos: y como estos fondos, en último sentido, deben salir de la fortuna de los individuos, parece tambien como inevitable la alternativa, ó de renunciar á la felicidad de muchas generaciones por no hacer infelice á una sola, ó de oprimir á una sola para hacer felices á las demas. Sin embargo, es preciso confesar que el atraso muchas veces no proviene tanto de la insuficiencia de la renta pública, cuanto de la injusta preferencia que se dá en su inversion á objetos menos enlazados con el bienestar de los pueblos, ó talvez contrarios á su prosperidad.

Para demostrar esta proposicion, bastaria considerar que la guerra forma el primer objeto de los gastos públicos, y aunque ninguna inversion sea mas justa que la que se consagra á la seguridad y defensa de los pueblos, la historia acredita, que para una guerra emprendida con este sublime fin, hay muchas que se empeñan con los innobles motivos de ambicion y orgullo; y por consiguiente, privan de la abundancia y {25} prosperidad, de que disfrutarian si hubiesen invertido sus fondos en adoptar y comprar, si fuese nacesario, un sistema de paz, con preferencia á malbaratarlos en proyectos de vanidad, destruccion, y nulos en sus resultados.

La Comision se ha estraviado otra vez, arrebatada del ardiente celo y deseo que le anima por el bien de la provincia, discurriendo en su beneficio, y espresando las reflexiones que le han parecido se acercan mas á nuestro estado civil y militar. Volviendo sobre sus pasos y al objeto principal de su encargo, que es la seguridad de fronteras, el aumento de la poblacion, el cultivo y las haciendas pastoriles, cree deber añadir:--

Que siendo el principal y mas interesante punto el del Volcan, debe mirarse con preferente atencion, en razon de su fortificacion y fuerza efectiva; en la de hallarse mas avanzado al enemigo; en la de tener la mas apreciable localidad de la campaña, por sus hermosos pastos, campos y aguadas; y finalmente en la de estar vecino al mar, para progresar extraordinariamente por todas las proporciones que no tienen, ni pueden tener los otros, como mas mediterraneos ó centrales.

Entre los extraordinarios recursos que sabiamente ha propuesto el Gobierno á la Honorable Representacion, se ofrece la ley de retiro, que transmitida á la posteridad, señalará la época en que fuè dictada, sin contradiccion alguna, como la mas memorable de nuestra revolucion en honra de sus autores; de que no nos presentan modelo alguno las historias, tanto mas digna de elogio al considerar la utilidad y ventajas públicas que pueden y deben sacarse de los mismos retirados.

Entre otras altas miras que el gobierno se ha propuesto, es igualmente loable la fondacion de una ciudad, cuyo título perpetúe la memoria del benemérito Ciudadano y General de los ejércitos de la Patria, D. Manuel Belgrano. Ciertamente que ninguno se presenta mas adecuado, mas útil, ni mas honorífico. No mas adecuado, por la localidad y hermosura de que disfruta; no mas útil, por las ventajas que le ofrecen la misma localidad y su feraz terreno; no mas honorífico, porque iban á formar este precioso monunmento á la fama póstuma de aquel general y de esta provincia, los mismos guerreros, y sus compañeros de armas, que despues de haber regado con su sangre el campo de las victorias por salvar la patria de los enemigos que la oprimian, sellaban su marcha gloriosa con la fundacion de una ciudad, que pasando á los venideros, perpetuára un ejemplo, que acaso no se registrará en los anales de las naciones mas cultas: y cuyas cenizas invitarán desde el sepulcro á sus hijos, á la continuacion de aquella heroica carrera; al paso que las pro{26}piedades y posesiones que les quedasen en herencia, les recordarian incesantemente su deber hácia tan nobles objetos.

Invitados por el gobierno los oficiales reformados á tan noble empresa, dándoles de merced, como á fundadores, los solares para la fundacion de sus casas, los terrenos de chacras para su labranza, y los de estancia para la cria de ganado, con las excepciones y privilegios de libertad de toda pension y derechos en los frutos de sus cosechas, y aun en los de consumo, en la forma y tiempo que pareciese conveniente á su mas pronto y eficaz progreso, sin duda que de esta medida reportaria la provincia incalculables beneficios, y el gobierno tendria el placer de recibir los respetos y homenages que le tributarian, aun al través de los siglos, las generaciones venideras, bendiciendo la mano benéfica y laboriosa por todo lo que le debian.

Esta nueva poblacion, que formaba el honor y el mérito de sus fundadores, á que unia la de capitalistas, empezaba á brillar desde su cuna, desenrollando á la par de su acrecentamiento un poder y facultades que no estan concedidas á las demas, por no ser facil reunir en un punto tales y tan singulares proporciones.

Ella como mas avanzada iba á imponer á los enemigos, de quienes se haria tan temible como respetada, y no pudiendo resistir á la fuerza, mal de su grado habrian de ceder el campo que ocupan, retirarse à mayor distancia, ó talvez repasar el rio Colorado para refugiarse á las cordilleras de los Andes, término á que deben venir por un órden regular en la sucesion de los tiempos.

Esta disposicion acercará mas pronto la època en que debe formarse el camino militar arriba indicado, y la trasposicion de los indios al sud de las sierras; quedando entonces á favor de nuestros hacendados libre la falda de estas, que es toda la aspiracion á que por ahora anhela nuestra poblacion.

La Comision omite detallar el servicio de las guardias, pero no puede menos de observar, que las partidas descubridoras, que deben estar siempre en campaña, hagan su servicio de una á otra guardia, hasta el punto dado en que deban encontrarse ó cambiar las tablillas que lleven, para acreditar haber llegado á él, y comunicarse reciprocamente las novedades que ocurran; porque si fuesen avanzados al sud podria suceder que los indios, puestos en observacion, asechasen el momento de su retirada, para introducirse en nuestros campos, burlando aquel servicio, lo que no es tan facil suceda cruzando de una á otra guardia. {27}

Tampoco parece á la Comision debe ingerirse en los fondos y arbítrios con que han de emprenderse estas obras porque estando nombrada una junta de hacendados, y teniendo el gobierno tomado á su cargo estas dispocisiones, facilmente podrian contrariarse con los conocimientos y trabajos que ya tengan incoados, cualesquiera que fuesen las indicaciones de la Comision, que siempre ha sido de dictámen se forme un ramo con el cual se sufrague esclusivamente el adelanto de fronteras y poblaciones, asegurado ó custodiado en la Tesoreria General, y administrado y distribuido en el servicio por òrden del gobierno, á quien inmediatamente debe estar todo sugeto y dependiente, para evitar los deservicios que en otra forma se han esperimentado, y de que son susceptibles.

La disciplina, subordinacion y respeto en la tropa de línea y milicias, son la base en que se afianza la defensa y seguridad del Estado. Estas deben ser observadas, y sus gefes, de comisiones superiores, que rigorosamente las inspeccionen, y si faltáre esta exactitud, la obra no podrá llegar á su complemento y perfeccion.

Las delineaciones de los fuertes y poblaciones requieren no menos diligencia y actividad, y que sean en todo sentido sin mesquindad, ni escasez, consultando siempre su salubridad y plantas de la mejor arquitectura civil y militar: con especialidad en las que, como en el Volcan, desde luego pueden empezar á hacer edificios de fábrica, por la proporcion de cal. Las delineaciones deberán preferirse de nord-este á sud-este, y al menos veinte varas de luz en sus calles, presentando antes al gobierno el plano respectivo para su aprobacion, si la mereciese.

Cuando estuviese encabezado y hecho el libro ó censo de su vecindario, de modo que trasmitiere á la posteridad sin equivocacion sus fundadores en un libro maestro firmado de sus primeras autoridades y sellado, deberia hacerse otro, firmado y sellado como el anterior, en que constasen las mercedes que se les hacian, y repartos de tierras, con prohibicion à los poseedores de su enagenacion en el tèrmino de veinte años, con la precision de poblarlo y cultivarlo. Y para arrancar antes de nacer el ruinoso semillero de pleitos en las ubicaciones de los terrenos, deberian estos darse medidos y deslindados, de que deberia ponerse constancia en el libro de mercedes, y conservar con él un plano topográfico en el archivo de su custodia, para aclarar todas las dudas que el transcurso de los tiempos presentan. De estos libros y planos deberian conservarse cópias fieles en el archivo general de la provincia, y muy particularmente deberian asentarse los puntos de arranque, ó mojonera comun, que acaso serian los mas ciertos, las plazas mayores de cada pueblo: señalando con la mayor exactitud del arte los rumbos á que corrian, con correccion de la brújula, y {28} espresion puntual de su variacion, porque esta, está observado, se aumenta, y el transcurso de años hace tocar inconvenientes notables.

Los errores en que incidieron nuestros mayores nos marcan la senda que debemos sequir para evitarlos, y no dejar en herencia á nuestros hijos pleitos interminables, discordias y odiosidades, que llegan á destruir de todo punto las familias.

La Comision, en precaver estos riesgos, se haria molesta, si no temiera serlo ya en un informe, que por demasiado largo debe terminar. Cualesquiera que sean sus errores, cree que merecerán indulgencia ante la respetabilidad de V. E.; porque el ardiente deseo de la felicidad de la Provincia, á quien tiene el honor de servir y de quien se halla tan beneficiada, en fuerza de la gratitud que le tributa, le impulsa á creer, que todo es poco y muy menguado en su obsequio. Dios guarde á V. E. muchos años. Buenos Aires, Noviembre 26 de 1821.

Exmo. Señor.

PEDRO ANDRES GARCIA. JOSE DE LA PEÑA Y ZAZUETA.

Exmo. Sr. Capitan General de la Provincia. {29}


DIARIO.

La Comision, destinada á establecer las paces con las tribus de indios al sud, tiene la honra de presenter á V. E. el diario de su viage, hasta las faldas de la Sierra de la Ventana, su derrota, observaciones facultativas, planos y demas que ha puntualizado en cumplimiento de sus deberes.--Luego que recibió la órden superior y se presentó á su cumplimiento, advirtió que el cacique Cayupilqui en su invitacion hablaba con generalidad, sin determinar el número de caciques concurrentes, ni punto en que deberian reunirse estos, para establecer los tratados á que aspiraban; sin cuyos prévios requisitos y rehenes correspondientes, no solo parecia vaga la propuesta, sino tambien inutil en el caso de no convenir los principales y acordar el punto de reunion, el cual deberia ser en las primeras sierras ó lagunas de Milla Lauquen: en inteligencia, que no pasaria mas adelante, por lo avanzado de la estacion, si, como espresamente pedian al Coronel exponente, querian que fuese al asentamiento de la paz. El cacique Cayupilqui convino en volver á los toldos acompañado de un intérprete, que por parte del gobierno asegurase á los de su clase la aceptacion de S. E. á la propuesta de paz, y marchar á realizarla en su nombre. Dicho Coronel partió en efecto: reunió todos los caciques Pampas, Guilliches y Ranqueles; y estos, á virtud de lisonjeras promesas que les significó aquel, esperaban el momento de su llegada, cuyo falso supuesto de ofertas, cuando fué demostrado, puso en el mayor de los compromisos, y muy en riesgo de ser degollado con toda la comitiva de su cargo, al Coronel, y tambien de que se separasen los Ranqueles con miras de egecutarlo, como se demostrará cuando se esprese esta ocurrencia.

Del mismo modo omitió manifestar que la reunion la habian acordado hacer en el Sauce Grande, esto es, al pié de la Sierra de la Ventana, sin exponer á los caciques, que la Comision solo se habia allanado á llegar á las primeras sierras y no á tan enorme distancia, en estacion tan avanzada, y sin auxilios correspondientes á tan larga marcha; á mas de los riesgos que deberia recelar de entrar al cen{30}tro de sus tolderias, donde podia ser atacada á toda hora de unos hombres feroces que viven del robo y matan impunemente al forastero. A su vuelta manifestó Cayupilqui que todos los caciques estaban prontos á otorgar la paz, hasta el número de quince que nombró: que à la Comision la esperaban sus antiguos amigos con impaciencia, y que no se demorase la salida, quedando él en rehenes hasta la vuelta. El retorno de este cacique fué en Febrero, y como mas principalmente tenia por objeto esta Comision, reconocer facultativamente los terrenos, de cuya geografia estabamos absolutamente ignorantes en la mayor parte, convino en dar un oficial facultativo, de dos que le fueron pedidos, para levantar el plano y hacer otros reconocimientos cientificos, si fuese posible, en medio de los riesgos que ofrecian estas operaciones, si llegasen á ser advertidas de los indios. Este oficial es D. José Maria Reyes, ajudante mayor de artillería é ingeniero.

No habiendo podido facilitar el gobierno mas instrumentos que un teodolite y un nivel, fué preciso á la Comision proporcionar á su costa los que principalmente eran necesarios para obrar, demarcar y medir, con cuanto mas se requiere y demandan semejantes operaciones, de cronómetro, estadales, planchetas, estuches, &c. En el resto de Febrero se aprestó una escolta de caballería de catorce hombres, un sargento, y un oficial que debia mandarla y servir de ayudante; dos carretas, una carretilla y un coche con algunos víveres; yerba, tabaco y ropa hecha para los quince caciques; y por todo auxilio, para carruages y soldados, sesenta caballos de los del servicio de plaza: á que se agregaban dos intérpretes, que tambien se pidieron al gobierno como indispensables para entederse con los indios. El cacique Cayupilqui vino acompañado de catorce indios mas, hijos, deudos y parientes de caciques, (que ellos llaman chasquis) para ratificar al gobierno la adhesion de sus comitentes á la paz, y al mismo tiempo afirmar la exposicion del comisionado principal Cayupilqui, y que debian acompañar à la Comision en el viage hasta los toldos, presididos del caciquillo ó capitan cona, conocido por Antiguan. En efecto, ya dispuesto todo á punto de marchar, fueron recibidas las últimas órdenes del gobierno que señalan los documentos respectivos. Partida de Buenos Aires, Marzo 6 de 1822.

En 6 de Marzo salimos á las cinco de la tarde de Buenos Aires, llevando en nuestra compañia á los catorce indios chasquis y al {31} cacique Antiguan. A las seis, despues de inescusables demoras ocasionadas del mal estado de los caminos en las salidas, salvaron los carruages los muchos pantanos y atolladeros, que llegaron á inutilizar principalmente la carretilla.--A las siete y media de la noche llegamos al pueblo de Moron, con el ayudante mayor Reyes, y la comitiva de indios y peones que se componia de veinte personas; donde hicimos alto para pasar la noche y reconocer el carruage que se hallaba deteriorado. Reconocido el dia 7 la carretilla, se vió no estar en estado de continuar el viage, y fué forzoso remitirla á la ciudad para reponerla con otra, lo que se verificó el dia 8.

El 9, partimos de Moron y llegamos à hacer noche en la Cañada de los Pozos, donde sobrevino un huracan y tempestad de truenos y lluvia, que nos demoró el viage hasta las 11 de la mañana del 10, y á las 6 de la tarde arribamos al Pueblo y Guardia de Lobos, punto destinado á reunirse las carretas, escolta y demas carruages, con los víveres y útiles que debian servir al viage y cumplimiento de la Comision. El teniente de húsares y capitan graduado, D. Julian Montes, que debia acompañarnos, ya se hallaba en aquel punto con la escolta, é igualmente las carretas. Las autoridades, política y militar, prepararon alojamiento, lo mas cómodo posible, y franquearon con el vecindario todos los auxilios que estaban á sus alcances, y era preciso acopiar, pagando sus valores.

Deseosos de dar principio á una obra gefe, de cuyos resultados se esperaban grandes ventajas para la provincia, con la nueva adquisicion de feraces terrenos para su estension, y la principal de estas, mejorar la geografia de aquellos hermosos campos, habitados hasta hoy de salvages, por medio de los indicados reconocimientos, cuyas ventajas refluian en beneficio público, la Comision no pudo detenerse un momento en hacer presente á las autoridades de aquel partido, le eran necesarios algunos auxilios de ganados y yeguas, que podrian suministràrsele á justo precio por aquellos hacendados. En efecto, invitados por el juez respectivo, no trepidaron en franquearle hasta el número de setenta reses, que se creyeron suficientes, cien yeguas, algunos caballos, y ocho bueyes, con cargo de reintegro estos últimos. Las milicias se prestaron á hacer los apartes, y reunir en un punto estas haciendas, como lo verificaron en la mayor parte; y en su consecuencia estaba detallada la marcha de aquel punto para el dia 14.

En medio de la agitacion con que se trabajaba en estos aprestos, se recibió en la Comandancia militar una órden circular {32} que comunicaba la Inspeccion General, dando parte á todos los Comandantes de fronteras para que vigilasen en la seguridad respectiva de ellas, poniéndose alerta contra una nueva invasion de los indios, que se sabia debia verificarse en el presente mes, al mando del cacique ranquel, Pablo, dirigidos por transfugas, desertores y resto de chilenos de los de Carreras, que aun existian entre ellos. Ella, á la verdad, no dejó de sorprendernos, mucho mas cuando estaba de por medio la buena fé tantas veces manifestada por los caciques en el pedimento reiterado de la Comision, para hacer una paz sólida y permanente con la provincia: á que se agregaban otras poderosas razones para no creer semejante movimiento ofensivo de aquel cacique, que tantas veces habia instado por la quietud y harmonia á que aspiraba, con los demas de su clase.

Aunque la Comision no habia recibido comunicaciones oficiales sobre la materia, y creia inverosimil la especie, sin embargo, no creia deberse exponer á cargos ulteriores, respecto á la notoriedad de dicha órden circular, en un caso desgraciado. Por otra parte, la desconfianza de los vecinos de la campaña crecia, y la emigracion á lo interior ya habia acobardado á los peones que debian servir en los carruagues, y arreos de ganado y caballada. Pero, debiendo decidirse en falta de comunicaciones del gobierno, llamó al cacique Antiguan y á los demas indios de la comitiva, para imponerles de la novedad, y hacerles cargo de ella.--Antiguan protestó á la Comision, bajo la buena fé que presidia á sus buenos servicios prestados á la provincia, que nada habia ni podia haber contrario á ellos, y estaba pronto á responder con su cabeza: que cuando mas, podria ser alboroto tramado ó causado por alguna partida de ladrones, que no faltaban en todas partes, capaces de comprometer los mejores sentimientos.

Manifestó el que le ocupaba, con muchas y muy eficaces reflexiones; y ellas presentaron motivo á la Comision para hacerle entender, que no podria dar un paso mas en su marcha sin asegurar antes la certeza de esta novedad, y para ello se hacia necesario que el mismo cacique Antiguan, con uno de los intérpretes del gobierno, pasase á los toldos, reuniese los caciques y los hiciese sabedores del caso; previniéndoles que la Comision esperaba sus resultas en aquel punto.--El cacique se prestó gustoso á la medida, y salió el dia 14, acompañado de dos indios y el intérprete, habilitados de caballos, yerba, tabaco y otros menesteres para el camino; ofreciendo volver á los quince dias de su salida.--De todo dió cuenta la Comision al Gobierno en el acto instruidamente, solicitando su aprobacion. A la verdad, parecia no haber un motivo para temer un movimiento ofen{33}sivo en masa de todas las tribus, ni aun parcial, como se indicaba de parte del cacique Pablo, por haber asentido y convenido este con los demas en la invitacion á la paz. A mas de que, los rehenes establecidos por preliminares de ella, las numerosas partidas de indios de comercio que existian en la capital, y los que acompañaban á la Comision, eran todas circunstancias que inclinaban á creer los retragese de emprender una invasion que ponia en riesgo sus personas é intereses. La Comision adoptó aquella medida que creyó mas prudente, y esperaba que ella seria aprobada del gobierno, por cuanto al mismo tiempo conciliaba la tranquilidad de las familias de los vecindarios de las guardias fronterizas, de los temores y sobresaltos que las afligian, recelando ser nuevamente víctimas de la ferocidad de los indios. De este modo se evitaron muchos males y perjuicios, que la sola emigration causaba á los partidos en el abandono de sus hogares y haciendas.

Manifestadas las causas que motivaron la demora, pasaremos á hacer un relato de los trabajos facultativos que emprendió la Comision como objeto principal de su encargo, hasta la vuelta del cacique Antiguan. Cualquiera cosa que ella trabajase en materias científicas, creia que seria de utilidad á la provincia, aun cuando no se tuviesen todas las proporciones que demanda aquella clase de operaciones. Se acordó levantar el plano topográfico del pueblo de San Salvador de Lobos en que residíamos, y determinar su latitud, aunque por lo pronto no se hiciese el cálculo de su longitud, pues él demandaba algun tiempo y mas datos de los que teniamos. Contraidos á lo primero, ayudados de buenos instrumentos para ejecutarlo, se consiguió concluirlo en el término de cuatro dias de asiduo trabajo, porque la premura del tiempo no permitia hacerlo mas despacio, y las comodidades eran escasas para este género de ocupacion. El método adoptado era seguramente el mas sencillo, pronto, y mas propio á la situacion de aquel pueblo, y su resultado debia comprobarlo. En efecto, visto el curso de sus calles, corregida la aguja, medidos los angulos formados por sus manzanas, determinados algunos puntos principales, recorridas con la toesa las diferentes manzanas de que se compone, para ver la poblacion de cada una de ellas y determinar sus detalles, tomado en cada finca el nombre del propietario; observado al mismo tiempo el curso de una cañada y lagunas que forma esta, y pasa inmediata al pueblo, suministrándole agua para su consumo, con cuanto mas se creyó conveniente:--en toda esta operacion, hecha con escrupulosidad y exactitud, manifestó la acertada adopcion de su sen{34}cillez; de cuyos resultados nos prometimos sacar ventajas en las operaciones ulteriores.

Concluido el primer trabajo, se pasó en el momento á hacer el segundo, es decir, el de la latitud del lugar. Sabíamos que esta se hallaba, hacía algun tiempo, observada por un respetable facultativo (D. Pedro Cerviño) en la expedicion de fronteras mandada por D. Feliz de Azara, con objeto de hacer observaciones científicas en el curso de ellas. Entre las muchas que hicieron, fué una la que trataba la Comision de determinar. No se dudaba de la exactitud de aquella operacion, se respetaba su autor como sugeto conocido por sus talentos: se creia que una operacion no complicada como aquella, con mucha mas razon habria dado un resultado exacto. La Comision no tenia aquel, é ignoraba cual era la observacion hecha; pero pareciéndole muy propio de su objeto hacerlo, cuando tenia proporcion para ello, para averiguar tambien si habia alguna diferencia entre las dos observaciones, especialmente cuando de los mismos instrumentos que habian servido á aquel facultativo, franqueados por la viuda del mismo Cerviño--quintante y horizonte artificial--se iba á hacer uso en la nuestra. Todas estas circunstancias nos empeñaban á hacerlo con doble cuidado si fuese posible.

El dia 21, preparado el horizonte con escrupulosidad, para hacer la observacion por el planeta Marte, con los datos sacados de las tablas astronómicas, cuando pasase por el meridiano, dió por resultado, despues de hechas las correcciones necesarias, 35° 16' 2" de latitud austral. Parece que ambas operaciones fueron hechas con exactitud: aquella queda comprobada por la de la Comision, y esta con aquella. La pequeña diferencia que se nota de 14" no se puede reputar por tal en una observacion. Mil causas pudieron influir. La Comision cree fué seguramente un intérvalo muy corto que se demoró en fijar la alidada, mientras se reconocia si el astro habia llegado al punto maximum de su altura, y si bajaba sobre el horizonte. Esta pequeña diferencia es claro que provino de la causa antes manifestada, pero nada de esto influye en lo exacto de la observacion, ni en su resultado. Es despreciable cualquiera diferencia que en segundos pueda haber en una operacion de esta clase. Los que conocen las causas que obran para considerarse como tal, juzgarán que cualquiera diferencia de esta naturaleza no es error. Lo es cuando alcanzan á minutos, aunque sea uno solo, y entonces se reputa como tal; pero cuando versa en segundos, cualquiera que sea su número, no se para la consideracion, y solo se cuida de anotar con exactitud la primera y segunda clase. Colocados en órden {35} nuestros trabajos para su remision al gobierno, no se verificó hasta poder acompañar algunos mas de igual naturaleza, y sobre la estadística de diferentes partidos que la Comision trataba de averiguear, porque todos reunidos presentaban alguna utilidad y ventajas que podria reportar la provincia con estas obras; y la Comision en vista de ellas poder satisfacer al gobierno del empeño en su adelantamiento, y los deseos que la animaban en beneficio y prosperidad del país. Un vasto campo de operaciones presentaba esta campaña, en la que seguramente interesa conocer la multitud de hermosos terrenos, que una industria mas activa sabria aprovechar, y sacar partido de las ventajas que prometen á la agricultura y mecanismo rural. De aquellas posiciones y puntos interesantes, se hallan muchos en nuestra provincia no conocidos hasta ahora, sino superficialmente. El curso del tiempo los descubrirá, y una agricultura mas adelantada disfrutará de sus ventajas y comodidades, si antes, como es de esperar, no las saca el gobierno de la obscuridad y embolismo en que yacen, por medio de planos topográficos y estadísticas, que señalen sus bondades, para aplicar con conocimiento y fruto los auxilios y medidas de que son susceptibles, y hacer la felicidad de sus habitantes, y en general de la provincia. La Comision habría deseado desempeñar estos objetos tan dignos como benéficos al interes publico; y por entonces hubo de contraer su atencion y ocuparse de los que mas se recomendaban. El tiempo era corto: los emisarios debian regresar en breve, como lo prometieron; pero la Laguna de Lobos se llevaba la atencion de la Comision con preferencia, para un exacto reconocimiento de ella y formacion de su plano. A la verdad merecia todo este trabajo, su hermosura, posicion, calidad de su terreno, magnitud, pastos, aguadas, &c.--Demora dos leguas al sud del pueblo, y demandaba una operacion de esta naturaleza.--Dos dias consecutivos sobre sus margenes preciosos fueron necesarios para concluir aquella trabajosa operacion. Con suma dificultad se reconoció su fondo por medio de la sonda; y otras calidades que la adornan, entre estas la abundancia de pescado: teniendo por último el placer de agregar este trabajo importante á los demas para su remision al gobierno.

Situada la laguna en un hermoso terreno desnivelado, y rodeada de preciosas colinas por el norte y este, siendo el nivel de estas sobremanera superior al de la laguna; por el sud y oeste se advierte una gran planicie horizontal que se eleva suavemente sobre su nivel. Esta bella campaña está cubierta de poblaciones, ganaderia y labranza. Su terreno en general es fértil y su cultivo laborioso y abundante. Las colinas que rodean la laguna por el este tuvieron en otro {36} tiempo situado el Fortin de Lobos, cuyas ruinas aun subsisten. Por esta parte como por el sud se hallan poblaciones de pingues ganaderias, y varios de estos establecimientos son bien conocidos por su riqueza, y forman una parte muy principal de la provincia.

La laguna provee de agua á las muchas haciendas de aquellos establecimientos vecinos. Ella es permanente en su caudal, y aquellas reportan esta ventaja que es sumamente interesante á la agricultura y ganadería, porque los hacendados no sufren en tiempos de seca las pérdidas de ganados que son susceptibles, faltándoles aquel elemento preciso á su sosten.

Generalmente en toda la circunferencia de la laguna, tiene barrancas altas, menos por el oeste, por la igualdad de su nivel con el del terreno ó superficie comun. Sus aguas se estienden y forman un gran bañado por toda la campaña en tiempo de lluvias, pero cuando no las hay se reunen como un centro, formando horizonte á la vista del observador, colocado en un punto cualquiera de su circunferencia. Esta tiene 11,139 varas, resultado sacado despues de levantado su plano: su profundidad es generalmente de 30 á 40 varas de la orilla, de una y media á dos varas: mas adentro de tres, tres y media á cuatro; su fondo de arena; y en su centro se encuentra alguna loma especial en la mayor profundidad. Esta ademas tiene una cañada por el sud-este que aumenta sus aguas considerablemente por su cauce. Ella corre por un encadenamiento de lagunas y bañados algunas leguas al mismo rumbo, y mas en las cercanias del Salado. No dá paso generalmente en todo su curso por ser pantanoso, solamente en su embocadura ó confluencia. En la laguna trafican los prácticos ó baqueanos por uno que conocen y tienen bien marcado, bastante ancho y malo, por ser parte de la laguna, es decir, que para pasarla, se hace necesario atravesar 200 á 220 varas de agua. El piso es sumamente blando é imposible por ello de acercarse tres á cuatro varas de su orilla: su profundidad no es constante. Lo reconocido es de una á tres varas en las partes abordables de su curso: su ancho de seis á siete varas, y en partes forma el cauce un canal profundo, con una corriente rápida, y esta es en proporcion al acrecentamiento de sus aguas. Estas son salobres, y un poco menos las de la laguna; pero para el ganado útiles en estremo: de ellas se proveen, como se ha dicho, los establecimientos vecinos. Por el norte aumenta sus aguas del mismo modo una pequeña cañada, que al fin de catorce á veinte cuadras de curso, desagua en ella. Esta se forma de un bañado pequeño: sucesivamente va aumentando su cauce con otros mas que se le reunen. No forma lagunas en su curso; pero las mismas cali{37}dades que constituyen aquella, se verifican en esta. No dá paso por la calidad de su terreno pantanoso hasta doce ó catorce cuadras de su embocadura. Un cauce caudaloso de aguas, con mayor profundidad que la otra, la hace inaccesible, y para pasarla es preciso costearla hasta su nacimiento, y entonces se presenta un dilatado bañado bastante penoso por su anchura, pero sin peligro de mal paso: su ancho es de siete á ocho varas, y su profundidad en disminucion desde su embocadura hasta su vertiente, y la mayor es de dos, ó dos y media brazas. El cauce de este bañado es limpio, y se encuentra en él aquella cantidad de maciegas en su interior, como generalmente sucede en las cañadas.--Otras varias calidades hacen recomendable este interesante punto, y es sensible que la industria de nuestros hacendados, situados en las cercanias de una posicion tan ventajosa, no progrese como pudiera.

La Comision creyó podia emprender otros trabajos en puntos no menos interesantes que aquellos, aunque distantes de su actual posicion; pero temia no fuesen infructuosos, porque aguardaba por momentos los emisarios. Para evitarlo se dispuso enviar una partida de soldados con un intérprete y un baqueano, para que, avanzando hasta el Rio las Flores, reconociesen el paso de este, bastante dificultoso para carruages, igualmente el del Salado y Saladillo, y otros embarazos que presentan los grandes bañados que se interponen; observando al mismo tiempo cualquiera movimiento del enemigo infiel, y el regreso de la partida remitida en Comision á los toldos, cuya demora ofrecia tantas dudas sobre la conducta de los indios; especialmente con los varios movimientos ofensivos, anunciados con frecuencia por circulares comunicadas de las mismas guardias fronteras. Todas las circunstancias inclinaban á creer que la demora procedia de aquellas ocurrencias, y que debia la Comision prepararse á una defensiva, avanzando partidas con aquel objeto. Esta medida, que fué tomada de acuerdo con las autoridades territoriales, que conocian muy bien sus ventajas y la conveniencia general que resultaba de esta determinacion, hasta que oportunamente se dictase en caso necesario por la superioridad la que hubiese de asegurar sus personas y fortunas, fué conciliatoria de la tranquilidad del vecindario, que, agradecido por el esfuerzo arriesgado de la Comision, y por el interes que se tomaba en la prosperidad y seguridad de la provincia, no sabia como manifestar su gratitud, especialmente desde que vió salir la tropa, municionada completamente de artículos de boca y guerra.

Allanado este obstáculo, creyó la Comision que mientras surtia el efecto á que dirigia sus miras, podia hacer el esfuerzo premedi{38}tado sin ser infructuoso. Consideró que el plano topográfico del Pueblo del Monte y su laguna podria ser interesante; mayormente cuando no existia un documento de esta naturaleza, y aquella guardia y poblacion se habian estendido y adelantado considerablemente, y de su hermosa laguna y otras adyacentes no se tenia ningun conocimiento particular.--Esto demandaba á toda costa un reconocimiento con toda la exactitud posible, y al efecto marchó á aquel destino, distante ocho y media leguas al E de este pueblo, el facultativo, ayudante mayor D. José Maria Reyes, con los instrumentos y comitiva necesarios para aquellas operaciones, y con los recaudos respectivos para las autoridades de la misma guardia y pueblo, con objeto de que le proporcionasen los auxilios que necesitase para evacuar con prontitud los trabajos de su encargo: como así lo egecutaron con puntualidad los sugetos principales, dandole ademas todos los conocimientos precisos sobre las propiedades y límites del partido, requisito necesario para la formacion y organizacion del trabajo.--Del mismo método observado en el trabajo anterior se hizo uso para este. La laguna demandaba otro distinto, como que la calidad de la operacion era diferente por su naturaleza. Para ello se adoptó el método general que en casos iguales se hace necesario. Una base exactamente medida, proporcional à su extension, grandes miras ó jalones, colocados en los puntos remarcables de su circunferencia, se hacian precisos para levantar el plano: la mensura de los ángulos, formados por estos distintos puntos sobre la base, daba por resultado la verdadera posicion de aquellos, que, junto á un reconocimiento de toda ella, eran suficientes para la conclusion de la operacion.

Era ademas indispensable reconocer otra laguna llamada de las Perdices, unida por un pequeno arroyuelo, facil de egecutar, despues de conocida la posicion de muchos puntos que tenia en sus inmediaciones. Ellos servian de base, y las miras colocadas en sus puntos mas remarcables daban su verdadera figura y extension. Al mismo tiempo se determinaba la posicion de los establecimientos vecinos á la laguna: muchos de estos se hallan situados en sus inmediaciones, y algunos de consideracion por su riqueza en ganaderia. Determinada, pues, la verdadera posicion del pueblo y laguna en cuatro dias de trabajo consecutivo, y reunidos los datos para formar una memoria estadística del partido, no hubo detencion de un momento: especialmente cuando en el mismo dia la partida observadora avisaba haber encontrado mas allá del Salado á la indios, remitidos á los toldos, de vuelta de su comision, y que al siguiente debian regresar unidos al punto de su partida, esto es, al Pueblo de Lobos.

Habiendo sido favorables los resultados de los emisarios, y celebra{39}dos con salvas y general regocijo, al ver desmentidos los rumores esparcidos por toda la campaña, que habian perturbado su tranquilidad, de que se hablará despues; siendo necesario aprestarse á la marcha, la Comision trató de reunir sus trabajos, y hacer la remision de ellos al gobierno, antes de su partida ó al mismo tiempo: entretanto, no puede dispensarse de hacer una descripcion del pueblo y laguna que dieron motivo á sus tareas.

Se hace forzoso considerar:--Primero, la verdadera situacion y circunstancias que constituyen la laguna, y es fácil en seguida conocer la del pueblo y establecimientos en varios puntos de su circunferencia; pues que esta está descripta, y aquellos son relativos á ella, y deben considerarse así. Describir este punto interesante y calidades que le constituyen, es sumamente sencillo. Ellas son semejantes á las del otro anterior, pero sin embargo, tiene otras que le distinguen.--La laguna es menor que la de Lobos: su circunferencia es de 10,421 varas, 712 varas menos que aquella. La calidad de sus aguas es potable, aunque algo salada: su fondo arena en todas partes, barrancosa por toda su circunferencia, excepto por el O y OSO, donde su nivel tiene muy poca elevacion sobre sus aguas: por los demas rumbos tienen sus barrancas de diez á catorce pies de altura sobre el nivel del agua. La gran planicie de la campaña del este y sud es horizontal, su plano y su nivel elevado sobre la superficie de la laguna: ella es limpia, y no se encuentra ninguna maciega en su extension. La campaña del oeste es hermosísima y pintoresca, pero su nivel diferente de aquella. El terreno de sus campos es fértil, y su cultivo abundante. Sus pastos fuertes, aunque mesclados con el cardo, que abunda demasiado. Sus horizontes se ven cubiertos por todas partes de ganados de todas especies, perteneciente á los establecimientos limítrofes. Estos terrenos, cuyos límites confinan con las márgenes de la laguna, en ninguna ocasion son votos por los ganados, pues encuentran en ellos las ventajas de pastos y aguas; y los muchos senos que forma la posicion de dicha laguna con la union de la otra (la de las Perdices) de casi igual magnitud, sirven á los propietarios para tener como encerradas sus haciendas; y de este modo han prosperado sobremanera aquellos establecimientos, que ciertamente forman la riqueza de aquel partido.

Por el OSO rompe el gran caudal de aguas de esta laguna, por un brazo encajonado y caudaloso, cuando salen de madre, y de un centro de union mas elevado. Estas aguas forman, como á treinta varas de la laguna principal, otra de igual magnitud, pero sin las calidades que constituyen á aquelia (las Perdices), ó mas propiamente baña{40}do, sin formar barranca ninguna, que se extiende al S, de que se forman otros bañados y pequeñas lagunas, y por un encadenamiento sucesivo, ya de bañados, ya de pequeñas lagunas, desagua en el Salado, cerca de la Laguna de las Flores. Sus aguas son iguales en salidad á la laguna de donde toman su orígen. Su interior está lleno de maciegas, junco, duraznillo, &c., su fondo es lama, su sonda la de un bañado; y generalmente se observó en su reconocimiento igualdad en ella, esto es, de cuatro á cinco pies de agua en su centro: en sus orillas de dos á tres. Sus campiñas, por el S y E, tienen las mismas calidades que las ya descritas, en fertilidad y pastos. Las poblaciones de ganaderia disminuyen hacia el S: se hallan, sin embargo algunas de mucha consideracion, limítrofes al Salado. La gran laguna aumenta sus aguas, y puede decirse se forma principalmente por las de una gran cañada, llamada del Totoral, que viene del N y corre al S: su orígen se halla de doce á trece leguas de su confluencia en la laguna: desde aquel punto viene recibiendo de varias cañadas un caudal considerable de aguas, que deposita en una laguna de 500 varas de la principal, con quien pasa á unirse. Su ancho en la embocadura excede á 400 varas, disminuyendo este hácia el N. En su curso forma varios bañados, poblados de juncos unos, y de totoras otros; y en toda ella abundan las maciegas que embarazan el paso. Su piso es pantanoso, y en las inmediaciones de su confluencia franquea paso, negándolo en su curso por lo pantanosos que son sus bañados. Su fondo en su desagüe es de tres á cuatro pies, y su paso, aunque poblado de juncos, no es expuesto ni dificultoso. La calidad de los terrenos que riega es igual al descrito: sus pastos fuertes, y sus tierras vegetales. En su orilla ó inmediaciones se encuentran muchos establecimientos de ganaderia y labranza, que forman la riqueza del partido. Ademas recibe la laguna las aguas de una pequeña cañada por el SE, que toma su orígen á dos millas de aquel rumbo: su cauce es corto, su ancho tres varas, pantanosa, pero de paso en todo su curso.

El pueblo ó guardia se halla situado al N sobre las márgenes de la laguna, en una colina que se extiende al S hasta las barrancas de aquella, prolongándose en disminucion al E hasta las orillas de la Cañada del Totoral.--La poblacion se halla situada en esta colina y fuera de ella. Esta se extiende sobre la costa de aquella y de la laguna al O: tiene por límite al S la ribera barrancosa de esta, al E las márgenes de aquella, al N una espaciosa y horizontal campaña, y al O otra de igual naturaleza, limitada al S por la ribera dicha de la laguna. La poblacion tiene de extension E á O diez cuadras, de N á S siete: estas tienen ochenta varas de largo y ocho de ancho. Las calles corren ENE á OSO, y de NNO á SSE.--El fuerte se halla situado sobre la ribera de la laguna: su circunferencia es de una cuadra caudrada. Tiene dos pe{41}queños baluartes ó esplanadas circulares en los ángulos del N y S del cuadro: en ambos hay una pieza de artilleria de fierro del calibre de á 4, montada en cureña de costa. Toda esta fortificacion es inutil, ni puede llamarse tal en cualquier caso de defensa, pues no podria hacerse uso de las piezas, ó si se hiciese, seria infructuoso. Ninguna dotacion se halla allí de repuesto para su servicio: tampoco artillero alguno que las gobierne, y en un estado ruinoso sus montajes, sin provision de cartuchos, estopines, cuerda mecha, atacadores, &a., &a.

En este estado miserable aparece hoy esta guardia, y así, y aun mas, todas las demas en las fronteras, sin foso ni estacada regular en alguno de estos puntos para defenderse, ó al menos ponerse á cubierto el vecindario con sus propiedades de un enemigo encarnizado y constante en sus incursiones, de cuyo resultado aun se lamentan todos. ¿Y de este modo se podrán contar seguras las propiedades que constituyen la riqueza del país, y cuyos conatos deben ser, preservarlas de las funestas lecciones que nos han dado constantemente nuestros invasores? No: ¿Seremos y continuaremos infelices? ¿La desolacion, el terror y la miseria las habremos de ver siempre pintadas en nuestros campos, y que las hogueras voraces sostituyan à las pingues poblaciones que hacian la felicidad de la provincia? Esta inercia y los males que ella puede originar reclaman pronto remedio. Es ciertamente lamentable la suerte de nuestros establecimientos en el sud. Algunos se conservan sin haber sido arrasados de los bárbaros, porque por fortuna sus incursiones las han hecho sin combinacion, y sobre los establecimientos de las fronteras del oeste principalmente y con repeticion; siendo este partido, y algunos otros inmediatos, los que esperimentaron menos desgracias. No obstante, los establecimientos al otro lado del Salado, cercanos á los montes de aquella, fueron arrasados sin quedar muestra de haber existido.

No se encuentra en esta poblacion nada interesante: ranchos de paja, la mayor parte de ellos cubiertos con los bosques ó montes de durazno, que en cada finca hay. En cada manzana ó cuadra, comunmente se hallan dos ó tres poblaciones; y aun en las mas cercanas al centro no todas se hallan pobladas. Se encuentran muchas propiedades de construccion de material y techos de paja. Este modo de techar, aunque demanda renovaciones, es cómodo por su menos costo y por encontrarse en abundancia la paja de diversas calidades. Los montes, que forman á la vista un bosque de todo el pueblo, suministran á los propietarios muchas ventajas por ser este ramo escaso en la campaña. En las calles de su interior no se disfruta vista agradable por la multitud de árboles que privan la de la campiña y laguna, y aun de la ribera al sud de la poblacion. No se puede dar una vista mas deliciosa y pintoresca. Su horizonte, por todas partes de hermosas {42} praderias, cubiertas de ganados de todas especies, cuyas imágenes apenas se perciben á la simple vista, entretienen al observador agradablemente. Un número prodigioso de rebaños de ganadas vacunos, lanares y caballares, de la pertenencia de los establecimientos vecinos, presentan una perspectiva risueña. La situacion del pueblo es el punto mejor que se encuentra en toda su extension, y aunque domina á aquella campiña, metido entre sus bosques, le privan de la mejor vista. El monumento mas marcante que le adorna es su capilla, toda hecha de ladrillo cocido, y el adorno interior, lo mejor que se encuentra en todos los pueblos de la frontera.--Se omite detallar otros pormenores, que pueden verse en la pieza núm. 2, relativa á la estadística de aquel pueblo: ella suministra los conocimientos de su poblacion, producciones, número de hacendados, labradores, límites, &a., &a.

Concluido el trabajo, segun queda relacionado, en el partido de la Guardia de San Miguel del Monte, se reunió la Comision sin pérdida de instantes en el de Lobos, donde acababan de arribar los indios emisarios, y duplicada comitiva que les acompañaba en clase de chasquis; y de todas las ocurrencias de su mision, hicieron una exacta relacion, de que inmediatamente se dió cuenta al gobierno; remitiendo al intérprete para que la espusiese á viva voz, si se creia necesario: al mismo tiempo que se recomendaba al cacique Antiguan, por la eficacia de su diligencia, y cuanto habia trabajado con los demas de su clase por la paz, esponiendo su vida por haber quedado á pié en la ida, en falta de caballos. El resultado de su mision hará ver cuan acreedores se hicieron estos emisarios á una recompensa por sus distinguidos servicios.

La Comision, apremiada de la estacion para emprender su marcha á las sierras por una parte, y egecutada por otra de ordenar los trabajos hechos en la manera y demostracion facultativa que correspondia, aprovechaba todos los momentos del dia y aun de la noche á este efecto; sin descuidar la reunion de reses, caballos, bueyes y demas que debian servir al viage. Pero mientras se realizaban todas estas disposiciones prèvias á la marcha, la Comision referirá el retazo de los emisarios é intérprete, con las particulares ocurrencias en su ida, estada y vuelta de los toldos, y se colegirá de ella, que entre la bárbara desconfianza, característica en el indio, y la ambicion de poseer lo ageno, zozobra y se quebranta la buena fè; y esta se hace para ellos insignificante en el momento que crean convenirles romperla, aun cuando sacrifiquen los rehenes y personas mas allegadas, y entre ellos de estimacion y opinion singular.

El cacique Antiguan con su comitiva é intérprete salió el 14, como se ha dicho, en activa diligencia de pasar a las tolderias y averiguar ciertamen{43}te la verdad sobre las incursiones parciales que se hacian en nuestras fronteras del norte. Su empeño le hizo acelerar la marcha; pero á los cinco dias se les rindieron los caballos, y siguió con ellos cansados, hasta quedar totalmente á pié.--Siguió así, hasta que afortunadamente topó con una de las muchas partidas avanzadas que tenian puestas los indios, temerosos de ser atacados por el gobierno, segun avisos que se les había dado. Con este motivo fueron auxiliados de todo lo necesario, hasta ser transportados al mismo toldo de Antiguan, que llegó bastante enfermo á los nueve dias de viage. Dió aviso á todos los caciques, y los invitó á tener una entrevista, y conferenciar sobre los motivos de su mision y resolucion última de todos juntos, para comunicarla al gobierno, con quien quedaba comprometido de hacerlo: urgiendo mas esta pronta medida, cuanto que de ella dependia la existencia del cacique Cayupilqui, que de acuerdo con todos los de su clase, se hallaba prestado con Antiguan á quedar en rehenes, mientras se hiciese la paz que ellos habian pedido.

Reunido un número considerable de caciques Pampas, Guilliches y Ranqueles en los toldos de Antiguan, este espuso á la reunion el objeto y causas de su mensage, cuyo interesante motivo le habia impulsado á emprender tan molesto y desagradable viage, en virtud del irregular procedimiento de los indios, para desmentirlo si no era cierto: y si tenia algo de verdad ¿porqué se queria sacrificar á Cayupilqui, á él y á los muchos indios que se hallaban en Buenos Aires?

Los caciques Pablo, Calimacú y Ancafilú, con algun otro de los principales, manifestaron su opinion; y se altercó en ella la mayor parte de la noche en que se tuvo la sesion. Antiguan les dió en cara con su proceder; protestó que vengaria la sangre de Cayupilqui y de las demas víctimas que resultasen de esta felonía, procediendo contra sus autores. Dijo que el gobierno de Buenos Aires habia creido de buena fé la paz que se le habia pedido: habia igualmente accedido á la solicitud hecha para que viniese en su nombre á asentarla el coronel D. Pedro Andres Garcia, el cual quedaba ya en la frontera, esperando la confirmacion de esta novedad, para seguir su marcha ó retirarse. Ultimamente exigió una contestacion categórica, asegurando la mejor buena fé por parte del gobierno; pero que temiesen los resultados, porque ya no existian Carreras ni Ramirez que los habian comprometido, faltándoles á todo lo que les habian ofrecido; y que hoy el gobierno, libre de aquellos enemigos, aplicaria todas sus fuerzas para destruirlos, y lo conseguiria bien presto.--Entonces los caciques disidentes espresaron, que por muchos conductos habian sido informados de que el gobierno trataba de sorprenderlos y atacarlos: que por lo tanto creian deberse poner en armas, y que ciertamente lo {44} habrian hecho, si el no hubiese llegado. Adujo Antiguan otros muchos razonamientos de conveniencia é interes. Les demostró los males de la guerra; la pérdida de su comercio; la de muchos artículos de consumo entre ellos, que ya se habian hecho como de primera necesidad; la inquietud y continua agitacion en que vivian, huyendo de unos y temiendo de otros. Sin embargo, uno ú otro de los Ranqueles manifestó su descontento, como motores de los movimientos anunciados, y cuyas partidas habian invadido por el norte nuestros campos. Acto continuo tomó la palabra el cacique Neclueque, conocido por el Platero, manifestó razones que creia poderosas para aceptar la paz, é impuso en tono amenazante á todo aquel que fuese de contraria opinion.

El cacique principal y mas antiguo, Lincon, que habia sido mero espectador de la discusion hasta entonces sostenida, siendo el mas adicto á la paz propuesta, habló enérgicamente, y dirigiendo su alocucion á los disidentes, les dijo: "Que el que no estuviese por la opinion de la paz antes convenida, y pedida al gobierno de Buenos Aires, se retirase en el instante de aquella reunion con todos los suyos: que pusiesen en ejecucion sus planes hóstiles contra la provincia, que ellos tambien pondrian los suyos para escarmentar á la faccion agresora y á hacer una paz sólida y permanente, que les proporcionase un perpetua sosiego á sus familias, que hacia algun tiempo no disfrutaban por causa de los malvados: que en el momento el encargado Antiguan regresaria á dar cuenta al Gobierno de lo resuelto, y conducir á la Comision que se mantenia detenida en la Guardia de Lobos."

A virtud de este último razonamiento accedieron los disidentes, aparentando entrar todos en la paz, que quedó sancionada: y determinando, que cualquiera que dijese que el gobierno pretendia sorprenderlos ó atacarlos, por este mero hecho debia ser muerto coma perturbador de la paz; y Antiguan deberia marchar inmediatamente con un enviado de cado cacique principal, que saludase al Coronel comisionado y le acompañase en su viage, dando de este modo mas fuerza á la seguridad de su oferta y decision: cuya conferencia habia presenciado el intérprete del gobierno, que la ha referido de conformidad con el emisario Antiguan.

