¿Qué aventuras vivirá Pequeñita en la vivienda? ¿Qué va a pasar con los adolescentes enamorados? ¿Cómo reaccionará la madrastra?
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Suecia, 1800. Eleonora, de tan solo trece años y a la que todos conocen como «Pequeñita», entra a trabajar en la rectoría de Lövdala el día de Nochebuena. Allí viven el bondadoso pastor Lyselius, su hija de diecisiete años, Maja Lisa, huérfana de madre, y su madrastra, la señora Raklitz, hija de un trompetista alemán.
Maja Lisa, que adora a su padre, cuenta el cuento de Blancanieves como si fuera su propia historia y Pequeñita se va dando cuenta de que, en realidad, la señora Raklitz la maltrata y que Maja Lisa no quiere decírselo a su padre por lo delicado que está del corazón.
Así, la joven conoce un día al herrero de la finca Henriksberg. Le atrae, pero hay algo oscuro en él. Más tarde, cuando ella y Pequeñita están de visita en casa de una tía, conocen al pastor Liljecrona, quien les habla de su hermano Sven, el administrador de Henriksberg, un hombre que ama la música y, sin embargo, no ha vuelto a tocar.
LEER MÁSCuando este llega a la casa, Maja Lisa se da cuenta de que se trata del herrero. Su melancolía sigue ahí.
COLAPSARComo un cuento de hadas. Cumbres clásicas en Instagram :La casa de Liljecrona nos hace pensar en los cuentos de hadas que leímos de "pequeñitos" ambientados en una Suecia del S. XIX: una muchacha bondadosa, hija de un padre que las adora, pero casado en segundas nupcias con LA MADRASTRA (en mayúscula), una observadora atenta, un salvador. Odios, maltratos, rencores, la búsqueda de la felicidad. Todo ello contado de tal modo que la atmósfera fría de esa Suecia nos envolverá y nos transportará a un mundo real y mágico a la vez.
Un sutil coqueteo con lo fantástico. Algunoslibrosbuenos.com :Es como un cuento de hadas, una historia narrada con sencillez e ingenuidad que tiene un cierto tono de realismo mágico. Es un libro delicado, tierno, bonito y gratificante, con fondo social, que narra tramas familiares, amorosas y de amistad con gran sobriedad y buenos sentimientos.
La casa de Liljecrona tenía que entusiasmarme porque cuenta con todos los ingredientes que hacen que ame un libro. Me ha recordado un poco, salvando las distancias, a las novelas de Jane Austen, aunque la Lagerlöf carece del humor de la británica. Sin embargo, es capaz de arrancarnos algunas carcajadas en un episodio relativo a un incidente con un animal de granja. Una novela fascinante escrita con un gusto exquisito.