Anthony Gilbert (Lucy Beatrice Malleson) consigue sostener sin esfuerzo un nivel de excelencia. «Mi vivencia —dijo Egerton— me demostró que nada es más complicado convencer a la mente a la cabeza lega de que un hombre es siempre muchísimo más que un criminal, por varios que sean los delitos que logre haber cometido».
La anciana Mademoiselle Roget es asesinada en medio de misteriosas circunstancias. En su juventud, la mujer había sido una exitosa estrella del teatro francés, hasta que una enfermedad acabó con su belleza. Ahora, el principal sospechoso es su propio hijo. Egerton, un miembro de la Cámara de los Comunes, queda a cargo de la investigación del crimen; gracias a su sagacidad y a sus convicciones humanistas consigue imponer una mirada distinta sobre el delincuente. En la sólida tradición inglesa de Dickens y Wilkie Collins, Gilbert logra un policial atrapante y reflexivo a la vez.
Everard Hope había muerto. Esto, al menos, era indudable. Entre sus allegados, en la oscuridad, en su desmantelado casón, el anciano había caído escaleras abajo
Nadie lo lloró; había sido un hombre avaro y duro; los presuntos herederos esperaban su fin con ávida impaciencia.
Pero la muerte de Hope no les trajo serenidad. Arthur Crook, el famoso detective de La gente muere despacio, preside este magistral relato. Anthony Gilbert se hace nuevamente presente en la colección El Séptimo Círculo, donde ya son varias las obras de su producción.
A las siete menos cinco la campana de la iglesia de Santa Etelburga despertó del exquisito sueño al señor Arthur Crook, «esperanza de los acusados y desesperación de los jueces». El estrépito se detuvo bruscamente; luego descubrieron, enredado en la cuerda de la campana, el cadáver de una persona desconocida.
Al consultorio del Dr. Oliver tuart llega una lindísima y aterrada, Rose East.
Refiere su historia: tiene veinticinco años y está casada con un hombre que le lleva unos cuarenta años; ese hombre es rico y está enfermo y los dos se aborrecen. Rose East añade que su marido siempre le dice que un enfermo atendido por su mujer corre el riesgo de fallecer envenenado.
Ella jura reflexionar y pensar que estaba de broma, pero, gradualmente, cae en una obsesión. Poco luego muere el señor East, en su propiedad de Hinton St. Luke, de un ataque al corazón.
La joven enfermera Nora Deane recibe orden de presentarse en el número 12 de la Avenida Askew. Sale de la estación del subterráneo y está rodeada de neblina. Facilita que un desconocido la guíe, por medio de ese vecindario lejano, hasta la puerta de la vivienda donde le esperan.
Sola, en la bruma discreta, golpea y aguarda. De repente siente miedo, miedo de la oscuridad de la calle y miedo de ingresar en la vivienda por algún extraño motivo.
Arthur Crook, ese amigo un poco vulgar, pero que invenciblemente tiene nuestra admiración y de nuestro aprecio, enfrenta los enigmas de esta novela.
En la primavera de 1946, la alarmante Lady Bate llega a Las lomas, construida por el extravagante Coronel Anstruther años atrás. Las consecuencias de la guerra han forzado a la hija del coronel a recibir huéspedes de pago, pero sólo Lady Bate conoce el misterio de la vida pasada de la señora Anstruther y el secreto detrás de su vida ermitaña. Cuando Lady Bate es encontrada muerta, un comentario fortuito pone al abogado Arthur Crook en el sendero acertado, eso sí a costa de poner en peligro su vida.