El 19 de Abril estuvo de vuelta á la Guardia, á los diez y nueve dias de haber salido de ella con catorca indios, parientes é inmediatos deudos de los caciques á los fines expresados, con otras varias partidas de comercio que pasaron á esta capital. La Comision, segun deja expuesto, dió cuenta puntual al gobierno, y no se ocupo de otra cosa que del arreglo y organizacion de sus trabajos, y de preparar los auxilios {45} de su marcha por unos desiertos de todo desprovistos, á mas de la penosa empresa que dificultaba mas, el avance de la estacion de invierno. Hubiera sido culpable en todo tiempo si se hubiese hecho indiferente á unos reclamos que por su conducto debian llegar á oidos de la superioridad. Ellos exigian que tomase una parte activa, para evitar los males que su negligencia podia haber ocasionado. Cumplia con un deber que le imponia la humanidad, para cruzar de un solo golpe la avaricia de algunos hombres, cuyas miras tendian á la destruccion de nuestra naciente labranza, posponiéndola á sus intereses privados. Grandes males debian originarse, cuando se paralizaba por algun tiempo el curso de la agricultura en un país que sin ella jamas progresará. Esta es la que constituye la verdadera riqueza de las naciones: si se aniquila ó trata de destruir, decae la industria: sin esta, la ruina de los estados es inevitable.

En todos los partidos de la campaña resonaban los clamores de los infelices labradores y ganaderos. Se habia formado una liga de propietarios para arrojar á aquellos de sus hogares, con varios pretestos que daban colorido á la injusticia, y que eran el velo que la cubria. Estos hombres, ocupados de una escomunal ambicion, procuraban eludir las mas activas medidas del gobierno; y la ley, que prescribe la proteccion de las propiedades, la hacian servir á sus intereses, sobreponiendo estos al celo de aquel, mientras que entregado á sus meditaciones benéficas, formaba los planes mas útiles de conveniencia general para la provincia. Pero el interes particular los entorpece, alejando todo aquello que estaba en oposicion, con perjuicio notable de la causa comun.

El número de esta clase perjudicial, por desgracia, se aumenta en nuestra campaña; y seguramente la destruiria, arrojando de sus poblaciones á la clase productora, labradora y ganadera, en la que está refundido este trabajo, prevaliéndose al intento de una ley publicada con un mas noble fin.

Cuando el gobierno hizo conocer al país sus verdaderos intereses, y las riquezas que en ella se encerraban, hemos visto desprenderse de la capital un enjambre de especuladores y ganaderos, y abarcar con sus fondos considerable extension de terrenos; la mayor parte de estos, poblados de antiguo tiempo, y aun defendidos de los indios por sus poseedores, sin ser propietarios. Y hé aquí que por la codicia de aquellos se han visto repentinamente hechos sus colonos; y por último, arrojados de sus hogares con sus familias y haberes, atacados con combinaciones judiciales las mas fuertes, para ejecutarlos al desalojo. ¡Qué injusticia y qué despotismo! {46}

No podia la Comision ser insensible al llegar á sus oidos estos clamores. No podia disimularlo sin dar cuenta al gobierno, prefiriendo los intereses particulares á la ruina de tantos miserables. No: ella llenó este sagrado deber, instruyendo sobre el particular y pidiendo un corto remedio á tan grave mal. En la sencilla exposicion hecha á la superioridad, la Comision no habló del abuso que se hizo del candor é ignorancia de los que tenian mejor derecho por su antigua posesion á una moderada composicion. Tampoco del silencio que generalmente se ha guardado de este legal impedimento por los denunciantes en sus adquisiciones, ni de los reclamos desatendidos de muchos en las posesiones judiciales: solo contrajo su atencion á hacer respetuosamente presente, se sirviese dispensar la proteccion y amparo á estas familias y á sus intereses, porque en otra forma iban á ser víctima de la miseria; perdiendo la provincia los brazos agricultores ya formados, sin otro recurso que el de la mendicidad, que no podrian soportar con resignacion, ni dejar de sentir del modo mas vivo la indiferencia con que se mirasen sus ruinas. Por último, la Comision espuso, que estos desgraciados tocaban ya la raya de la desesperacion; y no tanto se empeñaban en permanecer en sus hogares, como en procurar terrenos donde mudarse, aunque á costa de graves atrasos y quebrantos en sus haciendas y poblaciones. Que entre estos se contaba gran número de labradores, y muchos hacendados de mil, dos mil y tres mil cabezas de ganado, y á mas los tauares, caballares y de cerda. Que era consecuencia necesaria de este despojo la mengua considerable de nuestras cosechas de granos: pues los propietarios no podian sostituirlas en muchos años. Que creia oportuna una medida que acomodase á unos y aquietase á otros, contraida á prevenir, por medio de una circular á los propietarios, que en el término de un año no innovasen, ni perturbasen á los situados en sus terrenos, dentro del cual procuraria el mismo gobierno proporcionarles otros en que pudiesen retirarse con sus ganados. En comprobacion de lo espuesto, tambien añadió la Comision, que solo en el terreno llamado la Cañada del Toro, debian desalojarse mas de ochenta de estos labradores; siendo muy probable que de los demas destinos, en solo el partido de Lobos ascendiese y aun excediese el número de ciento cincuenta, y enteramente imposible que pudiera llenarse este déficit de brazos labradores.

La medida propuesta parecia cortar los males, y dejar preparados pobladores voluntarios para los nuevos destinos que meditaba establecer el gobierno, como absolutamente necesarios á la extension de la provincia. Igualmente se persuadia la Comision, que el gobierno no tendria el pormenor de estas ocurrencias, y que era sumamente interesante la conservacion de los primeros brazos del estado. Bajo de estos conceptos es, que creyó oportuno analizarlas á la superioridad, para que hiciese de ellas el uso que creyese conveniente. {47} A la verdad podria esta materia estenderse; pero las páginas de este diario no permiten hacerlo: el se contrae solamente al objeto principal de su tendencia. Sí se dirá, que el gobierno recibió con agrado las comunicaciones y trabajos facultativos que se le remitieron, y la parte activa que habia tomado en favor de los débiles, añadiendo que proveeria de oportuno remedio, como lo hizo y consta del Registro oficial. Encargó tambien á la Comision que prosiguiese esta misma marcha, pues en ella servia al pais y complacia sobremanera à las miras que el gobierno se proponia; no dudando que continuaria, hasta concluir la obra que habia emprendido; siendo ciertamente uno de los objetos mas dignos en que debia ocuparse.

Despues de reunidos los auxilios, calculados segun el tiempo que debiamos emplear en el viage, y con respecto á la comitiva, aumentada doblemente con la de indios, la Comision creyó no deberse detener un momento.

Dia 11 de Abril. Se emprendió la marcha, llevando los carruages que van espresados, con ocho hombres auxiliares para el arreo de ganados y un baqueano que nos señalase los pasos únicos que franquean de menos riesgo los rios Salado, Saladillo y Flores. En este dia se cumplieron los deseos de la Comision. Ansiaba ver el resultado, despreciando el peligro que por todas partes se le anunciaba: anelaba poner en planta sus reducidos conocimientos en beneficio del pais, que la honraba con un encargo de tanta importancia. Los descubrimientos y adelantamientos que podrian hacerse en el viage en una campaña desierta, fértil y llena de hermosuras, era la idea constante que nos acupaba: por ella estabamos prontos á sacrificar nuestra existencia, como se transmitiesen á la luz los conocimientos que adquiriesemos: el poder ser autores de alguno era lo que deseabamos, y esto nos compensaria al mérito que se creyese habiamos contraido: que se adelantase la geografia de este país, confusamente conocido en su interior, era el objeto mas digno y mas importante á que se nos destinaba: nuestras facultades y proporciones eran muy escasas; pero nuestra constancia y aplicacion todo lo vencia: el riesgo era inminente, pero lo despreciabamos, como se lograse el objeto que nos proponiamos.

Rompimos la marcha, pues, descubriendo un horizonte con una hermosa perspectiva: un verde risueño y agradable le señoreaba, cubierto de poblaciones de labranza y ganaderia, crecidos rodeos que pastaban al rededor de ellas, establecimientos de hombres industriosos cargados de una dilatada familia; esta es la poblacion de todo este partido, y por esta {48} razon se le considera como el granero de la provincia, y el mas industrioso y poblado de todos los demas de nuestra campaña. Su suelo fèrtil procura á sus habitantes grandes cosechas, y la reproduccion es admirable por su feracidad: en ellos se hallan labradores de crecidas siembras, y sus establecimientos se hallan á tres y cuatro leguas al sud del pueblo: los mas australes arriban hasta la costa del Salado, adonde hizo alto la comitiva para emprender la marcha al dia siguiente.

El rumbo S ¼ O fué constante desde nuestra salida, con algunas pequeñas variaciones, ocasionadas por las tortuosidades del camino, pero de poca consideracion: se hicieron cuatro y media leguas de jornada hasta la estancia de un labrador, nombrado Araoz, tres cuartos de legua antes de llegar al Salado, uno de los principales en el partido. No hubo entorpecimiento en la marcha, por lo llano del terreno y fácil de transitarse hasta este punto: él es bastante seco, y en él se encuentran muy pocas lagunas, pero las que tiene le subministran por su magnitud la agua suficiente para sus haciendas. Algunos bañados se hallan con poca agua antes de llegar á aquel establecimiento; pero en la estacion del invierno la mayor parte de este campo se inunda, no obstante que su nivel es el mas elevado de todas las campañas vecinas, y superior al de la poblacion: èl vá disminuyendo naturalmente hacia el Salado, como centro ó depósito de todas las aguas que bañan la campaña del sud.

Dia 12. A las 8 de la mañana rompimos la marcha, con un dia claro y hermoso: brisa suave NO. El rumbo desde la salida fué S ¼ O con algunas pequeñas variaciones: los baqueanos nos condujeron al paso del rio Salado, por un camino seco, sólido, terreno elevado: algunas pequeñas cañadas se encontraron al salir de la parada, pero de poca consideracion: al aproximarnos á las márgenes de aquel rio, veiamos todo el horizonte cubierto de montes, al parecer poblaciones de labranza solamente, pues ganados no se veian por ninguna parte. Un aspecto bastante triste presentaba toda esta campiña, aunque por todas direcciones llena de bosques de durazno de los antiguos establecimientos. Pero muy poco tardó el desimpresionarnos de nuestra ilusion. Ah!.. Al acercarnos á ellos no encontramos sino vestigios de que un dia existieron. Los bárbaros, en sus últimas y sangrientas incursiones, asolaron todos los situados en esta y la otra parte del rio, en este partido. Al aproximarnos descubrimos las ruinas de aquellas pequeñas poblaciones de los labradores que un dia servian de abrigo á su indigencia, y que el fuego devorador habia consumido: solo existian tristes y ensangrentados restos de algunos árboles: rastrojos destruidos ó pequeñas sementeras quemadas, que servian de sustento á las familias de un labrador honrado que allí moraba. Descubrimos mas: vimos aun sus cadáveres, cuyos esqueletos servian de alimento {49} á los pájaros y fieras, al lado de los restos de un arado con el que hacia menos penosa su existencia. Por otra parte se encontraban huesos de cadáveres asesinados por el bárbaro, entre los arbustos y lagunas que la sorpresa les hacia ganar para defenderse: allí perecian, y aun mas, llevando á la tumba el desconsuelo de ver arrastrada por los asesinos su muger è hijos, los que se libraban de ser envueltos en las ruinas que el fuego consumia. Este cuadro, á la verdad lastimoso, no dejaba de conmovernos: formaba en nuestra imaginacion ideas tristes, que correspondian al espectáculo que mirábamos: sentiamos la necesidad de que estos males se reparasen, aun cuando no fuese mas que custodiar los que aun existian expuestos á sufrir la misma suerte cuando el incursor quisiese hacerlo: sentiamos la necesidad de que su custodia no se abandonase á manos de milicianos, que miraban con indolencia la pérdida que ellos mismos sufrian: preferian una fuga vergonzosa antes que socorrer al labrador anciano que perecia y á quien cautivaban sus familias, siendo partes ellos mismos en esta pèrdida, pues era su propia sangre. Muchos sucesos semejantes nos han dado á conocer la desmoralizacion de la milicia en general de nuestra campaña, llegando á un estado mas degradante la de la frontera: á la vista de un bárbaro enemigo despreciable, huyen y abandonan sus hogares, dejándolos entrar al pillage. Multiplicados sucesos, repetimos, nos han demostrado el estado miserable de nuestros paisanos en la pelea con unos constantes desoladores de bienes y familias, y vemos cuan inutiles han de ser los esfuerzos que se premediten con ellos. Hemos visto emplearse el castigo que merecia la indolencia y cobardia de estos hombres, sin que haya producido efecto. Pero el castigo ¿qué efecto puede hacer en una clase de hombres que no defienden sus hogares, ni precaven la ruina de sus hijos y mugeres? No hay moralidad ni amor al suelo que los alimenta, y faltando estas calidades que deben revestir al ciudadano, no se pueden esperar acciones que los califiquen de amantes á su país.

Dejando á retaguardia este espectáculo afligente, nos dirigimos al paso del rio, el que efectuamos á las 9 de la mañana: los carruages pasaron sin tropiezo ninguno, á pesar que tuvieron que vencer á la entrada un bañado pantanoso, que acababa en la ribera: tenia muy poco cauce, que no pasaba de cuatro pies, y su ancho no sobresalia de 32 á 35 pies: su fondo de barro y lama, pero sin pantano: su curso rápido: su ascenso y descenso fàcil: sin barrancas en mas de media legua de su curso, siendo solamente una cañada, que el conjunto de aguas que recibe le hacen formar mayor cauce en su curso de O ¼ N á E ¼ S, no saliendo de la esfera de ella. El conjunto de arroyos que le entran en su curso al E le forman un cauce considerable, y en el invierno no dá vado en ninguna parte. Los vecinos, establecidos en sus riberas, cuidan tener para el tráfico, una canoa que sirve para los transeuntes; y aun su paso en {50} esta, en la estacion de las aguas, es peligroso: el ancho del rio en esta época es constante, hasta que disminuyen aquellas: en todo su curso pasa de 800 á 900 pies, y su cauce es profundo. Efectuado este, entramos en una planicie elevada sobremanera á la de la ribera septentrional: un horizonte, hermoso y nivelado, se presentaba lleno de pequeños establecimientos de labranza, que nuevamente se habian repoblado, confiados en la próxima paz que debia efectuarse con los infieles: algunas sementeras que comenzaban á trabajarse y preparativos para una siembra considerable se hacian por algunos labradores de fondos. El terreno favorecia sus empresas, y confiados en su feracidad, se esponian á ser víctimas, no obstante que con alguna mas seguridad ó confianza, por las ocurrencias que observaban, de ver establecida una paz duradera con la Comision que el Gobierno destinaba al efecto. Transitando por este mismo terreno, dejamos en menos de media hora á retaguardia las últimas poblaciones: á las dos leguas del paso del rio, con el mismo rumbo, encontramos una laguna á la izquierda de la marcha, llamada de Biznagal, distante del camino seis, á seis y media cuadras. Reconocida, vimos ser de excelente agua, formada de manantiales, al piè de un mèdano de poca elevacion, situado al NE de su ribera: su circunferencia pasaba de 2000 pies: límpio su interior: su fondo arena, y cinco á seis pies de agua en su centro, siendo menos en sus orillas. En esta alegre posicion parece, segun noticias, hubo un establecimiento, que fué destruido y abandonado de su poblador por temor de los bárbaros. Continuando nuestra marcha por el mismo terreno, aun mas elevado desde esta laguna para adelante que el anterior, desde ella hasta el Salado, arribamos á las tres de la tarde á la laguna llamada de Espejo, seis leguas del punto de salida, y del Salado cinco y cuarto, con el objeto de pasar allí la noche para refrescar las cabalgaduras, y seguir la marcha al dia siguiente. Desde la Laguna del Biznagal, no se encontró nada particular: hermosos pastizales de cuatro á cinco pies de altura; terreno seco y elevado, aunque gredoso en partes, y que generalmente se componia de tierra negra y vegetal: plantas ningunas: menos cañadas ni aguadas, hasta esta laguna en donde paramos, la que describiremos.

Se halla situada al pié de dos mèdanos ó colinas, de mas de 25 pies de elevacion cada una, formada de un bañado y manantiales que vierten de estos: su agua regular: los medanos se hallan situados al S. respecto á la circunferencia de ella, la que pasa de 4000 pies, estendiéndose al NE, por un bañado del que se forma principalmente: su longitud pasa de 1000 pies, y su latitud de 400: su cauce profundo, y aun en sus orillas tiene doce á catorce pies: su interior lleno de junco y duraznillo: su fondo lama y barro: los pastos de su circunferencia fuertes y hermosos: la posicion de los médanos bastante agradable: desde ellos se {51} descubre toda la planicie que la rodea, á mas de tres cuartos de legua de diametro. Algunos otros se déscubrian al NE prolongándose al NNO, pero de menos elevacion: leña muy escasa, siendo necesario hacer fuego con estiercol, que se encuentra en abundancia, de las muchas tropas de hacienda chúcaras que se hallan desparramadas en todo aquel campo, de las robadas por los bárbaros en la frontera. A las 5 de la tarde tuvimos una brisa NO que desterró los mosquitos que nos importunaban, y los que ya empezaban á encontrarse en la campaña.

Dia 13. Claro y hermoso: calma por la mañana, á la tarde brisa fuerte del segundo cuadrante ó rumbo SE. A las 6 de la mañana nos pusimos en marcha con rumbo S directo: los carruages salieron mas temprano para avanzar todo lo posible: con este rumbo caminamos media legua, al cabo de la que encontramos con el arroyo Saladillo, cuyo orígen aun no es bien conocido; el que, segun informes de personas inteligentes, desagua en el rio Salado, distante del lugar en donde las riberas del de las Flores desembocan en el mismo ¾ legua al NO: en su paso, llamado de las Toscas, observamos corria de NO á SE: su cauce no excedia de tres pies: su agua salada mas que la del primero en donde vierte: su ancho 7 á 8 varas, generalmente en mas de media legua de lo reconocido: su fondo tosca, del mismo modo en la mayor parte de él, y en otras de arena: sin barrancas en ninguna parte: pastos fuertes en sus inmediaciones: su corriente rápida, mas veloz que la del Salado,[1] y su ancho constante. Se halla en él pescado de pequeña magnitud, siendo el bagre negro, de un pié de largo, el que mas se encuentra: el terreno transitado hasta el paso de este arroyo, es de la misma naturaleza que el descrito en la jornada pasada: el nivel del anterior igual: los pastos elevados y fuertes, tierra negra, con la diferencia de encontrarse algunas flores silvestres que podrian lucir en un jardin, y variedad de yerbas.

Efectuado el paso del arroyo sin tropiezo, seguimos la marcha por el mismo rumbo, pero por terreno enteramente diferente del anterior. A los ¾ de legua de haber transitado, encontramos con una laguna á la derecha del camino, distante de este como 40 toesas: su circunferencia de 100 á 110 toesas; agua buena y mucho junco en su interior. Desde este punto hasta la laguna llamada de las Polvaderas, distante 2-¾ leguas, el terreno es diferente del anterior: en todo el tránsito de esta distancia se encuentran multitud de médanos y colinas que forman una perspectiva hermosa, creciendo sin interrupcion hasta las cercanias de la laguna por la derecha del camino: su nivel es constantemente variado por estos médanos. El terreno es sólido, y la tierra negra y dura: los pastos cortos y fuertes en la llanura, y en las faldas y superficies de aquellos es mucho menos; se halla mezclado con piedras, aunque se encuentran pocas en las alturas.

A las 10-¼ de la mañana arribamos á la Laguna de las Polvaderas, con rumbo S, distante de la de Espejo 4-¼ leguas: su posicion merece describirse. Su dimension es de NO á SE de 550 varas, y de NE á SO de 711 varas: su figura rectangular, su agua esquisita, limpia en su interior: su fondo arena y tosca, su profundidad constante de 4 á 6 pies en su centro, disminuyendo alternativamente en sus orillas: barrancosa en la costa del E y en las demas que forma el rectangulo. Su nivel es poco menos elevado que el de su superficie, y el de aquella mucho mas que el de las demas: se encuentra el pescado nombrado bagre-negro, de un pié de largo, en abundancia; sus pastos en los terrenos inmediatos son elevados y hermosos, y la tierra negra y vegetal. Al O, á distancia de 1,200 varas, se vén varios médanos de arena que presentan una agradable perspectiva, de mas de 12 varas de elevacion: en su superficie se forma un pozo, ó mas bien una pequeña laguna, de 140 varas de circunferencia, formada de las aguas detenidas en aquella superficie, rodeada por todos sus lados por los mismos médanos. En ellos no se encuentra piedra; pero escabrosos en su acceso por hallarse llenos de variedades de espinas que lo hacen penoso, sin embargo de ser sus faldas extensas: el agua de la pequeña laguna que contiene en su interior, es algo salobre y bastante sucia; llena de junco y paja toda ella, conteniendo muy poca agua. Esta posicion interesante llamó la atencion de la Comision, y durante su demora en ella, desde las 10 del dia hasta las 6 de la mañana del dia siguiente, se ocupó en levantar un plano, haciéndolo de modo que nuestros indios amigos no lo apercibiesen. Esta operacion fué tanto mas trabajosa, cuanto que el terreno mas aparente para medir la base estaba á la vista del campamento, y cualquiera operacion que allí se hiciese debian verla, de modo que fué menester con sumo trabajo cargar los instrumentos y medirla en un paraje retirado y oculto, á donde se proporcionase descubrir los principales puntos: cuya operacion se logró sin dar á sospechar á nuestros cosacos, quienes celosos de sus terrenos, y maliciosos de lo {53} mismo que egecutábamos, vigilaban y procuraban descubrirnos, lo que nos hubiera sido bastante funesto. El indio cona, que capitancaba la partida de los guiadores, tenia sus sospechas que lo tenian sobresaltado, desde el momento que por descuido nuestro nos observó en la Guardia de Lobos con el quintante en la mano, tomando una altura, lo que lo asustó, y le hizo afirmar que llevabamos el gualicho. Esto mismo le confirmó lo que en Buenos Aires le habian dicho, que iba en la Comision, para hacer los tratados, un oficial, que llevaba un anteojo con que se veia todo el mundo: esto le aumentó sus recelos, y procurábamos no hacerle traslucir ninguna operacion, cuando él ó algunos de los suyos se hallase presente.

Dia 14. Nos pusimos en marcha á las 7-½ de la mañana, con un hermosísimo dia: brisa suave del NO, rumbo S cuarta E. Con este rumbo hicimos alto á las 10-½ de la mañana en la costa de un bañado, distante del punto de salida cuatro y media leguas, cuyo paso costó demasiado á los carruages: lo que egecutado, se hizo alto en la parte opuesta para dar descanso á las cabalgaduras y seguir inmediatamente. El bañado no era extenso: su ancho no pasaba de 200 toesas; la mayor parte pantanoso, el terreno transitado era bajo y nivelado, su tierra negra y húmeda, los pastos regulares y todo él abundante de caza, principalmente de perdices que abundan asombrosamente: leña de cardo se halla tambien con abundancia. A las 2-½ de la tarde, despues de haber descansado nuestras cabalgaduras, nos pusimos en marcha: el viento cambió al NE, y hasta las 5 siguió la brisa fuerte, y el tiempo parecia descomponerse y prepararse una furiosa tormenta. A las 5-½ hicimos alto en la costa de una pequeña laguna, distante del bañado 3-¼ leguas y 7-¾ del punto de salida. El rumbo en esta media jornada fué variable, pero sin salir del tercer cuadrante, siendo mas general el S y O por las infinitas sinuosidades que hacia el camino, y tambien por librarnos de los bañados. El terreno era el mismo y de la misma naturaleza que el anterior descrito: la circunferencia de la laguna no pasaba de 150 toesas, la agua regular, y llena de pajonal y junco en su interior. A las 6 de la tarde calmó el viento del primer cuadrante, y parecia que una tormenta furiosa iba á descargar sobre nosotros: desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana, reinando calma, llovió incesantemente, quedando nuestras tiendas y nosotros empapados, y en malísima disposicion para seguir la marcha al dia siguiente.

Dia 15. Amaneció lloviendo hasta las siete de la mañana, reinando calma. A esta hora supló una brisa del S, que despejó en algun tanto el horizonte. A las 7-½ nos pusimos en marcha, y á las 12 {54} arribamos á la costa de una laguna, á la derecha del camino, distante 4-½ leguas del punto de salida, en donde hicimos alto para seguir la marcha despues de medio dia, refrescado que hubiesen las cabalgaduras. En el rumbo hubo muchas variaciones, y las mas notables de las cingladuras fueron tres: la primera, desde la salida, con rumbo SSO, con el cual se hicieron dos leguas: la segunda al SO, se caminó una, y la tercera al SO ¼ S, en una y media leguas, que hacen las cuatro y media avanzadas. La laguna en donde se hizo alto con este último rumbo SO ¼ S es de figura circular, su diàmetro 40 toesas, su agua buena, su ribera casi inabordable, por formarse toda ella de pantanos, y su interior lleno de lo mismo: su profundidad no excedia de dos pies, y en su centro llena de duraznillo, de que se proveen los transeuntes. El terreno es hermosísimo, su planicie horizontal, su superficie muy elevada, la tierra negra y vegetal, los pastos altos y hermosos, abundancia de caza de todo él, y principalmente de perdices, que con ellas se puede mantener un ejército desprovisto de víveres en estos desiertos: variedad de flores y plantas; y en fin, un país ó campiña deliciosísima. A las 2-½ de la tarde seguimos la marcha, despues que se hizo medio dia con rumbo S directo, brisa fuerte NO, y por terreno diferente del descrito, se hizo una y media legua de jornada, hasta arribar á la costa de un bañado, en donde se hizo alto, para pasar allí la noche; pues las cabalgaduras no podian llegar aquella tarde misma al paso del Arroyo de las Flores, por ser necesario atravesar bañados de alguna distancia y dificultosos. A una cuadra distante de la parada, sobre la derecha, se halla una laguna de figura irregular, de mas de 400 varas de circunferencia, formada por un bañado que la rodea por todas partes, el cual se extiende y forma muchas mas al O, cuyas aguas vierten en el Rio de las Flores, próximo de este punto. Desde la salida del mediodia hasta la parada, transitamos por un terreno, aunque horizontal, pero muy bajo y de un nivel muy inferior al anterior: los pastos, la tierra y todo lo demas era de un bañado que en tiempo de lluvia seria inaccesible, y aun entonces se formaba de barros hasta las inmediaciones del otro en donde paramos. Advertimos que en esta pequeña distancia se encontraba aun mas caza que en todo lo transitado: la perdiz y la mulita abundaba con exceso en todo el campo, y nuestra comitiva se proveyó con profusion, lo mismo que el avestruz, gama y venado, animal indígena que abunda con extremo. Pasamos la noche sufriendo una grande helada, y perseguidos por un enjambre de mosquitos que no nos dejaban descansar.

Dia 16. Claro y hermoso: viento N, 42° NO. A las 8 de la mañana nos pusimos en marcha con rumbo SSO 12° O, no verificán{55}dolo mas temprano por haber precedido un reconocimiento que los baqueanos hicieron hasta el paso del Rio las Flores, con el objeto de vadear los pasos de muchos bañados que se hallan desde el punto de la parada hasta aquel. Desde aquella hora hasta las 12, caminamos la major parte del camino por bañados dificultosos de transitarse con carruage, hasta el otro lado del rio, en donde hicimos alto: el rumbo SSO 12° O, con que salimos. Se caminaron 2-½ leguas por un bañado formado por dos cañadas; la primera que nace desde el punto de salida, y corre de NE á SO, la que se extiende por el camino, hasta unirse por medio del mismo á otra que corre al rumbo dicho, distante dos leguas de ella. De esta última aun se esparcen sus aguas mas adelante, como ¾ de legua, ó menos, desde donde comienza un grande albardon de buen terreno, hasta el paso de las Flores, de 1-½ leguas de extension al rumbo andado, formando una gran planicie, hermosa y horizontal por los tres cuadrantes: de buenos pastos, tierra negra y vegetal, abundante de yerbas medicinales y flores odoríficas, ciervos, gamos, avestruces, liebres, mulitas, perdices, y toda clase de aves de caza que allí se encuentra, haciéndose mas abundante en la ribera del rio: estas aguas, que forman estos bañados, desembocan en el Arroyo de las Flores, siguiendo el rumbo dicho: su nivel es superior al resto del camino, y disminuye repentinamente como 4,000 varas del paso, formando una planicie horizontal por donde corre el rio. A las 12 lo pasamos, no dando mucho trabajo á los carruages, aunque sus barrancas son elevadas; pero los transeuntes naturales lo han allanado un poco con su tráfico continuo, en donde puede pasar cualquier clase de rodado, y al que le dan el nombre de Paso de las Toscas: sus barrancas pasan en todo su curso de diez á once pies de altura. En su paso se observa que el rio corre de O 22° S á N 38° E: su paso es de tosca: su agua colorada, densa y salada, mucho mas que la del nombrado Salado: su profundidad no excedia de 2-½ pies à 3: su velocidad no era constante, por la diferencia de nivel que se halla en su plan; pero en varios lugares donde se observó, recorria un cuerpo colocado en su superficie, un espacio de 50 pies en 28" de tiempo, y en otros parages mas y menos, pero en lo general la distancia calculada: la tierra de sus contornos es greda: su ancho es 42 pies generalmente; en él se halla pescado bagre en abundancia, y su cauce limpio sin maciegas, ni aun en sus barrancas. Efectuado el paso, se hizo alto en la ribera austral para descansar las cabalgaduras y despachar á una partida de milicianos que se nos franqueó por el Coronel del regimiento de campaña residente en Lobos, para que nos condujesen el ganado y caballada hasta este punto, desde el cual debian regresar incontinente á nuestra llegada. En efecto, en el mismo dia se les despachó, {56} gratificándolos la Comision, y con oficios de agradecimientos á su gefe: al mismo tiempo, el capitan cona hizo presente á la Comision, que algunos indios que nos acompañaban, estaban destinados y encargados de sus correspondientes caciques, que en el momento de nuestro arribo á este punto debian adelantarse á dar cuenta á ellos del lugar en que nos hallàbamos, y de acuerdo con la Comision, nuestro compañero determinó que al dia siguiente saldrian dos chasques, el primero hijo del cacique principal Avouné, y el otro para el cacique Lincon. A peticion del cona, se les proveyó de yerba y tabaco para su viage hasta los toldos; pidiendo al mismo tiempo se les obsequiase á los caciques con los mismos artículos, y con especialidad á su hermano el cacique Huilletrur y demas, quedando preparados los enviados para marcharse al dia siguiente.[2]

Dia 17. Amaneció nublado: brisa fuerte S 10° E: parecia que una tempestad, que se formaba al S, debia descargar muy pronto. A las 8 calmó la brisa, y en el momento cubrió el horizonte la niebla que impedia seguir la marcha, porque los baqueanos, con la tormenta y este inconveniente, temian perderse. A los 8-½ despejó en algun tanto, y la tormenta variaba de rumbo, lo que nos determinó á seguir la marcha, la que se efectuó á esta misma hora con rumbo S 12° SO, por un terreno elevado, horizontal y duro: à la hora de jornada siguió el viento anterior con mayor fuerza, despejando enteramente la niebla, apareciendo nublado la atmosfera. A las 12 hicimos alto en la márgen de un pequeño juncal á la izquierda del camino, para descansar y seguir la marcha despues de mediodia, distante del arroyo 4-½ leguas al rumbo dicho. El juncal, ó pequeña laguna, no excedia de 200 varas de circunferencia: su agua mala, é inabordable por los pantanos que lo rodean: á las 9-½ elegimos la marcha, siempre con el viento S en cara, el que à las 2 despejó enteramente el horizonte: á las 6-¼ de la tarde y á 4-½ leguas de la parada de mediodia, hicimos alto en la márgen de una hermosa laguna, llamada por los indios de Nulquiñeu. Antes de llegar á ella, como á 35 cuadras de distancia, se encontró un hermoso lago de mas de 1300 varas de circunferencia: buena agua, bastante profundidad, llena de junco en su centro, situado en un terreno elevado, abundante de leña de duraznillo y biznaga en sus márgenes. La de la laguna de Nulquiñeu es mayor, y sus calidades la hacen mas recomendable: ella pasa de 1400 varas, de buena agua: llena 2/3 de ella de junco y duraznillo: su interior barro y casi toda sin barrancas: su profundidad no excede de 3 á 4 pies: su agua colorada y dulce: abundante de maciegas de pajonal en sus orillas: una parte de ella, que mira al primer cuadrante, está cubierta de un monte de hinojo y biznaga, de donde se proveen los transeuntes á la ida y vuelta con los artículos de su comercio: en ella ha habido poblaciones ó tolderias, las que se retiraron en el año pasado, cuando fueron atacados por la expedicion del O. En este espeso monte, que tiene mas de 300 varas de circunferencia, encontramos animales feroces, como tigres, leopardos, &c., que se abrigaban dentro de él: se halla situado en la parte mas elevada de su circunferencia, en terreno duro y sin pasto, ni yerba alguna. En la jornada se caminaron 9 leguas, al rumbo S 12° SO que fué constante desde el paso del rio hasta la parada, efectuada á las 6-½ de la tarde: el terreno transitado era nivelado, y su horizonte se perdia sin diferencia ninguna: sus pastos fuertes y altos, su tierra negra, abundante de yerbas y flores silvestres: cubiertos de gamos, ciervos, avestruces, caza, &a., &a. Este terreno por lo transitado era enteramente diferente del N de las Flores: su nivel, la calidad de las tierras, los pastos, las yerbas, las flores, y aun las aguas, lo distinguen de aquel: en las 9 leguas transitadas, no se encontró una sola vara de bañado.

Las indios destinados para enviados, marcharon como buenos baqueanos al rayar el dia, dando siempre fuego al campo sin interrupcion, á poca distancia que andaban; telégrafo adoptado por todos para comunicarse sus novedades, y hacer saber el lugar en donde se hallan. Pasamos la noche sufriendo una fuerte helada, que cayó desde las 7 de ella hasta las 7 del dia siguiente.

Dia 18. Claro y frio: brisa suave S: la niebla cubria el horizonte, haciendo un frio extraordinario. A las 11 vimos el sol, que despejó y calmó el frio: á esta hora nos pusimos en marcha con rum{58}bo S 4° SSO: á la 1-½ leguas se cambió de rumbo al SSO á las 12-¼ de la tarde, y se caminaron con él ¾ de legua: á las 2 se cambió nuevamente al SO, con el que se caminaron 1-¼, á donde se hizo alto en la orilla de una laguna llena de junco, á la derecha del camino. Estas variaciones tuvieron efecto á causa de no encontrarse aguada para hacer la parada, transitando por un terreno seco, duro y elevado, semejante en sus calidades al descrito en el diario anterior. Su nivel el mismo y sin interrupciones: sus pastos iguales: abundante de caza, y al mismo tiempo de mosquitos y tábanos, que con el sol hacian insufrible la marcha, y fastidiaban á las cabalgaduras. De esta plaga abundan estas campañas despobladas, y desde nuestra salida hasta este lugar la hemos encontrado, pero con major abundancia en la parte opuesta de la ribera de las Flores. Esta plaga se destruye, ó gana los pajonales, en donde se abrigan, desde las 5 ó menos, de la tarde; cuando la brisa continua del 3.^er cuadrante reina en aquella hora, y sucede la helada ó fuerte rocio, que obliga á cualquier viagero á arroparse y guarecerse de las tiendas, para hacer mas llevadero los trabajos de la marcha, por un pais desabrigado y espuesto á la mas cruda intemperie. Esta operacion nos veiamos obligados á egecutarla, siendo enteramente imposible proseguir la jornada con la luna por este inconveniente, al que no resistirian las mejores cabalgaduras. La laguna en donde se hizo alto, se componia toda ella de junco, y era pantanosa en sus márgenes: su agua regular, su circunferencia de mas de 200 varas, y abundante de buenos pastos en mas de 6 cuadras de radio, tomada como centro de una circunferencia. En ella pasamos la noche, sufriendo la helada que imposibilitaba que la jornada del dia siguiente se hiciese temprano, hasta que el sol no tuviese 40° á 45° de elevacion sobre el horizonte.

Dia 19. Amaneció nublado, amenazando agua, aunque con brisa fuerte O 20° NO que parecia debe pasar pronto: á las 6-¼ de la mañana nos pusimos en marcha con rumbo SSO. A la partida nos advirtió nuestro amigo y baqueano cona, que mas adelante no se encontraria leña, ni tal vez agua, y que se cargase toda la que se pudiese, por si acaso no se encontraba: lo que asi se efectuó. Se observó por la mañana, á las 6-½ al rumbo S 10° SO, dos mogotes de la sierra, los que á la simple vista eran imperceptibles, mezclados con el nublado y cerrazon de la mañana, y la distancia en que se hallaban de mas de 18 leguas. Informados de los naturales, nos digeron que era la llamada Sierra de Curacó; que los dos mogotes que se divisaban, pertenecian á esa misma sierra, y que algunas leguas mas adelante veriamos mas claramente su encadenamiento con otra, llamada {59} Sierra Amarilla, que quedaba mas al S. Seguimos la marcha con el rumbo dicho, y el dia no aclaraba, calmando la brisa del O y preparándose para llover, lo que nos impedia cada vez mas que, al aproximarnos á la sierra, fuesemos descubriendo sus ramificaciones y sus vistas. A las 10 se hizo alto en la costa de una pequeña laguna llena de maciegas, á la derecha del camino, distante 3-¼ leguas del punto de salida: allí se hizo alto, con objeto de descansar, y caminar despues de mediodia: el juncal con agua no pasaba en circunferencia de 150 varas, lleno de barro y mala agua. A la 1h 10' seguimos la marcha con rumbo S 12° SE, y desde esta misma hora comenzó á llover incesantemente: pero á pesar de esto, seguimos hasta completar la jornada: á la 1-½ leguas de camino con este rumbo, se cambió al rumbo S 35° SE para encontrar aguada y pastos regulares para hacer la parada. Con él se caminó 1-½ leguas, en donde se halló una laguna pequeña, como de 50 varas de circunferencia, con un depósito de agua llovediza y buena, en donde se hizo alto. La agua seguia á las 4 de la tarde en que se paró, y permanecia cerrado el horizonte: deseabamos que cuanto antes se aclarase, para descubrir las vistas de la sierras por donde debiamos pasar.

El terreno transitado en esta jornada, era nivelado y horizontal, sin diferencias ningunas: buenos pastos y elevados; caza abundante; tierra negra sólida y vegetal; abundante de yerbas y flores campestres, aunque sin aguadas permanentes mucha parte de su estension.

Dia 20. Nublado, calma: brisa muy suave del NO; á las 7-½ vimos el sol, y en el momento volvió á nublarse. A las 6 nos pusimos en marcha con rumbo SSO, descubriendo con bastante claridad las sierras de Limahuida y Curacó, demorando el mogote de la primera al rumbo S 12° SE, y la segunda al rumbo SSO. El cerro de la de Curacó era de mayor elevacion que los que se veian de la otra, no obstante que aun no se descubrian con claridad por el dia aturbonado, y aguardabamos á la parada para determinar su perspectiva de un punto fijo, y con mayor claridad si se despejaba el horizonte. Seguimos la marcha con el rumbo dicho, guiados por el cona, quien á ½ legua de distancia á vanguardia, recorria todos los lugares en donde se encontraba aguada ó lagunas capaces de hacer la parada; guiando y descubriendo al ingeniero, uno de los de la Comision, para reconocerlos de un modo que no diese que sospechar, así se lograba que la Comision averiguase las particularidades del terreno. A las 10 de la mañana se hizo alto en la márgen de una laguna pequeña, á la izquierda del camino, llena de maciegas y buena agua, 4 leguas distante {60} del punto de salida: en el rumbo hubo variacion: con el de la salida se caminó 1-¼ leguas: con el rumbo S 16° SO, 1-¾ leguas, y con rumbo S 12° SO, 1 legua. Desde este punto observábamos las sierras con alguna claridad; ellas son hermosas, aunque de poca elevacion: presentan una perspectiva agradable, formando las dos ramificaciones un seno ó abra, al que nos dirigimos. Ellas son ramificaciones de las primeras, Volcan, Tandil, &c ya descubiertas, pero estas no se encontraban en ninguna carta, y nos sorprendimos cuando con el rumbo andado encontramos estas sierras, pues creiamos que el encadenamiento primero de las dichas no continuase al NO como se descubria, formando con ellas una union subversiva, reunido aquellas su orígen ó su principio. Al pasar por ellas determinamos observar la latitud, para de este modo fijar su verdadera posicion y el curso de sus continuas ramificaciones, que se prolongaban al NO por la de Curacó en donde concluyan, y en donde se halla el nacimiento del Rio las Flores. Estas sierras, ó primera cadena, se introducen á las pampas del NO, comenzando desde el paralelo de los 37°, y concluyendo en el de los 36° 30' en su prolongacion al occidente. Deseabamos acercarnos hasta su paso, para hacer allí la observacion, de manera de no ser vistos por nuestros indios que nos espiaban.

A la 1h y 8" seguimos la marcha, con rumbo S 8° SO, á una laguna pequeña que nuestro baqueano nos indicó se hallaria á poca distancia y muy inmediata á la sierra: en efecto á la 1-¾ leguas con aquel rumbo la encontramos, en la que se hizo alto, por hallarse las cabalgaduras fatigadas, y encontrarse allí leña y agua buena, capaz de proveernos de ambos artículos, y continuar al dia siguiente el camino; siendo al mismo tiempo lugar propio para la observacion que tratábamos de hacer. El punto en que nos hallábamos de parada era el mejor para aquella, situado en medio del seno formado por las ramificaciones de las sierras de Curacó y Amarilla. Con cautela se hicieron descargar los baules en donde venian colocados los instrumentos de observacion, y se dejaron preparados para la noche, de modo que ni el cona, ni sus compañeros lo trasluciesen. La tarde se hallaba despejada y hermosa, el sol se puso á las 5h y 26' de la tarde, y desde el punto de parada se sacó la perspectiva de las sierras, que se nos presentaban á los rumbos en donde hemos dicho demoraban.

La parte de terreno transitado, desde la salida del mediodia, era de la misma naturaleza que los anteriores descritos: algunas diferencias de nivel se observaban por su aproximacion á las faldas de la sierra: la tierra era gredosa y arenisca, y se hallaban algunas piedras en el tránsito: los pastos cortos, y no tan fuertes como los {61} anteriores; abundando la caza de ciervos, gamos y liebres, mas que en los campos del norte.

El oficial ingeniero de la Comision, á su salida de la capital no perdió los instantes que se le presentaban para adquirir todos aquellos conocimientos y datos que sirviesen para hacer mas apreciable de las ciencias las observaciones que practicase en el curso de su comision, como se verá mas adelante en sus trabajos. Reunió todos los datos de las tablas astronómicas y del almanaque nautico, para aprovechar la feliz oportunidad que se presentaba de determinar por observaciones cientificas los puntos principales de un terreno desconocido y lleno de preciosidades, que debian aumentar los conocimientos geográficos de esta parte interesante de la América meridional, cuyo viage debia reputarse como necesario y urgente; y al mismo tiempo esperar de él los mejores conocimientos en el vasto campo que nos presentaba una naturaleza virgen.

El oficial ingeniero no perdia la oportunidad que se ofrecia de hacer las observaciones, ocultándolas á los bárbaros que nos acompañaban, y que no dejaban burlar su vigilancia, mayormente cuando se hallaban con prevencion para tenerla. Una operacion delicada como esta no permitia que se hiciese sin las comodidades que son necesarias, mayormente cuando se observaba con horizonte artificial. Los inteligentes en estas operaciones de la geodesia conocerán cuanto es el mérito que se contrae en hacer una observacion entre gente desconfiada, que á la sola vista del quintante ó sestante temblaban y concebian supersticiones funestas para el observador. No solamente veiamos pintado el peligro en nuestro viage, al ejecutar aquellas operaciones, sino que ni el relox se podia sacar á luz delante de alguno de ellos: mucho menos la aguja, que era necesaria para determinar el rumbo de la jornada, sus variaciones, y los objetos que se descubrian sobre el horizonte. Pero á pesar de esto, la Comision trabajó sin temor, enganando algunas veces, cuando eramos vistos, á los indios con dádivas é insinuaciones que aquietasen su ánimo exaltado.

Así pues, la noche del dia 20 nuestros indios dormian desde la 6-½, habiendo llegado fatigados de lo penoso por la jornada: con esta oportunidad, y á tientas, se preparó el horizonte artificial, en una mesa colocada en un plano nivelado, y el quintante pronto y corregido para hacer la observacion detras de una de las tiendas de campaña: la noche estaba serena por fortuna, y el horizonte no sufria ningun movimiento. Los datos para las observaciones sacados de los {62} almanaques, eran para hacerlas con el planeta Marte, con el mismo que hemos dicho se observó en el pueblo de Lobos. Por ellos sabiamos que el dia 20 debia pasar por el meridiano á las 7h 53' de la noche[3] y á las 7-¼ estuvimos aguardándolo, con el cronómetro arreglado por una altura meridiana desde nuestra salida: en el curso del viage no fué posible tomar otra para arreglarlo nuevamente, y así hicimos uso de él en el estado en que se hallaba cuando salimos. En el momento de pasar por el meridiano el astro observado, se determinó su altura, y el cronómetro dió las 7h y 55', 2' mas que lo que señalaban las tablas, lo que prueba que el relox habia variado desde el 11 hasta el 20, 2'. La altura observada fué de 73° 34' 10": hechas las correcciones precisas para las observaciones con horizonte artificial, dió por resultado 36° 45' 10" de latitud austral, y por la longitud 54° 13' al occidente del meridiano de Cadiz, calculada por el estado del cronómetro y la diferencia de longitud contraida en el viage. Hecha esta importante operacion, tratamos de completarla, levantando á todo riesgo el plano del paso de las sierras: punto interesante y que presentaba una hermosa perspectiva. En efecto, habiéndose cargado con sigilo los instrumentos, se dejaron prontos los necesarios para hacer la última operacion, y que debian transportarse á caballo al lugar adonde debia medirse la base, para determinar los puntos mas remarcables desde ella, midiéndola primeramente en un lugar oculto. Pasamos la noche, en la que cayó una fuerte helada, deseando amaneciese para dar principio á la obra proyectada.

Dia 21. Hermoso y claro: brisa fuerte SO. A las 5-¾ seguimos la marcha con rumbo S 20° SO, llevando consigo la leña y agua que pudo cargarse, segun advertencia de nuestro baqueano, pues no se encontraria sino á nueve ó diez leguas. A las 10-¼ se hizo alto en la orilla de un juncal con agua, pero mala, y muy poca, que ni las cabalgaduras podian tomarla, haciéndose uso de la que se habia cargado, y tambien de la leña, por no hallarla. Este punto se halla a cuatro leguas de la salida: la circunferencia del juncal no excede de 170 varas, y es muy probable que en tiempo de aguas esté llena de ella.

Acordado con el oficial ingeniero el levantamiento del plano del paso de la sierra, dispuso este que los instrumentos que debian servir[4] para la operacion, y que al efecto se habian dejado prontos, cargasen con ellos los soldados de la escolta y lo acompañasen hasta el punto en donde debia medirse la base. Esta operacion se egecutó cuando habian marchado con todo el tráfago el capitan cona y los suyos, quedándose la partida con los instrumentos tapados á retaguardia, hasta dejar que avanzasen terreno los carruages, traspasasen la sierra y nos dejasen libre el seno para trabajar sin ser vistos. Se hallan situados dos senos[5] en la mediania del paso, en cuyas faldas, ó antes de ellas, debia medirse la base, por hallarse centrales, y poder descubrir con facilidad todas las elevaciones ó puntos principales de ambas sierras, que forman la abra ó seno.

Ayudado de los asistentes, el ingeniero midió la base á distancia de 500 toesas de las faldas de los cerros, en un terreno elevade, horizontal y nivelado, desde cuyas extremidades se podian medir los ángulos formados por ella, con los puntos que debian formar el plano. Medida la base de 1,100 varas al rumbo E ¼ S, O ¼ N se logró determinar los diferentes mogotes de ambas sierras, que daban su verdadera posicion, y la situacion de unos con respecto á otros. Concluida esta operacion, se procedió á tomar los detalles particulares, que desde las extremidades de la base era dificultoso tenerlos.

Se logró efectuar esta operacion, con sumo trabajo, aunque sin toda la exactitud que su delicadeza demandaba, y aquel grado de perfeccion de que es susceptible esta clase de trabajos. Porque, aun cuando los instrumentos y útiles precisos, hubiesen sido tan exactos como era necesario, la premura del tiempo el sobresalto en que trabajamos de ser vistos, la priesa que nos dabamos, y las pocas manos que nos ayudaban, todo nos impedia de proceder, aunque quisiesemos, con mayor exactitud. Sin embargo, la Comision puso todos los medios que estaban á sus alcances, para obtener un resultado satisfactorio, y que sirviese de base á ulteriores observaciones.

