Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 1989.
Juan Anguera, alias Flanagan, es un chico de catorce años, listo y bien organizado, que se ha metido a detective para resolver los problemas que le encargan sus colegas del instituto. Tiene como ayudante y eficaz secretaria a su hermana Pili y un modesto despacho en el almacén detrás del bar de sus padres. Pero un día Flanagan se verá envuelto en un caso mucho más complicado y peligroso...
El loco andaba por ahí matando jóvenes a martillazos… Pero ¿quién ponía el martillo en sus manos?
Cuando Sánchez ganó cuatrocientos veintiséis millones de pesetas en la Lotería Primitiva, creyó que se volvía loco.
Su primera reacción fue de incredulidad y estupor. Se sintió flotar en el aire, caer blandamente en un pozo muy profundo, tan blanco y luminoso que le cegaba y dolía en los ojos. En el periódico venía la clave ganadora, seis números que se correspondían perfectamente con los que él había tachado en la papeleta, fíjate bien, no te vayas a equivocar, y eso significaba que le habían tocado muchos millones, pero muchísimos millones, y él permanecía asustado, de pie frente a la barra del bar, mirando el periódico abierto y conteniendo la respiración.
LEER MÁSLe preguntó al Nando qué le debía por el café y los coñás, ejem, tuvo que aclararse la garganta porque no le salían sonidos, «como cuánto te debo», el Nando le dijo que ciento sesenta, como siempre, y él pagó, con mucho cuidado para no temblar, una moneda de cien, y otra de cincuenta, y dos duros, uno y dos, y salió a la calle con la necesidad de caminar y de que el aire le diera en el rostro.
Caminó pensando, a cada paso, «no puede ser». «No-pue-de-ser-no-pue-de-ser-no-puede-ser-no-puede-ser-no-puede-ser-no-puede-ser-no-puede-ser-no-puede-ser-no-puedes-ser».
Quiso reír. Le hubiera gustado eructar una carcajada violenta y enloquecida, que todos le tomaran por loco, «ja-ja-ja», pero no le salía. Hizo el intento, mientras caminaba más de prisa, más de prisa, «no puede ser-no puede ser-jajajá», pero no le salía. No tenía ganas de reír. Quería hacerlo, pero no podía. Tenía miedo. En realidad, tenía miedo.
«No-le-debo-nada-a-nadie-no-le-debo-nada-nadie, no-le-de-bo-nada-a-nadie-no-le-debo-nada-a-nadie». Eso era lo que le obsesionaba: que no le debía nada a nadie, que nunca nadie le hizo ningún favor, que siempre se había estado arrastrando ante las miradas indiferentes de los demás, que le consideraban un pobre hombre. No le debía nada a nadie. Ni a doña Juana de la pensión…
La vio recogiéndole del suelo, ayudándole a ponerse en pie aquel día que estaba tan borracho. Celebrando la primera vez que cobró el paro. Cuidándole el día que le dieron la paliza en el bar del Nando. Y cuando estuvo enfermo y la mujer le daba el caldo a cucharadas.
COLAPSAREl harén del Tibidabo es el burdel modernista más lujoso de Barcelona, con sus puertas de roble, vidrieras heráldicas y la gárgola del castillo.
Vuelve el Harén del Tibidabo, el prostíbulo modernista más lujoso de Barcelona, con sus puertas de roble, los vitrales heráldicos y las gárgolas de castillo. Todo como salido de un cuento si no fuera porque el regente del burdel, el histriónico Emili Santamarta, se verá inmerso en una trama donde tendrá que defender inocentes en una lucha entre policías corruptos y, sobre todo, entre dos clanes que quieren hacerse con el monopolio del tráfico de armas y drogas de la ciudad: los De Santiago, peligrosos y a la vez sofisticados, y los Klein, comandados por dos despiadados enanos rechonchos de metro y medio, extremadamente crueles, que solo buscan venganza por la muerte de su querido hijo, Delfín.
El escritor nos sumerge una vez más en la sociedad más privada de Barcelona, llena de carácter extravagante, por supuesto, todo ello lleno de un acidez característico del protagonista principal, la exagerada y dramática. Millie.
LEER MÁSTras El Harén del Tibidabo, seguida de Todos te recordarán, Andreu Martín regresa con la segunda entrega de su Harén, donde una vez más la acción y la violencia corren a la velocidad de un disparo.
COLAPSARAncianas con las bragas abajo, policías novatos, legados, navajazos, una historia para leer por la noche... y tener pesadillas.
Lo Que Ocurrió en las obras de ESTOS maestros es Que se Vieron invadidas, impregnadas, de la ONU realismo violento, de Una Realidad cotidiana e insólita Que acabó relegando un Segundo término en el juego de enredo Que había Servido de punto de partida .
