¡Diantre! ¿Qué es lo que haces en Taos? ¿Cómo supiste que me encontraba aquí? ¿En dónde estás? Se oyó una risa en el aparato.

Me encontré con que habías partido veinticuatro horas antes de que yo llegara, en dirección a Santa Fe. Vi me describió tu coche y me dio el número de las placas por si lograba darte alcance, y con estos datos anduve pendiente de localizarte.

¡Diantre!, hace cinco años que viví allí y no sé si querré volver a ver a la gente que conozco.

Será que me siento más a gusto... Como quiera que sea, pienso quedarme un tiempo para conocer bien la población.

Si logro encontrar un sitio que me guste para vivir, a un precio que me convenga, me quedaré todo el verano.

No es plan eso de ir por la vida con el Apocalipsis como libro de cabecera. Pero si encima se está convencido de que el don de la muerte es el mayor regalo de Dios, la cosa empeora. Y se convierte en peligro público quien, con esas ideas en la cabeza, crea encarnar la Bestia del Apocalipsis y, por lo tanto, se vea capaz de conceder esa máxima clemencia a quien le venga en gana. En plata: un loco homicida se dedica a quitar de en medio a quienes a su entender son desgraciados, y echarle el guante es asunto muy problemático.

Quiero que escribas una crónica de interés humano y digas lo bueno que era , que hables de los padres dolientes y cosas por el estilo .

Pero necesito tener algo en qué basarme , a menos que quieras que espere hasta que vuelva Rowland . Averigüé que venta una las cuatro de la tarde y me convendrá mejor que el de las ocho y treinta.