En los detalles particulares describiremos algunas de importancia, tomadas en la sierra. Los dos senos que hemos dicho, situados en el centro de la abra, se hallan de tal modo colocados con relacion á los demas, que guardados estos, ningun transeunte podria pasar por la abra. Los dos cerros son dos conos truncados, el primero que se halla al SE del paso, y mas cercano á la sierra Limahuida, tiene 40 varas[6], y el segundo situado al NO, próximo á la sierra de Curacó, 32 varas de altura: sus faldas se unen, formando un arco cóncavo, cuya cuerda tiene 1178 varas, que es la distancia á que se halla uno de otro, hasta sus cúspides. La meseta del primero, ó corte del cono, tiene de diámetro 196 varas, la del segundo 228 varas, formando ambas una circunferencia regular. La circunferencia de la base del primero ó del cono, tiene 1168 varas, la del segundo, 1,369 varas[7]. Por lo calculado, se vè que la altura del primero excede la del segundo en 8 varas, y que la circunferencia de las bases, la segunda excede á la de la primera en 200 varas: por lo demas sus figuras son semejantes, y su posicion hermosísima[8]. La meseta del primero es impenetrable, formada toda ella de piedra pedernal: una sola pequeña abertura al NE sirve para introducirse. La del segundo es accesible por el NO, siendo lo contrario por las escabrosidades en los demas rumbos.

En las sierras se hallan algunos mogotes inaccesibles y elevados. El principal de la sierra de Limahuida, situado al SE del paso, tiene 65 varas de elevacion, y sobresalen sus picos á la perspectiva de ella. Las demas de esta sierra no pudieron medirse por la premura del tiempo: pero todos los demas que forman la ramificacion, son colinas de 20 á 25 varas de altura. En la ramificacion de la sierra de Curacó se hallan dos bastantes elevados, y son los primeros que se aperciben à distancia de 10 á 12 leguas. El primero, situado al N 15° NE, tiene 89 varas de elevacion: el segundo al mismo rumbo, 74 varas, distante uno de otro mas de 1500 varas.

Esta posicion interesante debe mirarse como tal, y ser al mismo tiempo útiles los conocimientos que sobre ella se hayan adquirido, para aprovecharla con datos seguros de lo que en ella se encierra, y las ventajas que de ella se puedan sacar, principalmente para el establecimiento de una fortificacion ó de un punto militar. Desde el principio de las sierras en el Volcan, hasta las faldas de la de Cairú,[9] es decir, desde los 37° hasta los 35° de latitud austral, no se halla un punto mas interesante ni mas ventajoso para una fortificacion.[10] Su construccion seria fácil, pronta y poco costosa. Dos baterias colocadas en los cerros descritos, guardarian la entrada y salida de este paso, surtidas de un par de piezas de artilleria en cada una: los materiales allí se encuentran, la piedra, y la cal de conchilla, fácil de hacerse, ó por tapias, que son mas usuales en nuestras obras de fortificacion.

Concluida la operacion, condujimos, sin ser vistos, todos los instrumentos para acomodarlos en la carretilla que los conducia, la que al efecto se hizo demorar á doce ó trece cuadras de los cerros al sud, siguiendo con ella hasta una laguna, cuatro leguas del punto de salida, al S 15° SO, en donde se hallaba acampada la comitiva, desde las 10-¼ de la mañana, aguardándonos para seguir adelante. Luego que llegamos, fatigados del trabajo, nos propusimos descansar, y al mismo tiempo no dar á conocer à los indios, en nuestro semblante y acciones, que acabábamos de efectuar alguna operacion oculta que les causase celos, ó diese á sospechar, en su modo de juzgar, ò en su barbarie, se hacian cosas sin que ellos las supiesen. La laguna era un juncal con poca agua, de 120 varas de circunferencia poligonal, llena de barro y casi toda ella seca.

Se observó en esta parada la variacion de la aguja, de 17° 10', para trabajar con mayor exactitud el plano levantado.

Despues de mediodia nos pusimos en marcha, á la 1-¼ de la tarde, con rumbo S 10° SO, por un campo hermoso, llano y horizontal. Los calores del sol se dejaban sentir en la llanura: con este rumbo caminamos dos leguas, y en seguida nuestro baqueano tiró al SSO 15° O, con el que se caminaron dos leguas mas; y hallándose fatigadas las cabalgaduras, se determinó hacer alto á las 4-½ de la tarde, en la orilla de un juncal, á la derecha del camino, distante de la salida del mediodia cuatro leguas, es decir, ocho leguas de jornada, y en línea recta siete y media por lo calculado. El juncal tiene 200 varas de circunferencia regular: de agua buena, accesible por todas partes, y llena de junco, biznaga y duraznillo en su centro: del que nos surtimos de leña, que no se encontraba desde el principio de la jornada. Las calidades del terreno transitado son las mejores que, puedan encontrarse en los vastos campos que habitan estas tribus. Los campos inmediatos, á una y media ó dos leguas de las primeras sierras al N ó al S, son deliciosísimos, y apropósito para la labranza y cria de ganados: posiciones ventajosas para establecimientos, aguas las mejores de los arroyos que descienden de las sierras; abras, colinas y llanuras para poblaciones, y demas en esta clase de terreno, que si fuese cultivado, nos daria producciones exquisitas que de él se podrian sacar con abundancia. Facil es citar otras comarcas, en donde, semejante la naturaleza, se disfruta de abundantes cosechas de todos granos en la labranza de la agricultura. Ventajas incalculables, repetimos, conseguiriamos si fuesemos poseedores de ellos. En ningunos puntos con mas comodidad y utilidad se podrian establecer fortines ó reductos, fortificados ellos mismos por la naturaleza, y guardados por muy corta guarnicion, que con los diferentes puntos que tenemos allí, en una línea bien concertada de defensa, talvez ocuparian un lugar en ella.

Pasamos la noche con comodidad, calmando la brisa del SO á las seis, la que no cesó en toda la mañana y tarde, recibiendo una lluvia que descargó fuertemente á la noche. No dejabamos de tener algun pequeño sobresalto por nuestros compañeros, que maliciosos de nuestra conducta por la mañana, murmuraban de ella toda la noche, segun informes del intérprete. A las tres de la tarde vimos una partida de ginetes al NO, que se dirigia hácia nosotros. El capitan cona, y uno de los suyos picaron y salieron á su encuentro: á media legua de haber avanzado se reunieron con otros indios paisanos que venian de regreso de la frontera, y temerosos que fuese alguna partida de cristianos armados, trataron de reconocerla para dar cuenta; pues, por el recelo de ser invadidos, reconocian el campo diariamente. Supieron por el cona, quo era la Comision que iba á tratar de paces, y contentos con verla tan cercana á sus poblaciones, se retiraron à llevar primeros la nueva de aquel encuentro á sus camaradas, pegando fuego al campo[11], y marcando su camino para ser visto y seguir sus huellas por el mejor terreno. Temerosos, como hemos dicho, de ser envadidas todas sus poblaciones situadas en la sierra pasada, es decir, desde el Volcan hasta el Cairú, fueron abandonadas por sus dueños; entre ellos el cèlebre cacique Ancafilú y Pichiloncoy se retiraron á la vista de la segunda sierra de la Ventana. Las poblaciones las desampararon poco antes del paso de la Comision por la sierra, pues se encontraban aun claros en donde habian existido. El cacique Ancafilú fué el primero que abandonó la suya, situado con su tribu en las márgenes del arroyo Chapaleofú, cerca de las faldas del Tandil, cuando fué sorprendido y acuchillado en la expedidon del año 20, (en donde nos hallamos) hasta cerca de la Ventana, adonde permanece al presente.

Dia 22. Claro y hermoso: brisa fuerte SE. A las 5-½ de la mañana nos pusimos en marcha antes de salir el sol, con rumbo SSO 10° SO, con un frio y helada intolerable, que esparcida en los pastos hacia dificultoso el transitar á caballo por su altura. Se cargó toda la agua y leña que se pudo, por aviso de los baqueanos, que temerosos de no encontrarla, hicieron la prevencion. A las 11-½ hicimos alto en la márgen de un juncal seco con leña, 5-¾ leguas de la salida. En el rumbo hubo variaciones para buscar el agua con que refrigerar á las cabalgaduras y hacer la parada. Las dos primeras leguas se hicieron con el rumbo de la salida, SSO 10° SO; las dos siguientes, con rumbo SSO 15° SO, y el resto de 1-¾ leguas, con rumbo SO. La escasez de agua en el juncal hizo que los peones de la comitiva hiciesen una escavacion para encontrarla, pero fué en vano: cavaron mas de una toesa cuadrada, y no dieron sino con duros terrones de piedra arenisca, que inutilizó el trabajo hecho. Este descubrimiento, y otros muchos, nos confirmaron en que todo el terreno, desde el paralelo de los 36° 30' de latitud hasta el de los 37° 30' de latitud austral, es de piedra en su interior, á distancia de 1-½ á 2 pies. Esta observacion fué hecha por Zizur en su viage á Patagones, abrazando menos terreno en su cálculo. Las escavaciones continuas en nuestra marcha nos demostraron que su aserto era exacto. Despues de mediodia, y despues de haber desesperado de encontrar agua para las cabalgaduras, que en todo el dia no habian tomado, arribó á nuestro campo el cona, de vuelta de buscarla, y que avergonzado, se habia adelantado á ver si la descubria. Este nos dijo, que á 1-¼ leguas de distancia se hallaba una hermosa laguna, en donde teniamos buena parada, agua y pastos suficientes para los animales. Con este aviso seguimos adelante á la 1-¼ de la tarde, con rumbo SSO 10° SO. A las 2-¾ arribamos á la laguna, á la izquierda del camino, adonde hicimos alto. Se dió agua á la caballada y bueyes, y {68} pasamos la noche con comodidad. A las 8 calmó la brisa SE, que en toda la tarde siguió sin interrupcion.

En la noche, despues que todos los indios dormian, el oficial ingeniero, no desperdiciando el momento que se le proporcionaba para trabajar, empezó á hacer el borrador del plano levantado hacia dos dias, segun el cuaderno de datos que llevaba. Estando para concluirlo, encerrado en la tienda de campaña, con un farol, dos instrumentos y el plano sobre una mesa, abre repentinamente la puerta, y entra el indio cona desnudo. El bárbaro, sorprendido al ver los instrumentos, la aguja, el plano, las líneas, &c., preguntó ¿qué era aquello? (por el dibujo) el ingeniero le contestó, que era una pintura que habia en Buenos Aires. Entonces repuso, sonriéndose, que era muy vale,[12] y se retiró á su rancho. Esta visita imprevista no dejó de sorprendernos, pero en aquel momento lo primero que procuramos fué cubrir la aguja de marear con un papel, para que no pudiese verla y le causase sorpresa, ó creyese que llevábamos gualicho, ó cosa mala. Antes de retirarse, le convidamos á cenar, lo que aceptó con su semblante grave, pero con agrado. La figura de este pampa, á pesar de su ceño, es hermosa y severo, sus facciones toscas y bien hechas, su talla alta, corpulento y bien proporcionado[13]. Guardado todo para no exponernos á un segundo chasco, vino el indio, y cenamos con él: se despidió segunda vez, y se fué á dormir.

Dia 23. Nublado y calma. A las 6 nos pusimos en marcha hácia las primeras tolderias, que segun el baqueano cona distaban una jornada de la parada, con rumbo SSO 5° SO. Antes de partir supimos que un peon habia descubierto una hermosa laguna, habiéndose apartado del camino. El oficial ingeniero en el momento se puso á caballo, y con el descubridor, y algunos instrumentos, marchó á reconocerla. A la 1-½ leguas de marcha al O SO encontró con ella, transitando por un terreno bajo, húmedo y lleno de cuevas de vizcachas, leones, &c.: los pastos elevados, y la tierra negra y blanda. La laguna era hermosa, llamada por los naturales de Milli-Lauquen; y el oficial ingeniero, haciendo un reconocimiento momentaneo y pronto, no tuvo mas lugar que para medir una pequeña base con una aguja de demarcacion, y determinar su circunferencia y su figura con toda la exactitud que daba el instrumento, provisto de dos pinolas. El terreno en donde se hallaba era sumamente bajo, y en ninguna parte de su circunferencia tenia barrancas. Su figura era irregular, y su ámbito de 9,227 varas, por lo calculado en la determinacion de algunos puntos mas remarcables. En la parte que mira al NE, se halla un juncal ó hinojal, que forma un bosque, y tambien en otros lugares. En su centro encontramos y determinamos un albardon de tierra, ó islote, de figura irregular, lleno de maciegas, en donde habia inmensidad de patos y caza de todas clases: su circunferencia era de 192 varas: su agua un poco salobre, pero potable. En este parage, segun noticias, habitaba una numerosa tolderia, la que habia sido abandonada. En nuestro reconocimiento, aun hallamos algunos parages que demostraban habian sido habitados. Concluida nuestra operacion, se retiró el oficial ingeniero á reunirse con la Comision que, desde las 6, habia avanzado terreno durante este trabajo, cortando el campo al S, para encontrar el camino que habian llevado. A la 1-¼ leguas encontró con él, y siguiendo por la huella de los carruages se reunió. A las 10 despejó el horizonte, y vimos el sol, con brisa fuerte del SO.

A esta hora nuestro compañero cona dió parte á la Comision que ocho indios jóvenes, parientes de otros tantos caciques, y á nombre de ellos, venian á felicitarla. El lugar del aviso no era propio para recibirlos, y á media legua mas adelante se hizo alto, para cumplimentarlos, á las 4-½ leguas de la salida. Los comisionados, despues de esta ceremonia, dijeron al Coronel enviado, que los caciques principales Lincon, Avounè y otros de segunda clase, los enviaban á felicitar á la Comision por su feliz viage hasta aquel punto: que, suplicaban los caciques que apresurase sus marchas, pues lo deseaban para entablar la paz que tanto anhelaban. Que marchase segura que no sufriria ningun daño, ni menos ultraje alguno de las tribus: añadiendo los comisionados, que el cacique principal Lincon no tendria el gusto de abrazar á su antiguo amigo el Coronel comisionado, hasta pasado cuatro dias que eran necesarios para reunirse y conferenciar con todos los caciques, destinar el lugar en donde debian ser los tratados, y dia en que debia reunirse para ello: y que, mientras se tomaba esta determinacion, la Comision podia hacer alto, y aguardar el aviso en la primera laguna y toldos que se encontraren, ó á casa del capitan cona, quien se hallaba encargado de hospedarla.

La Comision dió las gracias á los enviados, por las buenas intenciones con que procedian los caciques, y la buena fé con que la hospedaban: dijo, que haria todo lo posible para que los tratados de paz se celebrasen cuanto antes, para ver de este modo unidos á sus hermanos, y ver acabada para siempre esa guerra desoladora que los habia destruido y afligido por tanto tiempo: que aguardaria el resultado de la reunion que {70} trataba el cacique Lincon, y que marcharia incontinente á los toldos del capitan cona á aguardar allí la determinacion que tomasen. Los comisionados fueron regalados con yerba, tabaco, azucar, &c., y se marcharon juntos con la Comision, que por no haber allí agua ni leña, siguió mas adelante para encontrarla, ó si era posible, llegar hasta los toldos del capitan cona, que segun él, poco distaban del lugar de la conferencia. A las 3-¼ leguas, con el mismo rumbo SSO 5° SO[14], se viró al OSO, á encontrar con una laguna en donde podiamos parar, y al otro dia llegar á las tolderias, porque los bueyes y caballos se hallaban fatigados é imposibilitados para seguir adelante. La laguna era pequeña, y mas bien un bañado: su circunferencia no excedia de 200 varas: su agua buena y leña en abundancia. Pasamos allí la noche, en la que sufrimos la helada que cayó en toda ella. Nuestro baqueano se marchó antes de la parada, á su casa, distante 1-½ leguas al S, á prepararse para hospedar la Comision al dia siguiente[15].

Dia 24. Nublado, calma: amaneció garuando. A las 8-½ salió el sol, con brisa templada del SE. A esta hora nos pusimos en marcha con rumbo S cuarta O; y á las diez de la mañana llegamos á una laguna hermosa en donde hicimos alto, 1-½ leguas de la salida. En esta jornada se vió sobre el horizonte la hermosa y elevada Sierra de la Ventana, demorando los mogotes que se veian, el primero al SO, y el segundo al OSO. El primero se elevaba sobre el horizonte mas que el segundo; el mas elevado pertenecia á la Ventana, y el segundo á otra sierra unida á la primera, llamada de Guaminí. La cerrazon de la mañana, con la niebla que aun no se habia despejado, no permitia ver con mas claridad las sierras unidas á la Ventana, que prolongándose al NO, forman la segunda cadena ó ramificacion de sierras, todas perpendiculares á la costa del mar. Aguardábamos con impaciencia se despejase el horizonte para verla con mas claridad. En la laguna de la parada encontramos situados en su circunferencia al SO, algunos toldos, pertenecientes al cacique Huilletrur, y al capitan Antiguan, ó cona. La laguna en donde paramos es de 1,300 pies de circunferencia: agua salada, limpia en su centro, sin barrancas, situada en un terreno bajo y húmedo; tierra negra blanda y arenisca, buenos pastos. Los toldos situados en su circunferencia eran diez: mas al S 10° SE como á 12 cuadras, se halla otra pequeña laguna, en donde se hallan situados los toldos de Antiguan, que son cuatro. Al E 10° SE, se halla otra pequeña laguna á 6 cuadras de distancia; todas en un terreno bajo y húmedo, que en tiempo de invierno debe ser inhabitable, ó transformarse en un bañado.

Despues de haber parado la Comision, marchó á felicitar al amigo y compañero Antiguan á sus toldos: llegamos á ellos y encontramos al cona, su muger, hijos y una caterva de indios, chinas y muchachos que á la novedad se habian reunido. Madama Antiguan nos convidó con asiento[16], teniendo al efecto preparado una tipa tapada con un quillango que debia servir de asiento al Sr. Coronel comisionado, y todos los demas adonde hemos dicho. Al efecto, madama invitó con mate al Sr. Coronel[17], y en seguida al oficial ingeniero y demas que lo acompañaban, los que por no desairar á los invitantes, tomaron el que les tocó por turno. Acabada esta operacion, nos invitaron con un asado de cordero que tambien habian preparado: este obsequio es para ellos el mayor que pueden hacer, y la carne que mas aprecian. El asado nos lo presentaron semi-crudo, que es del modo que ellos lo comen, y nosotros concluimos tomando unos cuantos bocados, y nos preparamos para retirarnos. Al efectuarlo, despidièndonos de madama, rodeados de multitud de indios y muchachos, llegaron hácia los toldos algunos ginetes, y entre ellos el cacique Huilletrur, á cumplimentar á la Comision: fueron recibidos por el Sr. Coronel con demostraciones de cariño[18]. El cacique apeandose del caballo y dando la mano al Coronel, dijo á este por medio del intérprete: que no estrañase que antes no hubiese salido á recibirlo y felicitarlo: que él, y demas compañeros caciques, tenian órdenes espresas de los demas principales, de no apersonarse ninguno á la Comision, hasta que se decidiese á donde debian hacerse los tratados, y dia en que cada uno debia reunirse con su tribu para hacer la paz: pero que creia que, hallándose la Comision en su casa, era un deber suyo hospedarla, hasta que pasase mas adelante, ó al punto en que se hiciesen los tratados. El comisionado contestó, dándoles las gracias, y reiteràndole su afecto, con el placer de haberlo conocido por primera vez: que no podia dejar de ser agradecido a los favores hechos á la Comision por su hermano el capitan cona, y que este motivo le habia impulsado á llegar á su casa, antes que hacerlo hecho á las demas de los caciques; pues se hallaba persuadido que seria disimulable este paso, mayormente cuando sabia que el haberlo hecho con algunos caciques antes de la reunion, hubiera causado celos y desconfianzas de los caciques principales y de los demas: y que así se reservaba, para el dia de la reunion, abrazar á todos sus amigos y hermanos, entablando una paz solida y permanente. El cacique Huilletrur, y los que lo acompañaban, se despidieron de la Comision, y se marcharon a sus casas. Nosotros incontinenti hicimos lo mismo, marchándonos á nuestro campo, en la orilla de la laguna principal.

Pasado ¼ de hora, arribaron á él Madama Antiguan, sus hijos é hijas, multitud de chinos, chinas y muchachos, á pagarnos la visita: estos impertinentes no se retiraron hasta las 6 de la tarde, despues de habernos molido con petulancias continuas: á esta hora se despidieron, marchándose, bien recompensados de la visita que habian hecho. A esta misma hora arribó un chasque de los caciques Lincon y Avouné, avisando a la Comision, que el primero llegaria al dia siguiente de concluir la suya, de prevenir á todos los caciques para la reunion general, y que lo felicitaban por su feliz arribo; debiendo ambos dentro de dos dias arribar á este punto y abrazarlo, en prueba de amistad antigua que le profesaban. Los chasques comisionados por despedida, presentaron grandes bolsas de yerba y azucar para que fuesen llenas, pues así lo pedian los caciques, sus señores; fueron complacidos en su {73} pedimento, añadiendo el Sr. Coronel que agradecia los recuerdos amistosos de sus hermanos; que anhelaba por el dia en que se efectuase la reunion, para reiterarles de nuevo su amor y antigua amistad que les profesaba. Se marcharon contentos, llevando el presente para sus caciques.

Dia 25. Claro y despejado, pero muy frio: brisa suave del SE: toda la noche anterior heló[19]. A las 11 empezaron á reunirse en nuestro campo todos los indios y chinas de la poblaciones vecinas, que con interes de las dádivas que su petulancia podia sacar, no quedaba uno solo en sus toldos; así es que á esta hora teniamos al rededor de nuestras tiendas y carruajes, mas de 1500 de ambos sexos, que nos aturdian, pidiéndonos por un lado yerba, tabaco, azucar, por otro jugando á la baraja, por otro al dado, armando con estos corrillos gran bulla y confusion. A las 12 vimos se presentaba al frente del campo multitud de ginetes, formando una línea en ala, de ciento y tantos: aproximándose, descubrimos que se veia algun personaje que presidia aquella comitiva: el aire de gravedad y de importancia que se daba en su marcha, nos hacia creer esto mismo. A cuatro cuadras del campo, hizo alto toda ella, mandando un indio ayudante intérprete á hablar con el Coronel comisionado. La mision se reducia á que dicho Sr. saliese á recibirlo á la distancia en que se hallaba; que tenia que comunicarle asuntos interesantes. El Comisionado con alguna repugnancia se preparaba á salir, pero el personage y demas se aproximaban, hasta que á media cuadra de nuestro campo, hizo alto y allí nos dirigimos[20]. Averiguando el nombre de este cacique, se nos dijo por el intèrprete se llamaba Ancaliguen. El Coronel comisionado, despues de haber llegado á la presencia de aquel indio, le dió la mano con señales de amistad: el bárbaro con tono y aire imponente la dió, y al mismo tiempo hizo que la diera á otros dos personages al parecer, que se hallaban formados sobre su derecha[21]. Concluida esta ceremonia, tomó la palabra el cacique, y dijo por medio del intérprete: que felicitaba á la Comision por su feliz arribo hasta aquel punto, y por el objeto que la conducia: que este placer y el de conocer al Comisionado por primera vez le era muy agradable, porque veia que los habitantes de aquel pais iban á disfrutar de los placeres de una paz permanente, que veria realizada muy pronto, y que coadyuvaria con toda su opinion y respetos á que asi fuese lo mas pronto posible: que su mision á su vista era con consentimiento y aprobacion de los caciques Lincon y Avouné, y que su objeto principal era prevenirle de parte de ellos, que este no era el lugar en donde debian celebrarse los tratados, y sí una laguna distante 1-½ leguas, que al objeto se habia elegido, y á donde debia dirigirse para la reunion general.

Toda esta conferencia se tenia ante toda la comitiva del personaje, y la multitud que se hallaba reunida antes de su llegada á nuestro campo, á mas de la que se reunió á la novedad, de los establecimientos vecinos, la que habia formado un círculo á nuestras personas, tan limitado, que no podiamos darnos vuelta. El cacique hizo apartar á la muchedumbre, y continuó su discurso, dirigiéndose al Comisionado: añadiendo, que uno de los encargos especiales que traia en su comision era que, no hallándose satisfechos algunos caciques é indios de la buena fé que presidia en los tratados con esta Comision, y desconfiados que bajo la capa de paz se tramase algun movimiento ofensivo contra ellos, era menester que tomasen medidas y precauciones para no ser sorprendidos: que se les habia dicho que la Comision venia escoltada con mucha gente armada, y por consiguiente era necesario reconocer el número de los que la componian, para dar cuenta á las tribus, y al mismo tiempo satisfacerse, y satisfacer á su comitiva y demas. El Coronel comisionado contestó, entre la bulla de la turba multa que pedia á grandes voces que querian ver á la gente armada que venia, y que saliesen; repitiendo, salgan, salgan, á gritos y algazaras. El cacique impuso silencio y oyó la contestacion del Comisionado, que se reducia á manifestarle el gusto y placer que sentia al verlo interesado en la paz que todos deseaban, y que cuanto antes partiria al lugar que se le destinaba para celebrar la union que anhelaba, y para concluir unos tratados que asegurarian para siempre la paz: que esos temores que manifestaban algunos cacique é indios eran infundados, pues bien pronto se desengañaria él y su comitiva, que el número de hombres que escoltaba la Comision no era temible, y mucho menos incapaz de traicionar la buena fé de sus tratados, y que el Comisionado habia expuesto su existencia, arriesgándose á emprender una marcha y una comision, con grave daño de su salud y edad, solamente porque sus hermanos los caciques, lo habian solicitado con el Gobierno repetidas veces, como el único capaz por su opinion de entablar los tratados de paz: que esta conducta bien clara y manifiesta, estaba en contradiccion con los recelos y desconfianzas que expresaban algunas tribus; y por fin, que {75} verian el número de la comitiva, y se desengañarian. Al efecto se mandó se formasen en frente del campo, y delante del cacique, la escolta, peones, &c.; y efectuado esto, contó el cacique uno por uno, comenzando por el Comisionado hasta el último peon, el número de treinta y tantos. Concluido este escrutinio, hecho por la mayor parte de su comitiva, habló el cacique con tono airado, y dirigiéndose á los suyos, les dijo: que ya veian el número de los que venian á hacer la paz: que no debian tener ninguna desconfianza: y en seguida dijo al Comisionado, que no temiese ningun ultrage de las tribus; que con toda confianza marchase á la laguna destinada, que todo el mundo lo recibiria con los brazos abiertos, como á su bienhechor. Concluyó su discurso pidiendo yerba, tabaco, pasas, &c., de lo mejor que hubiese; lo que al momento se le mandó dar, y al mismo tiempo á los personages que lo acompañaban[22]. En seguida se despidieron y se marcharon, dejándonos aun multitud de corrillos y circos de juego, que nos mortificaban sobremanera, y con tanta petulancia, que era menester evitar su vista para librarse de ellos.

Estos corrillos se formaban por todas partes, conforme se llegaban los aficionados, y se aumentaba la bulla en proporcion de la pérdida ó ganancia que hacian con las apuestas.

En unos observamos que jugaban al dado, y en otros á la baraja: en los primeros manejaban con suma destreza y órden cuatro dados, no pulidamente construidos ni cuadrados, pero sí con sus caras y señales de suerte y pierde, marcada con puntos. A ellos jugaban una especie de moneda adoptada en el juego, (unas pequeñas argollitas amarillas, como sortijas) que cada una tenia su valor determinado en cierta especie, y un cierto número de ellas determinaba su valor, y entonces el que las perdia la entregaba, ya en un caballo, ya un chapeado ó espuelas, estribos, &a., &a., que antes de empezar el juego apostaban. En los dos observamos al mismo tiempo, que jugaban con destreza, ya al monte, paro y otros juegos conocidos, pero con mas generalidad el llamado tenderete, que lo usan mucho y lo prefieren á todos los demas: á èl, como á los otros, se descamisan y juegan todo lo que tienen, con las argollas ó equivalentes al valor de una especie. Este sistema lo adoptan por cómodo, pues cuando se reunen en las ferias no pueden cargar ni arriar las telas y bestias destinadas al juego, y sí aquella moneda que, perdida, el acreedor ó ganador ocurre ó vá en persona á recibirse de su ganancia. Muchas veces algunos se hacian dueños de la escasa fortuna de un pequeño rodeo de vacas, y las pocas telas que tenia para sustento, quedándose reducido á la mendicidad, y por consiguiente sin tener como alimentar á su familia[23]. Es una de las pasiones ó vicios que mas predomina á estos bárbaros, y lo excesivo de él es lastimoso cuando no respetan para sacrificarle lo mas sagrado, cual es, la vida de su muger é hijos; porque faltándoles el sustento ninguno se lo facilita. El egoismo ha llegado á tal grado que asombra, y por consiguiente dá á conocer el estado de barbarie en que se hallan sumergidos. Mas adelante hablaremos de esto, aclarándolo con datos y observaciones, que no dejan duda ninguna de su miseria.

A las 5 de la tarde se retiraron todos reunidos á sus casas, quedándose en nuestro campo á dormir algunos, con objeto de jugar y robar lo que pudiesen. En esta noche heló, reinando un frio excesivo.

Por la mañana observamos en medio de la confusion y desórden de los reunidos, á la hermosa Sierra la Ventana, que con la claridad del horizonte se distinguia toda su ramificacion, y principalmente el mogote elevado que lleva aquel nombre. Este demoraba de nuestra posicion al rumbo O 20° SO, y el segundo, ó del Guaminí, al rumbo O 5° NO, prolongándose este por una sucesion de mogotes hasta el NO, en donde se pierde en colinas en la vasta pampa por donde pasa el camino á Salinas, que sigue hasta las fronteras de la provincia de Cuyo. Todas estas sierras son por consiguiente casi perpendiculares á la costa del mar, y paralela á la primera ramificacion. Deseábamos aproximarnos à ella para adquirir conocimientos de su verdadera situacion y particularidades, y al mismo tiempo para reconocer algunos arroyos que de ellas descienden, y que generalmente oiamos nombrar á los indios.

Dia 26. Nublado, y calma. A las 8 salió el sol con brisa del SE, la que despejó el horizonte. Desde esta hora se comenzaron á reunir los mismos corrillos del dia anterior, con la misma confusion y desórden. Entre varios indios, que se habian quedado en nuestro campo á dormir, de los del dia anterior, se presentó uno al Sr. Coronel comisionado, el que, antes de apersonarse, habia hablado largamente toda la noche con el intérprete, imponiéndole de su mision, para que este lo hiciese al dia siguiente con el Comisionado. En efecto, él se presentó acompañado de este, el que dió cuenta al Sr. Coronel, que por la narracion que le habia hecho el indio, era enviado por el cacique Neclueque á dar cuenta á la Comision, que sabia que los caciques Ranqueles no querian hacer la paz con ella, porque se hallaban imbuidos por la multitud de tasfugas desertores que ellos abrigan, los que se valian de cuentos para alucinarlos y discordarlos, y al efecto habian hecho creer á todos ellos que los presentes que la Comision llevaba para regalarlos despues de hechas las paces, estaban todos envenenados y cargados del gualicho ó cosa mala, para hacerlos víctimas de la buena fé con que se prestaban á tratar, y que así no creyesen en tal Comision enviada con miras siniestras por el Gobierno de Buenos Aires para engañarlos, mientras tanto que se preparaban para hacer una expedicion contra ellos; y que lo que convenia era no hacer la paz, y mantenerse en guerra abierta como hasta entonces. Concluida la relacion del intérprete, dijo el indio, que su cacique lo felicitaba, deseando que llegase el dia que se verificase la reunion general para entablar duraderas relaciones de amistad, que afianzasen para siempre la paz: y que dicho cacique añadia á su mensage, que los desertores que se abrigaban entre los disidentes eran veintisiete, la mayor parte chilenos, restos de la division de Carreras, capitaneados por un oficial nombrado Curado, tambien chileno. El Comisionado pidió por último, yerba, tabaco, azucar, &c., para su cacique, lo que al momento se le satisfizo; y tambien se le contestó al mensage de su cacique, disuadiéndole de la creencia de semejantes mentiras, é invitándole á la paz, mediando con sus respetos y opinion, para que los disidentes, si acaso hubieren, entrasen en tratados, y les asegurára por su parte la falsedad de los chilenos que les habian introducido los trasfugas. Se marchó con esta respuesta el enviado, muy contento, y cargado de regalos para su señor.

Toda la mañana lo pasamos rodeados de los corrillos de juego, y recibiendo visitas que nos hacian algunos indios principales, entre ellos uno quo vimos se llegó á saludarnos, venia muy bien vestido, y con un excelente apero, adornado con un chapeado completo de plata. Su figura no era despreciable, y su tez era blanca: no dijo su nombre, ni los indios concurrentes á quienes preguntamos, tampoco lo sabian, por lo que creimos quo no fuese principal, ni cacique, sino uno de los muchos que han robado largamente en las incursiones en la provincia, y vienen á lucir en sus tierras la presa. A las 12-½ del dia arribó un chasque del cacique Lincon, el que venia acompañado de una multitud considerable, {78} y entre ellos el capitan cona. Este, despues de muchas ceremonias, antes de entrar á manifestar su embajada, dijo: que su cacique saludaba á la Comision con todo aquel respeto que le merecia su carácter: que en aquel mismo dia acababa de llegar de concluir felizmente la suya: que de ella se esperaban buenos resultados, con haber reducido á hacer la paz á muchos que no la querian: que un dia hermoso y lleno de delicias se esperaba, en el que se unirian para siempre con lazos indisolubles todas las tribus con la provincia de Buenos Aires, con unos tratados permanentes, que muy pronto y con buen resultado se harian; y que así esperaba que sin pérdida de instantes se pusiese en marcha para la laguna que se habia destinado, sirviéndole de guia el mismo chasque, á la que al dia siguiente se reuniria él y todos los caciques, con sus tribus, á celebrar los tratados: que deseaba llegase ese momento para abrazar á su antiguo amigo, y renovar la amistad que en el año 10 contrajo, en su viage á Salinas: que no se sorprendiese de las ceremonias y demostraciones, y maniobras que se harian en la reunion, por las divisiones que debian asistir armadas, segun el régimen que en estos casos se usa. Concluida la mision del chasque, contestó el Coronel comisionado, que era grande el placer que sentia al ver próximo el dia de la union general, en que iba á abrazar á sus amigos y hermanos: que sentia la necesidad que se efectuase cuanto antes, pues ni su salud, ni el mal estado de los carruages y cabalgaduras permitia que la estacion del invierno lo tomase en la campaña, ni tampoco demorase demasiado. En seguida de esta contestacion, se mandó cargar los equipages y poner todo pronto para marchar al lugar destinado.

A las 4 de la tarde nos pusimos en marcha, llevando un numeroso acompañamiento de indios, por delante, por detras y por los flancos, multitud de chinas y muchachos con grande bulla y alboroto, mesclado entre ellos el fiel Antiguan, haciendo cabeza á los vivas de paz, que á cada instante se prorrumpian por la muchedumbre. Con rumbo OSO, inclinándonos por algunas sinuosidades del camino al O ¼ S, arribamos á la laguna á las 4-½ de la tarde, distante 1-¾ leguas de la anterior. En el camino se encontraron dos lagunas pequeñas: la primera á una legua de la salida, sobre la derecha del camino, de 150 varas de circunferencia: buena agua, buenos pastos, sin barrancas, en un terreno sumamente húmedo, y con 4 toldos situados en su circunferencia: la segunda á 6 cuadras de esta mas adelante, de 55 varas de circunferencia, ambas regulares, y con las mismas calidades: con diferencia que esta estaba llena de juncales y duraznillo, y en la misma calidad de terreno. En la que se hizo alto, encontramos buena proporcion para hacer una parada con comodidad; en magnitud es de 500 y mas varas de circunferencia, bastante regular, de rica agua, con bastante leña {79} de duraznillo en su centro, con buenos pastos en sus cercanias, sin barrancas y abordable por todas partes, aunque situada en un terreno demasiado húmedo, que con muy poca diferencia era un bañado. En su circunferencia se hallan situados mas de ocho toldos de poblacion, y á mas se encontró pescado bagre en abundancia. En la parte de su circunferencia que mira al OSO, nos acampamos, formando un pequeño campo, atrincherado circularmente con los carruages, para impedir que ninguno pudiera entrar dentro del círculo a caballo ni aun á pié, para no sufrir el mismo desórden de corrillos de juego, y confusion que anteriormente. En él pasamos la noche con comodidad, no obstante que con algun recelo, fuese positiva la noticia dada por el cacique Neclueque, y que por consiguiente se entorpeciese el éxito de la Comision.

Dia 27. Nublado, calma: á las 8 vimos el sol, y en seguida tuvimos un dia claro y despejado, con una pequeña brisa que se levantó á las 10 del NO. Debièndose celebrar en este dia la reunion general, nos dispusimos para preservarnos de la confusion y desórden, que con la multitud de concurrentes habria: atrincheramos al pequeño campo ó circuito en que estabamos para no ser atropellados, ni esponernos á ningun ultrage de tanto facineroso, debiendo entrar á èl solamente los caciques, para tratar y hacerlo con alguna formalidad, como creiamos; pero nos engañamos. Pasemos á los sucesos de este dia, demasiado tristes y peligrosos.

A las 10 de la mañana arribó un chasque del cacique Lincon en que avisaba que dentro de pocos momentos arribaba con su tribu, y que al mismo tiempo que él, arribarian los demas con sus gentes; que se estuviese pronto, y no nos sorprendiesemos de las operaciones que debian hacer en esta reunion. A las 12 del dia se presentaron al SO de la laguna, como á 10 cuadras de ella, 200 y mas ginetes, formados en batalla en ala, algo desordenados, con el cacique Lincon; los que se aproximaron, conservando esta formacion, paso á paso y con marcha magestuosa al son de cornetas y bocinas, hasta dos cuadras del campo, en donde hicieron alto. En seguida de esta ceremonia prorumpieron en grande alboroto, desordenándose la línea, corriendo ó dando cargas en grupo con sable en mano y lanza,[24] tirando cortes y lazazos al aire á diestro y siniestro: dando vueltas á toda carrera circularmente al rededor del cacique que se hallaba en el medio, presenciando este ensayo guerrero de su tribu. Algunos de los ginetes que acompañaban al gefe de la division, se presentaron con los caballos enjaezados, con cuentas, cascabeles y campanillas; encoletados con una túnica de cuero perfectamente hecha, como una saya, y con sombrero de cuero, formando un solideo con su grande ala semejante al de un fraile, de seis á siete cueros de fondo, lo mismo que los coletos: con la diferencia que estos son tan blandos y dóciles como una seda, porque lo benefician de tal modo, que los ponen en este estado, y aquellos tan duros como una piedra, que un sable no les penetra, ni tampoco á los primeros una bala de fusil á distancia de media cuadra, por observacion hecha anteriormente con uno semejante, en la campaña del año 21 al sud. Estos personages ó ayudantes de órdenes, traian ademas su sable de laton cada uno, sus pistolas aunque inutiles, las lanzas, bolas y puñales, los que se apersonaron al Comisionado á saludarlo de parte de su cacique. A las 12-½ se presentaron, cubriendo el horizonte por todas partes, líneas de batalla en ala, que abrazaban una estension considerable de terreno, y presentaban á la vista del observador un aspecto imponente y pintoresco. A la 1 llegaron á tres cuadras del campo, lo cercaron é hicieron alto: su marcha, desde que se presentaron, fué pausada y magestuosa: al son de cornetas de cuerno y caña que manejaban algunos indios en cada division, y cada una de ellas con sus caciques á la cabeza, con mucho órden en la formacion, sin dar voces.

Esta uniformidad nos asombraba, y al mismo tiempo el alineamiento y silencio que guardaban, presentando el aspecto de escuadrones disciplinados, con sus sables y lanzas en asalto y guardia. Esta primera perspectiva nos hizo conocer el carácter guerrero y militar á que tiende directamente el génio de estos bárbaros, y que el mismo los conduce á un adelantamiento que talvez nos será funesto. Veiamos con dolor á estas líneas, cargadas con sables de laton, y multitud de armas blancas, y aun de chispa, que por su barbárie no las sabian aprovechar, y que habian sido adquiridas en los infinitos combates y guerrillas, en que han atemorizado á nuestras milicias de campaña, y veiamos aun mas, algunos uniformes y gorras de nuestros soldados, adquiridos del mismo modo, con multitud de carabinas y tercerolas inutiles, que por lujo ó insulto las cargaban á la espalda, para que les viésemos, y hacernos entender, y ver por nuestros propios ojos, el estado preponderante en que se hallaban, así en fuerza como en instrumentos de defensa, y maniobras de caballeria, aunque brutales, dirigidas solamente por su {81} génio, ó por cosas semejantes que han visto[25]. En esta posicion, las divisiones al parecer aguardaban órdenes del cacique principal, que se hallaba con su gente formado del mismo modo; y en efecto, no tardó poco en que vimos salir de su division dos encoletados, que le servian, como hemos dicho, de ayudantes. Estos se dirigieron á la division de Avouné, uno de los caciques principales, y su mision la repitieron dos veces al mismo, hasta que su division se puso en marcha, que se hallaba al SE de la laguna, como á dos cuadras de la primera, y de las mas próximas á ella. La marcha con que rompió fué a gran carrera, con gritos de alegria, y con las mismas ceremonias que lo hizo la primera; no cesando de dar estas cargas hasta que dió tres veces vuelta la línea de la primera division que se hallaba formada, y que se conservaba en este órden mientras que la otra concluyó su ceremonia, la que en seguida de este acto, pasó á formar en batalla, á continuacion de la primera, y al mismo frente. Incontinenti de este acto marcharon los mismos ayudantes a practicar igual diligencia con la tercera division, que se hallaba formada al E de la laguna como á dos cuadras, y despues de una larga parla con el cacique Anepan, que la mandaba, hizo este la misma evolucion que la anterior. La cuarta division del cacique Pichiloncoy; la quinta del cacique Ancaliguen y otros; la sesta de los caciques Llanqueleu, Huilletrur, Antiguan y otros; la septima de los caciques Chañabilu, Chañapan, Neculpichuy, Trignin; la octava, de los caciques Cachul, Catriel y otros; la novena, de los caciques Huilliches, Nigiñile, Quiñifoló, Pichiacurá, y las que se hallaban formadas en la circunferencia de la laguna, pasaron á formar en batalla, haciendo antes las mismas evoluciones que las otras, antes de practicar esta última; hasta que formaron una hermosa y regular línea en órden de parada, y con el mayor silencio, que hacian guardar los gefes de cada una de las divisiones, y por consiguiente la alineacion con la primera division que formaba la cabeza. Concluida la formacion de la línea, los dos caciques principales, Lincon y Avouné, mandaron formar un círculo a toda ella, lo que se efectuó sin alboroto, pero desordenadamente, porque á pesar del silencio y buena disposicion con que lo hacian, no podian ejecutarlo, y para hacerlo era menester que el desorden presidiese la maniobra. Formado el círculo, todos los caciques se metieron dentro de él, y tuvieron una larga parla de mas de dos horas, acerca de los tratados que se iban á celebrar nuevamente, y al mismo tiempo, acordar con el pueblo las bases que debian presidir, y si debian celebrarlos por sí solos, sin la reunion de los Ranqueles, cuando se dudaba de la buena fé de estos, no obstante que muchos querian tratar. El cacique Lincon dijo en la reunion, que los tratados no debian efectuarse sin la asistencia de los Ranqueles, pues que cualesquiera que fuesen los que se hiciesen, serian efimeros si con aquellos no se contaba: que se aguardase á que se reuniesen, ya todos ó algunos, que entonces se harian con mas formalidad, y todos disfrutarian de los presentes que el Gobierno les hacia por medio de la Comision: y que hacer lo contrario traeria malas consecuencias á ellos mismos, porque se renovaria el rencor que se tenian, y á la Comision, que habia dado un paso tan precipitado, sabiendo que aquellas tribus son las mas fuertes, y con las que principalmente debia hacerse una liga. La franqueza con que este bravo y elocuente cacique habló en la reunion, no pudo menos que chocar con el orgullo y disposicion de sus compañeros, que se manifestaron contrarios á esta opinion. El interes particular, mas bien que el deseo que demostraban por la paz, era el que obraba en este caso: los cortos articulos que la Comision llevaba para obsequiarlos eran tales, que para los reunidos no alcanzaban, y cada uno de ellos se creia dueño y poseedor de todo, y no querian que otros disfrutasen: esta liga premeditada que todos formaron, chocó igualmente al desinteres y buena fé del cacique Lincon. El sostuvo su opinion hasta el último estremo contra el cacique Avouné, y demas de los reunidos, que querian celebrarlas incontinenti, y que despues de cangeados los tratados con ellos, como una tribu diferente é independiente de los Ranqueles, la Comision marchase á celebrarlos con los caciques que de esta tribu quisiesen. El cacique Lincon conocia demasiado por su esperiencia la codicia ó interes de sus paisanos: el sostenia aquella opinion, porque la creia conciliatoria con los dos partidos siempre opuestos, y al mismo tiempo libraba á la Comision de los riesgos que esta medida podia haberle ocasionado. El sabia que, efectuándose en esta reunion las conferencias, ibamos poco mas ó menos á ser saqueados, y por consiguiente cuando se celebrase la segunda con los otros, no podriamos llenar las miras del Gobierno y de la Comision, y esta se espon{83}dria à un desaire, á una ruina inevitable, si aquellos traslucian que la Comision habia obsequiado a sus enemigos, con las especies que para todos se destinaban, para celebrar una paz con la província. Esta opinion juiciosa del caciqne Lincon, vertida en la reunion, hubo de costarle el sacrificio de su existencia: su conocido amor al órden, las consideraciones que habia merecido de las autoridades del país, y su opinion entre todas las tribus, aumentaban los celos y envidia de los demas caciques, y principalmente del principal Avouné, joven orgulloso y aspirante, hermano y sucesor del célebre Carritipay. El pueblo, que se hallaba reunido y presenciaba su discurso, no pudo menos que seguir la opinion de los caciques, y lo insultaba á grandes voces é invitaba y mandaba que ella fuese seguida. El respeto del viejo cacique contenia estos insultos, reprendiéndolos voz en cuello, y haciendo ver á sus compañeros que el paso que iban à dar, traeria funestos resultados. Todos despreciaron sus consejos, excepto algunos viejos caciques octogenarios y sus tribus pequeñas; pero fueron arrastrados por la opinion tenaz de la fuerza principal, que ordenó incontinenti, de acuerdo con Lincon, que el Comisionado se presentase á la reunion, para conferenciar y comunicarle la medida que se habia sancionado.

A las 2 de la tarde recibimos la órden de apersonarnos delante de los caciques, y desde luego marchamos, el Comisionado, el Ingeniero y el intérprete, hácia ellos, que distaban seis cuadras de nuestro campo al SE. En seguida á esta órden el cacique Lincon se dirigió a comunicarnosla, y tras él se desordeno enteramente toda la línea ó círculo en donde se habia tenido la parla. Este desórden comenzó en derrota: unos á dar carreras con gritos, bulla y confusion, y otros se dirigian del mismo modo a nuestro campo: en él se armó una terrible zambra; todos pedian, todos gritaban, y clamaban por tabaco, yerba &c. &c. Rompieron por último el pequeño círculo que lo rodeaba, y no quedó uno de los petulantes, que no fuese satisfecho: indios, chinas y muchachos, pasaban de 1,500 los que nos rodeaban en él, fuera de la turba considerable que se hallaba en el campo, en correrias.

El cacique Lincon, al comunicar la noticia al Comisionado, lo estrechó fuertamente, á pesar de la incomodidad y disgusto con que venia: él mismo nos condujo a los reunidos, mezclados entre la multitud de ginetes, que á la novedad de vernos, lo acompañaban, y nos llevaban con gran bulla y desórden, todos armados y en guardia como en procesion, al parecer al sacrificio. Arribamos al lugar en donde se hallaban los caciques: manda{84}ron ordenar sus gentes, y formar un círculo, y en él entramos: los caciques se apearon de sus caballos, y formados en tierra, cada uno nos abrazó y dió la mano, saludándonos cariñosamente. Hicieron descender á varios ginetes que se hallaban entre la multitud, para que sirviesen de intérpretes en compañia del nuestro, la mayor parte de ellos desertores. Uno de ellos, despues de haber hablado el cacique Avouné, dijo al Sr. Coronel comisionado, que aquel cacique por su parte y á nombre de los reunidos, felicitaba á la Comision, demostrando la sensacion que les causaba, el ver próximo el felix instante en que se unirian para siempre con sus hermanos los cristianos, por medio de unos tratados que asegurarian la paz, pues que conocian las ventajas de esta, y la destruccion que la guerra les habia causado por tanto tiempo: que en aquella reunion habian determinado los caciques, que se celebrarian los tratados con las tribus, Pampa y Huilliches, y que la Comision pasaria, concluidos estos, á entablarlos con los Ranqueles, pues que de este modo se evitaban los celos de aquellos, y no se renovaria el antiguo rencor que le profesaban: que los tratados se efectuarian al dia siguiente, para cuyo efecto se reunirian separadamente con el Comisionado. Dicho Sr. contestó por medio del intérprete, felicitando del mismo modo á sus hermanos: que solamente por haberlo ellos solicitado para hacer la paz, podia haberlo hecho, sacrificando su salud en una estacion peligrosa: que la Comision no creyó haber llegado á un punto tan avanzado, pues solamente se le dijo que hasta las sierras de Curacó seria el viage, y allí se reunirian: que el mal estado de los carruages y cabalgaduras no permitia internarse mas; pero para que estuviesen convencidos de la disposicion que asistia á la Comision para entablar la paz, aun con aquellos que la despreciaban, marcharia á conferenciar con ellos al punto que se le destinase.