No digo que este juego del enigma desapareciera, como tampoco desapareció el ánimo del autor de incluirlo en la obra , pero sí es cierto que al autor terminó por interesarle mucho más el contenido realista y social de la novela negra que la pirueta de descubrir al asesino.
LEER MÁSSi El señor Capone ESTABA ambientada en el Chicago de 1929 y, para escribirla, me documentaré en los libros, en la prensa de la época, en los recuerdos y en la mitología del siglo XX, ambienté A la vejez, navajazos en la Barcelona de unas fechas muy concretas y me documenté yendo a todos los escenarios donde transcurriría la historia, desde la casa de Pedralbes donde muere doña Emilia hasta los bares de la calle Robadors donde La llana y Cuenca enviar a la Biso y al Travolta; y entablando relación y hablando con personas como las que luego debería que describir .
Y ,por tanto, tuve que aceptar ante mí mismo que, cuando se comete un asesinato, quien investiga es la policía y que, por tanto, no me quedaba más remedio que inventarme al protagonista.
Eso Haría de A navajazos Una novela arriesgada, puesto Que en 1979 resultaba muy difícil Hacer Que el Público simpatizara con el protagonista. Qué era inspector del Grupo de Homicidios , Pero Decidí Correr el Riesgo.
COLAPSARFlanagan llevó a cabo una peligrosa investigación para demostrar la inocencia de una persona gitana. Fue detenido por la policía y acusado de asesinato. Al mismo tiempo, en su vecindad, los disturbios racistas estaban hirviendo y las huelgas de basura provocaron la acumulación de desechos.
N o te laves las manos, Flanagan, es la continuación de Todos los detectives se llaman Flanagan. Si en el primer libro se perfilaba la personalidad del joven detective, en este segundo libro de la serie se complica la trama a la vez que el protagonista se nos presenta con mayor madurez y una experiencia digna de tenerse en cuenta. Fraude, corrupción, asesinato, racismo, especulación de terrenos son temas vivos y actuales en nuestra sociedad, palpables en la obra, hecho que contribuye a que los adolescentes muestren un creciente interés por su lectura.
LEER MÁSA ello hay que añadir la fuerza del personaje protagonista, con el que el joven lector se siente cada vez más identificado. Flanagan representa al adolescente de hoy, con sus problemas, intereses, esperanzas y espíritu aventurero, del que el riesgo forma parte. Sin riesgo, no se puede vivir, y sin dignidad, tampoco. Así mismo, el estilo dinámico, la transparencia y variedad del lenguaje y la rapidez de acción hacen que la lectura resulte amena y que los lectores se queden con ganas de leer más aventuras del detective Flanagan.
COLAPSARVeinte autores importantes se unieron a él y publicaron muchas historias inéditas contra el acoso escolar.
Aquí se presentan algunas ideas para trabajar en aula estos relatos con diversos cursos. Desde el punto de vista de la convivencia buscamos seguir sensibilizando a la población escolar sobre el fenómeno y generar en ella actitudes de respeto y ayuda a la persona que puede estar sufriendo así como de posicionamiento frontal y decidido contrario a toda situación de violencia.
Consideramos que cada profesor o profesora dará su toque personal a los trabajos aquí propuestos. Nosotros sugerimos, sólo sugerimos, en qué cursos se pueden tratar cada uno de los relatos, sin embargo, son los profesores y profesoras quienes, conociendo a sus grupos, sus necesidades y los propios relatos, quienes verán y decidirán sobre la oportunidad de trabajar un relato u otro en sus aulas.
"Algunos de los casos se proponen para debates entre el propio profesorado"
La novela tiene planeado sobre numerosos temas, desde el castigo a la brutalidad policial, y expone debates atrayentes, como si es elemental la policía o si el ciudadano podría tomar la justicia por su mano
«Quiero tranquilizarme diciéndome que fue en defensa propia.Que usé la violencia justa, ni más ni menos que la necesaria».
Todo el mundo sabe que Alexis Rodón es bueno, muy bueno. El mejor. Precisamente, el hombre que Teresa Olivella necesita para llevar a cabo sus planes...Violencia de género, brutalidad policial y crimen organizado en un thriller de considerable dureza y depurado realismo.
El título de esta novela lo dice todo. Dice tanto, que parece el título de un microcuento, de esos en los que, al acabar, comprendes que todo encaja, que el título era la clave de la historia. Porque el sintagma “la violencia justa” condensa el tema de la novela y la esencia de sus dos protagonistas: Alexis Rodón, ex policía al que condenaron por torturar a un criminal y Teresa Olivella, víctima de violencia de género en busca de venganza.