Los caciques oyeron con agrado la relacion de la Comision, no obstante que ella se opuso fuertemente pasar adelante: pero era menester obedecer á todos ellos que lo mandaban, y al pueblo que á grandes voces lo pedia. El cacique Lincon apoyaba la opinion de la Comision, y con demasiada arrogancia reprendia al cacique Avouné, el mas tenaz de todos, y al pueblo que lo pedia. En estas parlas todos hablaban, unos reñian, otros contestaban y reprendian, y nadie se entendia: los parciales del cacique abogaban por su opinion, y los otros, por la de sus gefes: de modo que hubo de armarse una gresca á balazos, sable y lanza, que nos hubiéra costado muy caro. Pero lo que sucedió fué, que el pueblo incomodado contra Lincon y sus parciales, arremetieron algunos atrevidos contra él y los suyos: en la confusion el bravo cacique no se turbaba, y á todos atendia {85} con su espada en mano, y causaba respeto á los desertores, que eran los que capitaneaban estos insultos, con un objeto diferente: no directamente contra el cacique, sino para que fuesemos envueltos en sus contiendas, y disponer francamente de la yerba, tabaco, &c., por que anhelaban, á mas del odio con que nos miraban. Sus intenciones fueron conocidas: el círculo que formaba la plebe á caballo era reducido, y en estas disputas lo redujeron tanto, que apenas cabíamos de pié, sofocándonos de tal modo en la multitud de 3,000 y mas caballos en desorden, que nuestras voces no se oian, ni por consiguiente la voz de los caciques, que trataban de aquietar sus tribus, y evitar la lid desigual que amenazaba. El lance fué apurado, en él creimos ser envueltos, y quedar entre las patas de los caballos.

Contenido el desórden, nos dieron satisfaccion todos los caciques, reiterando su amistad y buena fé: partimos á nuestro campo, y con nosotros todos ellos á tomar mates, y conferenciar sobre lo que debia practicarse al dia siguiente.

Toda la línea en desórden se vino á nuestro campo con sus caciques. Su objeto era conocido:--disfrutar de los obsequios que debian hacerse á sus caciques, y espiar la oportunidad que se les presentase para adquirir alguna cosa contra la voluntad de su dueño. A los caciques se les tenia preparados los instrumentos en que debian tomar los mates, y que cargasen una dosis de yerba que saciase la buena disposicion con que lo tomaban[26]. Sentados en tierra, formando un gran círculo, se regocijaban, acomodando los presentes provisionales que se les hacia, en las mantas, ponchos y bolsas, entablando la parla mezclada con la risa y algazara, ó mas bien confusion y desórden; porque no hay acto por formal que sea en donde no mezclen estas dos calidades propias de su génio. En estas ocupaciones pasaron toda la tarde hasta que anocheció, y se marcharon todos los caciques á sus campamentos, que habian formado las divisiones cerca del nuestro en las mismas riberas de la laguna. La Comision tuvo que ceder todo el poco ganado que habia conducido, para que pasasen la noche: la cesion fué á impulsos de ver arrebatarlo sin permiso á los mismos que se hospedaban. El bravo y constante Antiguan contuvo en esta ocasion los excesos que se cometian por algunos, que no tenian las mejores intenciones, en nuestras cabalgaduras y comestibles, que los arrancaban casi forzosamente á nuestros peones. Antiguan, respetado entre todos por su opinion y valor, castigó á algunos de estos facinerosos que conducian la presa. El se distinguió en esta ocasion, y sus servicios fueron muy recomendables, á mas de los que lo habian hecho acreedor á las consideraciones que la Comision le dispensaba. Se distinguió igualmente en las conferencias de la reunion, secundando la opinion del viejo cacique, y sosteniéndola con su espada y arrogancia en su parla, á los que se dirigia.

El cacique Lincon, despues de haber tenido una corta conferencia con el Comisionado, dejó á sus compañeros y se marchó á sus toldos con los suyos, para tratar cuando se efectuase la segunda conferencia con los Ranqueles. Este desprecio que hizo de los demas, les hizo conocer el desaire que les habia hecho, y por consiguiente el poco interes que tomaba en sus tratados, y en los presentes que se le podia hacer. La Comision no dudó un momento de la impaciencia, desinteres y buena fé que caracterizaba á este buen viejo: ella se propuso tratar con él largamente, despues que se concluyese este primer compromiso, atrayéndolo con mejor agrado, y hacerle conocer cuan justificada era su conducta, y el alto aprecio que con ella se habia grangeado en la Comision, y que seria recomendable ante la autoridad de la provincia. Mientras tanto, era menester que ella siguiese el torrente de la opinion de los que componian el mayor número, y tenian la principal fuerza. La Comision encontraba en el orgullo natural de las tribus Pampas y Huilliches una razon para que hubiesen dado aquel paso no uniforme. Los primeros componian una tribu diferente de los Ranqueles y sus constantes enemigos[27]; y su orgullo no podia sobreponerse á la uniformidad del pacto, cuando mediaba una enemistad que solamente la desprecian en una liga general, ya para robar como hemos dicho, ó ya para defender su pais cuando es invadido. No por esto desconociamos que este acto chocaria igualmente con los Ranqueles, y al mismo fin que se propuso el cacique Lincon en llevar adelante su opinion, porque veia presidir en el acto mas formal que se podia presentar, el interes que obraba con mas fuerza que ninguna otra cosa, y que habiendo uniformidad, ni aquellos podian quejarse, ni la Comision padecer ningun desaire, ni mucho menos dejarse de hacer unos tratados con mejores bases. Ambas razones pesaban en el concepto de la Comision, pero ella contaba que, aunque fuesen agotadas las especies que debian repartirse para ambas tribus, en el segundo pacto con la otra tribu, el cacique Lincon saldria garante del paso que las otras habian dado, y en este caso, aun cuando no se consiguiese un feliz resultado en los tratados, se conseguia aumentar é influirles mas y mas el odio y disposicion, para un choque entre ambas.

La tribu Huilliches, aun no se habia reunido toda, y se aguardaba un major número con sus caciques principales, para el dia siguiente. La division que habia llegado, deseaba del modo que fuese, establecer sus relaciones con la Comision y marcharse. Esta tribu es respetada de las demas, por su carácter guerrero; y por la respetabilidad de sus fuerzas; jamas ha entrado en coalizacion con ninguna para el pillaje: cuando lo hizo fué sola, sin auxilio de ninguna el año 20, en las costas del Cabo San Antonio y montes vacinos, destruyendo las poblaciones, y llevándose cuanto ganado y familias encontraron, y desde entonces han habitado pacificamente las costas del mar, desde el paralelo de los 37° de latitud austral, hasta los 41°, es decir: desde la Sierra del Volcan, hasta el establecimiento del Rio Negro en la costa Patagónica. Los puntos en donde habitan las mayores poblaciones, son las costas boreal y austral del Colorado: las costas de los rios Sauce Grande y Chico, Saladillo, Clarameco y Malepundejo, y riberas de la Bahia Blanca, y su poblacion se asegura ser la mas considerable de las tribus, y su fuerza militar respetada. Con ellos no intervienen los Ranqueles ni Pampas, solo sí para el comercio con el establecimiento del Rio Negro, el que muy poco visitan, dejándoles á ellos el tráfico esclusivo por su aproximacion á él. Los caciques Nigiñelé, Quiñifoló y Pichincurá, que mandaban la division de esta tribu, no se mezclaron en ningunas de las grescas que se suscitaron en la reunion, y su indiferencia dió á conocer la buena fé y disposicion con que deseaban entrar en tratados. Ellos participaron de los obsequios que se hizo á los demas, y se acamparon cerca de nuestro campo para reunirse al dia siguiente. {88}

A pesar de la confusion y desórden que reinaba en este dia, la Comision no perdia un instante en adquirir conocimientos geográficos y estadísticos del terreno y poblacion. El oficial ingeniero buscaba la ocasion de hacerlo, evadiéndose de las reuniones, ya calculando el número de las divisiones, y observando algunas particularidades que se encontraban en ellas, ó ya recorriendo el campo á 1-½ y 2 leguas hácia todas direcciones, para observar lo que se encontrase en el terreno. En estas indagaciones, se adelantó todo lo que se pudo en conocimientos. Daremos el cálculo hecho de las divisiones reunidas en este dia, el número de las armas de toda clase, y el de sus caciques: el se ha hecho, ya contando algunas fracciones, ya calculando por aproximacion ó adquiriendo informes de los desertores, que con sumo cuidado tratabamos de indagar. Esta fuerza podemos decir es la disponible, y la mayor que puede poner la tribu de los Pampas en caso de defensa. Para esta reunion no quedó una de las tolderias que no acudiese á la formacion; y en este caso menor seria el número que presentasen en aquel, no obstante que para defender el pais y propiedades hasta las mugeres cierran las líneas, y las defienden como varones.

Hombres.
La 1.ª division, del cacique Lincon200
La 2.ª idem, del cacique Avouné180
La 3.ª idem, del cacique Anepan260
La 4.ª idem, del cacique Pichiloncoy296
La 5.ª idem, del id. Ancaliguen y otros300
La 6.ª idem, del id. Llangueleu, y otros140
La 7.ª idem, del id. Chañabilú, y otros450
La 8.ª idem, de los id. Cachul, Catriel364
La 9.ª idem, de los caciques Huilliches 400
Fuerza que componia la linea [28]2,520
Chinas, y muchachos de ambos sexos que se hallaban esparcidos por el campamento 650
Total de la reunion3,240

{89} El número de armas blancas y de chispa es el siguiente.--

Lanzas Sables Tercerolas Bola y Daga.
La 1.ª division.24363137
La 2.ª idem.1431 5[29] 130
La 3.ª idem.191513214
La 4.ª idem.29101256
La 5.ª idem.3210"258
La 6.ª idem.153"122
La 7.ª idem.371711385
La 8.ª idem.20233318
La 9.ª idem.56145325
Total del armamento246159412,144.

Por lo dicho se vé que solamente una quinta parte de los reunidos, ó de los que formaban la línea, venian armados de lanza, sable, y algunas armas de fuego, y el resto de bolas y puñales, que es la arma mas general, y que no hay uno que no la cargue. El mismo cálculo hicimos en la campaña del año 20 con la fuerza que se nos presentó, aunque un tercio menos de la que se vé, segun consta del diario presentado al gobierno, cuando se le incluyó una carta de la marcha de la expedicion y descubrimientos que en ella se hicieron. Los caciques que se reunieron fueron los siguientes.--

Ulmenes, ó principales   LinconNeculpichuy   Pampas.
AvounéPitrí
PichiloncoyCalifiau
AnepanAncaliguen
CachulLlangueleu
EpuanHuilletrur
ChañabilúCatrill
ChañapanTrignin
CurunaquelAmenaguel[30]
Tacuman
Capitanejos, ó Conas   Antiguan
Catrillan, y diez mas, cuyos nombres nos son desconocidos.
Huilliches Niguiñilé, Quinifoló, Pichincurá[31].

En los reconocimientos que se practicaron en este dia y el anterior, se encontraron algunas lagunas y poblaciones de indios en ellas. Tan vasto era el horizonte que por todas partes se nos presentaba para observar, que no era posible que abrazasemos un trabajo superior á las proporciones que teniamos. Sabiamos que la Comision debia seguir adelante, por el rumbo OSO, hasta la sierra de la Ventana, que á la vista de esta posicion demoraba al mismo rumbo, y por consiguiente debiamos descubrir todo lo que se encontrase en la ruta. Por el rumbo NO se nos presentaba una vasta pampa, por donde aun no se habia descubierto nada, hasta el paralelo del camino de Salinas conocido por varios viageros. Por el SE se nos presentaba una planicie inmensa, limitada por las costas del Atlántico: por ella uno solo habia viagado, y de este viage no tenemos noticias exactas; aun cuando hubiésemos querido practicar reconocimientos por ambos rumbos, no podiamos separarnos á una lejana distancia de la Comision: pero creimos que por esta razon, no dejarian de ser interesantes las observaciones que se hiciesen en las inmediaciones de nuestras paradas y marchas. Asi recorriendo el campo del SE, descubrimos la primera laguna 1-¼ leguas al S 20° SE, en donde tenia su poblacion el cacique Llangueleu. Su magnitud era de 320 varas de circunferencia, su agua regular, su profundidad de cuatro á siete pies, su fondo arena y tosca, límpia en toda su estension, sin barrancas por ninguna parte y accesible, buenos pastos en sus cercanias. El número de toldos situados en sus riberas eran 10, y su poblacion se calcula de 200 personas, de las que 50 á 60 hombres capaces de llevar armas.

La observacion constante que habiamos hecho era, que en cada toldo ó gruta de salvajes habitaban 20, 22 y hasta 25 personas de todos sexos. En muchos vimos cuatro y seis matrimonios, todos mezclados con dos y tres hijos cada uno, fuera de la inmensa cantidad de mugeres y niños cautivos que se encuentran en las poblaciones, y que sirven de esclavos[32]. En esta última, se encontraron cuatro mugeres y seis niños.

La segunda laguna que se encontró, fuè dos leguas al S 5° SE, en donde tiene sus tolderias el cacique principal Avouné. Su magnitud es mayor que la anterior, y pasa de 500 varas de circunferencia: su agua buena, su profundidad de siete á ocho pies, su fondo tosca y lama, su centro lleno de junco y paja, hermosos pastos en sus alrededores. Al E de ella, como á 1-½ cuadras de distancia, se hallan dos médanos de 15 á 20 pies de elevacion: sus faldas se estienden hasta la ribera de la laguna: se halla alguna piedra en sus cimas. En la ribera de la laguna se hallaban 16 á 20 toldos, y su poblacion pasa de 450 personas, de las que cuentan 150 y tantos hombres capaces de llevar armas. En esta poblacion se encontraron tres mugeres blancas y 5 niños.

La tercera laguna se halla al S 10° SSO distante dos leguas: su magnitud es menor que la anterior, y su circunferencia pasa de 400 varas: su agua buena, su profundidad de cuatro, tres y dos pies, su fondo barro y lama, su interior lleno de pajonales, accesible por todas partes y sin barrancas: los pastos de sus cercanias, fuertes y elevados. En sus orillas se encuentran 21 toldos, pertenecientes al cacique Ancaliguen, y su poblacion llega à 500 personas: en ella hay cerca de 180 hombres, y el número de mugeres y niños cautivos pasa de diez.

Se nos aseguró que en la pampa, ó llanura del SE, se hallaban algunas lagunas de magnitud y con poblaciones: nosotros no podiamos separarnos de la Comision, ni menos internarnos demasiado, y sin baqueanos. El terreno descubierto, y sus lagunas, deliciosas: la perspectiva que presenta al SO la vasta planicie al SE de la Ventana, es hermosa; ella se estiende hasta las riberas del Rio Sauce por el SO; por el O la sierra, y por SE la costa del Océano. No se encuentra diferencia ninguna de nivel á la vista sobre su horizonte: en él se observa con mayor abundancia la caza de gamos, ciervos, avestruces, liebres, mulitas, &c. y algunos rodeos considerables de ganado de las poblaciones vecinas, la mayor parte marcado: la tierra es húmeda, negra y dura, y los pastos fuertes y elevados.

Por el NO se nos informó no se hallaban lagunas ni poblaciones hasta una distancia considerable, é inmediatas al camino de las Salinas. Por lo poco transitado hácia este rumbo, observamos en la campaña que el terreno era muy blando y húmedo, los pastos variables en su fortaleza y altura, algunos bañados cortos, ó pequeños juncales, el nivel parecia ir en disminucion hácia el NO, y las aguas sepultarse en su planicie, en alguna gran cañada ó lago. Los naturales nos informaron repetidas veces que se encontraban grandes cañadas y bañados intransitables, y seguramente debia ser así, porque al mismo rumbo, y á algunas leguas, se encuentra cerca de la ruta para Salinas, la gran Cañada Larga, llamada así porque se estiende muchas leguas, y su paso es peligroso á los transeuntes.

A las 6 de la tarde de este dia, se levantó una brisa fuerte del ONO, que parecia amenazante. A las 7 calmó y se nubló la noche con semblante de llover toda ella. A las 8 tuvimos brisa del O, que despejó la turbonada.

Dia 28. Despejado y ventoso: brisa fuerte del tercer cuadrante. Al rayar el dia nos pusimos en movimiento, para recibir á los que debian reunirse á hacer los tratados, y disponerles los presentes que debian hacerseles despues de ellos con mètodo y órden, para no ser envueltos en la confusion, que sabiamos positivamente debia armarse, aunque reinase el mayor órden en las reparticiones. A las 8 de la mañana ya estaba el campo rodeado de toda la turba del dia anterior, redoblando sus peticiones acostumbradas. A las 10 del dia se empezaron á reunir todos los caciques que se hallaban dispersos fuera del campo, en donde sus divisiones se habian alojado, y que temerosos del tiempo se marcharon á las poblaciones vecinas á pasar la noche con su comodidad. A las 11 se hallaban todos reunidos, y sus divisiones á la vista: si en el dia anterior hubo algun órden preliminar en la formacion de una línea de batalla, en este no hubo cosa que se pareciese, sino un desórden completo, ocasionado por la misma reunion. Las consecuencias de esto son bien claras: el robo, el insulto por tantos facinerosos que nadie los reprendia, y por último el desórden, nos ponian en una posicion dificultosa, que solamente la pa{93}ciencia y política con que nos manejabamos, podia habernos hecho superar aquellos trabajos.

Los caciques reunidos, presididos por el ulmen, ó principal Avouné, fueron los mismos que el dia anterior. Principiaron los tratados con los intérpretes correspondientes, y el Comisionado, quien les dirigió un convincente razonamiento á todos, acerca de las ventajas que la paz les proporcionaba, y la necesidad que ellos tenian de celebrarla por medio de un pacto solemne y duradero con la Provincia: que estaba conocido muy bien que la guerra no llevaba consigo sino la desolacion y la muerte: que la razon y la justicia clamaban por que cesase este mal desolador, que les privaba de la sociedad y lazos que debian unirles con sus hermanos por medio del comercio recíproco: que este cesaba en el momento que empezaba aquella, y por consiguiente desesperaban con la privacion de los artículos que han constituido sus primeras necesidades, y que la habitud se los ha hecho apreciables, y sin los que seria penosa su existencia, privados de este auxilio en los desiertos: que los tratados, ó bases de estos, no se quebrantarian del modo que lo habian hecho otras veces con pactos diferentes: que el Gobierno de la provincia, á invitacion de todos ellos, habia remitido la Comision que trataba, conociendo que el estado actual de las circunstancias, no podia permanecer, pues que era necesario ó entablar la paz, ó que el Gobierno supiese la opinion de las tribus, para de este modo poner los medios de ataque y defensa de la frontera, y privar las continuas incursiones que la desolaban: que las propuestas que el Gobierno les hacia, para cimentar desde luego la union, la Comision las esplanaria segun la opinion que sobre lo principal manifestasen los caciques reunidos, y por último que deseaba oirla, para entrar al objeto principal.

En esta situacion el pueblo oia la relacion que el intèrprete hacia del discurso del Comisionado, y á grandes voces pedian la paz, interrumpiendo continuamente el órden que habia reinado hasta entonces. Hecho guardar silencio, contestó al Comisionado el cacique principal Avouné por medio del intérprete, que los deseos de todas las tribus, Aucas y Tehuelcha, era celebrar la paz con la Provincia, para cuyo efecto habian suplicado al Gobierno la remision del Comisionado: que sus intenciones eran bien conocidas, que anhelaban el sosiego y la tranquilidad, y el comercio legal que les producia grandes ventajas: que por esta opinion estaban todos: que los tratados se harian bajo ciertas bases, que propondrian á la Comision, y que si las conseguian, jamas se quebrantarian: que ellas debian cimentar la union de un modo inmutable, que jamas ellos lo habian hecho, que los cristianos siempre habian sido los primeros en romper la guerra, presididos por hombres díscolos y ambiciosos, que no {94} podian mirarlos con indiferencia posesores de sus terrenos y haciendas; ó que de nó, se recorriese la historia de la guerras anteriores, y se verian cuan injustas fueron, sin que ellos jamas hubiesen hecho otra que defender sus propiedades, y el suelo que la naturaleza les dió para sustentarlos y habitarlo: que esto era muy justo, y la razon lo aconsejaba, para no ver á sus familias y propiedades ser la saña y venganza de los usurpadores: que ellos habian conocido que jamas podrian vivir tranquilos, porque eran poseedores de un pais que la ambicion habia de suscitar pretestos para arrancarselos.

El cacique descendió por último á buscar el orígen de las guerras pasadas, haciendo uso de la tradicion comunicada por sus mayores, como un misterio ó costumbre, á que no deben faltar los que gobiernan á sus presuntos herederos, y estos á las demas generaciones de su famillia. El cacique, con tono magestuoso y semblante airado, siguió su razonamiento cansado, echándose á rodar en el vasto océano de la história bélica de su tribu con los cristianos, desde tiempos muy remotos: concluyendo por último, que si sus paisanos habian invadido y robado las poblaciones de la frontera repetidas veces, habia sido en justa represalia de las usurpaciones de terrenos, y violaciones continuas de sus propiedades é intereses: y que el Comisionado y ellos entrarian desde luego á establecer las bases ó principios de los tratados.

No habia concluido el orador de la reunion, cuando toda ella se alarmó al oir las palabras "usurpaciones de terrenos, y violaciones continuas de sus propiedades." Entonces cada uno hablaba á voces á la reunion de sus caciques, haciendo presente las épocas en que habian sufrido aquella clase de tropelias: en estos recuerdos, tristes para su imaginacion exaltada, se enfurecian de tal modo, que pedian á grandes voces que se reparasen aquellos males y pérdidas, castigándose. Un viejo de talla gigantesca, de los mas elocuentes, que hablaba y sobresalia en sus quejas á todos los demas, dijo que el habia sido dueño y poseedor de una parte considerable de terreno en las costas del Salado, en el rincon llamado del Toro, y que de allí lo habian arrojado los cristianos, con graves perjuicios de sus intereses, y espuesto á perecer de indigencia en paises estraños; pidiendo por último que se le devolviese. Otro dijo al mismo tiempo, que cerca de la guardia de Kakelhuincul habia tenido su establecimiento, y que habia tenido que emigrar á una larga distancia, para librarse de las tropelias que sufria de los cristianos. Una multitud de ellos redobló estas mismas quejas, porque les parecia que habia llegado el caso de pagarles cuanto habian perdido, y que en los tratados debia acordarse para su indemnizacion. Los gritos y el desórden se dejaban entender por todas partes, mezclados con la cólera y venganza que {95} habian excitado en ellos aquellas memorias tristes: hasta que los caciques tuvieron que hacer guardar otra vez el silencio para continuar en el pacto. Se descendió en seguida á articulos y cosas particulares que debian estipularse, despues que el Comisionado desvaneció toda la pesada relacion del cacique, sobre el orígen de las guerras pasadas, y les hizo ver que las circunstancias en que se hallaba la provincia, eran diferentes de las que habian estado en gobiernos anteriores, y que si se habian en aquel tiempo precipitado sobre su pais, habia sido á impulsos de las mismas tropelias que ellos habian cometido sobre nuestros establecimientos: concluyendo por último, apartàndose de una cuestion majadera, con maldecir á todos aquellos que habian sido el orígen de las desgracias que lamentaban, y que desde aquel momento se olvidarian para siempre tan funestos recuerdos, y entrarian á entablar una union que jamas se disolveria. Todos al oir estas espresiones prorumpieron contentos que se entrase á tratar, y se olvidase lo anterior. Admitida pues esta base, que no fué otorgada sino despues de muchas razones de convencimiento por lo demostrado anteriormente, se trató de asentar el libre comercio y seguridad de las tribus de indios contratantes con la provincia: y aunque se procuró esforzar que el comercio se hiciese por tres distintos puntos de la frontera, se negaron á ello, replicando que la amistad acabada de establecer, no podia sufrir las limitaciones indicadas, y que todas las guardias de frontera debian ser francas.

Se procuró indicar el avenimiento que el año de 15 habian prestado los caciques principales para el adelanto de nuestras fronteras, especialmente para asegurar la comunicacion con el establecimiento de Patagones, y defender las costas de las invasiones que se recelaban por el gobierno de otras naciones que intentaban ocupar el pais, atacando igualmente á ellos como á la provincia, refiriendo muy por menor el acuerdo que con el Gobierno hicieron á este efecto; y se repuso á la Comision, que no solo no convenian en eso, sino que espresamente pedian se retirase la tropa que habia en Patagones, y que ademas en el término de un año se retirasen todas las estancias y familias situadas al sud del Salado, terrenos que eran de su particular ocupacion, y de que se les habia desalojado, avanzando la nueva guardia de Kakelhuincul con miras de poner otras que no tolerarian.

Esta reclamacion se esforzó tan acaloradamente, que no dejaron arbítrio al Comisionado para dar evasion á la solicitud, que el de reponer que el término de un año era corto: que no estaba en el límite de sus facultades prestarse llanamente, y que daria cuenta á su gobierno, para que enterado, resolviese la indicada pretension. Acto continuo, procuraron exigir les otorgase la Comision á nombre del Gobierno, no solo la entrada franca, sino tambien los precios á que debian darseles los efectos de sus {96} permutas, por cuanto observaban una alteracion tan subida en cotejo con los años anteriores, que parecia dedicarse todos á sacrificarlos. Creyeron que seria conveniente la variacion de corrales y corraleros, y tambien pidieron la supresion de unos, y la habilitacion de otros, y fueron discurriendo tan favorablemente en su beneficio, que desde la Sierra de la Ventana querian imponer la ley á los comerciantes con ellos en la capital; reclamando ademas una seguridad de sus personas é intereses, que mas bien aparecerian sirvientes de ellos los negociantes, tropas que pretendian de custodia, y el gobierno mismo, que contratantes libres en este caso. La Comision creyó hallarse en el caso que le señala el artículo nono de sus instrucciones, acerca de hacerles entender que entre las partes contratantes continuarian del mismo modo la amistad y la paz existente, procurando del mejor modo posible terminar el presente tratado y retirarse: porque no siendo fácil garantir ninguna proposicion que por ellos se aceptase, y conociendo por otra parte que procedian con miras dobles, aparentando amistad que no tenian miras de guardar, y que su íntimo deseo era sacrificar la Comision, ó al menos detenerla, era forzoso atemperar á las circunstancias, sacando la única ventaja que se propuso la Comision, y aun el Gobierno, de reconocer sus intenciones, sus fuerzas fisicas, sus campañas, la poblacion de las diferentes tribus, la estadística en general y su industria, con menos dudas y obscuridad que la que hasta aquí teniamos: convencida la Comision de que una fuerza imponente, ó medidas correspondientes, podrian hacer que abatiesen el orgullo con que se creian sobrepuestos á las nuestras.

Siguió la algazara y alegria en celebracion de lo estipulado, y duró mas de una hora el desórden, con las petulancias acostumbradas: en el momento se ordenó se bajase de las carretas la yerba y tabaco que hubiese, reservando una tercera parte para los que se debian reunir mas adelante. Se formaron todos los caciques, para que cada uno recibiese su parte en aquellas especies, como en otros artículos que se les llevaba al efecto, hacièndose los pequeños lotes para cada uno igualmente, excepto el principal. El pueblo rodeaba ó formaba barrera á este espectáculo, agradable á su vista, y ciertamente veiamos que la barrera era peligrosa, porque eran los primeros que pedian, é impedian que se hiciese cosa en òrden. Se repartió todo lo que se les llevaba, pero su petulancia no se contentaba con lo que á cada uno le habia tocado, sino que codiciaban lo poco que habia quedado de reserva; y estas aspiraciones con mal tono, queriendo violar el lugar del depósito. Dos horas se pasaron en estas reparticiones desordenadas, y fuè menester que el cacique principal aquietase los tumultos que se preparaban para chocar, ya con sus mismos compañeros que habian participado mas, ó desigualmente, ya con el repartidor de las especies, ó con el Comisionado, {97} quien procuraba por su parte quedase todo transado, recompensando ó añadiendo á los que no habian tomado igual parte, y despacharlos. A los caciques se les obsequió lo mejor que se pudo, pero de los muchos que habia, querian que todo se les diese, y no pasase nada la Comision adelante para sus enemigos. Tanta fué la impudencia de estos hombres, que fué menester darles la mayor parte de lo reservado, segunda vez. En seguida, la plebe volvia á segundar sus caciques, y á todos era menester agradarlos: á estos últimos los capitaneaban los desertores, que el deseo de hacer mal hacia que molestasen con tanta impertinencia. Ninguna razon, por formal que fuese, de las muchas que le hacia el Comisionado, bastaba para calmarlos, hasta que los caciques los hicieron retirar á sus respectivos campos, quejándose de lo poco que les habia tocado.

A las 4 de la tarde, despues que muchas divisiones se habian marchado con sus caciques á sus toldos, y concluido sus pactos particulares con la Comision, arribó una de Huilliches, á cuatro cuadras del campo: á esta distancia hizo alto, y despues de esta ceremonia, formada en batalla en ala, se desordenó completamente, en correrias al rededor del cacique que la mandaba, llamado Llampilcó, conocido con el nombre del Cacique Negro. La division hizo alto segunda vez, y sus caciques arribaron á nuestro campo à felicitar y saludar á la Comision. Esta los recibió con todo el agrado y demostraciones de cariño que su buena disposicion y sincera amistad exigia. El principal, ó Llampilcó, despues de un largo razonamiento, reducido á los tratados que su tribu deseaba entablar con la Comision, y las relaciones de su comercio recíproco, dijo que no habia podido arribar á la par de la otra division que se habia hallado en los tratados y reunion general, porque la distancia en que se hallaba no se lo habia permitido: que habia sabido las cuestiones que se habian suscitado acerca de la forma come se debia celebrar la reunion: que hubiera sentido á la verdad, hallarse en ella, porque su opinion la hubiese sostenido con su fuerza, y no hubiese permitido se violentase el dictámen de la Comision y del cacique Lincon, por hombres cuyo espíritu é interes era conocido: que su tribu jamas se habia unido con ellos en sus coalizaciones generales, porque conocia su carácter ambicioso y falso: que el interes era el que obraba en sus tratos, y no se encontraba ninguno en donde no se conociese este espirítu, y que no solamente con los extrangeros, sino con los mismos suyos: que á la tribu Tehuelcha jamas se le imputarian estas calidades degradantes, ni menos esos robos y tropelias cometidas en la frontera: que lo que deseaban era un pacto serio, por que se asegurase la tranquilidad y posesion del comercio, y se acabasen esas épocas tristes que los habian degradado, y hecho sufrir pérdidas irreparables en sus propiedades y familias: que á parte de su tri{98}bu y á èl se les habia despojado, por un derecho injusto, de los terrenos que antes habitaban, desde el cabo San Antonio ó rincon del Tuyú, hasta las faldas del monte Volcan, y principalmente al que habitaba la laguna de los Camarones, grandes y chicos: que estas pérdidas las habian sufrido por no mezclarse en cuestiones, que mas les hubiesen hecho perder que lo que podian haber conseguido, prefiriendo retirarse á vivir á las riberas del Colorado en paz, sin que nadie perturbase su tranquilidad, ni menos fuesen violadas sus propiedades: que desde esta época, una vez sola capitaneó su gente en una correria, porque no tenian como sustentar á sus familias; pero que nunca se unió con los incursores continuos, ni menos cometió ninguna atrocidad con las poblaciones de la costa á donde arribó, y solamente llevó una tropa de ganado á sus establecimientos: que con toda franqueza confesaba esta accion, ni tendria porque temer, cuando en ellos se encontraba tal vez un derecho para hacerlo. Concluyó con que la paz era lo que deseaba entablar con la Comision, sin poner ningunas condiciones, ni menos ningun interes en un pacto de donde les provenian ventajas incalculables: que al dia siguiente se marcharia con su division, llevando este lauro incomparable, que haria la felicidad de sus familias y un porvenir tranquilo en el seno de ellas[33].

El Sr. Coronel felicitó al cacique Llampilcó, por la sinceridad y franqueza de su trato, y las buenas disposiciones de su tribu, hácia la union y felicidad futura que la paz les proporcionaba, y el desinteres que manifestaban en un pacto tan solemne, y al mismo tiempo la franqueza con que se ofrecian á socorrer y proteger la Comision en su marcha á los segundos toldos con los caciques disidentes: que esta conducta seria recomendada, lo mismo la que habian guardado hasta entonces, y que la Comision no podia menos de quedar agradecida. En el momento se le hizo dar algunos regalos á él y sus cuatro compañeros mas que lo acompañaban, con mas abundancia que en lo repartido á los otros, con lo que se retiraron á acamparse, para marchar al dia siguiente.

La fuerza de esta division se componia de 420 hombres todos Huilliches, de hermosa talla y bien puestos á caballo: el mejor escuadron de caballeria no presentaba una perspectiva mas respetable que estos bravos guerreros: de medio cuerpo arriba desnudos, con sus turbantes de cuero ó sombreros de lo mismo, con plumajes: los rostros pintados de negro y colorado, y la mayor parte armados de lanza: su talla es ciertamente respetable, y la historia del descubrimiento de la costa Patagónica por los españoles pone en los indígenas esta cualidad que los asombró, y les hizo parecer que eran gigantes como lo dice la historia. Esta misma tribu es aquella, aunque ha degenerado mucho de los Patagones, en que se hallan hombres de tallas extraordinarias. El cacique Llampilcó es hombre de siete pies y mas, y otros muchos bizarros que vimos en la línea, le sobrepasaban ó igualaban.

El número de lanzas eran 100, que tenia la línea.
El de sables.10 
El de armas de chispa.
El resto de bola y puñal.308 
Total.420 

Desertores ú hombres blancos no vimos ninguno, ni menos mugeres en la línea. Los caciques que venian en ella, fueron los siguientes.

Principal. Llampilcó, ó Cacique Negro.
Caciques   Canilié.
Sebastian.
Churlaquin.
Napoló.

La primera division de estos, á las órdenes del cacique Nigiñilé, se marchó á las 12 del dia con otros varios á sus tolderias. El cacique Avouné se presentó antes de retirarse á sus toldos á comunicar al Comisionado, que al dia siguiente debia tener una corta conferencia antes que siguiese mas adelante, para efectuar la segunda reunion, como antes se habia acordado en los tratados, y que al efecto se habia dispuesto que los caciques, Pichiloncoy, Llanqueleu, Chañabilu, Huilletrur, debian acompañarla hasta que aquella reunion se hubiese efectuado. Se marchó con su gente, quedándose en nuestro campo los caciques que debian acompañarnos al dia siguiente.

Observamos en la reunion de los caciques y el pueblo para los tratados con la Comision, el poder que en estos actos ejerce la voz viva de este último sobre las decisiones del pacto, y su opinion es seguida y obedecida de sus caciques, ó de lo contrario se hacen obedecer de un modo hostil, vengándose en el acto del que no obedece: no valiendo en estos casos el poder que egercen en el trato doméstico de su gobierno in{100}terior. Este es mixto de democracía y aristocracia. La primera la ponen en planta en casos de igual naturaleza al anterior, es decir, en reuniones públicas, en pactos ó tratados, en donde pende ó se espone la seguridad del pais, el interes ó promocion de una guerra con otra tribu ó nacion, ó en asuntos de su dogma, ó misterios de su vida ó religion doméstica: el segundo lo egercen sus caciques en el gobierno interior de su tribu, en donde mandan despóticamente, y disponen de las personas y de las cosas como unos sultanes, y son obedecidos como un rey en la costa de Berberia. En la guerra no sucede esto, ni hay uniformidad en este respeto ú obediencia. En unos casos, como en funciones públicas, cuando se presentan con carácter guerrero, obedecen á sus gefes; pero cuaundo hay que pelear con enemigos, cesa aquella, y la voluntad particular de cada uno lo conduce ó lo precipita hácia su contrario, para lucir el primero su valor sin obedecer las voces y órdenes de sus caciques. Casos de la misma naturaleza hemos visto, en que un gran grupo de estos bravos debia cargar á una línea, y hacerlo uno solo, primero que sus compañeros, y pelear contra todos, y perecer por último, siendo efimero su valor.

Dia 29. Claro y despejado, muy frio por haber helado fuertemente la noche anterior: el viento del SO seguia con fuerza. A los 8 de la mañana se despidieron los caciques Huilliches, Llampilcó y sus compañeros, para marcharse con su division. El cacique Avouné tuvo una corta conferencia con el Comisionado, sobre algunos objetos particulares, relativos á la entrega general que debia hacerse, despues de hechas las paces, de las cautivas que se hallaban entre las tribus Pampas, y que todos los caciques que habian entrado en tratados, tenian en sus poblaciones, como un paso, sin el que todo lo pactado seria efimero, y que el gobierno no podria mirarlo sino como tal, y nada se habria hecho, si ellos por su parte no lo acordaban: pues de lo contrario era una conducta que probaba no existia buena fé ninguna. Que ellos habian visto que todos los suyos, que se hallaban en Buenos Aires, habian sido entregados por el gobierno en el momento que los habian reclamado, y que las bases del pacto hecho debian rolar sobre este principio. El cacique contestó con una frialdad que hacia conocer la poca gana que él y sus compañeros tenian de hacerlo, sino á costa de una suma que se les pagase por cada una de ellas: contestó que hablaria con los demas caciques, y que al retorno de la Comision daria cuenta de lo acordado.

Despues de haber desalojado nuestro campo toda la multitud de los reunidos, y marchádose cada division á sus establecimientos, se mandó preparar todo como para marchar adelante, á las tolderias del cacique Lincon, si no habia algun impedimento. A las 9-¾ nos poniamos en {101} marcha, cuando arribó el cacique Lincon y mas de cincuenta de su gente, y un intérprete del cacique principal Neclueque, enviado para tratar algunos asuntos con la Comision. Nosotros seguimos la marcha á nuestro destino, y allí se determinó volviesen para conferenciar, tanto con el intérprete como con el cacique, á cuya casa ibamos á hospedarnos. La marcha la rompimos con rumbo O, y á las 3-½ leguas hicimos alto, en la márgen austral de la laguna en donde habita el cacique Lincon, á las 12-½ del dia.

El rumbo O con que salimos, no fué constante, por las sinuosidades del camino y del terreno, en donde se encontraban muchas diferencias de nivel. Desde la salida empezamos á transitar por un campo desigual, duro, pastos cortos: multitud de pequeños mèdanos que al O se nos presentaban, hacian dificultosa la marcha con los carruages: multitud de piedras en las cuchillas manifestaban la aproximacion á las faldas de la sierra; y por consiguiente, la solidez del terreno y la calidad de sus tierras lo daban á conocer. Agua no se encontraba por ninguna direccion: el terreno presentaba una perspectiva agradable, aunque al O se presentasen algunas desigualdades: al NO y SO veiamos una planicie inmensa sin límites, y al frente la hermosa Sierra de la Ventana, cuya vista atraia al observador á descubrir particularidades, y observarla con atencion. A su vista no podiamos menos que deponer el peligro que nuestros deseos llevarian consigo. Anhelabamos aproximarnos para reconocerla, y arrostrar cualquier riesgo que se nos hubiese presentado, mientras que el Sr. Coronel comisionado, por una parte, cumplia con los objetos de su comision: allí mas que en ninguna parte los habia, por el enjambre de poblaciones que se hallan situadas en toda ella, y arroyos que descienden, formando una poblacion no interrumpida de establecimientos de ganaderia de todas clases, como al punto mas lejano, en donde las creen capaces de preservarlas de cualquiera invasion que se les haga, y que la temen é insisten en sus desconfianzas; y así es que todas sus poblaciones se hallan en la vista, y en la segunda cadena de la sierra habiendo desalojado la primera por temor.

A dos leguas de marcha, con el rumbo dicho, se encontró una pequeña laguna sobre la derecha de la ruta, con tres ranchos ó toldos en sus orillas, que disfrutaban de la buena agua y de los pastizales de sus cercanias, para sus pequeños rodeos de ganados. Ella no tenia 100 varas de circunferencia, y su profundidad no excedia de 4 pies: su fondo lama y barro, y accesible por todas sus partes: llena de junco en su centro, y abundante de leña de cardo en sus alrededores.

En la parada encontramos una hermosa laguna, en cuyas márgenes {102} tiene sus ranchos ó toldos el cacique Lincon. La posicion es interesante, y lo es mucho mas la risueña perspectiva que, desde una legua antes de arribar á ella, se descubre de un horizonte pintoresco, y de una campiña descubierta y adornada, en el que se paseaban grandes rodeos de haciendas, pertenecientes á los habitantes de ella. El tránsito por esta campiña lo hicimos, apartando la inmensa cantidad de ganados que de todas clases se presentaban sobre la marcha, á la novedad de los objetos, tal vez los primeros que por aquellos campos habian transitado.

A la entrada á la laguna se descubre una planicie, cuya superficie se halla en un nivel muy inferior á la transitada, y rodeada de médanos por todas direcciones, formando en ella una circunferencia de mas de 1-¼ leguas, con intérvalos ó abras formados por ellos mismos: sus alturas no se elevan mas que 36 hasta 60 pies sobre el nivel del terreno y sus faldas encadenadas, unos con otros cierran enteramente el círculo. En el centro de estos se halla la laguna formada de la recopilacion de todas las aguas que vierten, ó descienden desde las alturas: al rumbo O de ella, los médanos forman una abra de mas de 1,200 varas, originando una pequeña planicie, en donde se estienden las aguas de la laguna, y sin formar cauce, un bañado algo pantanoso, que se estiende mas de 300 varas fuera de la circunferencia de aquellos. Al rumbo NE se forma del mismo modo una pequeña abra de 100 y mas varas, por donde entramos á las poblaciones, que se prolongan circularmente sobre las orillas de la laguna y faldas de los médanos. Al rumbo S se halla un gran mèdano mas elevado que todos, desde cuya altura se descubre toda la vasta planicie y la cadena de sierras, desde la Ventana hasta el Guaminí, con mucha claridad, como que no dista cinco leguas de la primera: su altura no excedia de 60 pies y sus faldas no son estensas. Al N los médanos forman una agradable perspectiva: unos y otros se encadenan á una distancia de 200 y mas pies de interrupcion: esta uniformidad y la de sus alturas, forman unas barreras que desde el NO hasta NE, no se interrumpe, abrigando las poblaciones ó cabañas de los habitantes de las brisas del primer y segundo cuadrante, que son insufribles en las llanuras. El frio excesivo de estas, y de los aires del elevado monte cercano, harian inhabitables sus cercanias, si la naturaleza no hubiese favorecido este delicioso pais, formando esas diferencias remarcables en su superficie--esas desigualdades, y esos elevados pastos y maciegas en donde se abrigan de las intemperies del invierno y en los rigores del estío.

La laguna presenta un horizonte limitado, por las alturas que se distinguen confusamente desde las riberas opuestas: su circunferencia no pasa tangente á las faldas de las colinas, pero en la estacion de las aguas sucede así. En los meses de Abril y Mayo que la observamos, su {103} circunferencia no excedia de 2250 varas, quedando un espacio considerable de ella hasta las alturas. Su cauce no era constante: en lo reconocido hallamos 6, 7 y hasta 9 pies, y en 40 y 50 varas de las riberas 2, 2-½, aumentando al centro progresivamente: su fondo barro y arena, en su centro se encuentran algunos cortos juncales; sus aguas no son muy buenas, porque el terreno es salitroso, aunque se forman de la lluvia: se hallan algunos pescados, bagres en abundancia, pero muy pequeños. En todo el círculo de esta posicion interesante no hay pastos, solamente muy cortos, y estos consumidos por el tráfico de las mismas poblaciones: fuera de él se encuentran elevados y hermosos, en donde se esparcen los rodeos considerables que hemos visto, mas que en todas las demas posiciones de estos indígenas, y la mayor parte marcado. En las alturas, y en todo el campo vecino á ellas fuera del círculo, se encuentran muchas piedras porosas y areniscas, blancas la mayor parte, semejantes al yeso y piedras-cal, fáciles de beneficiar.

Desde el médano principal, al S de la laguna, demoraba el mogote elevado, llamado de la Ventana, al rumbo SO, prolongándose sus faldas y encadenamientos sucesivos con otros menores hasta el rumbo OSO, donde se hallan otros menos elevados que el primero, llamado de Curumualá, demorando de la misma posicion al rumbo O 16° OSO, y prolongando sus encadenamientos con otros de la misma altura y menores hasta el O, en donde empiezan á parecer los de la elevada sierra Guaminí, los que forman una abra estensa con la de Curumualá. Los mogotes ó puntos mas elevados de aquella demoran desde el O hasta los rumbos 10° NO, perdiéndose sus límites en pequeñas colinas, que insensiblemente disminuyen hasta quedar al mismo nivel de la pampa, ó desierto inmenso del NO. Las perspectivas de todas ellas fueron sacadas al instante proporcionalmente á la distancia en que nos hallábamos. Procuramos, durante este dia de parada, hacer alguna observacion á mediodia, pero fué en vano, porque la caterva que nos rodeaba lo impedia: procuramos salir con el quintante, una plancha de madera, y el horizonte artificial, á una distancia en donde no pudiésemos ser vistos, pero todo fuè en vano, lo mismo que de noche: esto lo poniamos en practica todas las noches, pero no se apartaba la multitud de nuestro campo, ya jugando hasta media noche á los dados y naipes, ó acompañándonos, aunque no quisiesemos, mientras no dormiamos.

La poblacion de este punto, en donde se hallaban 25 á 30 toldos, no pasaba de 500 almas, de las que 150 hombres capaces de tomar armas. Cautivos encontramos 10, seis varones pequeños, y cuatro mugeres blancas, fuera de otra poblacion que se nos aseguró estaba al SO, como media legua, la que determinamos reconocer al dia siguiente. En {104} la parada, hasta donde nos acompañó el cacique Lincon, los suyos y el intèrprete cacique Neclueque, nos felicitaron, dicho cacique, todo su pueblo, Madama Lincon y el cacique Epuan, quien tiene su pequeña poblacion unida á la del primero, y bajo la direccion y órden de este. A todos los cumplimentantes se les obsequió. El intérprete felicitó a la Comision de parte de su cacique, que este se hallaba impuesto de todo lo acaecido á la Comision desde su salida de la frontera, y sus últimos sucesos con los caciques Pampas en su reunion: que se hallaba informado por el cacique Lincon, de todo lo ocurrido, que él estaba pronto á entrar en tratados, que la Comision debia acercarse hácia sus tolderias en las faldas de la Ventana, adonde estaban citados los caciques Ranqueles para reunirse los que quisiesen entrar en tratados, y que probablemente se reunirian la mayor parte que estaban invitados, no obstante que entre ellos habian muchos desertores que se oponian al pacto; pero que mediaria para que los consejos de estos no influyesen en nada sobre las disposiciones de los caciques: que le suplicaba al Comisionado que le remitiese al intérprete de la Comision con el enviado, para tener el gusto de ver á uno de sus antiguos amigos, y manifestarle el estado de los caciques Ranqueles, para que pudiesen pasar adelante con mayor seguridad, sin embargo de que podia hacerlo sin ningun temor.

La mision fué recibida con agrado por el Sr. Coronel, quien accedió á la demanda ó remision del intérprete, remitiéndoles algunos regalos que se le tenian destinados. Se le contestó que por lo que tocaba pasar adelante, era imposible, por el mal estado de los carruages y cabalgaduras, y que sus achaques no le daban lugar para internarse mas en una estacion que le seria dificultoso poder volver en los rigores de las aguas: que consultaria con el cacique Lincon y resolveria. Se despidió el intérprete, obsequiado, y el nuestro con otros chasques que el mismo cacique habia hecho á otros de la misma clase, para la reunion que debia celebrarse.

Pasamos sosegados todo el dia. El gobierno interior de esta pequeña tribu y su organizacion son enteramente diferentes de las demas: no se alborotó en toda el dia, ni hubo el mas pequeño desórden en nuestro campo. La voz del viejo cacique, era allí respetada como un oráculo, y su conducta con esta poblacion, era la de un padre de familia que se desvelaba en la educacion y felicidad de sus hijos, hacienda una recíproca union y enlace de unos con otros. Toda la poblacion es una misma familia, y sus bienes comunes á todos. Dia 30. Despejado y muy ventoso[34]: brisa fuerte del tercer cuadrante ó SO: amaneció el horizonte cubierto de helada: nuestras tiendas de campaña no resistieron, á pesar de ser fuertes: se pasó toda la nieve al lado interior, y por consiguiente el terreno circunscripto en su circunferencia, apareció lo mismo que el resto del campo. Seguramente no hemos visto ni sufrido una helada mayor, ni una noche mas cruel, pero no dejamos de sorprendernos al observar á los habitantes de esta pequeña poblacion, principalmente al sexo femenino, que al rayar el dia saliesen de sus habitaciones á bañarse á las riberas de la laguna. La madre de familia, mas diligente que el varon, salia con todos sus hijos y criados á este ejercicio, que generalmente se practica todos los dias, aun en los mas crueles del invierno: no habia pasado media hora, cuando ya veiamos sobre la laguna á todas las gentes de la poblacion en el baño, y los esposos y la juventud, aun recreándose en la ociosidad y holgazania en sus inmundas habitaciones. Nos sorprendió igualmente que á la par de las indígenas, en quienes no era estraño esta costumbre, lo hiciesen algunas jóvenes cautivas que servian de esclavas. Este acto á la verdad lo presenciamos, y observamos que no lo egecutaban forzosamente, sino que en fuerza de la costumbre, encontraban en él un rato de placer; no obstante que en una jóven bien parecida que sufria esta suerte, le era insoportable este duro trance que forzosamente se lo hacian egecutar. Ella, al parecer, como otras que la acompañaban en su desgracia, eran de buena cuna, y educadas ciertamente en una vida bien diferente. ¡Cuan sensible, cuan lastimoso nos era ser frios espectadores de la desgracia de estas infelices, víctimas de la miseria, sin poder correr á su socorro! Ellas lo imploraron varias veces, para que legalmente propendiésemos, por medio del pacto con los caciques sus amos, á sustraerlas de esta dura esclavitud; pero á pesar de los repetidos esfuerzos que hizo la Comision, para practicar esta diligencia, su resultado fué ninguno ó insignificante. Cada amo de una de estas víctimas se creia tener en ellas un tesoro, que ciertamente contaba con él, afianzando su tenacidad en no ceder á ningun trato que no fuese una suma, ó especies equivalentes que pidiesen: los caciques en esta parte no podian determinar nada, porque hasta la violacion de la propiedad de sus súbditos no llega su poder: mucho menos cuando ellos eran interesados, y ponian todos los medios de su génio, para sustraerse de entrar en tratados sobre una materia que era contraria á sus intereses, y que de su generosidad nada iban á conseguir, sino perder sus tesoros infructuosamente, consiguiendo de este modo aparentar una paz mas ó menos éfimera, porque no podria llamarse tal, sino accedian á un sinnúmero de ilegalidades que se reclamaban por la Comision, para conseguir un resultado que, si no era el mas firme, era por entonces el que se deseaba; y de lo contrario dar cuenta de lo acaecido, y hacer ver que la voz de paz aislada, sin entrar en pactos por ambas partes, era un acto {106} ilegal, é insignificante, que no haria mas que aumentar la mala fé, y que su resultado seria una quiebra inevitable.

Mientras tanto, ¡qué dolor! Si los parientes y deudos inmediatos de estas desgraciadas no podian disponer de la suma necesaria para su rescate, debian permanecer en la miseria: muchas de ellas no los tenian, porque habian perecido á manos de sus opresores: otras, aunque los tuviesen, eran por su estado ó egercicio unos aldeanos ó labradores que jamas en el resto de su existencia podian adquirir una suma tal. Se veian por último desamparadas de todo auxilio; violado su pudor con el trato mas bárbaro que en sociedad de hordas puede presentarse, y sufriendo la vida mas cruel que la naturaleza puede ofrecer.

Nuestra sensibilidad, al presenciar este cuadro lastimoso y aflictivo, no podia menos que pagar el justo tributo á la naturaleza: nos convencia al mismo tiempo de la necesidad de una medida capaz de cortar este mal, que nos aniquilará, si pronto no acudimos al remedio: nuestra poblacion fronteriza dentro de poco desaparecerá, lo mismo que nuestras poblaciones de industria, y servirán para aumentar la suya, como lo hemos visto, y privarnos de los brazos industriosos que forman la riqueza de nuestro pais. Las guardias del Salto, Rojas, Pergamino, Areco, Lujan, Navarro, &c., &c., hasta las costas del mar del sud, las hemos visto en otro tiempo encerrar establecimientos pingues, y una poblacion correspondiente à su industria: y ahora ¿qué vemos? Vemos la primera arruinada y desolada, por tierra sus edificios, muertos sus habitantes á manos de sus enemigos ó infieles, y cautivas sus familias y sus bienes: la segunda y tercera han corrido la misma suerte repetidas veces, quedando sus campos y poblaciones desoladas, sostituidas por nuevos pobladores: las demas las hemos visto, que á las que no han sorprendido y arrasado, han robado y cautivado las familias de su campaña, quedando toda la línea de frontera, excepto la Guardia del Monte, en un estado deplorable: atrasada considerablemente la poblacion, perdida la industria, y aumentada la de los indios, acrecentando su poder y su espirítu militar para repetir estas escenas.

Estas observaciones deben suministrar al Gobierno los conocimientos precisos para tomar una medida acertada, ó al menos darle á conocer el carácter de las tribus vecinas, para incitarle á poner todos los medios que le aconseje la prudencia, para que aquel enjambre de víctimas vuelva á disfrutar de la educacion que recibieron de sus padres, en su suelo natal, y bendiga á la mano bienhechora que las libertó del cautiverio. ¡Cuan dulce y placentera deberá ser la sensacion que cause á la autori{107}dad que cumpla con este sagrado deber como padre de su pueblo, y como el único en donde se hallan los recursos que este le ha confiado! Estos males no se ignoran, y creemos que el Gobierno, que tan sabiamente ha dado impulso á nuestra civilizacion y prosperidad, no descuidará este objeto interesante, y afiance de este modo el engrandecimiento de nuestro pais y su futura felicidad.

Pasemos á lo ocurrido en este dia. El cacique Lincon, nuestro hospedario y amigo, que así se habia declarado, interesándose por nuestro feliz éxito, no perdia un momento para comunicarnos las noticias ó medidas que se debian tomar. Por la mañana se llegó á nuestro campo, y despues de saludar á la Comision, hizo presente que parte de los chasques que habia enviado el cacique Neclueque no habian marchado, y que habian tomado la determinacion de comunicarle que hiciese todo el esfuerzo posible para que la Comision no pasase mas adelante de este destino, pues que el Sr. Coronel se hallaba enfermo, los carruages en mal estado, y las cabalgaduras del mismo modo: y que así invitase á los que debian reunirse, que lo hiciesen en esto punto, que no habia diferencia ninguna en que así lo efectuasen, evitando de este modo algunos malos pasos é incomodidades á la Comision. El viejo cacique exhortó é impuso del mismo modo á todos los caciques, para que lo hiciesen con los demas caciques de la reunion: su diligencia y buena disposicion nos hacia creer que de su hombria de bien no habia que dudar, y que teniamos en todo trance un defensor constante, que pondria todos los recursos de su fuerza y opinion para no faltar á los principios de su conducta con la Comision. A pesar de los recuerdos que el cacique Neclueque habia hecho por medio de sus chasques á la Comision, no estábamos enteramente persuadidos cual era su opinion ni su caracter, ni su posicion, ni influencia con los caciques Ranqueles, ni con las tribus Aucases y Huilliches; y por consiguiente, aun cuando manifestase buenos deseos en sus embajadas de hacer paces, esto no era suficiente, si no influia en su opinion y respetos para que los disidentes entrasen en liga. Por su posicion veiamos que podia ser interesante entrar en amistad con él, porque vulgarmente oiamos nombrarle con respeto y confianza entre todos. Desde nuestra salida de la frontera, por las noticias y anécdotas que habiamos oido de este cacique, habiamos formado de él algun concepto. Pero estabamos persuadidos de que no seria un paso infructuoso entrar en tratados, aunque insignificantes, para esplorar su carácter, y entrar en relaciones mas íntimas. Al mismo tiempo, aunque habia algunos obstáculos en pasar adelante, por no saber el punto adonde debiamos dirigirnos, creiamos que era ya mucho llegar á reconocer el terreno {108} y la hermosa Sierra de la Ventana, que demoraba muy próxima á nuestra situacion, y que buscando las ocasiones el oficial ingeniero de internarse, como lo deseaba con anhelo, pudiésemos agregar todos esos reconocimientos à nueutras cartas, y á la geografia de este pais, principalmente el de un punto que nunca habia sido observado científicamente.

Estos deseos nos hacian sentir la necesidad de avanzar, aunque sufriésemos algunos trabajos, prefiriendo el adelantamiento de los conocimientos topográficos á todo otro atraso que pudiese ocasionarnos. El cacique Lincon nos habia prometido que, en caso de seguir adelante, no nos abandonaria, ni menos los caciques Aucases, aunque se hallaban destinados para acompañarnos, y representar su tribu durante los pactos celebrados con sus vecinos los Ranqueles. El cacique Neclueque no pertenecia, segun las indagaciones que haciamos, ni á los Aucases, ni Ranqueles, mucho menos á los Huilliches, porque habita en puntos muy distantes, en donde se nos aseguró tenia su residencia. No pertenecia á los primeros, porque ocupaba el terreno de los segundos, ni pertenecia á estos, porque sus antiguos predecesores eran de la primera tribu, hasta el último nombrado Callmegue, hermano suyo, que murió en una de las incursiones en la frontera de Navarro, y á quien sucedió como el mayor de los hermanos de los que existen. Sus relaciones con ambas son continuas, y en los pactos, incursiones ó tratados, es consultado por las dos, sin pertenecer á ninguna.

Por la mañana, mientras el cacique Lincon visitó nuestro campo, se procedió al reconocimiento de una laguna, que se nos informó habia á una ó dos millas de esta posicion, al SO. En efecto à 16 cuadras por este rumbo la encontramos, con un baqueano que nos condujo á ella. Su magnitud no excedia de 400 varas de circunferencia: su profundidad diez y doce pies en su centro, disminuyendo hasta 4-½ y 5 progresivamente en sus orillas: buena agua, fondo de arena y tosca, límpia en todo su interior, algunas pequeñas barrancas de dos y tres pies de altura; situada en un terreno sólido y elevado à la planicie descrita, con pastos abundantes, en un terreno desigual, y tierra negra y muy seca.

En la circunferencia de la laguna se hallan algunos ranchos ó toldos de algunos indios, pertenecientes á la misma jurisdiccion del cacique Lincon. El número de habitaciones eran seis, y su poblacion de 100 y mas personas: entre ellas tres mugeres jóvenes cautivas, de 16 á 18 años, y un jovencito de seis años. El número de la pobla{109}cion no pasa de 600, en los que se cuentan 200 hombres capaces de llevar armas. El de cautivas ya lo hemos espresado, y seguramente se nos aseguró que se habia ocultado mucho à la noticia de nuestra llegada á sus poblaciones. Las demas divisiones que se reunieron y tenian sus poblaciones á 10, 12 y 14 leguas, no conducian á ninguno de estos desgraciados; y su número, ó total en esta tribu no se pudo calcular. El cacique Ancafilú sabiamos qne tenia en sus toldos algunos mas, y tambien de los demas caciques. La tribu de los Ranqueles sabiamos positivamente era en donde existia el mayor número, como los que habian asolado la frontera del O y concluido con su poblacion: los que en el comercio interno de una tribu con otra, habian procurado cangear á sus vecinos los Pampas sus cautivos Chilenos ó Araucanos por sus cautivos de la provincia de Buenos Aires: y en efecto, este comercio se habia hecho tan activamente, que los esclavos que generalmente tenian, eran Araucanos, quedándoles algun número de prisioneros para hacer su comercio con mas lucro. Muchos habian entrado por el cange, porque su vecindad con la frontera, y las proporciones que podrian tener para fugarse, como estaba sucediendo, les hacia perder en el momento su presa: otros no solamente por esta razon, sino porque con la llegada de la Comision temian que se los hiciesen entregar forzosamente, despues de concluidas las paces. Los Ranqueles, que generalmente estaban en guerra con sus vecinos los Araucanos, tenian cautivos ó prisioneros de estos, ó ya esclavos comprados á los mismos en su comercio con los Andes, que provenian de las guerras interiores de las tribus Araucanas, y los prisioneros pasaban á manos distintas en cambio de especies con las que hacian su comercio los primeros. Estos, temerosos, por la misma razon que tenian los otros, de la fuga de sus esclavos á su pais, proponian y efectuaban el cange por nuestras cautivas; las que no podian escaparse de su poder por la distancia en que se hallaban, y para hacerlo, tenian que arrostrar grandes peligros. Ellos sabian que distaban de entrar en pactos con la provincia, para tener que entregarlas, y aun cuando así lo efectuasen, jamas entregarian su presas como lo hacian los Pampas, segun lo hemos dicho mas arriba.

Dia 1.º de Mayo[35]. Despejado y hermoso: viento fuerte del NO, fresco: por la mañana, aun no habia parecido el sol sobre el horizonte, y ya se hallaban sobre el lago las familias de los indígenas, recreándose en el baño. La mañana era muy fria: la helada aun existia sobre el campo, la agua de la laguna estaba escarchada: pero la naturaleza de estos vivientes, acostumbrada á esta operacion diaria, vencia estos obstáculos de la estacion, que nos parecian intolerables. Nos ocupamos por la mañana hasta mediodia, en reconocer la campaña vecina, y nada encontramos de particular, sino las calidades descritas.

Permanecimos en este punto, aguardando los chasques enviados al cacique Neclueque el dia anterior, y cuya contestacion debia determinar nuestra marcha al punto de reunion que se indicase. El dia siguiente de su salida, se nos aseguró volverian con la contestacion, porque no distaban mucho las poblaciones de dicho cacique, 7-½ leguas al OSO, habiendo que atravesar algunos arrojos y malos pasos, hasta llegar á ella.

La mañana estaba hermosa, y despejado el horizonte, lo que nos facilitaba distinguir con mas claridad el hermoso monte vecino. A la vista el mogote principal parecia ser muy elevado: sobrepasaba à otro de alguna elevacion en mucha altura: antes de ver sus faldas, se descubrian otros que impedian observar sus cimas ó mogotes, sino á una altura algo elevada. Este se mostraba á una distancia de 25 á 30 leguas: su figura es semejante á la del mogote principal del Tandil, pero mas elevado que este: se distingue á 18 ó 20 leguas sobre el horizonte, estando despejado: su vista no está impedida por ningun otro objeto: su perspectiva es magestuosa, y por su aislamiento en un campo tan dilatado, parece mucho mayor de lo que es realmente[36].

Tal es el efecto admirable de estas obras de la naturaleza, en medio de una pampa al parecer sin limites, y tal es la sorpresa que causa al observador, cuando son vistas á una lejana distancia por primera vez en un pais desierto: semejante á un oceano, en donde vaga como un bajel, sin mas auxilio que los que le proporciona la casualidad! La casualidad ciertamente es la que conduce al viajero á encontrar un pequeño lago en donde refrigerarse de la pesada jornada y de los calores del sol, y es igualmente la que lo ampara en estas soledades, cuyo cielo es benigno, y que por las variaciones de la atmósfera no deja de ser delicioso en ciertas épocas, y digno de ser habitado. Que nuestra poblacion é industria se pongan al frente de los obstáculos que presenta este vasto desierto, y su naturaleza virgen dará á este país una nueva existencia en América.

Aguardando la contestacion en nuestro campo de los chasques enviados, corrió á las 4 de la tarde una noticia vaga, que no dejó de sorprendernos, poniendonos en largas cavilaciones: ella era que el intérprete, enviado á peticion del cacique Neclueque, habia sido asesinado por este, estando borracho él y su gente. Estas voces eran solamente las que se esparcieron y llegaron á nuestros oidos. A las 5 salimos de esta nueva con la llegada de unos de los chasques enviados el dia anterior por el cacique Lincon: este, despues de haber recibido el mensaje que le traian, vino á nuestro campo á dar cuenta al Sr. Coronel comisionado de lo ocurrido. Dijo que la noticia que poco antes habia corrido era incierta, pues era obra de hombres conocidos por sus malas intenciones, que rodeaban á la Comision por sus fines particulares, y que no debiamos prestar oidos á sus insinuaciones, ni consejos: que por desgracia esta clase de gente se habia introducido y tolerado en su pais, cuya felicidad y tranquilidad turbaban continuamente: que eran los principales motores de los movimientos é incursiones que se habian hecho, y que procuraban se hiciesen, porque no tenian nada que perder. Que el cacique Neclueque no era capaz de cometer un crimen de esta naturaleza: que era verdad que se habian embriagado en sus tolderias, y que en este caso no era estraño que se cometiese un crímen tal, pues que se habian visto casos semejantes: que el intérprete debia llegar esa misma tarde ó al dia siguiente: que el cacique Neclueque habia recibido con placer los recuerdos de la Comision, y se habia impuesto de todo lo ocurrido, que repetia á la Comision, que el interes general exigia que ella avanzase an dia mas de camino hácia sus tolderias, para concluir con mas brevedad los tratados, y aproximarse a las principales tribus ranqueles, porque esto en nada podia influir en perjuicio, ni menos en atraso de ella. El cacique Lincon, en vista del mensage, invitó á la Comision á seguir un dia mas de camino adelante, y que él la acompañaria con alguna gente y los caciques destinados para el efecto. Que á cinco ó seis leguas para la sierra se encontraban algunos arroyos y buenas paradas, y que allí podia hacerse alto: que él y su gente no la dejarian hasta su vuelta de los Patos, no permitiendo {112} que se le llegase á inferir ningun ultrage. El Sr. Coronel adhirió incontinenti á marchar el dia siguiente, hasta el punto que se habia acordado.[37]

Dia 2. Claro y despejado, brisa suave y fresca del NO. Por la mañana nos preparamos para marchar al punto dicho: aguardamos al cacique Lincon para partir: este, á las 11-½ de la mañana nos invito á hacerlo. En efecto, á esta hora lo ejecutamos, llevando un lucido acompañamiento de toda la poblacion, hasta las mugeres, que seguian á su cacique, el que despidió á poca distancia toda la multitud á sus habitaciones, siguiendo solamente él, los cuatro caciques Pampas y algunos sirvientes. La marcha la rompimos con rumbo O, 20° grados SO; y á 1/3 de legua encontramos la misma laguna reconocida el dia 30. En ella encontramos lo mismo que se describió, con la diferencia que se habian aumentado dos toldos ó ranchos en la orilla de la laguna, cuyos dueños, escasos de agua, se habian venido á alojar á ella. Esto es muy general, y continuamente se secan los lagos, y sus habitantes tienen que cargar sus viviendas, y arrear sus tropas de ganado, hasta encontrar otro, en donde vuelven á domiciliarse: de modo, que sus poblaciones no son constantes en un mismo punto. En la estacion del estío tienen que abandonar todas sus campañas, y abrigarse en las faldas de la Sierra de la Ventana, en donde se hallan buenas aguadas; y en la siguiente se retornan á sus terrenos ó posesiones, aunque todo el país es comun á sus indígenas para habitarlo, y solo guardan algun respeto á las fronteras ó límites de las tribus vecinas; porque de lo contrario, sucederian largas contiendas, que acabarian por una guerra, como ha sucedido muchas veces.

Con el rumbo dicho seguimos la marcha, hasta las 5-¼ de la tarde, por un campo delicioso, elevado, y lleno de sinuosidades, semejante al resto de la campaña ya descrita. En esta sus calidades eran diferentes, los pastos mas cortos, la tierra seca, negra y dura, el terreno lleno de diferencias de nivel, y muy seco, algunas colinas de poca elevacion, y muchas piedras en todo el tránsito, por la aproximacion á la sierra. A esta hora, y á 4-½ leguas del punto de salida, comenzó á aumentar de bellezas, la perspectiva risueña y agradable de la campaña: la mañana estaba fresca, serena y despejada, el campo iba variando sucesivamente, y á los pastizales y dureza de la tierra, sostituia una verde campiña, y una tierra mas blanda y vegetal, con diversidad de plantas, yerbas y flores deliciosas, que aumentaban la belleza del pais. En él paseaban cuantiosos rodeos de ganado vacuno, caballar y lanar, y el horizonte aparecia al rumbo O 10° SO, cubierto de estas especies, envueltas confusamente en una corta niebla que por ese mismo rumbo se habia levantado: á poca distancia que caminamos, distinguimos poblaciones en una vasta llanura de un nivel muy inferior á la que habiamos cruzado, mezcladas en la perspectiva con inmensos rodeos que á sus cercanias pastoreaban. A las 5-¼ de la tarde, cuando el sol llegaba á su ocaso, arribamos á la ribera de un arroyuelo, en cuyas orillas se encontraban muchas poblaciones de indígenas, que à la noticia salian de sus casas á recibirnos, y cercaban nuestro coche con saludos y vivas de alegria. En la ribera hicimos alto, entre las poblaciones que á derecha é izquierda se prolongaban sobre el curso de ella, y lo mismo los hermosos rodeos, descansando al lado de las habitacioncs de sus dueños. Tuyimos en esto momento unos instantes deleitosos al ver la mansedumbre y humildad de las mugeres y juventud indígena, que á nuestra arribada nos recibian con demostraciones de cariño y de paz, è igualmente al presenciar los atractivos de la naturaleza que á nuestra vista se presentaban por todas partes. El monte vecino demoraba al rumbo S 10° SO dos y media leguas, y podiamos desde luego admirar su perspectiva. Suspendimos por entonces nuestras observaciones, deseando descansar de nuestra pesada jornada, para comenzar al dia siguiente á hacer algunos reconocimientos, y á dar algunas descripciones particulares de este pais encantador.

El cacique Lincon y sus compañeros, despues de haber hecho alto, dejaron á la Comision en aquel punto, que era hasta donde la conducian, porque de allí no pasarian mas adelante: y aun cuando quisiesen obligarla, ellos no lo permitirian. La Comision aprobó su dictámen, y se resolvió á que se avisase al cacique Neclueque el punto á donde se determinaba la reunion.

El arroyo en donde hicimos alto se llama en el idioma Auca, Quetro-eique, ó arroyo cortado. Informándonos de sus vertientes y su curso, se nos aseguró que nacia en la Sierra de la Ventana y desaguaba al NO, perdiéndose en bañados y médanos de arena que se encuentran por donde hace su curso, ocultando su cauce en ciertos parajes. Corre de SO á NE, serpenteando mucho para buscar el nivel del terreno, que es sumamente quebrado, formando muchas sinuosidades particulares, por entre lomadas y médanos: su cauce no {114} excede en todo su curso de cinco á ocho pies: su latitud es siempre de 20 á 24 pies: su fondo lama y zarca, siendo casi imposible vadearle por el tegido de berros que se forma bajo de su superficie. Su agua es un nectar: dorados y bagres se encuentran en abundancia, de 1-½ á dos pies de largo.

En sus riberas tiene constantemente barrancas de siete, cinco á cuatro pies de altura, cubiertas de maciegas y pajonales elevados; su superficie es límpia, pero su paso dificultoso, por la razon indicada. Un punto solamente de su lecho es conocido para el tráfico de los habitantes, y este se efectua casi á nado: el fondo barro, y su latitud, mayor que en todas partes. La velocidad del curso de sus aguas fué calculada del mismo modo que la de los rios de las Floras, Salado y Saladillo: el resultado de la operacion fué, que en 10" de tiempo recorrió un espacio de 16 pies del pais, ó en 1' de tiempo 96 pies, ó 32 varas, lo que equivale á 5760 pies ó 1920 varas en una hora: de donde resulta, que la velocidad de sus aguas está en una razon inferior á la del Salado, Saladillo y las Flores, en donde se ha hecho el mismo cálculo: es decir, en razon de ocho á siete, á seis, y á cinco comparativamente.

Estas cortas noticias que procuramos adquirir sin ser vistos, no bastan á dar un conocimiento, ya de su orígen, ya de su desague, y variaciones sucesivas que forme su cauce, ni menos de las poblaciones que se hallen en su costa. Se nos aseguró igualmente, que á una y dos leguas se encontraban algunos otros arroyos, que corrian casi paralelamente al descubierto, y descendian de la misma sierra: igualmente, que el nacimiento ó vertientes del rio Sauce Grande y Sauce Chico no se hallaban muy distantes de nuestra posicion, siendo la sierra orígen de muchos arroyos; con otras particularidades no descubiertas por ningun facultativo. El único que ha transitado[38] este pais, y dado algunas noticias de él, nada ha dicho del arroyo Quetro-eique, cuyo conocimiento es debido á nuestra Comision, ni menos de otros que corren mas al O de este. En ninguna carta, de las pocas que conocemos de este pais, se encuentran estos puntos remarcables, ni tampoco se halla determinada la verdadera posicion de la sierra. Su curso y ramificaciones así como las vertientes y desagues de los rios Sauces, fueron fijados arbitrariamente por otro piloto que viajó á Patagones. Los desagues de estos rios, en la costa del mar del S, y algunos otros de la planicie del SE antes de arribar al monte cercano, son trazados por un reconocimiento hecho recientemente de la Bahia Blanca en donde desembocan.

Estos rios, así como sus orígenes, se hallan determinados con mas exactitud en algunos reconocimientos particulares, que en ninguna carta formal del país. Las desembocaduras, descubiertas en el reconocimiento de la Bahia, han sido determinadas por algunos marineros ingleses, y sus nacimientos, en algunos derroteros poco exactos de viages terrestres: aunque no queda duda ninguna qne se forman de las aguas de la sierra; pero esto no basta. Nosotros nos ocupamos, desde que arribamos á este destino, de dar principio á reconocimientos que aclarasen y quitasen el velo que tanto tiempo habia encubierto la geografía de este pais, con el objeto de perfeccionar la carta que nos proponiamos formar, reuniendo los mejores trabajos científicos.

Dia 3. Nublado y calma, brisa fuerte del SE. A las 12 del dia vimos el sol, la niebla y cerrazon de la mañana lo habian impedido hasta entonces: en el momento volvió a toldarse, amenazando lluvia, impidiéndonos de este modo el ver la sierra y el hacer algunos reconocimientos, no obstante que la niebla nos hubiera favorecido para que no fuésemos vistos cuando los practicásemos; siendo indispensable internarnos por entre las mismas poblaciones de indios, solos y sin baqueano, guiándonos solamente con la aguja, para no perdernos á la vuelta con la densidad de la niebla. El objeto principal que nos conducia, era averiguar los orígenes de los arroyos, y reconocerlos hasta donde fuese posible, y despues de esta dificil operacion, observar las alturas y detalles particulares de la sierra, avanzando hasta donde las circunstancias nos permitiesen, para trabajar con mejor éxito. Por la mañana dispusimos todo para emprender el viage, llevando tres ó cuatro soldados, que cargasen ocultamente los instrumentos que pudiesen ser necesarios para la práctica de las operaciones en el terreno.

Aguardábamos antes de partir algun resultado del cacique Neclueque, en contestacion à los chasques que se le habian enviado, y al intèrprete mismo, que aun no habia llegado; para saber de este modo la ùltima resolucion de la invitacion ultimamente hecha por dicho cacique á todos los Ranqueles de la misma clase, {116} porque nuestros trabajos no se podian efectuar si habia algun movimiento, ó miras siniestras qne descubriesen los disidentes contra la Comision: mayormente cuando el cacique Lincon por la mañana, al saludar à la Comision, le participó que sabia extraordinariamente que los caciques Ranqueles manifestaban ideas hostiles contra la Provincia y Comision, que no querian reunirse à tratados, y sì continuar la guerra. Que opinaba se aguardase sosegadamente al intèrprete, y con la contestacion del cacique y la narracion de este, determinar lo que debia hacerse. En efecto, á las 12 del dia llegó el intèrprete, y hablò al Coronel comisionado, dándole cuenta de lo ocurrido, diciendo: que habia tenido una conferencia favorable con el cacique: que la Comision no dudase un momento de su sinceridad y buena fé: que era el primero que gustoso se presentaria à entablar una negociacion, sosteniendo otros principios que los que se habian puesto en planta en la primera reunion por hombres que presidian estas tribus, y que habian sido talvez los que ocasionaban la morosa ò dificultosa transacion con la tribu Ranquel; porque tan solamente los intereses particulares se habian dejado entreveer, desatendiendo la felicidad de su pais, y los intereses generales de su pueblo. Que el cacique le habia suplicado hiciese todo esto presente á la Comision, y que le participase igualmente los hechos que habia presenciado èl mismo, y su conducta con los caciques disidentes. El intèrprete añadiò, que durante su morada, habia sido testigo de varios chasques que habia enviado à todos los caciques, principalmente a los ulmenes, ó principales, Pablo, Calimacuy, Joaquin, Antenau, Grenamon, &c, para que se reuniesen al pacto en el punto donde la Comision habia hecho alto: que habia sido desairado otras tantas veces en sus invitaciones, contestando con razones vagas é inconducentes que alegaban para no asistir, y que en los preliminares para el pacto en cuestion se habian recordado ciertos ofrecimientos que el Gobierno les habia hecho. Que el uno era una promesa, que por conducto del capitanejo en rehenes se les habia comunicado, sentándose como un principio que jamas se quebrantaria, y como base de lo que debia practicarse: el era que el Gobierno debia remitir, como presente, por la Comision, 50 aperos completos con espuelas, estribos y demas avios de plata, à mas de otros tantos sombreros finos, casacas y espadas con guarniciones de lo mismo; y que sabian lo contrario: es decir, que la Comision decia, que no llevaba semejantes especies, ni menos cosas equivalentes. Que por esta razon, y por otras infinitas que ocultaban, no queriàn hacer pacto alguuo, pues que la conducta que el Gobierno les presentaba, eran lazos y trampas, que al fin si se mostraban incautos, se enredarian en ellos, y el resultado seria manifiesto. Mayormente cuando sabian por sugetos de Buenos Aires, que à eso {117} tendian las miras del Gobierno, y que su conducta lo manifestaba claramente. A mas de que, ¿porquè la Comision habia observado esa conducta desfavorable hàcia ellos en los primeros pactos con sus vecinos los Pampas, distribuyendo los artìculos y especies diferentes de los tratado anteriormente, que habia remitido el Gobierno para obsequiar á todos igualmente, cuando se realizase la reunion? Y porquè tampoco los caciques Pampas la observaron, y avaramente se repartieron à manos llenas lo que á todos pertenecia? ¿Y porquè al mismo tiempo la Comision no los hizo responsables de su conducta, y de los resultados que practicamente producia, y las desavenencias que ulteriormente podria ocasionar? Concluyó el intérprete por último, diciendo, que estas eran las contestaciones que repetidas veces habian dado; añadièndole al cacique invitante, que los caciques Ranqueles no querian hacer un papel triste, ni menos recibir los restos despreciables que sus enemigos les enviaban, y que la Comision conducia para entablar una negociacion: que ellos se decidian à no admitirla, poniendo en planta los recursos que de su negativa eran consiguientes, es decir, una guerra interminable. Añadiò, que el cacique Neclueque se hallaba sumamente disgustado con la conducta que observaban los desidentes, y la poca justicia con que calumniaban al Gobierno, y los procedimientos íntegros y justificados de la Comision, durante los negocios que habian tenido lugar en los sucesos con la primera tribu. Su opinion estaba cimentada en otros principios, y que haciendo justicia al Gobierno y á ella, se presentaria al dia siguiente con los caciques sus compañeros y sus gentes á felicitarla, y à entablar los mejores y mas duraderos principios de una paz, que sellaria su felicidad futura, y haria honor à la Comision, despreciando esos viles pretestos, tan injustos como siniestros y cavilosos que se alegaban para no entrar en tratados.

Con esta contestacion y estos principios, fàcil era tomar una resolucion: pero la oferta del caciqne era menester que fuese correspondida del mismo modo y con la misma franqueza que su corresponsal lo hacia, y al efecto se hacia preciso demorarnos en aquel destino, hasta aguardar la reunion de este y demas que quisiesen hacerlo. Mientras tanto el oficial ingeniero de la Comision, que escuchó esta narracion hasta llegar à su resultado, aprovechando la oportunidad, marchó[39] sin pèrdida de instantes al objeto que se proponia, con los cuatro soldados armados y municionados, por lo que podia ofrecerse en el curso de sus operaciones, internandose á campos incógnitos y llenos de enemigos por cualquiera parte que se echase la vista.

Analizaremos sucintamente los principios vertidos por los disidentes, en justificacion de su conducta, ò como argumentos y razones poderosas que daban para persistir en sus planes. Mirados bajo el punto de vista en que deben analizarse, estaban de acuerdo con sus ulteriores miras, las que han manifestado desde el principio del siglo pasado: es decir, que siempre han fundado su conveniencia, su prosperidad y su incremento, en principios que ciertamente harian nuestra ruina y desgracia. Jamas se han acomodado à otros que no han sido el robo y el pillaje, egercidos constantemente sobre nuestras poblaciones fronterizas, y que les han proporcionado fortunas, y procurado, à costa de los pobladores de aquella parte de la campaña, su engrandecimiento y un considerable aumento en sus ganados de toda clase, en especies, en cautivas ò esclavas: sin que les costase mas que presentarse à nuestros paisanos, enmascarados, las caras pintadas, y armados con una caña y piedras: agregàndose á esta pantomima un poco de valor caracterìstico y emprendedor, calidad conocida en todo indìgena, y principalmente en esta tribu, que tiene un génio mas guerrero que las demas limìtrofes.

Esta conducta, ventajosa para ellos, los ha enriquecido á costa nuestra, desde tiempos atras: así, si la abandonasen serian unos incautos, porque ¿qué males han experimentado en sus incursiones á nuestra frontera? ¿Qué pérdidas, qué escarmientos, qué matanzas ó carnicerias se han hecho con ellos en las distintas épocas en que han desplegado sus miserables líneas a la vista de nuestros milicianos? ¿Qué detrimento, qué cautiverio han sufrido sus bienes y sus familias, en las empresas, que nuestros milicianos ó tropas que han custodiado la frontera han intentado sobre sus campos y poblaciones? ¿Cuantas veces han invadido y se han retirado sin presas, haciendo conocer à los dueños de ellas, lo necesario, que es guardarlas mejor, y los medios que deben ponerse en planta para librarse de las funestas y continuas lecciones que les ha dado la esperiencia? ¿Cuantas veces?--Pero para que recordar tristes memories, que echarian una luz sombria sobre los trabajos mencionados en esta memoria. Bastan estas indicaciones para hacer conocer cual es el objeto y el fin que se proponen nuestros rivales. Ellos conocen bien que geográficamente, por su situacion, se hallan garantidos de todo lo funesto ò desgraciado que puede sobrevenirles: ellos {119} no ignoran la imposibilidad de nuestros recursos, para poner en ejecucion la empresa de buscarlos en sus mismas guaridas, é indemnizarnos de lo mucho que nos han arrebatado, y rescatar los esclavos que han usurpado á nuestra poblacion industriosa. Lo conocen, no hay duda, pero llegarà tiempo en que nuestros recursos prosperen: entonces sentirán el peso de nuestra venganza, y empezarà una època diferente de aquella en donde encontraron tanto placer en asaltarnos impunemente. Llegará época, en que tengan que ir à mendigar el sustento y acampar sus tristes chozas en las faldas de los altos Andes, y llorando la suerte de sus mugeres è hijos, maldigan la conducta que por tanto tiempo observaron contra el pais que les hizo mas dulce su existencia, y les proporcionò los medios y los artìculos mas preciosos para hacerla mas llevadera con la reciprocidad del trato. No hacemos estas reflexiones con la esperanza de retraerlos de sus designios, sino para dar una idea del caràcter de estos hombres, y de los principios que reglan su conducta.

Los pretestos que alegaron para no entrar en tratados con la Comision, no merecen la pena de rebatirlos, porque ellos mismos se impugnan. Los pretestos ó razones.... Pero ¿qué razones? La primera, la oferta del Gobierno es falsa, y nunca ha existido, ni menos pudo ser hecha al capitanejo en rehenes, como este mismo lo asegurò á nuestro retorno. La segunda, que la conducta del Gobierno hàcia ellos los impulsaba á no adherir à ninguna invitacion ó pacto. ¿Qué conducta? ¿Adonde estan las tropelias, los insultos, asesinatos, y robos, autorizados por la autoridad, para tildarle? Se dirà que se han cometido algunos en la campaña, principalmente en la frontera, por sus jueces ó comandantes de ellas, cuando pacìficamente han traficado: pero esta no es razon para culpar à la autoridad, y clasificar de pérfida è inconsecuente su conducta.

No entraremos à analizar los hechos que motivaron esos insultos, que sabemos han sufrido por el paisanage ó comandantes, no por autorizacion del Gobierno, sino por un espìritu de venganza; cuando, despues de una invasion, en donde habian cometido hechos horrorosos, aparecian con mucha frescura à comerciar precisamente al mismo punto en donde impunemente perpetraron esas atrocidades; en donde aun humeaba la sangre de las víctimas que habian inmolado, y en donde existian las ruinas de las habitaciones que el fuego habia consumido. Si entonces un deudo, ó un infeliz labrador ó hacendado, á quien habian dejado en la miseria, à mas {120} de haberle muerto un hermano ò hijo, y haberle cautivado su familia, cometió un hecho tal, ¡como se le puede reconvenir! En este caso, si mil tropelias, de cualquier naturaleza que fuesen, se hubiesen cometido con estos asesinos, debian tolerarse; porque los ultrages que pueden haber sufrido, han debido ser inferiores à los que nos han prodigado.

La tercera, es la conducta de la Comision observada con las tribus Pampas, perjudicàndolos en el reparto de los intereses, ó especies comunes à todos. Bastan los hechos que hemos relatado para comprobar nuestra conducta en los tratados, y desvanecer este cargo.

La cuarta y quinta son resultados de la anterior: rebatida aquella, quedan impugnadas estas, porque los pasos que dió la Comision fueron à consecuencia de la ratera conducta de ellos, como se hace manifiesto en los diarios de aquellos dias, y en las reuniones que se celebraron. Queda, pues, demostrado que sus cargos eran infundados, y que ocultan miras siniestras, y un objeto depravado y falaz, que solo sirven para dar á conocer mas á fondo el caràcter de estos traidores, y el modo como deben ser tratados. Pasaremos à lo reconocido.

El oficial ingeniero, desde las 12 del dia hasta las 5 de la tarde en que volvió al campo, hizo las observaciones siguientes:--Habiendo penetrado al interior de la sierra, hasta las faldas del mogote de la Ventana, siguiendo el curso de la ribera horizontal del arroyo Quetro-eique hasta su orígen, lo efectuò al cabo de 3-½ leguas que caminó por el rumbo S 8° SO. Las vertientes se encontraron en las faldas del mogote de la Ventana, entre una pequeña abra que tiene otros, para entrar en una pequeña planicie en donde se elevaba el monte principal, confundiendo sus cúspides con la cerrazon de la mañana. Antes de subir sus faldas era necesario atravesar dos pequeñas cañadas ó fuentes, que por el NO y S 12° SE se unian al entrar por la pequeña abra, y formaban ambos el cauce del arroyo, que no excedia de 1-½ varas, engrosàndose progresivamente con las vertientes de otros pequeños cerros que formaban la entrada de la planicie, en donde señoreaba aisladamente el de la Ventana. El cauce del arroyuelo se ensanchaba hasta ocho à nueve varas, disminuyendo al mismo tiempo su velocidad, hasta llegar al punto de nuestra parada, en donde se calculó la que allí llevaba. Marcado exactamente el rumbo y las distancias, pasó el ingeniero à reconocer todo aquel seno, rodeado de cerros menos elevados que el principal, {121} al rededor del cual formaban una figura circular, cuyo centro comun era el cerro. Puso en planta la mensura de una base para levantar el plano de toda aquella superficie interesante, pero la densidad de la niebla no permitia descubrir los puntos principales que debian cerrar el area, à pesar de haberla reconocido. Toda ella forma una abra, de donde nace el arroyo descubierto, de 500 pies de ancho: de allí al NO sigue un encadenamiento de colinas y cerros, de 300 y 350 pies de elevacion, que cambiando de direccion en su curso á 2,000 pies, siguen al O, disminuyendo sus alturas, hasta perderse à 1,000 y tantos pies en pequeñas colinas, formando una abra considerable de mas de 1,500 pies. Siguiendo al SE se vuelven á encontrar algunos cerros unidos por sus faldas al principal, de la misma altura, y aun mayores, de 900 pies, que corren circularmente hasta la abra, en donde se origina el arroyo. Recorrido este círculo, no distinguiamos por la parte septentrional de su lìmite la sierra de Curumualá, unida à ella por medio de una abra, que forman algunas colinas, y la separan de la principal. Sus diferentes mogotes elevados no se apercibian desde aquella posicion, mucho menos los del Guaminí que se une al Curumualá por un encadenamiento sucesivo.

Al recorrer el terreno que hemos descrito, no encontramos otros arroyos, como se nos decia, que corren paralelamente al descubierto: nos figuramos entonces que sus vertientes tenian orìgen en el Curumualá, que se prolongaba mas de una legua al NO, hasta unirse con la ùltima ramificacion que se pierde en la llanura--el Guaminí: Se nos aseguró igualmente por los mismos indígenas, que en la Sierra de la Ventana se hallaban las vertientes de los rios Sauces: estas no las encontramos, pero se nos dijo por los desertores è indios, que se hallaban en la parte austral del cerro de la Ventana, y de allì corrian hasta las costas de la Bahia Blanca, en donde desagua. Mucho menos encontramos las del Sauce Chico, que se hallan en el Curumualá. Ambos arroyos pasó un facultativo en su viaje à Patagones, es decir, hácia la parte meridional de la sierra, dejando el curso á la derecha, como lo describe en su diario, y dando como positivo el punto que indicamos por su orìgen.

A las 2 de la tarde, cuando parecia que despejaba el horizonte, y se descubrian las cimas del monte principal, nos dispusimos à medir su altura trigonómetricamente. Ella resultò, despues de haber hecho el càlculo por logaritmos, y resuelto los triangulos, de 2,500 pies sobre el nivel general del terreno. Su altura es imponente, su perspectiva magestuosa, y lúgubre todo el terreno que {122} domina su elevacion, y en donde se halla situado: el es totalmente desnivelado y lleno de piedras, y de una magnitud excesiva en las faldas y cimas de los cerros. La parte medida era accesible hasta 150 varas, pero á una mayor elevacion forma despeñaderos de piedra, elevándose perpendicularmente hasta completar su altura, y formando algunos mogotes en su misma cima; pero de menor altura que el superior, el cual es perpendicular sobre su base, formada sobre la cúspide de los inferiores. Antes de arribar à la parte inaccesible, se forma una gran meseta de mas de 190 pies de circunferencia, con aguadas de las lluvias, que forman un depósito en un pequeño pozo. En toda la superficie del cerro, no se encuentran pastos, sino piedra pedernal y comun, y aun algunos minerales, como se asegura que lo es el armazon del cerro.

No sería estraño que esta cadena ò ramificacion de los Andes encerrase estos metales, siendo una masa homogenea á aquellos que los producen. Cuando se nos presentaban aquellas particularidades á nuestra vista, anhelabamos tener un caudal mayor de conocimientos, principalmente en la química, para poder analizar con mas propiedad, y dar una descripcion mas exacta de las bellezas de aquel suelo. Bàstenos indicarlas, aunque no las analizemos: llegurá otra época en que génios mas felices que el nuestro, sepan aprovecharse de estas indicaciones, y corran á descubrirlas, para llenar el vacio de los que, teniendo proporcion, no lo hicieron. Pero los motivos que nos impidieron de llenar todos los objetos de nuestra Comision, no fueron solamente los que hemos alegado, aunque nuestra capacidad era bien limitada, por las circunstancias aflictivas que nos rodeaban, y los peligros á que nos esponiamos.

Siguiendo nuestra descripcion, se verà cuan interesante hubiese sido haber hecho una observacion astronómica en la falda de aquel monte, y reconocer el lugar que ocupaba en el continente americano: pero desgraciadamente no vimos el sol en todo el dia que tuvimos proporcion de egecutarla sin ser vistos, reservándonos hacerlo en la costa del arroyo, si se nos ofrecia la oportunidad. Hasta las 3 de la tarde no despejò la niebla, y à esta hora apareció el horizonte cerrado y nublado, amenazando una fuerte turbonada. Entonces nos resolvimos retirarnos, costeando si era posible la sierra, hasta el Curumualá, para descubrir el orígen de dos arroyos que se nos informò de allí nacian. A ¾ de legua que anduvimos, encontramos, entre la abra de la Ventana y el Curumualà, las de uno, llamado Ingles-mahuida, ó arroyo del Inglès, por haber sido asesinado un extran{123}gero en tiempos atras por los Ranqueles. Su orígen era una pequeña cañada, que corria por medio de la abra, recibiendo algunas aguas de unos cerros, de los boreales del círculo de la sierra desierta. Siguiendo mas adelante, como á 1/3 de legua, encontramos el de otro, formado en la misma abra, y recibiendo las aguas de algunos cerros poco elevados, que rodeaban el encadenamiento del Curumualà, distante al O 1-2/3 leguas, cuyas aguas formaban un pequeño cauce de 2-¼ varas. El prímero lo reconocimos hasta 1-½ leguas en su curso, casi al mismo rumbo SO à NE que el anterior Quetro-eique: su cauce se aumentaba considerablemente hasta 7 á 8 varas, y sus calidades eran las mismas, sin ninguna diferencia de las descubiertas en el primero. La velocidad de sus aguas estaba en una razon de 6 à 5: es decir, que su velocidad era mayor que el anterior, y en 1' de tiempo recorria 110 pies, ó 6,600 pies, ó 2,200 varas en 1h cuando en el mismo tiempo el otro no recorria sino 1,920 pies. El tercero, nombrado Malloleufú, (arroyo blanco) lo reconocimos igualmente hasta 1/3 de legua, y parecia apartarse considerablemente del segundo: es decir, de rumbo SO à rumbo NE 18° N. En lo poco reconocido encontramos precisamente las mismas calidades que los otros dos, pero en la velocidad diferian. Este recorria en 1' de tiempo 102 pies, ó 6,120, pies ò 2,040 varas en 1h: es decir, que sus velocidades se hallaban en la proporcion de 5 la del primero, 6 la del segundo, y 5-½ la del tercero.

Este último no lo reconocimos mas estensamente, porque en sus riberas divisamos un enjambre de poblaciones pertenecientes al cacique Neclueque: el segundo lo hicimos hasta donde encontramos otra multitud de toldos pertenecientes al cacique Necul, hermano del anterior, y sentiamos sobre todo no reconocerlos todo lo que fuese posible, para averiguar sus desagues, ó el depósito de sus cauces, al parecer consíderable, hacia el rumbo á que todos se dirigian: no quedando duda que seria en algun gran lago ó en algun bañado, que era lo mas probable, y lo que se nos aseguró. Las calidades del terreno eran buenos pastizales poco elevados, tierra dura, negra y vegetal, diversidad de flores y de yerbas, caza abundante, y de toda especie.

En la sierra[40] se encontraron grandes tropas de guanacos, liebres, gamos, avestruces, &c., y para la caza de los primeros los naturales usan bolas, en que ponen su lujo particular, preparándolas de un modo industrioso. Entre los arroyos y las poblaciones se descubrieron inmensos rodeos de ganado de todas especies, no pudiendo hacerse su cálculo por no haberlos visto sino á distancia de algunas cuadras; cubrian el horizonte, y pastoreaban al rededor de las poblaciones. Nos reservamos reconocerlos en la reunion que debia realizarse al dia siguiente, conforme lo ofrecieron.

Mientras tanto nos lisogeamos haber agregado este conjunto de noticias á las existentes para aumentar los datos de la geografia de este pais, y perfeccionar la carta general que nos propusimos trabajar[41]: dando á conocer al mismo tiempo que cualquier trabajo de esta naturaleza que se emprendiese, debe ser interesante, porque se hace en un pais, del que se tienen ideas vagas manifestándolo los mapas que hasta ahora hemos visto, en que se encuentran errores notables.

En todas las cartas se echan menos esas posiciones interesantes, es decir, la primera cadena de los pequeños Andes, formada desde el Volcan hasta el cerro del Cairú en donde concluye; dejándose ver en su lugar una vasta pampa en vez de una serrania que la atraviesa. Lo que hemos encontrado representado en su verdadera posicion son el Volcan y el Tandil, pero no la continuacion del encadenamiento de sierras que atraviesa el desierto, corriendo mas de 30 leguas al NO. En otras ni aun se hallan indicadas, y solo se encuentran encadenadas las dos primeras, corriendo á rumbo diferente de lo que es realmente, y sin formar entre ambas esa abra inmensa de 12 á 14 leguas. Estas, podemos decir sin vanidad, quedaron determinadas en la expedicion que hicimos el año 21, aumentando con nuestros reconocimientos la parte geográfica de aquellos parages. La segunda cadena de los Andes (la Ventana) se halla igualmente mal representada, corriendo á un rumbo diferente del que sigue: ni tampoco estan determinados otros puntos de ella, como el Curumualá, el Guaminí y los arroyos que de ellos descienden, contentàndose con anotar la posicion del primero vagamente, como lo han hecho con el Tandil.

La única carta en donde se hallan representados los dos puntos principales de ambas cordilleras, es la de la provincia que construyeron los marinos españoles, Bausá y Espinosa, por órden de uno de los vireyes. En ella se encuentra el mejor monumento de los trabajos científicos de nuestros antepasados: pero es incompleta toda la parte de este pais, porque hasta entonces muy pocos, ó ningunos habian viajado por él: siéndolo sí la parte interior de la provincia, rectificada ultimamente por los trabajos científicos de Cerviño en la expedicion de Azara, y por reconocimientos que despues se han hecho. Esta carta la conservamos como una obra preciosa, y nos hemos propuesto sacar ventajas, aprovechando sus datos para formar una obra completa del interior de nuestra provincia y pampas del sud, hasta el establecimiento del Rio Negro, aunque no se estiende sino hasta el cabo Corrientes, prolongándose por el meridiano de los 38° de latitud hasta la Ventana y Guaminí. Pero un acopio de los mejores trabajos de la costa Patagónica, los viages terrestres, y los nuestros, nos darán por resultado una obra completa, que si no llega al grado de exactitud que estos trabajos demandan, al menos hará conocer el pais que habitamos, y lo que él encierra.

De nuestra provincia no tenemos mas carta que esta, es decir, del terreno comprendido entre la ribera del Salado, el Arroyo del Medio, el Paraná y las costas del Rio de la Plata: y aunque en el año 20 se practicó un reconocimiento, esto no pasó de la esfera de un ensayo, pues se hizo á la ligera, con la aguja y las noticias vulgares de las distancias que dieron los paisanos ó vecinos. Sin embargo se juntó un caudal de detalles y de circunstancias que no dejan de ser útil, pero con la condicion de no darles mas confianza que la de un simple reconocimiento, no obstante que fué egecutado por un ingeniero que trabajó en aquel año, y dirigió un pequeño departamento que se estableció á sus órdenes en esta ciudad.

Seguiremos los sucesos de la Comision y sus trabajos. La tarde continuó nublada, y á las 5 comenzó á llover, no cesando hasta las 10, en que sopló una brisa fuerte del SO, y calmó. No se vió en toda la noche el planeta Marte, que habia servido de base á nuestras observaciones.

Dia 4. Claro y despejado, brisa fuerte del SO. A las 10 comenzó á nublarse, y permeneció de este modo hasta las 3 de la tarde, en que despejó, soplando una brisa del primer cuadrante ó NO. Por la mañana aguardábamos el resultado de la oferta que el cacique Neclueque habia hecho, de venir á nuestro campo con su pequeña tribu á tener una corta conferencia.

A las 2 llegó un indio ó chasque, avisando al Sr. Coronel Gar{126}cia que no estrañase si en aquel dia no llegase á una hora competente para tratar, porque talvez arribaria de noche, por lo dificultoso de reunir su gente, y de que otros caciques amigos lo hiciesen, porque demoraban algo retirados de su poblacion, adonde les habia dado órden que se reuniesen. A las 12 arribaron otros chasques, avisando que se ponia en marcha. A las 4 de la tarde presentó una línea como de 400 hombres, á cuatro cuadras de la ribera opuesta del arroyo, formados en ala, y armados mucha parte de ellos, de lanza. Con alguna confusion, y su griteria acostumbrada, atravesaron el arroyo, y se acamparon á una cuadra á la izquierda de nuestro campo, y allí se dispusieron á pasar la noche. El cacique avisó al Sr. Coronel que hasta el dia no daria principio á sus conferencias, por ser ya tarde para efectuarlo. A su aproximacion se le hizo una salva por la escolta, á peticion del cacique Lincon, ceremonia de mucho aprecio para ellos. Al momento de efectuarse se repitió la griteria por mas de 150 indios que se hallaban á caballo en nuestro campo, y que habian llegado antes que el cacique á los toldos cercanos, y establecido sus corrillos de juego de dado, semejante á los que habiamos presenciado en la primera reunion. No dudábamos, por el aspecto que presentaba esta, sufririamos las mismas incomodidades, y talvez mayores, porque habiamos observado muchos hombres blancos entres sus líneas, la mayor parte compuestas de Ranqueles, que se habian unido con algunos caciques de segunda clase á las gentes de Neclueque, y que habian venido, con la capa de tratar solamente por ver el partido que sacaban de la reunion: y ademas, como no los distinguiamos por el color, no sabiamos si eran de la tribu amiga de Neclueque, ó de los Ranqueles enemigos. La turba de este cacique es compuesta de estos y de Pampas: pero en este caso, los mismos disidentes que se habian negado á tratar, enviaban sus gentes á observar y lucrar si podian, á todo trance, lo que la proporcion les presentase.

El número de los reunidos se aumentaba considerablemente, conforme iban acudiendo de sus toldos, y al dia siguiente nos esperaba un rato pesado, porque pronosticamos su resultado con la primera experiencia. Los caciques pampas, Lincon, Pichiloncoy, &c., &c., que nos acompañaban, vieron precisamente que no era la pequeña tribu del cacique Neclueque la que se habia reunido, y que la que se presentaba era de disidentes, cuya reunion la efectuaban con siniestra intencion. Mas nos dijeron, que estando ellos presentes, nada debia temer la Comision: que ellos harian que la respetasen, y que esperaban igualmente que el cacique Neclueque no faltaria á sus principios y á los buenos sentimientos que habia desplegado en sus mensages á la Comision. En los sucesos de la reunion {127} del dia siguiente se verá la conducta de este, en nada diferente de la de los disidentes y de los de la primera entrevista.

La cadena de los Andes se veia claramente desde nuestra posicion, y su perspectiva era agradable. El cerro de la Ventana demoraba al S 18° SO, prolongando sus ramificaciones hasta los 40° SO. El Curumualá demoraba al rumbo S 60° O, extendiéndose hasta los 80°: el Guaminí se prolongaba hasta los 30° al rumbo O 10° NO. La segunda sierra, ó las cimas del Curumualá, forman un seno en la Ventana y Guaminí, es decir, que se hallan mas al occidente que las otras dos, y así lo demuestra su perspectiva, apareciendo las elevaciones del primero y el último sobre el horizonte, y ocultándose confusamente en el centro las cimas elevadas del segundo. Toda la cadena corre de NNO á SSE, y es un error notabilísimo representarla en las cartas de E á O, lo mismo que el Tandil.

Logramos en este dia tomar la latitud de la posicion en que nos hallabamos, por nuestro planeta, y al mismo tiempo averiguar la variacion de la aguja. El método de que nos valimos fué el mas sencillo, adoptado por las circunstancias: un pequeño tratado náutico de Cedillo lo indica sucintamente. Las sombras de los hilos que se hallan sobre la rosa de la aguja de demarcacion, son los que dan el resultado, tomando dos alturas correspondientes por la mañana y la tarde. Si las sombras que marca el punto de interseccion de ellas, y que señala los grados en la roseta, son ambas de distinta especie, esto es, por la mañana señala un cierto número de grados al NO, y por la tarde al NE sobre una misma altura, réstese una de otra, del residuo sáquese la mitad, y esta será la variacion de la aguja de la parte de la cantidad menor: pero si dichas cantidades fuesen iguales, no habrá variacion alguna. Es decir, si el punto de interseccion de los hilos de la roseta señala por la mañana, sobre una misma altura, 30° NE, y á la tarde, otros 30', la diferencia será cero, y la variacion ninguna. Asi por este método encontramos la que nos propusimos, y dió 18° 30' por variacion.

Ella nos parecia excesiva, pero egecutada la operacion distintas veces, y aun rectificada por una meridiana que construimos, dió repetidas veces los mismos grados con diferencia de minutos, cuyo término medio de todos los resultados, son los que se indican. Al principio creimos que tuviese parte ó influyese directamente en el exceso la atraccion magnética de las partes metálicas del monte cercano: pero á pocos dias la repetimos 8 leguas mas distante y dió el mismo resultado. La variacion que habiamos observado en las primeras sierras fué 17° 10', y en {128} otra, en la Laguna de las Polvaredas, 16° 30', y el incremento hasta 18° 30' nos hacia notar que era mayor, mientras mas nos internábamos y aumentábamos de latitud: esta razon no es constante, y en otras observaciones que hemos hecho, nos ha dado resultados diferentes, como lo espresaremos con los que obtuvimos á nuestra vuelta. En Buenos Aires se han observado en distintas èpocas las variaciones de la aguja, por los agrimensores en sus mensuras de terrenos, y siempre se han encontrado diferentes resultados.

En 1813 fué observado ser de 12-½° E, y en 1708, de 16° 45' E: de donde resulta que en 105 años se ha acercado la aguja al meridiano 2' 30" al año. Otras observaciones se han hecho, y de su comparacion resulta el mismo aumento progresivo: así las variaciones no son constantes en todos los paises.

El pequeño censo de las poblaciones que se hallan situadas en los arroyos y faldas de las sierras, lo daremos mas adelante, lo mismo que la latitud observada, es decir; en el diario siguiente.

La noche calmó, y heló fuertemente. En toda ella tuvimos grandes alborotos de la familia que teniamos acampada cerca de nuestro campo: una pequeña partida que habia arribado de esta ciudad, los habia provisto de aguardiente, y á poco rato ya estaban borrachos, con síntomas que no son de despreciar, y que se anuncian bajo los mas alarmantes auspicios. El efecto que los licores causan en la naturaleza y máquina de estos hombres, lo analizaremos en la memoria sobre sus costumbres, en donde indicaremos los resultados y hechos particulares á que los precipita el frenesí que los causa.

El cacique, gefe do los reunidos, impedia que su gente nos incomodase: él por esta vez no habia querido acompañarlos en sus festines, por consideraciones, y por no desmerecer en el concepto de la Comision mientras tratase con ella: pero se engañó miserablemente: la perdió muy pronto, y no pudo menos de descubrir su interes y avaricia, y la ratera conducta que manifestó en el reparto: ó mas bien violacion que hizo de las especies que se distribuyeron, obligando á la Comision á sacrificarse por contentarlo, y á hacer demostraciones que nunca debió haber hecho, con un ambicioso usurpador y lleno de perversas intenciones, cubiertas artificiosamente con la capa de moderacion y buenos sentimientos que habia manifestado para engañarla. Su reunion no era tan solo con el objeto de hacer paces, sino para apoderarse de lo que pudiese, y obligar á la Comision á desnudarse para saciar su codi{129}cia infernal, y la de la turba de ladrones que lo acompañaban con iguales ó peores intenciones que las de su gefe.

Dia 5. Claro y despejado: viento fuerte del SO: la helada desapareció á las 9-½ del horizonte que lo cubria: los aires saludables que corrian de la sierra, hacian deliciosa nuestra posicion, aumentada con la riqueza de las aguas, ó nectares de sus arroyos. Por la mañana se armó nuevamente el desórden de la gente acampada, y de la demas turba que se habia reunido en nuestro campo, para pedir de todo lo que veian, gritar y armar confusion; para buscar las conveniencias ó resultados que podia hallar, como objeto principal de su reunion.

A las 9-½ hizo el cacique reunir toda su gente á caballo, desalojando nuestra posicion, la que rodeaban con petuluncia y desórden, robando lo que podian. Establecida la línea á dos cuadras del campo, se formó un círculo desordenado: á esta ceremonia se les hizo una descarga con la escolta á peticion del cacique Lincon, y despues de ella se desórdenaron, prorumpiendo en griteria, con cargas á sable en mano, y lanzando cortes al aire para asesinar al gualicho que se habia interpolado en sus líneas, huyendo de la descarga que le habian hecho. El gualicho es un ser imaginario ó genio del mal, que creen que los persigue y causa todos los males que les sobrevienen: enfermedades, muertes, robos y desgracias; para evitar que se cumplan, cuando sienten síntomas de una próxima desgracia, ó de un enfermo que está en peligro, se arman todos los parientes de él, con todas las armas á cuestas que tienen, montados en sus mejores caballos, llenos de cascabeles, cuentas y cascajos que metan ruido, y pintadas las caras, lo mismo que los ginetes, encoletados y con todas las insignias de guerra, prorumpen en griteria y cargas, cortando á diestro y siniestro, hasta que concluyen dar vuelta á todo el toldo, ó rancho que habita el enfermo. Cuando este les dice de adentro que ha sentido alguna mejoria, entonces es cuando creen que su operacion de perseguir al génio maligno, orígen de todo aquel daño, ha surtido efecto, es decir que ha huido; y en este caso el enfermo deja de sentir la influencia de su aproximacion: esta operacion la repiten cuantas veces se empeora, ó dice que se ha acercado de nuevo el gualicho ó hucasbe, y vuelto á sentir los mismos síntomas. En el momento de la descarga, el gualicho que perseguian era el estruendo que los asustó, y hasta que aquel cesó de causar en sus sentidos el efecto comun, no cesaron de correrlo, y entonces creyeron que habia desaparecido, porque calmó la impresion. En general, gualicho llaman al génio del mal que origina las desgracias, y un fusil, cañon ó arma cualquiera, dicen que trae el gualicho, porque causan un efecto semejante, y que ningun otro génio produce. {130}

Formado, como hemos dicho, el círculo de los reunidos con todos sus caciques, llegó un division de 150 hombres Huilliches con sus ceremonias acostumbradas, y antes de entrar á la reunion, se incorporaron á los demas: estos no se habian podido juntar en la primera conferencia con los suyos, porque habitaban las riberas mas occidentales del Colorado. Los caciques, nuestros compañeros, se incorporaron en la reunion y conferenciaron mas de una hora sobre los objetos de que se habia ocupado la Comision al paso por sus tribus, y las reconvenciones por los sucesos de entonces, que les hacia el cacique Neclueque, no en favor de la Comision, sino en su conveniencia, diciéndoles que los habian perjudicado con haberse repartido mas de lo que les correspondia. Los caciques contestaron, defendiendo su opinion, la del cacique Lincon y la de la Comision, rebatiendo con energia los sentimientos que expresaba el cacique, no semejantes á los que antes habia manifestado. Concluida la parla, dieron órden para que el Coronel comisionado marchase á la reunion, y al momento lo egecutó en coche con el oficial ingeniero. Llegado que hubimos, hicimos alto, y tardamos mas de una hora en descender, mientras concluyeron sus parlas. Entramos en el círculo, donde se hallaban 20 y mas caciques y capitanejos, presididos por el indio cacique principal, quien cumplimentó á la Comision, y esta á todos abrazó y les dió la mano en señal de amistad. El cacique manifestó al Coronel comisionado el vivo placer que sentia al conocerlo y respetarlo, como un hombre de opinion, tributada por su difunto hermano el cacique Calhueque y sus antepasados: siendo un deber suyo tributarsela, lo mismo que á su gobierno.

El Comisionado satisfizo por su parte á los cumplimientos hipócritas de este jóven perspicaz, astuto, y lleno de una fogosidad, característica de su juventud y su génio. El volvió á tomar la palabra, é hizo un elocuente razonamiento, que descubria su viveza y disposicion: manifestó de un modo imponente el orígen de sus calamidades, las guerras pasadas y sus motores, las muertes ó incursiones ocasionadas por la conducta de los gobiernos, la pérdida de su hermano, el cacique Calhueque, en Navarro; las tropelias y vejaciones que continuamente sufrian los indios transeuntes; la conducta que se observaba, que tendia siempre á esclavizarlos y subyugarlos; los cuentos y enredos que les habian introducido, y que los habian impulsado muchas veces á cometer actos violentos. Que se hallaban recelosos de la fuerza que se habia mandado á Patagones: pues ¿cual era su objeto?, sino el de procurar invadirlos con una fuerza considerable, como la que se habia remitido á aquel punto. Que en la reunion estaban algunos de su tribu que habian sido robados y ultrajados por el comandante de Navarro, y acababan de arribar á pié, habiendo salvado de los que los perseguian para asesinarlos: que se observase aquel {131} acto, y se veria si era digno que ellos hiciesen lo mismo, y ejecutasen las incursiones: que de esto tenian la culpa los cristianos, así como de las resultas que su conducta ocasionaba.

Interrumpieron la palabra del cacique los mismos indios que acababan de arribar del suceso referido, pidiendo venganza, clamando por sus intereses que habian perdido, que se les remunerasen, ó ellos tomarian su partido. El Comisionado trató de aquietar los ánimos exaltados de los exponentes, porque pronosticábamos por sus semblantes cual seria el fin de aquella fiesta: calmándolos, y ofreciéndoles castigar al delincuente, y remunerarles todo lo perdido. Contestó á todos los cargos del cacique, á mas de los que repitió en consonancia de principios con los disidentes, sobre la plata, y especies importantes de aperos, &c., &c., que hemos dicho. A esto se hacian fuertes cargos á la Comision, hasta dudar de su buena fé, y añadiendo que sabian lo contrario, pues que encubrian en los carruages encajonadas aquellas especies: que se les diese todo al momento, pues que no eran menos que los primeros, que recibieron con mas generosidad de la Comision la mayor parte de lo mismo. Fueron desvanecidas todas estas imposturas, calmando á todos con la promesa de darles lo que habia, desengañándoles de lo que se les habia insinuado; y que, viendo lo que se llevaba, tributasen mas honor á la Comision: que jamas se hubiese expuesto á ser desairada, si hubiese sabido que existia tal oferta: que ella era incierta, y que el mismo gobierno le desmentiria esta especie[42]. Pidieron el cacique y el pueblo á grandes voces se les diese lo que habia en las carretas, y en el acto se les hizo venir la yerba, tabaco, mantas, ponchos, sombreros, y de todo lo que habia. En este momento se armó el desórden: el cacique repartia á los suyos todo lo que se habia llevado, y las reparticiones se concluyeron, tomando cada uno á la fuerza lo que queria, desobedecièndole, armándose una pelotera y confusion, unos á pié y otros á caballo, que nadie se entendia; expuestos nosotros allí á que cualquiera nos hubiese descuartizado para repartirnos tambien. El cacique calmó y aquietó á su tribu: pidió mas, se le contestó que no habia: replicó sabia lo contrario, y entonces por temor do una tropelia, se ordenó á un pobre pulpero que nos acompañaba y que llevaba un poco de yerba y mantas, las entregase; vinieron, y en el momento no quedó señal de haber existido tales cosas. Gritaban: á las carretas, á las carretas, que allí habia mas, y todos á ellas se dirigian. Entonces tomamos la determinacion de ampararnos de nuestro campo, y defender allí hasta el último trance nuestras propiedades: no tanto estas, sino por el temor que, saqueando las carretas y nuestros equipajes que allí existian, encontrasen con las cajas de instrumentos de matemáticas que llevabamos en una carretilla. ¿Y entonces á la vista de estos objetos, qué ilusion, qué celos, y qué asombro no les hubiese causado? ¿Y cual hubiera sido la suerte que hubiesemos corrido?--Acudimos prontamente á poner remedio á nuestra inminente ruina, si así lo egecutaban: la escolta se puso sobre las armas, cuidando la carretilla y carretas, y nuestro viejo cacique Lincon y demas que nos acompañaban, á la par de nosotros, aguardabamos por momentos emprender una lucha nada igual: su número excedia de 1,500, y nuestra comitiva no pasaba de 40. Algunos atrevidos dieron principio á sus proyectos, y el primero recibió en recompensa, del bravo cacique amigo, un estocada que dió con él en tierra: segundó otra al que seguia al primero, y que huyó herido, y acometiendo despues á otros que querian efectuarlo, calmó con su presencia á estos asesinos, que temerosos de la saña y elocuencia del viejo cacique, desampararon sus puestos, y se retiraron bramando de cólera contra su vencedor.

El cacique Neclueque, que habia presenciado esta guerrilla, se determinó con mucha calma á aquietar y reunir á su gente furiosa. No puso mucho de su parte en hacerlo, y demostró algunas ganas de que se hubiesen realizado los planes de sus compañeros de armas, y los principios que desplegó este avaro, orgulloso y miserable, fueron los mismos ó peores que los que manifestaron sus corresponsales los Ranqueles. Los demas caciques ó capitanejos, capitaneaban ó influian en sus camaradas á que lo hiciesen, porque á todos les tocase parte de presa: pero se engañaban estos viles; el crímen que cometian no iba recompensado con el botin, y entonces hubieran visto su temeridad.

Con estos hechos resta pues algo que añadir. ¿No son suficientes para probar hasta la evidencia, la falacidad y mala fé de estas hordas de hombres bárbaros? No hay talvez sino uno solo que tenga sensibilidad, y aquellas cualidades que constituyen á los seres racionales, y los distin{133}gue de los que no lo son. El buen viejo se acreditó en esta ocasion, è hizo conocer que habia hombres entre los salvajes, no con los principios y fiereza que les caracteriza, sino con los de amistad, fidelidad y buenos sentimientos. No queda pues duda que será efimero cualquier esfuerzo que se haga para entablar paces y pactos de amistad: lo que debe convencernos de la necesidad de poner en planta todos nuestros recursos, para castigar su audacia y refrenar su osadia: de lo contrario estaremos sufriendo insultos con impunidad, que no haran mas que aumentar su desenfreno, para incitarlos á cometer mas crímenes, que nos asolen y aumenten su preponderancia, que dentro de uno ó dos lustros, todos en masa talvez no seamos capaces de contener, y evitar que cargen con toda la poblacion.

La turba se retiró con su cacique á las 5 de la tarde, á acamparse en la ribera del arroyo, quedándose aun en nuestros campos, algunos corrillos de los mas pacíficos.

Prometió el cacique tener una conferencia mas tarde con la Comision, dejando sosegada su gente, para que nadie pudiese turbarnos, y hablar sobre lo ocurrido. En efecto, á las 8 de la noche se apareció en nuestra tienda, manifestó cuanto le habia sido sensible la conducta de su gente en la reunion: que él no habia podido evitarla. Su semblante demostraba que no se hallaba convencido todavia, ni menos saciada su codicia, dirigiendo su entrevista mas bien á que lo satisfaciesen, que á satisfacer. Fué menester mucha paciencia y política para manejarse en aquella certa conferencia, en donde descubrió mas su génio y talento este jóven. El Sr. Coronel comisionado le hizo algunos presentes lucidos para atraer y desimpresionar á este taimado enemigo: entre ellos fué un sable de parada, que apreció sobremanera, y su espíritu ambicioso se tranquilizó por entonces. Se trató en seguida sobre las bases del pacto, objeto de la reunion celebrada particularmente: no se consiguió se espresase de un modo terminante sobre las indicaciones que se hicieron en los primeros tratados, con respecto á cautivas, terrenos, comercio, &c., &c. Sobre cautivas le habló con calor el Coronel comisionado, impulsado por algunos paisanos labradores que acompañaban la Comision, y cuyas hijas y mugeres estaban en poder de los indios: á pesar de haberlo hecho estos infelices con él anteriormente, ofreciendo condiciones que cumplirian hasta rescatarlas[43]. Ni la Comision, ni estos infelices consiguieron una respuesta definitiva de este cacique, que se contentó con asegurar que al dia siguiente lo haria, consultando á otros compañeros suyos á quienes pertenecian igualmente. Nada obraron en el ánimo de este hombre las protestas que el Coronel comisionado le hacia, saliendo garante del cumplimiento de las ofertas de los interesados, si ellos no las cumplian en ciertos plazos que se señalasen: nada se consiguió en favor de esos desgraciados. Queria que en el momento, ó cuando quisiesen rescatarlos, le llevasen en especies una cantidad de 700 á 800 pesos: pero sin embargo, dijo que contestaria. Se marchó muy contento á su campo, y mas sosegado con los presentes que se le hicieron: prosiguió el festin de aguardiente, y el campo fué una continua griteria toda la noche, con peleas entre ellos, robándose unos á otros, &c., &c.

El pequeño cálculo que presentamos del número de los reunidos y de la poblacion de los arroyos, no inclusa toda la que no observamos en las faldas del Curumualá, Guaminí y lagunas del NO, se puede decir que de la primera fuè hecho con alguna exactitud, pero de la segunda talvez nó, porque las poblaciones se estendian por las costas de los arroyos, y estos no fueron reconocidos sino à una corta distancia de cada uno: es decir, lo que se pudo sin que fuesemos vistos. Daremos solamente en esta parte lo que vimos.

Por noticias de desertores ó indígenas, sabemos que la poblacion es inmensa, y no interrumpida por toda la costa ó faldas de la sierra hasta Salinas, inclusos los rios Guaminís que desaguan en la laguna de San Lucas, los que se hallan poblados por la tribu Ranquel. El número de los reunidos pasaba de 1,300 hombres, segun el total que formaban las divisiones siguientes.

Hombres. Sables. Lanzas, &c.
La del cacique Neclueque.30018100
La del id. ranquel, Culeclen.3201950
La del id. id. Salomon.100325
La del id. id. Necul.120"32
La del id. id. Llangretaun.3801654
La de los Huilliches, cuyo nombre del cacique no se conoce.150"62
1,37056323

En el primer arroyo Quetro-eique se encuentran 24 toldos, y su po{135}blacion se calcula de 400 almas, hombres capaces de llevar armas 92. En el segundo Malloleufú se hallaban situados[44] en ambas riberas del arroyo 28 toldos, y su poblacion se calcula de 560 almas, en las que hay 120 hombres capaces de llevar armas. En el tercero, Ingles-mahuida se cuentan las tolderias del cacique Neclueque y otros: en ambas riberas se encuentran 59 toldos, y su poblacion se compone de 1,200 almas, de las que, 290 hombres en estado de hacer la guerra. El número de ganados es considerable, ellos se multiplican mas allá de todo cálculo, abandonados á ellos mismos; porque aun cuando es manso y continuamente en rodeo, sus amos no los consumen, porque aprecian mas la carne de potro que la de esta especie. Lo mismo sucede con el caballar y lanar.

La observacion que se hizo de la latitud en el punto de parada en el arroyo Quetro-eique, dió por resultado, hecho el cálculo de latitud, 37° 50' latitud austral, 56° 20' longitud occidental del meridiano de Cadiz, ó 16' 10" de diferencia de longitud occidental del meridiano de Buenos Aires, como punto de partida, y á cuyo meridiano se refieren las diferencias de latitud y longitud contraidas durante el viage, conforme se expresan en el estado general al fin de esta obra.

En algunas cartas hemos visto representada la Sierra de la Ventana en los 37° 55': pero como nuestra observacion no fué hecha en la falda del cerro, y sí á 5-½ millas mas al oriente, en la costa del arroyo, la diferencia de 5' es precisamente en lo que influye la distancia en millas que se ha dicho habia de un punto á otro, y entonces solo resultan 28" de diferencia: á no ser que la distancia no haya sido bien calculada, como es probable que así sea. La longitud es la misma, con la diferencia de 48", de la que se establece en las cartas que estan construidas con respecto al meridiano de Londres, al que se halla arreglado el de Buenos Aires que rige las longitudes de los demas puntos de la Provincia. En lo que solamente se encuentran algunos puntos del interior del sud, es en la esférica de Espinosa y Bausá, trazada por el meridiano de Cadiz, que regla la longitud de Buenos Aires[45].

Dia 6. Claro, brisa fuerte del SO, frio. Por la mañana volvimos al mismo alboroto: toda la gente del dia anterior la tuvimos en nuestro campo, redoblando sus esfuerzos para salir ganando. En este dia descubrieron mas el velo de su pirateria, dándose cada una de ellos á adquirir lo ageno contra la voluntad de su dueño: procuraban hacerlo á todas luces; lo veiamos pero teniamos que hacernos ciegos, porque no eran aquellos momentos para reclamaciones, ni quiebras de lanzas. Era insufrible la presencia de esta horda desenfrenada.

Se invitó al cacique y demas capitanejos á tener una corta conferencia para concluir algo de lo que habia pendiente, y emprender nuestra retirada, si podiamos. Reunidos, tuvimos una corta parla con ellos, en la que se suscitaron largas altercaciones sobre los mismos objetos que habian tenido lugar el dia anterior, relativo á la plata encajonada que se les tenia guardada y no se les repartia. Los capitanejos, que acompañaban al cacique en cuestion, eran los que interrumpian y renovaban las peticiones sobre la cócora guardada. En estas altercaciones se pasaron mas de dos horas: se entró en composicion, pero la composicion era con preliminares de conveniencia para los contratantes. El cacique, presidente, no se contentaba aun con lo que habia arrancado, sino que hacia propuestas para lo futuro, y estas las renovaba cada uno de los que le oian, obligando la Comision á que así lo cumpliese á su llegada á Buenos Aires. Querian que se les remitiesen, si posible era, las mismas promesas supuestas, á mas de los infinitos encargos que cada uno hacia particularmente: de modo que, todas las entradas de la Provincia de un año, no eran suficientes para remitir lo que pedian á la vuelta de la Comision, si se habia de cumplir lo que exigian.

Entretanto se actuaba en estas cuestiones de pedir de boca, la gente buscaba la ocasion, ya por las carretas, ya por nuestras tiendas, de conseguir alguna cosa. Por conclusion volvieron á fijar precios á todos los artículos de consumo que compraban en la frontera y en la ciudad, como á la yerba, tabaco, azucar, &c., &c., poniéndolos á su antojo, y que así se les vendiese en lo sucesivo, como base de la paz: y tambien sobre las condiciones que debian ponerse á los corraleros, ó casas en donde paran y depositan sus efectos, para la seguridad de estos y de los intereses que continuamente perdian en la capital y en la frontera; en fin los mismos reclamos que en la primera conferencia hicieron los otros. A todos los caciques y capitanejos se les dió patentes de paz, para que pudiesen arribar libremente á cualquier punto de la frontera que quisiesen, con recomendaciones particulares, para evitar cualquiera hostilidad que se intentase.

Se dispuso todo para emprender en el momento la retirada á la poblacion del amigo Lincon. A las 2 de la tarde nos despedimos de todos ellos, y rompimos la marcha. Toda la reunion se fué igualmente con su cacique, pero no sin dejar de cometer alguna tropelia para no faltar á sus principios. No habiamos avanzado 6-½ cuadras del arroyo, cuando arribó desnudo a nuestro alcance un pobre miliciano, que con interes de hablar con el cacique que iba en retirada, habia pasado el arroyo para proponerle nuevamente el rescate de un hijo que tenia en su poder. Antes de arribar á èl, lo abordaron tres de los que se retiraban con su Señor, lo desnudaron completamente, y escapó, amenazándoles que daria parte al cacique: contestaron, que lo hiciese, y entonces perderia mas: que se retirase, pues le tendria mas cuenta. El miliciano nos abordó desnudo, dando parte de lo acaecido, y siguió conformándose por no haber perdido mas.

Si con nosotros se contuvieron de algun ultraje personal, fué porque velaban en nuestra seguridad el viejo cacique Lincon y el cacique Ranquel Quirusepe, á quien la antigua amistad con el Comisionado le indujo á abandonar su casa, al O de la sierra, con el objeto de hablarle y prestarle los auxilios que su sincera amistad le ofrecia, sirviéndole con sus respetos y crédito para influir en la paz con los disidentes. No habia acudido con su gente, porque ninguno de su tribu lo habia hecho: pero su opinion era conocida. Vino acompañado con su muger è hijos, y estos fueron obsequiados por la Comision del mejor modo posible: desde el 2 hasta el 6 inclusive nos acompañó, y a nuestra despedida se retiró con su familia, ofreciendo á la Comision algunos indios de su tribu que la custodiasen hasta las fronteras. Este hombre singular, y talvez el mas racional entre todos los que habitan este pais, ha estado infinitas veces en esta ciudad: su génio, carácter y amabilidad lo hacen apreciable y digno de habitar en otra sociedad mas ilustrada. Se viste como cualquier otro hombre; su figura y fisonomia no indican que es indígena, sino un paisano decente: al mismo tiempe que su ceño es amable, es tambien respetable; su rango es cacique de los principales Ranqueles, compañero del célebre Quintileu que fué asesinado por sus compañeros por haber coadyuvado á las empresas de Carreras, cuando este se refugió bajo de su proteccion, y demoró algun tiempo en la Sierra de la Ventana. Este amable sujeto jamas ha invadido, ni menos prestado su {138} consentimiento y auxilios á sus compañeros, que constantemente lo han hecho.

Con rumbo ENE rompimos la marcha, y con él hicimos las 4-½ leguas hasta los toldos del cacique Lincon, en donde hicimos alto á las 7 de la noche. Nos acampamos en el lugar anterior, y pasamos la noche con tranquilidad[46].

Permanecimos en este punto desde el 6 hasta el 15. Daremos las causas de esta demora y demas sucesos.

El 7[47] estuvimos aguardando al intérprete de la Comision, que el cacique Neclueque se habia llevado consigo para tratar particularmente con él, antes que emprendiésemos la retirada. La Comision obsequió al desinteresado viejo hospedario, para afianzar mas su amistad: aunque no habia necesidad de hacerle presente, porque su opinion era bastante conocida por la Comision, pues le habia dado pruebas que la confirmaban en el buen concepto que siempre habia formada de él.

Repetimos la observacion de la variacion de la aguja y la latitud del lugar, porque hubo proporcion de hacerla: la primera resultó 18° 55' 25", mayor que la observada en la sierra, y en la latitud, menor: por lo que repetimos lo que aseguramos anteriormente, que las variaciones de la aguja no son constantes; que en menos latitud es mayor que cuando esta se aumenta, y vice-versa: aunque la práctica de otras muchas observadas nos habia manifestado lo contrario, que, cuanto mas se aumenta de latitud, tanto mayor es la variacion; pero el caso anterior nos manifiesta lo contrario, y lo mismo otras observaciones.

En el establecimiento de Rio Negro la variacion es 17' en la latitud de 41°, y en la Sierra de la Ventana es 18' 30", en los 37° 50', lo que prueba la razon anterior.

La latitud resultó[48] de 37° 43' 12" austral, y 15' 1" de longitud occidental del meridiano de Buenos Aires.

El dia 8[49] aun no habia llegado el intérprete para marchar. En la retirada debiamos confereciar con el cacique Aveuné sobre la respuesta que quedó en dar á la Comision á su vuelta, sobre las cautivas que tenia en su poder: aunque creiamos que la contestacion seria la mísma que dió el cacique Neclueque (que fuè ninguna), despues que se ofreció hacerlo el dia que se trató sobre el particular. Su objeto sabiamos que era desentenderse de tratar este punto definitivamente, no entregarlas legítimamente por medio del pacto, sino por su contingente correspondiente. Tenemos á la vista la razon de las cantidades que han pedido por el rescato de mugeres é hijos: ellas ascienden á 400 y 600 pesos (al que mas favor le hicieron), no precisamente en dinero, sino en varios artìculos que hacen un contingente igual á aquella suma. Estos y otros infelices aldeanos y labradores de la campaña, que han visto la precisa condicion que se les pone para conseguir sus familias, han perdido la esperanza de rescatarlas.

Los que nos acompañaban, desesperados igualmente de no haber conseguido sus deudos en la segunda conferencia, en donde creyeron que el cacique contratante operase de un modo análogo á los principios que habia manifestado, porque lo creyeron de buena fé, trataban talvez de sacrificar su existencia, antes que dar vuelta y dejar en poder de los bárbaros sus caras prendas, objetos de sus afanes, que derramando arroyos de lágrimas, se despedian de sus esposos, rindiendo sus débiles brazos á sus cuellos; y pronunciaban el postrer adios, quedando desmayadas en el suelo: los hijos abrazados de sus padres, era preciso que sus verdugos los arrancasen de sus brazos, para prolongar su cautiverio, en donde recibian todo género de vejaciones y mal trato. Era un cuadro lastimoso el que presentaban estos infelices al darse el ultimo adios. ¡Cuantas escenas se nos presentaron muchas veces, á las que no pudimos menos que rendirles el justo tributo que la naturaleza prescribe á la sensibilidad de los hombres! ¿Cuan aflictivos momentos, por nuestra desgracia, presenciamos, al ver esclavizada por la poblacion indígena á la usurpada en la nuestra? Jóvenes hermosas de 15 á 20 años de edad, mugeres ancianas de 40 á 50, y criaturas de ambos sexos de dos á ocho años: las primeras arrastrando su hermosura é inocencia en miserables gergas, que por todo socorro les daban sus opresores, á quienes servian de esclavas en los serrallos [50]. Las segundas, despreciadas por su vejez, servian en el interior de las inmundas habitaciones de sus señores, y eran tratadas con mas rigor. La tercera clase era tratada del mismo modo: los muy jovencitos olvidaban su idioma natal, y aprendian el que le enseñaban en su nueva educacion, sirviendo de esclavos á sus amos, y las jovencitas, á las mugeres de sus señores, hasta que se hallasen en edad de aumentar el número de aquellas.

El 9[51] aun no parecia el intérprete: teniamos todo preparado para marchar, y habiamos desistido de tener entrevista con ningun cacique; aguardabamos solamente la oportunidad de marchar, evitando toda demora, pues que no haciamos mas que perder el tiempo inutilmente. Pero parecia que no solamente se empeñaban en conseguirlo, sino en que recibiesemos peores ratos aun que los que hasta entonces nos habian mortificado.

El viejo cacique se presentò á nuestro campo á las 10 de la mañana, con el semblante alterado, y un chasque que habia llegado del cacique Neclueque: hizo llamar al intérprete, y dijo á la Comision: que en consonancia con los principios que habia manifestado, no podia menos que exaltarse al comunicar la noticia que por media de aquel chasque le participaba el cacique Neclueque. Que los caciques Ranqueles disidentes, combinados todos, habian determinado reunir sus fuerzas y formar divisiones, para hacer una incursion á la frontera y atacar á la Comision, y vengarse de los procedimientos del Gobierno y de los de ella misma: que al efecto habian marchado las divisiones cada una á su objeto particular: que unas se dirigian á las guardias del Salto, Rojas y Pergamino, y otras á cortar la retirada de la Comision; y que al efecto se hallaban apostadas en varios puntos del tránsito que debia hacer: que las quemazones de la campaña, y los humos que al N se veian, manifestaban como telégrafo, que las divisiones iban pasando de la sierra para efectuar sus planes. Que la Comision no siguiese mas adelante por ningun motivo: que hiciese chasques al Gobierno con oficios, dando cuenta de lo acaecido, y pidiendo auxilio: que mientras tanto ella permaneciese en su casa: que él y los suyos la defenderian, si fuese atacada por los disidentes á costa de su existencia; que si los Ranqueles eran muchos en su número, ellos eran pocos, pero valientes: que les haria conocer que no eran menos guerreros que sus rivales, y que el cacique Lincon sabia ser consecuente en su amistad indisoluble con el Gobierno y la Comision. Que él como cacique principal de las tribus Pampas, haria convocar á todos sus caciques y les ordenaria que se preparasen para defendernos con sus fuerzas, demostrando sus principios y amistad que habian proclamado no hacia mucho tiempo en la reunion general: que él y su gente velarian desde aquel momento sobre su seguridad. En efecto, el bravo cacique se puso en precaucion: mandó chasques á todos los caciques para que al dia siguiente se reuniesen en su casa, y determinasen lo que debia observarse: es decir, quienes debian remitirse de chasques, el número de tropa que debia pedirse de auxilio, y como y hasta donde debia conducirse; y mientras tanto, los auxilios que debian prestarse por todos, si eran invadidos sus territorios contra la Comision por los disidentes. Nosotros nos pusimos en precaucion en nuestro pequeño campo, atrincherándonos con nuestros carruages.

Esta noticia, lejos de sorprendernos y causarnos agitacion, la recibimos con serenidad, á pesar del peligro; porque la pronosticábamos anteriormente como un resultado de la conducta que habian manifestado, principalmente con la Comision, y porque veiamos demorar su ejecucion, esperándolos à la retirada. Ellos no hubiesen surtido efecto, porque era de esperar que, ignorantes de su movimiento, nos hubiesemos puesto en marcha sin auxilio ninguno: pero sabiendo lo contrario, nunca creimos que por venganza hubiesen de abrir una guerra con la tribu aliada, lo que les hubiese originado muchos males: esperábamos por consiguiente, que desistirian de su empresa cuando supiesen el amparo y proteccion que nos dispensaban los caciques adictos á ella. Así la Comision se propuso dar cuenta al Gobierno de todo lo acaecido, desde su llegada hasta lo ocurrido en la fecha, como lo efectuó, esperando el resultado de la reunion del dia siguiente, para dar cuenta igualmente de lo resuelto por ella en órden á los mismos asuntos, y disposiciones que se diesen para la forma de remitir los oficios.

El oficio número 1, que se tenia preparado, en donde se daba cuenta desde los primeros acontecimientos del 24 de Abril hasta la fecha, estuvo pronto para remitirlo, y el número 2, que igualmente se remitiria, debia encerrar las disposiciones de la reunion que se iba á efectuar. {142}

El intérprete de la Comision arribó á las 5 de la tarde, y confirmó la noticia remitida segunda vez por el cacique Neclueque. El cacique Lincon tuvo su gente toda la noche sobre las armas en número de 300 hombres, y á cada moment mandaba órdenes á nuestro campo para que hiciesen salvas y descargas. Estas peticiones extravagantes eran cosa de risa: pero era menester agradecerlas.

Las caballadas y ganados de la poblacion y los nuestros se pusieron en movimiento á la novedad de la explosion: se armó una confusion horrorosa en toda la poblacion, á la bulla y disparadas de algunos millares de caballos, yeguas, &c. &c. La nuestra se hubiera perdido toda, si antes de hacer la descarga no la hubiesen custodiado. Todo el dia, y á cada instante volvia á repetir sus insinuaciones el cacique. Es imponderable el placer que sentia al oir un tiro de fusil ó de cañon.

El 10[52] por la mañana, se reunieron algunos caciques de los convocados, y el principal, Avouné, para tener la conferencia. Este se presentó á la Comision, y le manifestó el disgusto que tenia al observar la mala fé de los Ranqueles, y al ver demorada su retirada: que ellos iban á tomar una determinacion para que fuesen infructuosos sus esfuerzos. A las 10 se reunieron los caciques siguientes.--

Lincon, Pichiloncoy, Ancaliguen, Chanabilú, Neculpichuí, Pitrí, Avouné, Huilletrur, Llanqueleu, Chanapan, Epuan, Califiau, y cinco ó seis capitanejos.

Presididos por el primero, dió cuenta este á la asamblea de todo lo acaecido, invitándolos con arrogancia á poner un pronto remedio, y cumplir con los hechos lo que de palabra se habia asegurado tantas veces. Acordaron unanimemente que se remitiesen dos chasques al Gobierno por la Comision, con una relacion circunstanciada de lo ocurrido, pidiendo auxilio de 200 hombres; que permaneciese mientras tanto en la posicion en que se hallaba: que los dos caciques partirian el 12, porque era menester que se proveyesen de víveres para el viage: que el uno traeria la contestacion del Gobierno con lo resuelto, y el otro conduciria la fuerza hasta un cierto punto que la Comision eligiese; hácia el cual marcharia escoltada por un cierto número de hombres que cada cacique daria, para completar un número imponente á cualquiera fuerza enemiga que se hallase apostada en el camino. Que previniese la Comision al Gobierno que se cuidase, de que las partidas que traficaban en la frontera no fuesen confundidas con las enemigas, y que se advirtiese al cacique en rehenes, Cayupilquí, que las reconociese, y si se encontraban algunas enemigas, se ordenase su prision, que ellos estaban igualmente prontos á la primera señal á prestar sus auxilios.

Concluida la conferencia arribó un chasque de los caciques Huilliches, que habian entablado relaciones con la Comision, y consecuentes á ellas, ofrecian cooperar con sus fuerzas á mantener el órden. La Comision les agradeció sus recuerdos, dejando la contestacion á la asamblea. Digeron que estuviesen alerta para acudir á la primera órden que se les comunicase. La Comision reiteró sus agradecimientos á las buenas disposiciones y sentimientos que todos los caciques habian desplegado en esta ocasion. Los oficios quedaron preparados para cuando los chasques saliesen.

Al dia siguiente 11[53] el cacique Lincon comunicó á la Comision que iba á remitir un chasque al cacique Neclueque, dándole cuenta del resultado de la asamblea, y que, si aprobaba lo resuelto, podia prestar el auxilio que creyese por su parte ser suficiente: para que, reunido al que él daria y los demas de su departamento, la Comision marchase bien escoltada, sin necesidad de pedir auxilio, ni de remitir chasques que causarian una demora considerable. Que la Comision, guiada por buenos baqueanos, extraviaria camino por diferente rumbo del que habia traido, para burlar de este modo la astucia de los enemigos, y salir á otro punto mas á la costa de la frontera, pues que se repetia que los enemigos se dirigian á atacar á Navarro, Lobos y Areco, y que retirándonos á la Guardia del Monte no habria nada que temer. Con el resultado de la mision que esperamos al dia siguiente, creimos ponernos en movimiento, aunque no muy fiados en la custodia prometida.

El dia 12[54] por la mañana llegó aviso del cacique Pichiloncoy, que se hallaba muy malo de hemorragias de sangre: que esto le impedia poder acompañar y auxiliar á la Comision; que supiese que era amigo del Gobierno y de la paz: que tendria la satisfaccion de visitar á la Comision en Buenos Aires cuando se mejorase. Mandó pedir un remedio para su mal, y temiendo las funestas consecuencias que de su aplicacion podian haber resultado, nos abstuvimos de remitirselo. El chasque era un hermano suyo, y este debia llevar consigo al cacique principal, Lincon, para presenciar la enfermedad y su muerte, que segun sus pronósticos estaba cerca, y para que á su vista se le aplicasen los remedios, y se egecutasen otros misterios que en estos casos acostumbran. El cacique se marchó á las 10, despidiéndose de la Comision y llevàndose consigo una escolta de 4 soldados con armas y municiones, para escopetear al gualicho en casa del enfermo. Prometió volver á la noche, no obstante que los toldos del cacique enfermo se hallaban 5-½ leguas al E, situados en una hermosa laguna[55]. Lo acompañó nuestro Antiguan, el que habia permanecido con nosotros desde que supo el movimiento de los enemigos: en la reunion habló á todos los caciques con energía, à favor de la Comision; y con el chasque, que se le remitió al cacique Neclueque, le mando decir, que sabia el mal concepto que habia formado de la Comision en asunto á las alhajas de plata &c., &c. que le imputaban se usurpaba, por no entregárselas: que si queria informarse á fondo hablase con él que le desengañaria, para que otra vez tuviese mas política, y no fuese tan embustero: que él habia acompañado á la Comision, y que sabia todos los artículos que se habian embarcado para la expedicion, y que no habia descubierto jamas esa mina que suponian.

Tuvimos un gran placer en tener este bravo amigo en nuestra compañia: él protestó á la Comision, que no la habia acompañado en su viage á los Ranqueles por la enfermedad de su muger y otros inconvenientes que habia tenido, pero que su hermano el cacique Huilletrur lo habia hecho en su defecto.

A las 4 de la tarde arribó el chasque enviado, con la contestacion del cacique Neclueque: nuestro protector no estaba por recibirla, pero el chasque informó á la Comision que el cacique Neclueque aprobaba por su parte todo lo obrado en la reunion: que se habia hallado sobresaltado en los sucesos acaecidos, temeroso de la suerte que correria la Comision:[56] pero que al saber se hallaba hospedada por el cacique Lincon, se habia calmado. Que no tuviese cuidado ninguno, que sabia positivamente que las divisiones que habian salido á hacer incursiones, se dirigian á la frontera: y que la que se habia dirigido á hostilizar á la Comision, habia mudado de plan, dirigiéndose á la Guardia de Navarro: que en todo el camino no habia novedad ninguna: que algunas partidas de su gente arribarian al dia siguiente para acompañarla: que se hallaban demoradas á causa de lo anunciado, pero que todas irian con sus artículos de comercio á acompañarla: que el cacique Lincon la auxiliase, y lo mismo todos los demas, no haciendo demorarla mas tiempo. Otros avisos justificaron este aserto, que al principio dudàbamos que encerrase un ápice de verdad: pero nos desengañamos, que por esta vez habia hablado la verdad, à pesar suyo, este hipócrita; y ciertamente lo contrario hubiese sido, si sus intereses no le hubiesen impulsado á hablar de este modo. Las partidas de comercio que prometió mandar, cargaban precisamente sus efectos, que tenia necesidad de mandar á la permuta á la frontera.

El 13[57] arribó á las 11 del dia Lincon: se dió cuenta de lo ocurrido, y resolvió tomar las medidas de precaucion para efectuar nuestra retirada en virtud de la respuesta del cacique Neclueque: al efecto, impartió órdenes de convocatoria para una reunion á todos los caciques, dando cuenta de lo comunicado por el cacique Neclueque, y que nosotros nos pondriamos en marcha el 15, hácia la laguna en donde tuvimos los primeros tratados, y recibir el auxilio que allí reunidos los convocados acordasen prestar, mandados por sus capitanes ó indios parientes ó principales; á lo que accedió la Comision de conformidad.

A las 12 llegó otro chasque del cacique Neclueque, ratificando lo que anunció en el primero: que los Ranqueles no tenian miras hóstiles contra la Comision: que su principal objeto era atacar la frontera del Pergamino y Areco, á donde se dirigian, capitaneados por desertores y trásfugas de Carreras, á las órdenes de un tal Curado chileno, capitan de una compañia de la division de este. El cacique remitió al Coronel comisionado un sable que este le habia hecho presente, porque era de baina y puño amarillo, puesto que no podian usar nada de oro, si no de plata, y que en consecuencia le remitiese otro de este metal. Estrañamos este paso, y mucho mas que luchase el fanatismo y credulidad de estos hombres contra el interes, que por observaciones constantes habiamos creido era la pasion mas dominante que los caracterizaba. El sable era lucido, y despreciarlo por conformarse á los hábitos de sus padres, nos hacia conocer que eran los mismos hombres de ahora 300 años, que inmolaban víctimas en las hogueras, cuando faltaban de cumplir los misterios que todos juntos no forman un dogma: sabemos positivamente que aun se inmolan las adulteras, los asesinos, &c., &c. A cualquier cosa dorada ó de oro le atribuyen ciertas supersticiones de un mal agüero que aquel metal lleva consigo, y le desprecian por esta razon, mirándolo como el ínfimo de los metales. La plata nó: todos los indígenas la cargan en los adornos, chapeados y espuelas, en sus caballos: y cualquiera cosa de este metal es apreciada por ellos. La causa y orígen de esta distincion no sabemos de donde proviene. Otra particularidad se nos refirió por uno de los soldados de la escolta que acompañó al cacique Lincon á los toldos del cacique enfermo Pichiloncoy: que habiéndose hecho la misma ceremonia que á todos los enfermos se hace, para espantar al génio del mal ó gualicho que se halla á las inmediaciones del doliente, como lo hemos esplicado anteriormente, no surtió efecto por mas que cortaron, lanzaron y corrieron todo el dia; mucho menos los tiros y descargas que se tiraron por los soldados: y hallándose malo el enfermo, consultaron al médico Machis, ó agorero (como ellos llaman) á indagar con sus inspiraciones quien habia tenido la culpa, ó cual era la causa que el gualicho se hubiese acercado á sus habitaciones, y puesto en aquel estado á su cacique. El agorero dijo, que los cristianos que habian llegado, eran los que lo habian traido, y que estos tenian la culpa de su muerte. Nos esplicaremos: la suma de todo mal es conocido; el motor de esta causa es el que se ignora, y es el que se trata de averiguar, porque creen que es el que ha influido en hacer aquel estrago.

Los sacerdotes, ò Machis, son los encargados de descubrir este misterio, y generalmente son los hombres ó mugeres mas ancianas y de mas opinion entre el vulgo. A su arbítrio queda decir Fulano ó Sutano tiene la culpa, y entonces todos los parientes y vasallos se arman, y lo asesinan ó lo queman, haciendo lo mismo con {147} sus mugeres, hijos, y ganados ó haciendas que tenga. Si por casualidad hay algun indio mal visto ó mas pobre, ó algun otro que haya tenido alguna desavenencia con el difunto, ese es el que padece la pena irremediablemente. Con el cacique en cuestion habia habido un antecedente que venia á propósito para el pronóstico del indio Machí. Este cacique la noche del 3 habia tomado una furiosa tranca con los caciques sus compañeros y los indios del cacique Neclueque: se mojó en seguida, y resultó la enfermedad mortal. Bastante enfermo se retiró à sus toldos desde esta posicion: la enfermedad se agravó progresivamente, hasta que lo puso en aquel estado. El aguardiente era regalo de un pequeño barril de dos frascos que la Comision habia hecho al cacique Neclueque, y de este era el que habia recibido el cacique enfermo: con estos antecedents el Machí dijo, que los cristianos habian traido el gualicho, y que ellos todos eran causa de la muerte, que por instantes se aguardaba. Felizmente el cacique no murió con la aplicacion de varios remedios que le hicieron los soldados de la escolta apurados con el dictámen del Machí, y temerosos que se muriese, y se llevase á debido efecto la egecucion de la hoguera, inventaron cuanto remedio habia para salvarle. Por fortuna nuestra uno dió con la tecla, que hizo bostezar al cacique en cuestion, porque en aquel caso cuando se trataba de hoguera, discurrian como unos sábios los remedios que pudieran ser aplicables á la enfermedad. Se mejoró el hombre, y nosotros nos libertamos de ser quemados sin remision. ¡Que bárbaros! Hubiera sido ciertamente un caso particular, y un fin memorable el de la Comision del sud, al cabo de sus tareas y trabajos, ser quemados por la inquisicion de las tribus de indios. Se hubiera llevado á debido efecto la sentencia, si muere el doliente, porque sabemos de otros casos particulares, en donde han asesinado y quemado á los que los infernales Machis les ha dado la gana de acriminar. Uno, ciertamente particular, acaeció el año pasado á la muerte del cacique Calueque, hermano del célebre Neclueque. Lo esplicaremos en la memoria sobre las costumbres, religion, &c., &c., que seguirá á esta obra.

La muger mas antigua del cacique Pichiloncoy debia ser enterrada viva con su marido, porque es costumbre que los caciques que mueren, lleven una muger, todos sus bienes, haciendas, armas, alhajas, &c., &c.: la razon es, porque creen que el hombre que deja de existir en este mundo, vá á existir á otro imaginario, y para que no lo pase solo, le dan la muger, y todos sus demas bienes, para que transmigren á otro pais en donde van á existir segunda vez: creen como uno de los dogmas mas respetables de su creencia, la transmigracion de las almas. {148}

La china, muger de Pichiloncoy, ya se habia preparado para hacer este viage con su marido, y acomodado todo su equipage para su marcha. Oh! costumbres bárbaras, azote de los hombres y de la prosperidad de los paises!

Por esta razon la poblacion de estas tribus no se presenta con su incremento proporcional, que desde la conquista debia haber inundado esta vasta region, y cuyas consecuencias nos hubieran sido fatales. La práctica de esas costumbres horrorosas es la causa del descrecimiento de su poblacion. Por un cálculo prudente, en una poblacion de 10,000 almas que reproduce 1,500 al año, entre estas hordas mueren mas de 1,200, quedando solamente 300 de aumento; de donde resulta que al cabo de 38 á 40 años se duplica la poblacion. Esta causa no es el único obstáculo á su progreso; la guerra los asola entre sí en las contiendas civíles, á mas de las exteriores, en donde continuamente sufren algunas pérdidas en sus incursiones. Es verdad que su poblacion la han aumentado con la nuestra, una duodécima parte mas de la que tienen: pero este aumento les dura muy poco, la vida diferente y mortificada que sufren los cautivos, los hace sucumbir bajo el peso de los trabajos, ó fugan, cuando ellos no los enagenan en el comercio interior de esta clase de esclavos. En el dia conservan muchos, pero este es un censo casual, y fácil de desaparecer.

Si con este lento progreso en su poblacion, sentimos la influencia funesta de sus insursiones ¿cuales serian los males que experimentariamos, si su poblacion no fuese interrumpida por aquel mal devorador, y que por fortuna de la humanidad tiene lugar en sus sociedades? Las costumbres en todas las tribus son las mismas, y observándolas con rigor, todas sufren el azote de su preocupacion. El Ranquel y Huilliche, con génio é idioma de distinta especie, profesan unas mismas costumbres, y se nos asegura, que entre los segundos hace mas estragos la observancia de sus prácticas que en las demas, por la austeridad con que lo hacen, con relacion á su índole y vida doméstica.

El 14[58] se despachó con el chasque, que aun no habia salido, la contestacion al cacique Neclueque: que la Comision agradecia la parte é interes que habia tomado en favor de ella, como una prueba que garantia su conducta de toda calumnia, y un acto consecuente á lo pactado: que los disidentes serian castigados por el Gobierno, prohibiéndoles su tráfico y comercio con la provincia: que estos los habian de obligar á hacer la paz, y que entonces se la negarian, y que les pesaria aun mas haber persistido en su tenacidad, poniéndose toda la gente en armas para castigarlos: que si observaban con él una conducta análoga á sus sentimientos, los despreciase, y si queria vengarse, pidiese auxilio á la provincia: que esta se los franquearia, consecuente á la amistad que reinaba: que ya era tiempo que desplegasen su energia, y pusiesen todos sus recursos en planta, para vengarse de sus enemigos que habian talado sus campos repetidas veces, robando impunemente sus haciendas: que recordasen los motivos que tenian para no ser indulgentes con sus enemigos, y que obrasen en union; y resolviendo darles un golpe, lo comunicasen al Gobierno para que les prestase los auxilios que pidiesen. Se agregó, que se le remitirian todos los encargos que habia hecho incontinenti á la llegada de la Comision.

Se dispuso todo para emprender nuestra retirada, defiriendo la reunion á la laguna, en donde debiamos pasar hasta el 16.

La pacífica gente de esta poblacion, que nos habia hospedado mejor que ninguna, no nos incomodó en lo mas mínimo todo el tiempo de nuestra morada, como lo habian hecho otras bien gobernadas.

Observamos en nuestras paradas en las poblaciones, que los naturales se egercitaban en algunos juegos gimnásticos, como la caza á caballo de ciervos, gamos, &c., la lucha, las carreras, el pilmatum, juego particular, que merece describirse.

El pilmatum es un juego semejante á la lucha: para presentarse á la palestra, se desnudan ocho ó diez jóvenes los mas gallardos y mas aguerridos en ella, forman bandos de cuatro y cinco de parte á parte: describen una circunferencia de cuatro varas de radio, marcándola con rayas ó lazos para no traspasarla. En el centro se colocan los lidiadores, formados ambos partidos á ½ vara, cara á cara. Uno de ellos tiene una pelota en la mano: este la arroja con violencia sobre el cuerpo de su contrario: este la recibe, y la dirige sobre otro enemigo distinto de él que se la dirigió primero; este la recibe, y con fuerza la arroja sobre otro del partido opuesto: así es que este continuo movimiento para no perder la pelota, lo egecutan de un modo pronto y {150} agil: cuando recibe uno el golpe en cualquiera parte del cuerpo, corresponde al mismo ó á otro del partido opuesto con igual tiro: si alguno no acierta al contrario, pierde cierto número de tantos; y si no corresponde con la pelota al recibir el golpe, ó la deja caer en tierra, pierde igualmente cierto número de tantos: si alguno traspasa el límite descripto, pierde igualmente un número determinado; y un cierto número de pérdidas completa una partida, á la que juegan intereses de ambas partes. Si la pelota cae acaso en tierra, lidian luchando para tomarla primero ambos partidos, porque ganan una corta cantidad de puntos: en estas luchas arrancan con las uñas, que al propósito se las dejan crecer, algunos pedazos de carne de los contrarios para conseguir la pelota. Era ciertamente singular la perspectiva de este juego: la hermosura de la juventud lidiadora, su agilidad, destreza y viveza, proporcionaba un rato de diversion. El partido que gana recibe su premio en especies de plata, telas ú otras cosas que apuestan; y recibe por conclusion música y festejos de los mirones. La música que gastan son flautas de cañas, arcos de cerdas con cascabeles, en forma de violines; y para la pelea, trompas de cuerno, y bocinas de tonos tristes.

La Comision dió cuenta de lo acaecido por otro oficio al Gobierno, desde lo resuelto por la junta hasta lo nuevamente acordado, con noticia del dia de su marcha, y de no haber necesidad del auxilio que en el primero se pedia. Todos estos oficios los teniamos detenidos hasta tener oportunidad de remitirlos.

El 15[59], á las 12 del dia, nos pusimos en marcha á la laguna llamada de las Tratados, por haber sido allí la primera reunion general. El cacique Lincon y toda su tolderia nos acompañaron cerca de media legua. Su cacique y demas se retiraron á sus casas, ofreciendo éste arribar al dia siguiente á nuestra parada para acordar, con los que se reuniesen, el auxilio que debia acompañarla, que allí se dispondria de la Comision por última vez. Mientras tanto, toda la poblacion nos abordaba para despedirse, y deseándonos un viage feliz se retiraban, llenándonos de adioses.

Con rumbo E ¼ S, caminamos 3-½ leguas, hasta las 4 de la tarde, en que paramos en la misma posicion anterior. En las márgenes de la laguna, en que antes existian cuatro toldos, á nuestra vuelta encontramos veintidos. La poblacion del cacique Ancaliguen se habia trasladado de la posicion que ocupaba, por haberse secado la laguna en cuyas riberas habitaba.

Al dia siguiente, 16[60], aguardábamos los caciques que debian reunirse para determinar nuestra partida. Mientras tanto, teniamos en nuestro campo toda la turba de indios y mugeres de las poblaciones vecinas, con sus acostumbradas petulancias. Nuestros víveres ya estaban en mala situacion para obsequiar: los recursos se habian concluido.

A las 11 se reunieron en nuestro campo todos los caciques invitados que asistieron á la reunion anterior, presididos por el cacique Lincon. Hubo felicitaciones, y en seguida el cacique Avouné habló en nombre de sus compañeros, sobre algunos puntos particulars que el dia de la reunion no habian tenido ocasion de considerarlos.--Que no podia menos que repetir sus solicitudes tantas veces indicadas en las anteriores juntas, sobre el buen trato que demandaban en la frontera y capital para sus indios.

Recordó el cacique los robos, insultos, &c., &c. que decia habian recibido repetidas veces por los comandantes y paisanos. Se remontó al siglo pasado para comprobar con antecedentes la causa ú orígen de este mal. Hizo ver con los mismos sucesos el mal estado de la policía de la frontera, quedándose las partidas de tráfico muchas veces sin tener como efectuar su retirada, por la pérdida de sus cabalgaduras, y muchas mas las que tenian que vender sus efectos, no á los precios corrientes, sino al que la codicia de los comandantes ó corraleros les imponian, sacrificando de este modo los intereses, cuando no experimentaban mayores males: que pedian á la Comision hiciese esto presente al Gobierno, y se estableciese el órden en este ramo, castigando a los delincuentes. Que exigian igualmente que sus chasques ó enviados no fuesen detenidos tanto tiempo sin poder hablar al Gobierno cuando arribasen con embajadas: que este desprecio que hacian de ellos querian que se reformase, y se les tratase como á amigos; mas que estas demoras los perjudicaba en sus intereses: que repetian segunda vez, como base de lo pactado, que todas las estancias y poblaciones que estuvieren situadas al otro lado del Salado, se retirasen, en el término de un año, á la parte opuesta, dejando todo el terreno á sus poseedores (la tribu pampa): que este acto sellaria una paz duradera: que de lo contrario seria inevitable el rompimiento de la guerra, si no se cumplia lo pactado en el término prefijado.

Esto mismo se acordó en los artículos estipulados en la reunion general, como lo digimos. ¿Puede acaso tener lugar esta peticion?.... Es menester que nos convenzamos y conozcamos, lo que debemos hacer.

Convinieron los reunidos en seguida, que auxiliarian, cado uno con una pequeña partida, ó algunos indios de los parientes de cada cacique, para que la acompañasen, no siendo necesario mas auxilio, porque no habia necesidad de él: que el camino estaba bueno, y que debiamos dirigirnos á la Guardia del Monte, estraviando rutas por precaucion: que los indios de los otros caciques no se reunirian hasta dos ó tres dias, porque tenian que prepararse para el viage: que en este intermedio adelántasemos camino, y que nos alcanzarian. Así se resolvió, y marchar al dia siguiente á los toldos del capitan cona á aguardarlos, y de allí partir sin detenernos.

El cacique Lincon reiteró de nuevo su amistad con sus brazos en el cuello del Comisionado. Su sensibilidad se dejó ver en este acto: dijo por último, "que habia completado la obra de proteccion que desde el principio se habia propuesto: que sentia un placer interno que lo lisonjeaba, haber servido á un amigo antiguo, y á la provincia con su amistad: que esta era la causa qoe lo impulsaba á jamas abandonar esta lisonjera idea." Se despidió el buen viejo, lanzando sus ultimas miradas sobre los objetos que habian ocupado su atencion, y lo habian desvelado todo el tiempo que les sirvió de custodia. Los demas caciques se despidieron con sus gentes y se marcharon.

En la reunion arribaron dos chasques de los Andes. Estos venian á dar cuenta en nombre del cacique araucano, Victoriano, á todos los caciques de estas comarcas, de un triunfo que habia conseguido sobre un partido rival suyo: que la guerra civil hacia extragos entre los mismos indígenas, y que dicho cacique estaba victorioso: que habia trabado una batalla con 4,000 hombres por ambas partes, y que habia salido vencedor; que habia conseguido entablar el órden, é invitaba á todas estas tribus á que hiciesen las paces con la provincia.

En el mismo dia se puso otro oficio, dando cuenta al Gobierno de lo acordado en la reunion, y del dia que debiamos partir. {153}

El 17[61] á las 9-½ nos pusimos en marcha á la laguna y toldos del cacique Antiguan, con rumbo E 4° N: hicimos 1-2/3 leguas de jornada é hicimos alto en los toldos del cacique cona. Fuimos bien hospedados. En el momento de parar, se nos acercó toda la poblacion vecina al pedimento de sus vicios acostumbrados.

El capitan cona por despedida fué obsequiado, lo mismo que el cacique Huilletrur su hermano. Ambos ofrecieron que sus hijos y hermanos acompañarian á la Comision hasta la capital. El capitan cona, complacido de ver de vuelta á la Comision, por la que habia hecho tantos esfuerzos, y por cuyo feliz éxito se hallaba interesado por conseguir afianzar su opinion, y para que sus servicios reputados como tales, le mereciesen una recompensa, no podia menos en su visita que halagarla, y corresponder de un modo amistoso á las consideraciones que ella le habia dispensado. Invitó á la Comision á comer en su toldo. La Comision aceptó la oferta y pasamos á él: á pocos minutos que allí estuvimos, nos retiramos.

El pequeño ambigú era mas bien para no mirarlo que para el objeto á que se le destinaba: el desaseo y el mal olor de la miserable choza la hacian mas bien una habitacion de animales feroces que de hombres, por mas salvages que fueson. La disposicion de los platos y el asado que nos presentaron eran asquerosos, y la inmundicia en que estábamos no nos permitia quedarnos allí mas tiempo. Por no desairar á la buena disposicion y sentimientos del invitante, y de Madama Antiguan, tomamos lo muy preciso para que no pudiese causarnos una enfermedad. Nos retiramos, y quedaron contentos.

En el toldo habia mas de 30 personas que allí habitaban: ocho ó diez jóvenes en rueda, jugando el dado y naipes, y las mugeres que preparaban las comidas y los asados para ellos. Es inesplicable la holgazaneria y repugnancia al trabajo de estos hombres. Las mugeres son las que desempeñan sus obligaciones, á mas de cumplir con las cargas que una dilatada familia les impone.

Las comidas son en estremo asquerosas:[62] estas las disponen para sus esposos las mugeres: ellas, como lo hemos dicho llevan consigo los trabajos mas fuertes y dificultosos de su sexo. El varon, holgazan, acostumbrado á que le ensillen el caballo, le maten el ganado para comer, le den todo hecho, no piensa en buscar medios de industria para entretener su familia. Algumos vimos quo se egercitaban en tegidos, y las mugeres en disponer la lana, teger cosas ordinarias, y siempre entretenidas con labores. Los Ranqueles no son de la misma especie que la tribu Pampa. El varon, aunque igual al otro, no reposa en la holgazaneria: las telas son su principal entretenimiento, con mas finura y gusto que los demas. Las mugeres hacen lo mismo, y en su vida doméstica egercitan los pesados trabajos de la otra tribu. Ninguna de ellas llega al grado de civilizacion é industria de los Araucanos. Sus telas finas las introducen á estos en cambio de ganados, y aun de las suyas mismas. El Ranquel parece haberle heredado, (como familia que de ellos recibe su orígen) el valor y la constancia para la lucha, pero no sus virtudes, que los hacian recomendables en medio de su estado salvaje. El Pampa, raza que recibe su orígen, al parecer, del occidente de los Andes, se halla mas adulterado en sus costumbres que el anterior. No tienen las virtudes ni el valor extraordinario de los primeros, ni la constancia de los segundos. Son guerreros por naturaleza, pero no valientes con orgullo como sus antepasados, y sus vecinos. Amigos del robo mas que los otros, avaros sin cotejo, audaces y orgullosos en su suelo, hipòcritas y humildes en el ageno, piratas en el comercio, y desconfiados sin iguales. Los Ranqueles con muy corta diferencia tienen las mismas cualidades: mas guerreros y sanguinarios, y de su valor hacen fé sus acciones; ambiciosos, orgullosos è hipócritas como sus vecinos los Aucaces: constantes en la pelea y en sus opiniones, hacen alarde de cometer acciones horrorosas, y en la mezcla se distinguen por su intrepidez: desafian en la lid mano á mano á sus adversarios, y se desdeñan batirse con menor número que sus fuerzas, á no ser que sean batidos. Gallardos y ágiles en el caballo, y de tallas regulares, desnudos y pintados hasta medio cuerpo, se presentan en las líneas con sus densos cabellos estendidos, que hace mas imponente y respetable su figura.

Los Aucaces no egercen esas acciones particulars de valor, pero son guerreros, aunque no en igual grado. Se presentan del mismo modo, y aun podemos asegurar que son mas ágiles y poseen mejor el caballo que todas las tribus: son mas sanguinarios que los Ranqueles, porque son mas cobardes: cargan y cubren sus líneas con sus mugeres è hijos en estado de cargar la lanza. En ellas sufren los contrastes á la par; y la muger amable y sencilla (cualidad natural de este sexo) es sacrificada á sus caprichos. Las Ranquelas son amables, y sus esposos no tienen esa costumbre impropia que es tan comun {155} en los Aucases. Estas dos castas traen su orígen de los Araucanos: su idioma y costumbres son las mismas, sin embargo de que el primero se halla algo adulterado.

Los Huilliches, tribu de distinta especie, son hombres con cualidades diferentes de las otras dos. Estos no descienden de aquellos, y sí de los Patagones: su talla es aventajada, su tez mas negra, su figura mas noble. Habitan el pais que mas atras se ha descrito: son ágiles y bien hechos, manejan el caballo en igual grado que los Aucases, son guerreros é infatigables en la lucha, valientes con honor, no cometen esas acciones degradantes, que afean á los demas: hospitalarios y afables, constantes en sus amistades, amables en su vida doméstica, hombres de bien, legales en sus tratos, é industriosos mas que todos. Sobremanera orgullosos en la lid, pero virtuosos, dan cuartel al rendido: poco avaros y nada desconfiados, su buena fé la ostentan en todas partes. En la lucha se presentan del mismo modo que los otros, pero con turbantes llenos de plumas; cargan las mismas armas, se pintan el rostro, y el aspecto de sus facciones es el mas imponente. Sus mugeres tienen las mismas calidades que sus varones. Su idioma es diferente del de las demas tribus, sin ninguna diferencia de los Patagones: sus costumbres son idénticas á las de las demas naciones.

El 18[63] á las 9-½ nos pusimos en retirada, despidiéndonos de toda la multitud que antes de partir nos rodeaba. Nuestro amigo Antiguan se dispuso á acompañarnos hasta las primeras sierras, y de allí retirarse. Llevábamos con nosotros una comitiva de 100 personas con los indios parientes que cada cacique habia reunido, con artículos de comercio, y que debian ir en nuestra compañia. Un indio baqueano nos guiaba hacia la Guardia del Monte. Con rumbo E 30° NE rompimos la marcha: á la 1-¼ leguas encontramos una laguna, como de 900 varas de circunferencia, llena de junco, buena agua, y de 5 á 7 pies de profundidad; fondo lama y barro, su nivel poco menor que el del terreno. Mas al SE de ella, como una milla, se halla otra pequeña de 300 varas de circunferencia, con las mismas cualidades que la anterior: ambas estan cubiertas de elevadas maciegas y pastízales en todos sus alrededores. En la primera contamos 15 á 16 toldos, en la segunda 5, pertenecientes al cacique Neculpichuí y Chañapan, los que al paso saludaron á la Comision por despedida.

La poblacion de ambas lagunas se calcula de 300 á 350 personas, de las que solamente 80 á 90 hombres. Con el mismo rumbo, y á 2-¼ leguas del punto de salida, se encontró otra á la derecha del camino, como á media milla, de 350 varas de circunferencia: buena agua, llena de junco y sucia, fondo lama y barro, y dos ó tres pies de agua; en sus orillas se hallan cinco toldos pertenecientes al cacique Catrillan; el nivel de la laguna es el mismo que el del terreno. La poblacion no pasa de 80 almas, y de ellas 12 ó 14 hombres. En sus cercanias se hallan algunos médanos, los mismos que pasamos antes á nuestra arribada. En sus inmediaciones se encontraban algunos rodeos considerables, y su número puede ser calculado de 12 á 16,000 cabezas de ganado vacuno. El caballar y lanar pasa de 8,000, pertenecientes al mismo.

A esta distancia viramos al rumbo E 48° N, y en esta direccion caminamos una legua, en donde encontramos una laguna sobre la izquierda del camino, como de 250 varas de circunferencia: su nivel es el del terreno, agua salobre, fondo barro y lama, dos á cuatro pies de agua, buenos pastos á sus alrededores: á 2/3 de legua y con rumbo E 38° N, que avanzamos de esta laguna, adelante, se encontró otra hermosa: su magnitud una milla de circunferencia, figura irregular, buena agua, fondo lama y arena, cuatro á cinco pies de profundidad, límpia y pastos cortos en sus inmediaciones: el terreno blando tierra negra y húmeda. Con rumbo E 39° N seguimos la marcha, y á 2-¼ leguas de esta laguna hicimos alto á las 6-½, en un pequeño monte de cardos sin aguada; pero advertidos por el indio baqueano, se habia cargado la que se pudo en la laguna anterior. Desde el momento de la salida hasta la parada llovió: se hicieron 6-¼ leguas de jornada, que resultan en línea recta 5-¾, desde los toldos del indio Antiguan hasta la parada.

El terreno transitado en esta jornada era bastante húmedo y horizontal, sin ninguna diferencia de nivel: la tierra húmeda, negra y vegetal, abundante de plantas y flores: pastos cortos y buenos, leña de cardo bastante, la caza de ciervos, gamos, liebres y avestruces se multiplicaba á nuestra vista sobre el horizonte: la de mulitas, zorros, conejos, cuises, caranchos, peludos, zorrinos y perdíces, cubrian la campaña, y el viagero no encuentra otras especies sobre su marcha que esta prodigiosa multiplicidad, que en los desiertos sirve para el sosten de los transeuntes y de los indígenas. De los cueros beneficiados de zorrinos, zorros y liebres, forman grandes mantas, cuyo vello les sirve para abrigarse de los rigores del pais que habitan; los benefician de tal modo, que este artículo es apreciable en todas partes, y en los estrados se sirven de ellos. En su idioma los nominan quillanqús, y todos trabajan en este ramo, ya por su uso, ó ya para acopios que permutan á la frontera. {157}

El 19[64] á las 8 de la mañana, rompiendo la belada que cubria el campo, nos pusimos en marcha: transitando por un campo horizontal y quemado. A las 3-¼ leguas del punto de salida, y con rumbo N 25° E, se encontró á la izquierda del camino como tres cuadras, una laguna de 600 varas de circunferencia; con barranca, agua regular, fondo barro y lama, dos y tres pies de profundidad, cubiertas sus riberas de mostaza y duraznillo. Aqui se cargó agua, porque mas adelante se nos advirtió que no se encontraria. A las 2-¾ leguas de este punto con rumbo N 18° NE encontramos la huella ó camino que llevábamos á la ida. El objeto que se proponia el baqueano al tomar el antiguo camino, era pasar por el mismo paso de la sierra, y de allí dirigirnos á la Guardia del Monte. Nuestro objeto era ciertamente diferente: pasar la sierra por otro punto mas oriental y reconocerla, porque en este ya lo habiamos hecho. De aquí hubiesemos perdido mucho camino, si así lo hubiesemos querido efectuar, y no hubo otro remedio que seguir adelante. Desde el punto en que encontramos la huella, transitamos por ella 2-½ leguas, haciendo alto á las 5 de la tarde, por el mal estado de las cabalgaduras, fatigadas de la jornada.

No se encontró agua en la parada, pero la habiamos cargada. A 2/3 de legua mas adelante de la parada, se encontraba un pequeño juncal, en donde la habiamos hecho á la ida, y cavado algunos posos igualmente. Hicimos de jornada 7-¾ leguas, que en línea recta resultan 7-¼.

El terreno transitado era en partes tierra negra y blanda, y en otras dura y gredosa, y la mayor parte de esta clase, y quemado recientemente. Las mismas circunstancias del transitado en el dia anterior se reproducen en este, respecto á caza y pastos, con la diferencia de ser mas seco por su aproximacion á la sierra. Esta la vimos desde la parada. El mogote principal de Limahuida, ó Sierra Amarilla demora de nuestra posicion al N 65° E. prolongando sus encadenamientos hasta el N 50° E. Los dos cerros llamados de la Comision del Sud, demoraban al N 35° E. La sierra del Curaco, al N 15° E, prolongando sus encadenamientos hasta el N 5° O.

El 20[65] à las 8-¼ horas rompimos la marcha por sobre la helada que cubria el campo: la cerrazon de la niebla impedia ver la sierra próxima. Partimos con rumbo NE, siguiendo la misma huella transitada: por ella hicimos 2-½ leguas de jornada, y á esta distancia la dejamos, siguiendo por el mismo rumbo á pasar por la abra de la sierra, á la derecha de los dos cerros, dejando la huella antes citada á la izquierda de ellos. A media legua de haberla abandonado, arribamos á una pequeña laguna llena de junco, la mayor parte seco: tenia alguna agua, la suficiente para que las cabalgaduras pudiesen refrigerarse, para seguir adelante y arribar al rio Barrancas, en su nacimiento en la Sierra de Limahuida, el que no distaba mucho de la laguna. Esta tenia como 700 varas de circunferencia, y en un nivel igual al del terreno, cubierta de juncales y maciegas, y sin agua: era un terreno húmedo y tierra negra, blanda y vegetal: bastante leña de duraznillo y cardo se encontraba en sus alrededores.

A las 12 seguimos la marcha con el mismo rumbo, y á las tres leguas arribamos à la ribera occidental del arroyo Barrancas, el que pasamos, é hicimos alto en la ribera opuesta para pasar allí la noche. El terreno transitado en la Jornada ha sido diferente en partes: las 2-½ leguas primeras, hasta la laguna descrita, fueron por un suelo blando, hùmedo, tierra gredosa y pastos cortos: las tres restantes mas próximas á la sierra, de calidad diferente, buenos pastos, terreno sòlido, tierra negra, dura y gredosa arenisca. En la primera distancia el terreno era horizontal, y en la segunda lleno de sinuosidades y diferencias de nivel, y muy seco. En el arroyo Barrancas no fueron descritas algunas observaciones que hemos hecho á nuestra vuelta.

La premura del tiempo, cuando levantamos el plano de este parage, no nos permitiò dar algunos detalles particulares de él. En él se espresan sus vertientes, curso, sinuosidades, &c., &c. que fueron entonces determinadas. Ahora añadiremos una descripcion mas detallada.

Nace de la parte occidental de la sierra Lima-huida, ò Sierra Amarilla, allá donde su ramificacion parece que se pierde en el desierto occidental. Una pequeña fuente es su orìgen, y esta se aumenta progresivamente hasta formar un cauce de seis á siete varas de ancho: corre desde su orígen de SO à NE, con corta diferencia, paralelamente à la ramificacion de la sierra de donde nace, serpenteando por sus faldas, y formando sinuosidades pintorescas en todo el curso, por un terreno bastante quebrado, al pié de los montes que forman el seno. Pasa entre barrancas de cuatro {159} à ocho pies de altura, con algunas maciegas en sus bordes: su terreno duro, la tierra colorada y gredosa, pastos cortos y regulares, su agua esquisita, y cubierta de zarzas en su superficie, su profundidad 4-½ à 7 pies; su piso tosca y lama: no da vado en todo su curso, sino en ciertas partes conocidas por los indígenas transeuntes, y el punto principal es por donde lo efectuamos: la velocidad de sus aguas fuè reconocida: en 20" de tiempo recorria un cuerpo el espacio de 32 pies, en una hora 96 pies; lo que equivale en 1h à 5,760 pies ó 1920 varas: su velocidad estaba, con muy corta diferencia, en la misma razon que las de los arroyos de la Sierra de la Ventana.

La velocidad de las aguas de este arroyo, reconocida en su desembocadura al de las Flores, fuè calculada en 2,340 varas en una hora. Resulta, pues, una diferencia de la observada en su orìgen, de 420 varas menor que aquella, recorriendo en este punto 1,920 varas en una hora. Esta diferencia proviene de la mas ò menos diferencia de nivel de la superficie del terreno que recorre, y del caudal de aguas que se precipitan. Parecia natural que en su orìgen fuera mayor la velocidad del cuerpo arrojado en su superficie, pero el resultado demuestra lo contrario: es decir, que el nivel del terreno que mas abajo recorre, antes de su desembocadura, es mas elevado y de mas sinuosidad en su superficie.

Este arroyo, por informaciones contestes de los baqueanos é indios, es el que se llama Tapalquen, que desagua en el arroyo de las Flores, y cuya desembocadura fué reconocida à nuestro paso por dicho arroyo, distante dos leguas al NE de él. La direccion de su curso es aquel mismo rumbo, y antes de desaguar en aquel arroyo se pierde en cañadas ò bañados, y en forma de tal desagua, transitando por anegadizos y grandes cañadas que se le unen, y forman un cauce estenso que aumenta considerablemente el de las Flores.

Con estos datos, facil era determinarlo, y tener unas noticias bastante exactas desde su orígen hasta su desagüe. En la carta general se hallan determinados ambos estremos y lo reconocido, quedando la parte intermedia trazada, y que manifiesta no haberlo sido.

Se nos aseguró que mas adelante se le unia otro arroyo, que nace de la parte elevada y mas oriental de la Sierra Amarilla, el {160} que debiamos pasar al dia siguiente de la parada[66]. En la ribera de este arroyo demoraban los dos cerros llamados de la Comision, al ONO como una milla. El de la Sierra de Curacó al NO, prolongando sus ramificaciones hasta el NNO: el mogote, ó cerro principal de la Sierra Amarilla al ESE, estendiendose al SE y al NE un pequeño mogote, al que llaman los naturales Pichimauida, ò Sierra Pequeña.

El 21[67] à las 8 nos pusimos en marcha con rumbo NE. La mañana estaba fria y cerrada. Con este rumbo costeamos el arroyo Barrancas, y determinamos sus diferentes sinuosidades, y demas detalles de su curso. A las 3-¼ leguas que avanzamos, costeando el arroyo, encontramos con los mogotes de la sierra llamada Pichimahuida: pasamos, dejàndola á la derecha, como ½ cuadra por sus faldas. Los dos pequeños mogotes que la forman, y á cuyas faldas pasa el arroyo, son de figura irregular, y de poca elevacion: el primero tiene 115 pies de altura, y el segundo 157: el primero se halla con el segundo, enfilados ambos al NE: del uno al otro hay mas de 1,000 varas: ambos se unen por sus faldas, formando un arco cóncavo: el primero es accesible por todas partes, y tiene en su pequeña cima algunas piedras de gran magnitud, y por todas sus faldas esparcidas otras menores: el segundo es accesible por algunos puntos, y en los demas escabroso, y de un acceso muy dificil. En su cima ó meseta, como de 50 varas, de figura irregular, se encuentra agua, depósito de las lluvias que se conservan en una pequeña fuente: en toda su superficie, se encuentran igualmente piedras de mucha magnitud: en sus superficies no hay pastos: una sola yerba es la que cubre la de todos estos montes, asì como el de la Ventana, llamada yerba de la piedra, la que tiene algunas aplicaciones en la medicina.

Desde las cimas ó alturas de ellos se disfruta una pintoresca perspectiva de todo el seno, y de las sierras. En el mismo paralelo de su situacion, se halla un pequeño morro á la ribera opuesta del arroyo, transitando este por medio de la pequeña sierra y de aquel: tiene de altura 29 pies, y todo él inaccesible, compuesto de piedra viva, que forma un torreon cilíndrico: el diametro de su base es casi igual al de su cùspide: tiene este 14 pies: dista del cauce del rio como 400 varas, situado en un terreno desnivelado y lleno de sinuosidades, las que fenecen à muy poca distancia de su plano: lo mismo sucede con Pichi-mahuida. De la cima del mogote principal de esta, demoraba la parte mas elevada de la de Lima-huida al SSE: los cerros de la Comision al OSO: la parte principal de la de Curaco al O. Desde esta altura se descubriò un mogote al ONO, en seguida de la parte mas boreal de esta ùltima sierra, bastante confusamente sobre el horizonte, al que los naturales dan el nombre del Cairù:[68] su elevacion no parecia exceder à las demas. A su pié se extiende la hermosa Laguna Blanca[69].

En la falda de la Sierra Lima-huida se encontraron algunos cadáveres, medios enterrados, al parecer de indìgenas, y algunas otras sepulturas que demostraban la existencia de otros muchos. No pudimos averiguar, de los naturales que nos escoltaban, cual era el motivo de encontrarse allí aquellos cadáveres. Uno de ellos, bastante racional, nos informò, que hacia algun tiempo que aquellos cuerpos habian sido sepultados: que antes de la expedicion del año 21, cuando los naturales habitaban estas comarcas, era aquel lugar enterratorio de los indios, y que así habia quedado, habiendo sido abandonado por los poseedores de aquel pais, que de aquel modo honraban las cenizas de los que morian, preservando sus cadáveres de ser alimento de las fieras. La informacion no dejó de hacernos conocer un acto de humanidad, y una costumbre piadosa, á pesar de encontrarse en ellos varias otras que no debieran oirse sino con horror. Esta costumbre la conservan desde tiempos atras. En la Sierra de la Ventana, en una de sus concavidades intransitables, está uno de estos depósitos ó enterratorios: no lo vimos, ni tampoco sabiamos el lugar.

Una legua mas adelante de la Sierra Pichima-huida, con el mismo rumbo, hicimos alto en la ribera del arroyo que costeabamos, á 4-¼ leguas de la salida, con objeto de descansar y seguir adelante.

A las 2-½ de la tarde seguimos con el mismo rumbo, y á 1-½ leguas encontramos una cañada, que corriendo de SE á NO, desagua en el arroyo al cabo de cuatro á cinco cuadras de curso con un cauce pequeño. A ½ legua en seguida se encontrò sobre la costa del arroyo una laguna de 6,000 varas de circunferencia; buena agua, llena de junco, su nivel el del terreno: accesible por todas partes, y en un terreno húmedo: su profundidad no excedia de cuatro à seis pies, su fondo lama y barro, alguna leña en sus alrededores y buenos pastizales. A media legua, en seguida, se encontró un juncal de las mismas calidades que el anterior, y de igual magnitud. De este, à media legua adelante, hicimos alto en la costa del arroyo, y con el mismo rumbo, con objeto de pasar allì la noche. Se hicieron 7-½ leguas de jornada en línea recta.

Las calidades del terreno transitado han sido diferentes. En la distancia, desde el punto de salida hasta la Sierra Pichi-mahuida, es de una calidad semejante al descrito anteriormente: desnivelado y duro, tierra gredosa y seca, pastos cortos y regulares. En la otra, desde la pequeña sierra hasta la parada, fuè diferente: pastos cortos y regulares, tierra negra, blanda y húmeda, terreno horizontal y sin sinuosidades, húmedo y muy blando. En tiempo de aguas debe ser un bañado intransitable. El arroyo no forma barrancas, y su nivel es igual al del terreno. Sus aguas salen de su centro, y se esparcen por la campiña.

Al fin de la jornada vimos sobre el horizonte, cuando se hallaba mas despejado, un mogote que demoraba à mucha distancia y mas allá de la Sierra Lima-huida, en donde se pierde su ramificacion en el oriente, y parece que se acaba la cadena de sierras, que forman una abra con este otro monte elevado. Demoraba al S de la parada: los naturales la nombran Sierra de Huellucalel, y se nos asegura, (á mas de haberla reconocido un sugeto respetable) que el Arroyo Azul nace de este morro, corriendo paralelamente al nombrado Torralñelu, Chapaleofù y Tandil, reconocidos en la expedicion que se efectuó el año 20.

Todos corren de este modo, hasta sepultarse en el vasto bañado ò estero que, paralelamente al curso del Salado, se forma al sud, à 16 y 20 leguas de distancia.

El 22[70] nos pusimos en marcha à las 9-½ de la mañana, à pesar de la densa niebla que cubria el horizonte. Abrimos la jornada con rumbo NE, costeando siempre el arroyo Barrancas. A 2-½ leguas con este rumbo encontramos tres lagunas de diferentes magnitudes: la primera de las tres formaba un triángulo rectàngulo, unidas por un bañado: su agua salobre, llena de junco, accesible por varias partes: cuatro y cinco pies de profundidad: su fondo lama y barro: alguna leña de duraznillo en sus alrededores: situadas en un terreno hùmedo, ó mas bien bañado: crecidas maciegas las rodean.

La mayor, que forma el vertice del triàngulo, y que se halla à la derecha del camino, tiene 450 varas de circunferencia, las otras dos, situadas à la izquierda, son de 360 á 380 varas. Su nivel es el del terreno. Distan unas de otras de 1-½ á 2 cuadras, encadenadas por algunas fuentes de buena agua. A la media legua mas adelante se encontró otra de 400 varas de circunferencia, y con las mismas calidades que las anteriores, sin ninguna diferencia. A ¼ de legua mas adelante, y con el rumbo anterior, apartàndonos mas de dos millas del arroyo que costeábamos, encontramos otro que parecia unírsele á muy poca distancia.

Mientras la comitiva de la Comision seguia adelante, nos dirigimos siguiendo su curso al S, à averiguar si era positivo que sus vertientes se hallaban en la Sierra Amarilla, en la parte mas oriental de ella. Reconocimos 3-½ leguas, no quedando duda de su orìgen, comprobándose las noticias que el indio baqueano nos aseguró. Retrocedimos por la misma ribera al N para reconocer su desagüe. En efecto, 1-¼ leguas del paso, siguiendo su curso al N 5° NE, se encontrò en el arroyo, aumentado considerablemente su cauce. A este arroyo se le dá el nombre de Quelro-leufú, (ó arroyo pantanoso), corre de S 5° SO à N 5° NE, su agua buena, su nivel el del terreno, serpenteando en forma de cañada, sin barrancas: la latitud de su cauce ocho á diez varas, su profundidad cuatro à cinco pies, sus riberas cubiertas de una maciega, su fondo barro y alguna zarza, en su paso pantanoso y no accesible; por esta razon en otros puntos la velocidad de su corriente se encontrò menor que la del anterior: en 20" de tiempo recorriò un cuerpo el espacio de 25 pies, cuando el otro en igual tiempo recorrió 32 pies, hallàndose sus velocidades en la razon de 5 à 4 comparativamente. El terreno por donde corre es mas bien un bañado: à nuestro trànsito, à pesar de la seca que habia agotado las lagunas de todo el pais, las costas de este arroyo eran intransitables: terreno hùmedo y blando, tierra negra y pantanosa: su cauce aumenta el descrito anteriormente: ambos, desde su punto de union, forman el rio conocido con el nombre de Tapalquen, que {164} desagua en el de las Flores, cuya desembocadura, como hemos dicho, fuè reconocida al paso por dicho arroyo.

A dos leguas del paso del arroyo, se hizo en la márgen de una cañada, con el objeto de pasar allí la noche: desde el arroyo viramos al E 25° NE: à cuatro cuadras del paso con este rumbo se encontró el camino que desde aquel comienza para la Guardia del Monte, trillado y frecuentado por los indígenas en su tràfico à esta guardia y otras mas al sud. Se hicieron seis leguas de jornada, y en línea recta 5-¾, por un campo malísimo desde el punto de salida. La seca de la estacion nos favorecia, de lo contrario era intransitable este terreno con carruages. La tierra ó barro (porque todo era con corta diferencia un bañado) negro, á ¼ de profundidad se encontraba greda: los pastos cortos y malos; en parte se encontraban maciegas elevadas, como en las orillas del arroyo, cañadas &c. En la cañada donde hicimos alto, pasaban los pajonales de dos varas en sus orillas: tenia siete á nueve varas de ancho, y su cauce, de cuatro á cinco pies de profundidad, sucio y pantanoso. Su curso de ESE ONO manifestaba desaguar en el arroyo Tapalquen, y en efecto reconocido, siguiendo su curso al ONO, encontramos el arroyo y su desembocadura: sus riberas eran intransitables por los pajonales y pantanos.

Los indios que los diferentes caciques prometieron, se nos reunieron en los dias anteriores de marcha, llevando un acompañamiento lucido. El capitan cona lo hizo hasta la sierra de Lima-huida, y de alli se retirò à su casa con demostraciones de agradecimiento y cariño hacia la Comision.

El 23[71] à las 8 de la mañana nos pusimos en marcha por el camino encontrado. A dos leguas con rumbo E 25° NE, se abandonò el camino que habiamos encontrado: la razon que dió el indio baqueano para ello fué, que por dicha camino se hallaban muy malos pasos para los carruages, y que daba algunas vueltas, lo que nos haria retardar el viage, y peligrarian los rodados. Abandonado el camino viramos al E 55° N, y à 1-¾ leguas de haber cortado el campo por elevados pastizales que dificultaban abrir la huella, y al mismo tiempo fatigaban à las bestias de tiro, encontramos una cañada de seis à siete varas de latitud, llena de agua y con tres à cuatro pies de profundidad, sucia y cubierta de maciegas en sus bordes: corria E SE à ONO: su origen se hallaba á una milla al primer rumbo. Formaba de unos juncales ó bañado, que se estendia por toda la pampa y la hacian intransitable: su desague lo hallamos á tres millas al 2' rumbo, bañado inaccesible, lleno de juncales y pajonales, que presentaba la perspectiva de un abismo en donde se sepultaba todo el que osaba abordarlo. El se esparcia por toda la campaña, y se comunicaba con el opuesto por la cañada, la que costò gran trabajo abordarla por sus pantanos. Siguiendo el mismo rumbo y á 1-¼ leguas encontramos otra de las mismas calidades que la anterior, corriendo paralelamente á ella: se formaba á cuatro cuadras de su paso, à la derecha de un pequeño bañado, y entra, à media cuadra del mismo á la izquierda, en una laguna de seis à siete cuadras de circunferencia; llena de junco, mala agua, lo mismo que toda la de las cañadas, è inaccesible por todas partes. Una legua mas adelante, transitando por un albardon, y con rumbo NE, encontramos una cañada con bastante agua, corrida paralelamente y al mismo rumbo que las anteriores; su latitud excedia de siete varas; su origen provenia de un gran bañado, que costeàbamos, à nuestra derecha, como media legua, y al parecer sin límites, formando lagunas y cañadas como todas las que hemos pasado, que desaguan en otro gran bañado que corria paralelamente al de la derecha, formando un encadenamiento de lagunas y juncales sin interrupcion. El camino pasaba por un albardon, como una milla de distancia entre ambos. A tres cuartos de legua, con el mismo rumbo y por el mismo albardon, se encontró una laguna, á la derecha del camino como una cuadra; su circunferencia 1000 varas, llena de junco, buena agua, accesible por todas partes; cinco à seis pies de fondo, con barro y lama; su nivel el del terreno, alguna leña en su circunferencia: en sus alrededores buenos pastizales y cortos en partes.

Aqui se hizo alto á las 5-½ de la tarde, á las 7-½ leguas de jornada, 6-¾ en linea recta, por un campo lleno de agua, ò mas bien mi bañado, excepto las dos últimas leguas de la jornada, en que se encontrò el albardon ya indicado. Los pastos cortos y buenos, largos en las riberas de las cañadas y bañados: tierra ó barro negro: á la media vara de profundidad gredoso. Este terreno en la estacion de las aguas seria peligroso transitarlo: en la que no lo era, y aun reinando una seca general que habia agotado todo el desierto, en esta parte se encontraba en abundancia: en los diferentes malos pasos que nos presentò, costó vencer sus obstáculos.

En esta altura se despacharon todas las comunicaciones pen{166}dientes, que aun no se habian remitido, desde el número 1 hasta el nùmero 5, que era el de remision y de la posicion en que nos hallabamos en aquella fecha. Un indio intérprete, que pasaba con una partida de comercio, y un miliciano de nuestra comitiva, eran los conductores.

El 24[72] á las 7-½ de la mañana nos pusimos en marcha, con rumbo NE 5° E por diferente terreno que el anterior, por el mismo albardon, pero mas firme y seco. A los tres cuartos de legua de trànsito, se encontraron à la izquierda del camino como á media cuadra, dos juncales con buena agua: el primero, mayor de 500 varas de circunferencia, era accesible: profundidad cuatro à cinco pies, fondo barro y lama, y su nivel el del terreno; el segundo de 200 varas, de las mismas calidades que el anterior. A media legua mas adelante se encontró un pozo de cuatro varas de diàmetro, á una cuadra del camino, con buena agua, y de una profundidad de cuatro à cinco varas; en sus cercanias se encontraba leña de duraznillo y cardo. El parecia obra de los transeuntes que paran en un lugar cualquiera de la marcha, para descansar de las jornadas.

A una legua mas adelante de este pozo se encontraron dos lagunas, separadas del camino como dos cuadras, y una de otra 100 á 150 varas: la primera de 350 varas de circunferencia; la segunda de 220 varas, ambas pantanosas; la mayor un poco menos que la segunda; las dos de regular agua, la segunda llena de junco, la primera lìmpia, ambas de cinco à seis pies de profundidad: fondo lama y barro; y abundantes de leña en la campaña adyacente, como generalmente se encuentra en toda la planicie en abundancia. A ½ legua adelante hicimos alto, para que refrigerasen las cabalgaduras, en la màrgen de un juncal á la izquierda del camino como ½ cuadra de él: su circunferencia pasaba de 280 varas, sucio, pero de buena agua, accesible y de un nivel igual al del terreno: de tres à cuatro pies de agua, fondo lama y barro. A la una de la tarde seguimos la marcha con el mismo rumbo, y á una milla que avanzamos, encontramos una laguna á la izquierda del camino, como un ¼ de cuadra de 900 à 950 varas de circunferencia: límpia, buena agua, fondo barro y tosca, de cuatro à seis pies de profundidad, sin maciegas, algunas barrancas de 1-½ pies, con elevados pastizales en sus bordes. Avanzando con el rumbo de la salida, hicimos alto en la ribera de un juncal, tres leguas de la laguna anterior, à las cinco de la tarde, para pasar allí la noche. El juncal tenia buena agua, como de 260 varas de circunferencia, sin barrancas, pantanoso pero accesible y limpio; bastante leña en sus alrededores y buenos pastizales elevados, y situados en un terrano duro y seco. Se hicieron 8-½ leguas de jornada y 8 solamente segun el càlculo, por las pequeñas, sinuosidades del camino que encontramos segunda vez.

El terreno transitado ha sido mejor que el del dia anterior: desde la salida, las tres primeras leguas fué por un albardon seco, duro y buenos pastos, tierra negra y blanda, nivelado y elevado sobre el terreno de los flancos: á una milla á ambos rumbos se encontraba una planicie de nivel mas inferior, que se estendia por todo el cuadrante y camino por el rumbo opuesto: ambos bañados inaccesibles por todas partes. Desde las primeras lagunas hasta la segunda varió un poco la tierra: negra, humeda y gredosa, menos firme el piso, blando y algo desnivelado, pastos cortos y regulares, pocas maciegas, pero elevados pajonales en la ribera de las lagunas. El resto del campo hasta la parada era de la especie de la primera parte, pero siempre á nuestros flancos los bañados. Este es el gran estero que casi paralelamente al Salado corre mas adelante: en él desaguan todos los arroyos que descienden de la sierra, menos los últimos descubiertos que lo verifican en las Flores. Este gran bañado se extiende hasta las costas del mar, formando bañados, cañadas, arroyos, lagos, &c., á una distancia casi constante del Salado al sud: como se ha expresado anteriormente, su orígen es desde el arroyo Quetro-leufú, y su desague en los montes de la costa del sud.

El 25[73] á las 7 de la mañana, rompimos la marcha disfrutando de su serenidad. Con rumbo NE abrimos la jornada, y con él á dos leguas que anduvimos se encontró una laguna de 270 varas de circunferencia: agua regular, accesible por todas partes, fondo barro y lama, cinco á seis pies de agua, límpia con bastante leña, y buenos pastos en sus alrededores. Una y media legua mas adelante se encontró otra á la derecha del camino, de 290 varas de circunferencia, y de las mismas calidades que la anterior. Un ¼ de legua en seguida otra á la derecha del camino de 200 varas de circunferencia, y de las mismas calidades que las anteriores. En frente y en la misma latitud, á la izquiera del camino, se halla otra laguna como de 690 pies de circunferencia, buena agua, las demas calidades que las descritas: un ¼ de legua en seguida: otro juncal á la derecha de 380 varas de circunferencia, sucio é inaccesible: buena agua y con bastante leña. Todas estas lagunas y juncales en su nivel igual, y situados en terreno húmedo y blando. Avanzando una legua, encontramos con el mismo rumbo otra laguna hermosa y de figura regular, de 700 á 800 varas de circunferencia, rica agua, de cuatro á cinco pies de cauce: arena y tosca su piso: límpia y sin maciegas. En la misma latitud y á la derecha del camino, se halla un juncal casi seco de 400 varas the circunferencia, y en el mismo nivel que el terreno.

A una legua mas adelante se hizo alto, en la ribera de otro juncal, para que refrigerasen las bestias y seguir la marcha, distante 5-¼ leguas de la salida: tenia buena agua, límpio, bastante pantanoso: de 300 varas de circunferencia, y de tres pies de fondo.

A las 2-½ de la tarde seguimos la jornada, y á una legua con rumbo N 38° NE encontramos el arroyo nombrado de Romero, por llamarse así su descubridor: lo pasamos á cuatro cuadras de sus vertientes, corre de S á N, y desagua en el rio las Flores siguiendo el segundo rumbo: fueron reconocidas en el momento sus vertientes: ellas quedaban á la distancia que hemos dicho: tenian su orígen en el gran bañado que costeábamos: se formaban de cuatro lagunas que originaba aquel, unidas por el mismo bañado: cada una tenia 250 á 260 varas de circunferencia. Todas encierran un espacio de 1,000 y mas varas de circunferencia: inaccesibles por todas partes: buenas aguas, llenas de juncales y pajonales: de ellas nacen cuatro fuentes cristalinas que se unen á 50 varas, y forman el pequeño cauce del arroyo: este se aumenta progesivamente, y á media legua de su orígen forma uno de 20 varas. En su paso no excedia de cinco varas; su agua delicada: su piso barro y concha: su profundidad cinco y nueve pies en todo su curso reconocido. En su ribera se encuentra una prodigiosa cantidad de caracoles y conchas, que forman una perspectiva deliciosa: aumentándose su cauce, se aumenta su latitud; y sus pajonales y maciegas elevadas que le bordean, lo hacen impracticable. A media legua de su paso, siguiendo su curso al N, no dá vado, y su tránsito es peligroso por los pajonales, y el cauce pantanoso y considerable; á mas del enjambre de leopardos y tigres que habitan sus riberas: corre por un campo, como hemos dicho, húmedo é inaccesible: no forma barrancas: su agua algo colorada, pero buena. La velocidad de su corriente se encontró que en 30" de tiempo recorriò un cuerpo el espacio de 40 pies, y en 1' 80, ó 26 varas y ½. En el paso, al sud reconocimos sus vertientes, como lo hemos explicado: al N reconocimos dos leguas, á pesar de lo peligroso que era este reconocimiento. El desague en las Flores á {169} cinco leguas de su orígen, y à tres leguas de la desembocadura de este en el Salado, siguiendo su curso al SO.

A ½ legua del paso, con rumbo N 28° NE, encontramos tres juncales, pasando el camino por medio de ellos; dos á la derecha, y uno á la izquierda: sus ámbitos eran iguales con corta diferencia: no excedian de 500 varas cada uno: inaccesibles y de buena agua. A ½ legua en seguida, transitando por un bañado, aunque bastante seco, encontramos con un cañadon pantanoso, formado del gran bañado, á ¼ de legua del camino, y que se pierde en el otro á ½ milla á la izquierda: algunos juncales son su orígen, confundidos con el bañado, y otros á la izquierda son su depósito. El cauce de la cañada era de 4 á 6 varas, pantanoso, sucio y lleno de maciega, con 2-½ á 3 pies de agua. A una legua de esta se halló otra de las mismas calidades, formada por el mismo bañado, y que desagua en el opuesto.

Facilitado el paso con algun trabajo, hicimos alto en la ribera opuesta á las 5 de la tarde, y á ocho leguas de jornada, ó á 7-½ en línea recta.

El terreno transitado al principio de la jornada ha sido en partes duro, y de una tierra negra y sólida con pastos quemados: el resto un bañado continuo, con algunos cortos retazos de albardon, pastos quemados en partes, y elevadas maciegas y pastizales en el bañado, lagunas y cañadas.

En la parada encontramos un baqueano de la Guardia del Monte, que con una partida de paisanos habia salido á la caza de nutrias en las lagunas. El baqueano prometió guiarnos al dia siguiente hasta la Guardia, porque dijo que se encontraban malos pasos en el resto de la jornada para arribar á ella.

El 26[74] à las 7 empezamos á caminar con direccion al Salado, que segun el baqueano no distaba mucho del punto de salida. Con rumbo N 10° NE rompimos la marcha, y á ½ legua encontramos un bañado ó cañadon que atravesaba el camino, formado del bañado de la derecha: desaguaba á la izquierda, ambos distaban una milla ó menos del camino. A 1-¾ leguas, con el mismo rumbo, encontramos una laguna á la izquierda del camino, limpia, de buena agua, y de 400 varas de circunferencia, de 2 á 4 pies de cauce. A una legua en seguida, entramos en un gran bañado, obra del principal. Transitamos por agua mas de una legua, á la derecha encontramos grandes juncales, y á la izquierda lo mismo. En este bañado se volcó un carruage, y fué menester parar para levantarlo.

Desde este punto, cuatro leguas hácia el Salado, fué constantemente por bañados, con mas ó menos aguas y lagunas, que en ambos flancos formaba el estero principal. Seguimos por agua, y á las 5 de la tarde arribamos al Salado, despues de fatigas y trabajos que en esta jornada tuvímos. El paso lo ejecutamos con alguna dificultad, por lo pantanoso de él: tenia de ancho de 50 á 70 varas; su profundidad de 4 á 5 pies: á nuestra izquierda del paso formaba la gran laguna, llamada de las Flores. El rio forma aquí un golfo, y sale en seguida formando un cauce al E.

Del paso, á media legua á la izquierda, se halla este depósito que se estiende por toda la campaña: tiene mas de 3-½ millas de circunferencia, y su profundidad y demas cualidades no pudieron reconocerse por ser ya tarde. En la ribera opuesta hicimos alto para continuar al dia siguiente hasta la Guardia, cuyas poblaciones ya se distinguian.

En efecto el 27[75] nos pusimos en marcha, con rumbo N 5° NE hasta la Guardia, á la que arribamos con este rumbo, distante cinco leguas del paso del rio, transitando por diferente terreno que el anterior, y por entre las poblaciones de ganaderia y labranza, que cubrian la campaña, cuyos pobladores salian á recibirnos. Las autoridades y demas personas de la Guardia nos recibieron del mismo modo, y nos hospedaron á medida de nuestro deseo.

El 28 se pasó oficio de nuestra llegada al Gobierno, debiendo marchar al dia siguiente. El oficial ingeniero, durante este dia de parada, tuvo proporcion de poner en órden sus trabajos, para arribar con todo pronto á la capital para su presentacion al Gobierno, y para que viese el fruto de una comision peligrosa, en que si no consiguió entablar una paz como se deseaba, consiguió llenar su objeto principal, por el que anhelaban los amantes de las ciencias y de la prosperidad del pais.

El 29 permanecimos en la misma Guardia. El 30 salimos para la capital, y el 1.º de Junio arribamos á ella.

La Comision del sud concluye el cuadro de sus observaciones, habiéndolo presentado con toda la exactítud que ha estado al alcance de la esfera limitada de sus conocimientos. Al encargarsele de esta delicada y peligrosa comision, veia los inconvenientes que en ella habia para llenar los objetos que la autoridad se habia propuesto. Sin embargo, se lisonjea de haber cumplido con el deber que se le impuso, dando á conocer un pais inculto, desierto, y muy poco recorrído por los víageros; que por su situacion geográfica, y las bellezas de su suelo, está destinada á formar un apendice importante al territorio de la provincia. Cuando se desarrollen sus fuerzas, y se llegue á subordinar las hordas salvages que amagan ahora nuestras poblaciones, entonces estos campos yermos é incultos, se cubrirán de establecimientos que ensancharán los límites de nuestra provincia. Un clima benigno, un suelo feraz y extenso convidarán al hombre industrioso, y le retribuirán con usura sus sacrificios y trabajos. Talvez no sea distante la época de este gran paso en la carrera de nuestros adelantos! Solo así conseguirá el pais afianzar sus propiedades, estableciendo una línea permanente, que las defienda de los amagos del enemigo infiel.

La Comision, al emprender sus trabajos, advirtió la falta de instrumentos para las operaciones fisicas y astronómicas, aunque para las de geodesia, se les dieron los que pudieron proporcionarse. Uno solo destinado á la práctica de estas complicadas operaciones, no podia llenar todos los objetos que se ofrecian á un tiempo. Los reconocimientos de esta naturaleza se fundan en los observaciones matemáticas y fisicas, y en sus descripciones debian ligarse ambos ramos. Mientras que se conseguia efectuar una observacion astronómica, ó una operacion geodésica, no se ponia atencion á la temperatura, ni se median las alturas barométricas por falta de instrumentos. Teniamos por consiguiente que dejar este vacío en el cuadro de las observaciones, y contraernos á la calidad de las aguas, tierras, pastos y demas producciones: y á estos detalles importantes sobre la naturaleza del terreno, procurábamos agregar otros estadísticos, combinando las noticias é indagaciones con el cálculo: llenando por último la série de nuestras observaciones, con los actos de la Comision en sus relaciones con las tribus contratantes.

La precipitacion con que se procuraron los instrumentos á nuestra partida, y la ninguna esperanza de hallar los necesarios para las observaciones en los distintos ramos que abrazaba la esfera de trabajos que debiamos emprender, nos hizo salir sin este auxilio preciso para adquirir los conocimientos fisicos de aquel territorio. Los que conseguimos, fueron proporcionados por el departamento de ciencias exactas, y apenas bastaban para las operaciones geodésicas. La Comision se procuró unos {172} cuantos mas para las observaciones astronómicas:--operaciones indispensables, para determinar la verdadera situacion de los puntos mas interesantes, que sobre la marcha se encontraban, y de otros muchos que se reconocieron: principalmente en el paso de la primera cadena de sierras, y en los trabajos que se emprendieron en la segunda. Los de geodesía fueron de suma utilidad para el levantamiento de los planos que merecian la atencion de detallarse, y para las operaciones ulteriores que se efectuasen. Sirvieron al mismo tiempo para determinar la altura de los cerros principales de ambas cadenas.

Concluida y ordenada la sèrie de nuestros trabajos, cotejamos los viages que por distintos rumbos habian practicado algunos facultativos, á mas de los descubrimientos que se hicieron en la expedicion del año 20. Los viages de la costa Patagónica; las observaciones astronómicas hechas en el interior de la provincia, en sus poblaciones principales, y en la costa oriental y occidental del rio de la Plata, y otros muchos reconocimientos modernos, con los mas exactos de la provincia, fueron consultados para la formacion de un mapa general, hasta el establecimiento del Rio Negro en la costa Patagónica, y el interior del pais del sud habitado por los bárbaros; el que tuvimos el honor de presentar á la autoridad, como el primer monumento de esta naturaleza hecho en el pais, y como el fruto de nuestra asidua contraccion, que podia servir de base á un trabajo mas formal sobre nuestra geografia; consiguiendo por este medio esparcir la luz sobre los ulteriores proyectos de invasion en el desierto.--Introducir una luz, digimos, porque estamos firmemente convencidos de que sin estos preliminares todo será efimero, y su ejecucion acarreará talvez funestos resultados á la causa general, si se acometiese una empresa en un territorio no conocido. Recórrase la carta de aquel país, que hemos presentado, cotèjese con las que hemos tenido á la vista, búsquense las que existen, y se verá la notable diferencia entre la primera y las otras.

La primera cadena de los Andes, que corre mas de 50 leguas al NO desde el cerro del Volcan, en la costa del Atlántico, atraviesa la vasta pampa, hasta el paralelo de la Guardia Lujan. La segunda, desde el cerro de la Ventana, á 22 leguas del Ocèano, en la altura de la Bahia Blanca, corre paralelamente á la primera, á 60 leguas de distancia, hasta la vista de la laguna de Salinas, y atraviesa el desierto por mas de 25 leguas. Ni una ni otra se encuentran en las cartas anteriores; y si se ignora hasta este grado la geografia de aquel pais, ¿á qué aventurarnos á grandes operaciones?

No es estraño que se haya hablado y escrito tanto sobre un pro{173}yecto de línea de defensa permanente: creemos que los que lo han hecho, al abrir la carta desistirán de las ideas que tenian entonces. Sobre esta materia existen infinitos dictámenes con opiniones encontradas, que no sirven mas que para aumentar la confusion. La casualidad nos condujo por la parte mas importante de reconocer. ¡Feliz casualidad! Ella nos ha proporcionado determinar con la exactitud posible los límites de aquellas cadenas en el occidente, sin dejar de reconocer con certeza su ramificacion al oriente.

El Gobierno, deseoso de poner una barrera á las continuas incursiones de los bárbaros, premedita el establecimiento de una línea de defensa pemanente, establecida bajo la proteccion de un cuerpo respetable, que opere, mientras se efectuan los trabajos previos de aquellos establecimientos. Con la carta geográfica en la mano no será dificil hacerlo con acierto, y eligir la posicion mas ventajosa, llevando por máxima en la eleccion "que la línea de defensa mas corta abrace y guarde la mayor estension de terreno posible." Las ventajas que resultan de esta combinacion no es menester detallarlas. Si á esto se añade la buena calidad del terreno que se ocupe, no habrá mas que desear en el pais donde se establesca. Todo proyecto que no lleve por base este principio, solo originará males y pérdidas.

Se trata de custodiar las propiedades de nuestra campaña del sud y oeste, y de dar mayor extension á la provincia, imposibilitando las invasiones de los bárbaros, sin dejar impune su arrojo. Esto consagra dos principios: el primero, la buena eleccion de una línea que llene aquel objeto, y el segundo, la organizacion de una fuerza suficiente. Si nos contraemos al primero, podemos asegurar que se llena el fin principal en la empresa que se propone. Si á lo segundo, no podremos garantir el resultado, porque ignoramos la fuerza veterana con que se cuenta para la custodia y defensa de la línea.

Todos los proyectos, repetimos, han sido cimentados en nociones erróneas del terreno, y con relacion á él vemos trazadas líneas de defensa, que lejos de defendernos, son incapaces de evitar la ruina de las poblaciones que se situen á su abrigo. Otros, por su estension y el poco terreno que avanzan, hacen improductiva esta empresa.

Ya es tiempo que se obre en grande, y con mayor utilidad era beneficio del pais: consultar la seguridad de las propiedades, y el engrandecimiento del territorio, es á lo que se debe propender. Se pueden proyectar líneas de defensa que concilian ambas cosas; pero es me{174}nester que el esfuerzo que se haga corresponda á los recursos de que pueda disponer la provincia. Todo lo que salga de esta esfera presentará graves inconvenientes en su egecucion.

Las operaciones militares, que se emprendan con este objeto, deben llevar por base los mismos principios. El establecimiento de la linea de defensa, es en lo que se ocupa la autoridad, y es la obra por que clama la campaña, y los que representan la riqueza del pais. El Gobierno sabemos se prepara para la ejecucion de sus premeditados planes. Estos no deben ocultarse á los hombres pensadores, y que aman la felicidad de su suelo. Si fuesen secretos, desmentirian la liberalidad con que el Gobierno abrió su marcha pública, y la confianza que los ciudadanos depositaron en sus manos. La Comision, lejos de impugnarlos, hará conocer la justicia con que hace sus observaciones. Ella no se atreveria á hacerlo, si un conocimiento práctico del teatro de las operaciones no le hubieran persuadido de que podia vertir sus opiniones sin contrariar las miras de la autoridad, y mas bien segundándolas. No hará mas que indicar el metodo que en su ejecucion debe observarse, conciliando todos los principios anexos á ella:--es decir, la situacion que debe ocupar la nueva línea de frontera. Marchando de acuerdo con el proyecto analizaremos los principios fundamentales en que estriba, para que no se frustren los esfuerzos de un Gobierno que arrancó al pais del estado ruinoso á que lo condugeron las pasiones.

El obgeto principal que se propone el Gobierno, en la abertura de la próxima, campaña, es la formacion de dos fuertes ó poblaciones fortificadas: el primero en la Sierra del Volcan, y el segundo en las faldas del Tandil. Ignoramos cual sea la prolongacion de la linea que debe servir de base á estos establecimientos. Estas poblaciones son precisamente los puntos fundamentales mas adecuados, mas útiles y mas hermosos que se pueden elegir para la formacion de un camino militar, que abra la comunicacion con el establecimiento en el Rio Negro, y sirvan de bases á una linea defensira, ó de frontera.

Establecidos estos fuertes, y el centro de los recursos en ellos para las operaciones ulteriores, la linea de defensa continuará prolongándose sucesivamente y sin dificultades. Mas ignoramos cual es el rumbo y el terreno que ocupe, ó si se reduce solamente á un camino militar. Creemos que este debería formar un objeto secundario. La Comision está persuadida de que con los últimos descubrimientos que ha hecho en su viaje, puede aventurarse á detallar los puntos de la fortificacion permanente. Desde el cerro del Volcan, origen de la cadena de sierras que atraviesan {175} la pampa al NO, y corren mas de 50 leguas hasta el paralelo de la Guardia de Lujan, concluyendo en el cerro llamado Cairú, el terreno presenta una barrera que, guarnecida con algunas fortificaciones, aumentaria el territorio de la Provincia con mas de 2000 leguas cuadradas, y custodiaria toda la frontera hasta el paralelo de aquella guardia, y aun la de Rojas.

Elegidos en la cadena de estas posiciones interesantes, los mas propios para el establecimiento de estos fuertes, arribariamos hasta el Cairú, cerro el mas occidental y límite de la sierra, donde es de indispensable necesidad la construccion de un gran fuerte. La razon es, porque una fuerza disponible en este punto, impediria las incursiones continuas que los Ranqueles hacen á la frontera del O, y cubriria el importante camino de Salinas, distante siete leguas al NO, por donde transitan los invasores.

Las fortificaciones que deben ocupar la cadena de sierras desde el Volcan, creemos que deberian ser seis. La primera, en donde se piensa establecer la del Volcan: la segunda en el arroyo Torrolñelú en la Sierra del Tandil: la tercera en el Arroyo Azul, en la Sierra de la Tinta: la cuarta en la abra de la Sierra Huellucalel: la quinta en el Arroyo Barrancas, en la abra de la Sierra Amarilla y Curacó; y la sexta en la ribera del Rio las Flores, en el cerro Cairú. La primera posicion es un elevado cerro con algunos encadenamientos, que á poca distancia al E se pierden en una grande abra, vertiendo á cuatro leguas las aguas en varios arroyos, que desaguan en la costa del mar. Este punto interesante tiene las ventajas de un puerto próximo, en donde la caza de peleteria y de lobos haria aumentar considerablemente la poblacion. La segunda, distante de la primera 19 leguas, tiene por intermedio con la anterior, una abra que ambos cerros forman, de 13-¼ leguas, en donde se levanta el monte Tandil, prolongándose seis leguas mas hasta el Arroyo Torrol. De este delicioso monte descienden los arroyos Tandil, Chapaleofú y Torrol, de ricas aguas, formando senos y diferencias de nivel, que harian progresar los establecimientos de ganaderia y labranza, y fomentaria un pueblo el mas hermoso en toda la cadena. La tercera dista de la segunda seis leguas, teniendo por intermedio una barrera inaccesible de morros escarpados: encadenamiento que desde el Tandil sigue al NO, formando arroyos que descienden por terrenos fértiles y pintorescos.

De esta sierra, nombrada la Tinta por los naturales, nace el caudaloso Arroyo Azul, donde debe situarse el pueblo, teniendo á su derecha una abra, por donde transitan á la frontera las tribus Hui{176}lliche y Pampa, en sus incursiones y comercio. La cuarta, situada en la abra de la Sierra de Huellucalel, cubrirá igualmente el paso por ella de las mismas tribus, en un terreno de la misma naturaleza que los demas: dista de la anterior 6-½ leguas, siendo en esta parte la sierra menos elevada, y sin aguadas permanentes, pero con algunas estacionales. La quinta, situada en las riberas del Arroyo Barrancas en la Sierra Amarilla, cubrirá la abra entre esta sierra y la de Curacó, camino frecuentado por las mismas tribus; dista de la anterior 6-¾ leguas, en un terreno delicioso, como se describe en el reconocimiento que efectuamos á su paso. Este gran seno está guardado por los dos cerros, llamados de la Commision, que harian inaccesible este paso. De esta sierra nacen los arroyos Quetro-leufú y Barrancas, fertilizan su suelo y aumentan las delicias de clima. El comercio de las tribus se haria mas directamente, y su poblacion seria muy frecuentada. La sexta, situada en la ribera del Rio las Flores, en las faldas del cerro Cairú, seria una poblacion interesante por su comercio con Salinas, y con las tribus Ranqueles, que conducirian á ella directamente sus artículos de consumo. Dista de la anterior 8-½ leguas, teniendo intermedia la sierra elevada de Curacó, con aguadas permanentes, y con la misma calidad de terrenos para los progresos de la agricultura. Nacen estas aguadas de algunas lagunas, y entre ellas la principal, llamada Blanca, dista 1-½ leguas al E del Rio las Flores. Esta poblacion disfrutará de tantas comodidades y proporciones para ser un pueblo rico, como la del Volcan, cuando la industria progrese, y la hidráulica ordene las fuentes que se encuentran en aquel pais para el transporte de sus producciones, hasta el interior de la provincia. El Rio las Flores, capaz de ser navegado, conduciria los frutos al rio Salado, y este al de la Plata y á los pueblos interiores.

Las Guardias de Rojas, Salto y Pergamino pueden ser atacadas por una invasion, aunque con dificultad si se establece un acantonamiento en el Cairú, por las razones que hemos aducido. Sin embargo, si el proyecto ha de llevarse al cabo, deberian fortificarse aquellas Guardias, ó avanzarlas hasta el S del Salado, á las lagunas de Palantelen, Cerro Colorado, ó á otras posiciones que se crean ventajosas.

De la remocion de estas tres poblaciones resultarian muchas ventajas: no precisamente para librarlas de una invasion, porque fortificadas en donde existen, lo estan, sino porque se abrazaria una extension de terreno hermoso, y útil para la labranza y los establecimientos de ganadería; á mas de poder combinar con mas facilidad cualquiera operacion militar, con el acantonamiento del Cairú, por su aproximacion en cualquie{177}ra posicion donde se situen en la parte austral de aquel rio: en cuyo caso nada habria que recelar.

Las poblaciones que deben guardarse y fortificarse con mas anhelo, son la primera y sexta, siéndolo igualmente la segunda y quinta, porque los límites de la línea están mas expuestos á ser flanqueados por una invasion. Entre la primera y la segunda, en la abra que las intermedia, es de absoluta necesidad la formacion de un reducto ó vigia, capaz de avisar cualquier movimiento á las guardias colaterales en caso de invasion. En los demas puntos no los consideramos necesarios, porque están en menores distancias.

La línea que hemos proyectado está precisamente sujeta á los principios anteriores: con seis fortificaciones se guarda perfectamente una estension considerable de terreno, se cubren las propiedades de once poblaciones, se evitan las continuas incursiones de los bárbaros, se abraza la parte mas interesante de su territorio, y por último se establece con facilidad un camino militar por la costa del Océano hasta el Rio Negro, empezando desde el Volcan, y asegurando sus mejores posiciones.

Establecida esta línea, un segundo esfuerzo, que no costará tanto como el primero, nos asegurará la posesion de todo el pais que habitan los salvages, obligándolos á retirarse a las faldas mas occidentales del Colorado y Negro. El camino militar los rechazará de las costas del Quequen, Claramelo, Saladillo, Malepundejo, de ambos Sauces, del Colorado y Negro. Las tribus estacionadas en la Sierra de la Ventana, cercadas por todas partes, nos abandonarian esa segunda cadena de montes, para buscar un abrigo en las riberas del Diamante ó del Neuquen, y talvez en los Andes. Entonces ¿cuales no serian los resultados de una combinacion tan acertada? ¿Y cual la gloria del que la llevase á efecto?

No descenderemos á los pormenores de la ejecucion, ni detallaremos la fuerza que debe obrar. Dos regimientos de caballeria y los esfuerzos de la milicia nos parecen suficientes para la custodia permanente de la línea: y para su construccion, los inteligentes formarán los presupuestos. Nosotros no hemos hecho mas que indicar el camino, valiéndonos de los conocimientos de aquel pais, y combinando los principios fundamentales de las obras de esta naturaleza.

Pero estamos persuadidos de que, antes de practicarse los trabajos al abrigo de una fuerza imponente, deben hacerse por oficiales geógrafos {178} reconocimientos parciales de toda la cadena para elegir las posiciones de los pueblos.

La Comision concluye, habiendo tenido el honor de espresar su opinion en consonancia con los principios que la han conducido. El engrandecimiento y la felicidad del pais han sido su norte. Si sus esfuerzos pueden cooperar á ellos, será este su premio, y de no, cederá esta gloria á génios mas felices que llenen con mas acierto esta tarea.

Buenos Aires, Febrero 3 de 1823.

PEDRO ANDRES GARCIA.
Jose Maria de los Reyes.

Footnotes

{i}

[1]: En el paso del arroyo Saladillo se observó la velocidad de la corriente de sus aguas, por un cuerpo colocado en su superficie, y una distancia medida en su ribera en pies del país. El cuerpo arrojado desde un extremo de ella recorrió en 20" de tiempo 48 pies ó 16 varas, lo que hace en 1' 48 varas, y en 1h 2,880 varas. En el Salado recorrió el cuerpo, en los 20" de tiempo, 42 pies ó 14 varas, en 1' 42 varas, y en 1h 2,520, de donde resulta esta razon: que la velocidad del primero es á la del segundo, como 8 á 7.]

[2]: Durante la parada en la ribera austral del rio, se nos comunicó por el baqueano, que á poca distancia al este se encontraba un arroyo, nombrado Tapalken, que desemboca en el de las Flores, y que se decia trae su orígen de la Sierra. En el momento, aprovechándonos de esta noticia interesante, partió el oficial ingeniero á su reconocimiento. En efecto, á 2-¼ leguas, siguiendo el curso del rio al este, encontramos su desembocadura en él. Su cauce era de 10 á 12 pies: su ancho de 40 á 45 pies; sin barrancas, con la forma de una cañada, y grandes pajonales en sus orillas: la velocidad de su corriente estaba en razon con la del rio, de 6 á 9: es decir, que la misma cantidad de 50 pies fué recorrida en 36" de tiempo, ó en 1' 110 pies, y en 1h 6,600 pies ó 2,200 varas. El terreno que observamos en parte de su curso, reconocido al SE 20° S, era muy húmedo, ó mas bien bañado: su nivel casi el mismo de las aguas del arroyo, y todo el campo es inundado por estas. En los pajonales de sus riberas se encontró una inmensa tropa de tigres y leopardos.]

[3]: Este planeta en defecto de la luna era el único por el que debia observarse, y el que veiamos en esta parte de América: por el sol no podia hacerse sin ser vistos. En aquel mes no veiamos la luna, pero los conocimientos sacados de las tablas nos facilitaban hacerla por el planeta.]

[4]: El teodolite, nivel, toesas, cuerda, jalones, mesas, etc., etc.

[5]: Los que se describirán mas adelante.

[6]: Medidos trigonométricamente con el teodolite.

[7]: Calculado geométricamente.

[8]: Sus figuras son semejantes á dos tazas volcadas, siendo el asiento de ellas la figura de las mismas mesetas ó cúspides de los cerros, ó el corte superior del cono.]

[9]: En donde se pierden sus límites, en la pampa del O.

[10]: En la expedicion del año 20, mandada por el Señor Gobernador, reconocimos en ella todas las sierras, desde el Volcan hasta la llamada de la Tinta ó de Limahuida; y á la verdad, no hemos hallado un parage mas ventajoso y agradable. La carta general demuestra la situacion de él con respecto á aquellas; es decir, aquella misma sierra que formando una ramificacion corre al NO de la primera, y concluye perdiéndose en pequeñas colinas, como hemos dicho, en la pampa, en donde la pasamos: pues dos á tres leguas al NO del paso, allí concluye en la nombrada Cairú.]

[11]: Este telégrafo, adoptado entre todas las tribus, es útil para ellos por la facilidad con que se comunican, y al mismo tiempo para los campos que continuamente queman. Ademas de disminuir las maciegas elevadas que cubren el horizonte al observador, aumenta la salubridad de la tierra y de los pastos, que vuelven á criarse, desparramándose todas aquellas partículas ó cenizas, llevadas por el viento en toda la campaña vecina á la quemazon. Ellas aumentan con sus cales la feracidad del terreno, y el ganado que allí se cria disfruta de esta ventaja prodigiosamente.]

[12]: Señal de aprobacion.

[13]: Su caricatura y de otros fueron sacadas por el ingeniero.

[14]: A esta distancia se encontraron dos médanos bastantes elevados, de 40 pies de altura, desde donde descubrimos la laguna al OSO, en donde paramos. Se apercibieron tambien los toldos y otras poblaciones de indios, cubiertas de ganados de todas clases. La mas abundante y rica de todas era una, que desde el mismo lugar se descubria al E, de un indio capitan, llamado Catrillur, que segun noticia posee mas de 10,000 cabezas da ganado de todas clases.]

[15]: Las observaciones sobre el terreno avanzado en esta jornada son, tierra negra, blanda y arenisca; buenos pastos; el campo seco y horizontal por todas partes: algunas diferencias de nivel mas allá de los médanos al SSE, formadas por algunas colinas de poca elevacion.]

[16]: No se crea que silla ó cosa que se paresca, sino en el suelo, mezclado con la inmundicia. Mas adelante hablaremos de las habitaciones y costumbres de estos bárbaros.]

[17]: El mate que ellos usan es correspondiente á su miseria: un cuerno de vaca de un pié de largo es en lo que sacian este vicio que los domina. La asquerosidad de él, y el modo con que lo sirven, es mas bien para estremecer al que lo mira que para tomarlo. Una holla llena de inmundicia sirve para calentar el agua: el cuerno sucio y lleno de polvo de yerba, mezclado con esta agua, es el mate. La bombilla asquerosa jamas se limpia, y ella sirve hasta que no quedan sino los pedazos. Concluida el agua, se echa otra vez sobre la yerba misma, y es el segundo mate: esta operacion se repite tantas veces cuantas sean necesarias, para que la yerba no tenga jugo ninguno, y entonces lo que queda se lo mascan. Esta es la operacion de que se sirven: la yerba gruesa la muelen y tambien los palos, y esto es lo mismo para ellos.]

[18]: El capitan cona no cesó de hacer tirar tiros á los soldados de la escolta, desde nuestra llegada á su casa: del mismo modo fué recibido su hermano el cacique Huilletrur. Esta ceremonia para ellos es del mas alto aprecio, y a cada instante la pedian y era menester contemplarlos. El cacique, su hijo y varios particulares que lo acompañaban venian en buenos caballos adornados con chapeados, estribos, espuelas de plata y buenos aperos; pintadas las caras, pies y brazos de diversos colores: las chinas, chinos y muchachos del mismo modo. Esta ceremonia la usan en tiempo de guerra ó en un dia de fiesta entre ellos, ó en las reuniones públicas.]

[19]: Por observacion hecha en todo nuestro viage, hemos visto que en los meses de Marzo y Abril las heladas son diarias y fuertes, y que el temperamento ha sido constante, aun variando 2 y 3 grados de latitud austral.]

[20]: El Señor Coronel, el Ingeniero y el intérprete.

[21]: Averiguados despues los nombres de estos dos corifeos, supimos que el uno se llamaba Califiau, hijo del célebre cacique Carritipay; y el segundo Triguin, ambos caciques de segunda clase. El último capitaneaba en la accion dada en las faldas del monte Tandil, el año 20, una division que cargó sobre el centro de la linea, y fué el primero que montó al elevado cerro Maguita, en donde sorprendió y degolló á dos milicianos, que hallándose de vigía en su cima, y cansados con esta centinela, fueron postrados por el sueño.]

[22]: En este caso toda la multitud de malvados y asesinos desertores que la acompañaban, se daban un aire de importancia, y se desdeñaban hablar, y entrar en conversacion con ninguno de la comitiva: todos ellos vestidos como bárbaros, y su mayor gala en el caballo: ninguno de los que vimos dejaba de tener sus espuelas, estrivos y chapeado de plata. A todos estos transfugas, que hacian alarde de presentarse é insultar, era menester contemplarlos y regalarlos, porque de lo contrario hubiera sido muy mala política, y nos hubieramos expuesto á grandes peligros.]

[23]: Hemos sido testigos de casos de igual naturaleza en las reuniones ó ferias que tuvieron en el tiempo de nuestra comision.]

[24]: Los de esta division traian mas de 60 sables, y el resto, lanza, bolas y un pequeño machete ó daga que todos cargan, y es el arma mas general entre ellos. La lanza la cargan pocos, porque no es tan general como vulgarmente se dice. En la division de que hablamos, 24 solamente las tenian, y en la observacion hecha sobre toda la línea, diremos su número mas adelante.]

[25]: Esta formacion en batalla no era nueva á nuestra vista: de este mismo modo se presentaron á batirnos en las faldas del monte Tandíl, el año 20, aunque en mucho menor número del que ahora. Allí vimos por nuestros ojos capitanear esta formacion á varios trasfugas y desertores, que con ellos se arrojaron sobre nuestra pequeña línea. Ahora no sucedia así: las divisiones las conducian los mismos caciques, y les hacian guardar aquel mismo órden, sin embargo de que en cada una de ellas vimos un número considerable de hombres vestidos y acomodados á sus costumbres. El número de estos lo diremos mas adelante, por el cálculo de todas las divisiones, hecho en la reunion de este dia.]

[26]: Los mates que se les tenia preparados para este caso, eran algunos cuernos de 1-½ pies de largo, y algunos jarros que se habian llevado de lata, de un tamaño casi igual al de los primeros. En estos cabia una libra de yerba con su parte de azucar correspondiente, la que, despues de consumida el agua, se la echaban al cuello, y repetian la misma dosis cuantas veces se les daba. A todos se les satisfizo con este obsequio, á mas de las buenas bolsas que al efecto traian preparadas para proveerlas con diferentes especies. A mas de esto esperaban que en el reparto de los artículos que ocupaban toda su atencion, les tocase una parte considerable, que los proveyese por algun tiempo. Sabíamos positivamente que en ellas nos veríamos apurados, porque se puede asegurar que no hay bárbaros en lo descubierto en quienes reine mas la codicia, petulancia é interes, como en estos indígenas.]

[27]: La enemistad la conservan mientras no hacen causa comun para robar en las fronteras. En este caso son amenazados para la coalizacion por los Ranqueles: ellos acceden, ya por temor, ó ya por la buena disposicion que les acompaña para el pillage. En estas coalizaciones al fin de la fiesta salen perdiendo, porque el lobo grande se come al chico. Los Ranqueles, que han cobrado una superioridad incomparable sobre los Pampas, en la lid, se han hecho mucho mas temibles, por las continuas cargas que les hacen sobre sus propiedades, ya en harmonia, ó ya cuando se unen para robar. El número de estos equilibra el valor y génio mas guerrero de aquellos, de quienes hablaremos.]

[28]: En esta fuerza se hallan incluidos los desertores. Por los que vimos, en cada division su número total pasa de cincuenta. No era facil distinguirlos por el color: acostumbrados á la vida salvage, sus figuras son las mismas que las de los indígenas.]

[29]: En las tercerolas se hallaban comprendidas algunas pistolas y trabucos que se encontraron, pero todos inútiles, excepto algunas pistolas que cargaban los desertores.]

[30]: El cacique Ancafilú, uno de los de esta tribu, y de los principales por su antiguedad, fuerzas militares y valor acreditado en sus correrias, no se reunió á los tratados, á pesar de haber sido invitado por todos los caciques, y repetidas veces por los principales ó ulmenes, á quienes no quiso obedecer. La causa de esta conducta nos era desde antes de emprender esta comision bien conocida: este resultado lo esperábamos por los antecedentes que teníamos que era uno de los opuestos para hacer la paz, y confabulado con el cacique ranquel Pablo, que era el mas tenaz, y el principal de los disidentes. Sabíamos que este se oponia á entrar nuevamente en liga, y era regular que aquel siguiese su opinion y no adhiriese, hasta que no entrase este último en relaciones. Ancafilú conservaba, y conserva aun, un odio irreconciliable contra la Provincia, desde la expedicion del año 20, como uno de los que fueron atacados y sorprendidos en sus tolderias, en las riberas del arroyo Chapalcofú, y el que hizo la guerra de intrigas por vengarse de la sorpresa, y habia jurado no cesar en sus proyectos hasta que así lo consiguiese. Esta conducta conocida hubiera estado en contradiccion con cualquier paso que hubiese dado en union de sus compañeros, á quienes trataba de disuadir á que no admitiesen la Comision, é hiciesen la guerra á la Provincia.]

[31]: La division que entró en la reunion habia salido primero que la fuerza principal.]

[32]: Iremos progresivamente dando el número de los infieles conforme se calcule en las poblaciones que se encuentren, y á mas un cálculo aproximativo de las noticias que hemos adquirido sobre este punto.]

[33]: Concluyó su parla el cacique, ofreciéndose él y su tribu á la Comision, para protejerla en su marcha hácia los Ranqueles: que se hallaba pronto para socorrerla en el momento que supiese se le inferia un ultraje: que en este caso le mandase un chasque, dandole cuenta de cualquier evento, para ponerse en marcha.]

[34]: Calma á la noche desde las 6 hasta las 10: brisa del O hasta las 12.

[35]: La noche de este dia la pasamos sosegadamente con nuestros vecinos: heló fuertemente desde las 7 de la noche, hasta por la mañana del dia siguiente: por la tarde sopló la brisa del tercer cuadrante, y á las 9 calmó.]

[36]: En la campaña del año 20 lo reconocimos, lo mismo que los arroyos, que de él descienden: su altura no la medimos, porque la marcha del ejército en donde ibamos no lo permitia, ni teniamos instrumentos con qué hacerlo. Pero se demuestran algunas particularidades de él en la carta de la marcha de la expedicion que se presentó al Gobierno entonces. En la nuevamente construida de toda la provincia, que igualmente se ha presentado, se demuestra su perspectiva.]

[37]: Pasamos la noche tranquilamente, siguió en todo el dia el viento fuerte del cuarto cuadrante, heló toda la noche, y desde las 6 calmó.]

[38]: D. Pablo Zizur, en su viage á Patagones, pasó de nuestra parada ó situacion, como media legua mas al sud, y atravesó el pequeño Andes, dando solamente algunas descripciones de los rios Sauce Grande y Chico, y de las calidades de las tierras.]

[39]: A las 12-½ del dia siempre cerrado.

[40]: En la parte occidental de la sierra se encuentrán montes de chañar, mistol y algarroba, de cuyos frutos se proveen los naturales, y consumen en abundancia.]

[41]: Esta, como lo hemos dicho, ha sido presentada al Gobierno, y existe en su poder.]

[42]: Se les satisfizo del objeto de la fuerza de Patagones, y su número, que solamente eran 50 negros, destinados á guardar aquel punto, pues trataban de invadirlo las naciones estrañas, y entonces resultábales una ruina inevitable, porque querian, segun se decia, ponerles guardias en la Sierra de la Ventana. Con este pretesto, que dió la Comision para salir de aquel apuro, calmó á los oyentes: pero, permaneciendo en sus desconfianzas, preguntaron en seguida, si el número era considerable: se les contestó, que solamente 50 negros. A esto de negros ó tapangú, que ellos llaman, prorumpieron en risa al oir el color, porque los desprecian en alto grado, y los miran como una clase de hombres inferiores á los demas, y por consiguiente incapaces de batirse con ellos, y de hacer grandes acciones. Los pocos que tienen, que han robado de las fronteras, les sirven de esclavos, y los tratan con rigor.]

[43]: Al partir de la frontera en nuestra compañia todos estos aldeanos y labradores en busca de sus familias, salieron del supuesto que debian ser entregadas sin interes ninguno, como un acto natural del mismo pacto que se celebrase. Se engañaron, y se volvieron con la nueva, de que era menester trabajar todo el resto de su existencia, para acopiar la suma que por valor de ellos se les exigia.]

[44]: En el primero y segundo arroyo se hallan estas poblaciones, pertenecientes á los caciques hermanos, Neclueque y Necul, y en el tercero las del primero, y las del cacique Salomon.]

[45]: El dia siguiente ventoso y frio. A las 6 de la tarde calmó, y á las 7 empezó á helar.]

[46]: A las 8 se toldó la noche, cambiándosa el viento al segundo cuadrante. En el momento se preparó para llover, pero á las 10 cambió al cuarto cuadrante y despejó.]

[47]: Claro, calma, heló fuertemente en la noche del 6, á las 10 sopló una brisa fuerte del SE. A las 2 calmó, y á las 7 de la noche comenzó á helar copiosamente.]

[48]: Observada en la ribera austral de la laguna.

[49]: Claro, ventoso, viento del tercer cuadrante, ó OSO. A las 3 calmó y se nubló: á las 6 despejó, y á las 7 comenzó á helar.]

[50]: La poligamia tiene lugar entre estos indígenas. Es permitido á cada indio tener las mugeres que pueda mantener. Las cautivas sirven de esclavas, pero entran tambien en el número de sus mugeres. El adulterio es castigado con la última pena, si se prueba infraganti.]

[51]: Despejado, brisa suave del O. A las 12 viento S, á las 6 calmó y a las 8 heló.]

[52]: Claro y calma, caluroso. A las 3 de la tarde brisa suave del O, á las 8 calmó y helada.]

[53]: Amaneció nublado, calma. A las 8-½ comenzó á llover fuertemente hasta las 4-½ de la tarde que calmó: brisa suave del ENE, á las 7 despejó.]

[54]: Claro y hermoso, brisa fria del SE. A las 12-½ calmó, y á las 7 comenzó á helar.

[55]: La laguna tiene de circunferencia 590 pies, su agua regular, llena de barrancas en toda su circunferencia, su fondo lama y zarza, y de 5 á 9 pies: abundante de caza, buenos pastos en toda su circunferencia. En ella se hallan 16 toldos con 320 personas, de las que solo 100 hombres: se nos aseguró que tenia otra pequeña poblacion hácia el mismo rumbo, como media legua.]

[56]: ¡Cuan diferente es la lógica de este hipócrita á la distancia, que cara á cara! ¡Malvado!........Prentendia que la Comision permaneciese en la primera opinion que se habia formado antes de conocer sus trampas y falacidad. Aunque ahora procediese de buena fé, le convenia hacerlo así contra sus sentimientos.]

[57]: Ventoso y húmedo, viento fresco del SO. A las 4 de la tarde calmó, y á las 7 heló.]

[58]: Despejado y claro, briza fuerte del NO. A las 6 de la tarde calmó, y á las 7-½ empezó á helar.]

[59]: Claro y frio, brisa fuerte del NNO. A las 7 de la noche calmó, y á las 8 comenzó á helar.]

[60]: Nublado y ventoso, por la mañana viento fuerto y del E. A las 4 brisa suave del NO, que despejó la turbonada: á las 8 heló.]

[61]: Nublado, calma: la mañana parecia amenazar agua, el dia se mantuvo cerrado y no llovió. A las 9 de la noche despejó con brisa SO.]

[62]: La carne la comen cruda cuando no tienen fuego, porque la leña es escasa, la sangre la beben como agua en el momento que matan una res: las presas interiores mas asquerosas y despreciables las comen del mismo modo.]

[63]: Nublado, calma. A las 10 hubo brisa fuerte del NO, y comenzó á llover hasta las 8, que despejó y heló.]

[64]: Nublado y calma: se mantuvo de este modo. A las 10 de la mañana despejó con brisa fuerte del NO. A las 7 calmó y heló.]

[65]: Cerrado y muy frio, la niebla no despejó el horizonte hasta las 11-½ que vimos el sol. A la 3-½ brisa fuerte del cuarto cuadrante.]

[66]: Se hizo 5-½ leguas de jornada, sin ninguna diferencia de lo transitado, lo que resulta por el cálculo en línea recta.]

[67]: Cerrado, frio y calma. A las 8 despejó, y en el momento volvió. A las 11 vimos segunda vez el sol. La helada que cubria el campo no se disipó hasta las 12-½. A las 4 brisa fuerte del NO. A las 8 heló.]

[68]: Véase la carta general.

[69]: Hasta este punto arribó la expedicion, que se dirigió á este rumbo el año 21, mandada por los coroneles Orteguera y Madrid: desde él retrocedieron hasta la frontera, segun noticias que nos han dado los indígenas, observadores constantes de sus operaciones.]

[70]: Cerrado, frio y calma: la helada y la cerrazon no se disipó hasta las 11-½: á las 3 brisa suave del SE. A las 5 calmó, y á las 7 comenzó á helar.]

[71]: Cerrado y calma, algo frio, no heló la noche anterior, pero la cerrazon seguia á causa de los bañados y lagunas que elevaban sus vapores y eclipsaban el horizonte. A las 12 despejó. A las 4 brisa fuerte del NO, y á las 7 heló.]

[72]: Claro y hermoso. La mañana amaneció templada. A las 10 brisa suave del NE. A las 3 de la tarde cambió al cuadrante opuesto al NO. A las 7 calmó y heló.]

[73]: Despejado y hermoso, calma por la mañana. A las 12 brisa suave del NE. A las 7 calmó, y á las 8 comenzó á helar.]

[74]: Despejado y hermoso, calma: á las 10 brisa suave del NO: á las 12 calmó segunda vez: á las 3 de la tarde volvió la brisa al mismo cuadrante, y á las 7 calmó.]

[75]: Calma y cerrado. A las 10 brisa suave del NO, y á las 12 brisa del mismo cuadrante. A las 5 calmó.]


INDICE
DE LAS OBRAS CONTENIDAS EN EL CUARTO TOMO.

I.

Tratado firmado en Madrid á 13 de Enero de 1750, para determinar los límites de los estados pertenecientes á las Coronas de España y Portugal, en Asia y América.

Proemio del editor.

II.

Tratado preliminar sobre los límites de los estados pertenecientes á las Coronas de España y Portugal, en la América meridional, ajustado y concluido en San Lorenzo, á 11 de Octubre de 1777.

Proemio del editor.

III.

Carta de D. Manuel A. de Flores al Marques de Valdelirios, Comisario General de S. M. C. para la ejecucion del tratado de límites, celebrado en Madrid en 1750.

Discurso preliminar del editor.

IV.

Informe del virey Arredondo á su sucesor Melo de Portugal, sobre el estado de la cuestion de límites en 1795.

Discurso del editor. {ii}

V.

Correspondencia oficial sobre la demarcacion de límites, por D. Felix de Azara.

Discurso del editor.

VI.

Apuntes históricos sobre la demarcacion de límites de la Banda Oriental.

Proemio del editor.

VII.

Relacion geográfica é histórica de la provincia de Misiones, del Brigadier D. Diego de Alvear, Primer Comisario y Astrónomo en gefe de la segunda division de límites por la corte de España, en América.

Noticias biográficas del autor.

VIII.

Diario de la navegacion y reconocimiento del rio Paraguay, desde la Asumpcion hasta Albuquerque y Coimbra, por D. Ignacio Pasos.

Proemio del editor.

IX.

Reconocimiento del rio Pepirí-guazú, por D. José Maria Cabrer, Coronel de ingenieros, Segundo Comisario, y Geógrafo de la segunda partida demarcadora, extractado de su diario inedito.

Proemio del editor.

X.

Informe de D. Felix de Azara sobre varios proyectos de colonizar el Chaco. Proyectos de colonizacion del Chaco, por D. Antonio Garcia de Solalinde.

Proemio del editor. {iii}

XI.

Expedicion al Chaco por el rio Bermejo, por el coronel D. Adrian Fernandez Cornejo.

Discurso preliminar del editor.

XII.

Descubrimiento de un nuevo camino, desde el valle de Centa hasta la villa de Tarija, por el mismo.

Poemio del editor.

XIII.

Diario de la expedicion de 1822 á los campos del sud de Buenos Aires, desde Moron hasta la Sierra de la Ventana, al mando del coronel D. Pedro Andres Garcia; con las observaciones, descripciones y demas trabajos científicos, ejecutados por el oficial de ingenieros, D. José Maria de los Reyes.

Discurso preliminar del editor.






End of the Project Gutenberg EBook of Diario de la expedicion de 1822 a los
campos del sud de Buenos Aires, by Pedro Andres Garcia

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     Chief Executive and Director
     gbnewby@pglaf.org


Section 4.  Information about Donations to the Project Gutenberg
Literary Archive Foundation

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works.

Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm
concept of a library of electronic works that could be freely shared
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